Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto
Publicado: Béjar en Madrid, 21/03/2014, nº 4.700, p. 6.
Las primeras referencias actuales
sobre la existencia del singular personaje que nos ocupa se las debemos al
historiador Ignacio Díaz Elcuaz cuando hace seis años publicó en el periódico El
Adelanto sendos artículos sobre Artistas Bejaranos, uno de ellos
monográfico sobre Sánchez Arcas[1].
Anterior a ello los datos conocidos a nivel local o provincial sobre su vida
parecen casi inexistentes. Béjar en Madrid durante los años veinte da
periódicas reseñas sobre “el primogénito de Ruperto Sánchez Rodríguez”, sobre
su formación y sus primeros éxitos. Pero tras el estallido de la Guerra Civil
el personaje parece alojado en el olvido pese a que, como dijimos en la primera
parte de este artículo, su prestigio como arquitecto era notable e incluso,
según algunos críticos, se trate de uno de los pioneros de la arquitectura de
vanguardia en nuestro país. El auspicio primero del régimen de Primo de Rivera
y después de la II República fue fundamental para
el desarrollo de una talentosa generación de arquitectos junto a la que trabajó
mano a mano, y entre los que se encontraban Luis Lacasa, López Otero, Eduardo
Torroja o José Manuel Aizpurua.
Manuel Sánchez Arcas
Hospital Clínico de San Carlos (Madrid) de Sánchez Arcas
Foto extraída de aquí
El
periplo vital, creador y político de Sánchez Arcas desde el inicio de la Guerra
Civil, durante el conflicto y en las primeras décadas del exilio, es
auténticamente novelesco; y así lo debió entender también el escritor Antonio
Muñoz Molina cuando se basó en parte de la vida de nuestro arquitecto para
configurar al protagonista de su novela La Noche de los tiempos, tras la que
fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias[2].
En
nuestro anterior artículo habíamos dejado a Sánchez Arcas camino del exilio
tras la inevitable victoria del ejército de Franco. Esta circunstancia, al
margen del colapso vital y personal, truncó uno de sus trabajos de mayor
proyección internacional, pues en octubre de 1938 se le había encargado
organizar el pabellón español en la Exposición Internacional de Nueva York. El
evento contaría con la presencia del Guernica de Picasso y pretendería mostrar
al mundo la cara más vanguardista de España. El final de la guerra y su
consiguiente cambio de gobierno truncarían el proyecto. Solo unos pocos meses
después, a principios de marzo de 1939, Sánchez Arcas forma parte de la
reducida comitiva gubernamental y de miembros del PCE (junto con Alberti,
Líster y Dolores Ibárruri) que acompañaba al último presidente de la República,
Juan Negrín, en su huida desde Madrid hasta Elda, con el fin último de
organizar su evasión de España[3]. Tal
y como nos cuenta Henry Vicente Garrido[4]
nuestro protagonista residió primeramente en Versalles en casa de Wolkowich (un intelectual judío asesinado luego por los
nazis durante la ocupación de Francia) para marchar después a la URSS donde
viviría desde mayo de 1939 hasta finales de 1945. Cabe destacar que mientras la
mayor parte de los exiliados españoles se establecieron en París o huyeron
hasta México, Sánchez Arcas eligió desde el primer momento residir en la Unión
Soviética, tal vez en busca de su personal experiencia en los postulados
comunistas o intuyendo la fragilidad de Francia ante el avance de Hitler. En
cualquier caso el clima bélico no dejaría de acompañarlo durante esos años.
Trabaja en la Academia de Arquitectura de Moscú (evacuada después en plena
guerra hasta los Urales) desarrollando multitud de proyectos para la
construcción de hospitales de campaña, refugios y búnkeres.
Paul Eluard y Picasso en el Congreso de Intelectuales por la Paz
Picasso y Neruda en el Congreso auspiciado por Sánchez Arcas
Si queréis saber más tenéis un excelente resumen del congreso aquí
Tras
el final de la Segunda Guerra Mundial es designado por el gobierno en el exilio
de la II República como Ministro Plenipotenciario y Embajador en Polonia (uno
de los países que reconocían a aquel gobierno) por lo que se traslada a vivir a
Varsovia. Esta etapa es una de las más
fructíferas de Sánchez Arcas. En lo profesional lleva a cabo con
eficacia y entusiasmo parte de la reconstrucción de Varsovia, literalmente
devastada por la guerra, labor que le fue ampliamente reconocida por las
instituciones polacas a través de diversos homenajes[5]. En
el mismo contexto reconstructivo de la histórica capital trabaja en la oficina
de proyectos del Ministerio de Sanidad realizando los hospitales de
Polen-Warszava y Saska-Kepa. Por otra parte su carrera diplomática le permitió
seguir en relación con las máximas autoridades de la España del exilio así como
con los mandatarios de los países de allende el telón de acero. Al mismo tiempo
logra poner en contacto a la vanguardia de la intelectualidad de izquierdas con
el remoto país polaco, organizando diversas reuniones en las que entra en
contacto con Pablo Neruda, José Bergamín e Ilya Ehrenburg. Sin
duda uno de los acontecimientos más importantes en los que
intervino directamente fue el Congreso Mundial de Intelectuales por la Paz
celebrado entre el 25 y el 28 de agosto de 1948 en Wroclaw en el que
ejerció de anfitrión de Pablo Picasso y del poeta francés Paul Eluard. Como nos
cuenta Juan Manuel Bonet[6]
nuestro arquitecto se ocupó personalmente de ellos tanto allí como en Cracovia
y en la capital, alojándolos en el histórico hotel Monopol. Fue en aquel
congreso donde Picasso abocetó su celebérrima Paloma de la Paz y dio por
primera vez en su vida un discurso en público. La relación entre Arcas y
Picasso debió ser estrecha a partir de entonces pues meses después realizó un
retrato a una de sus hijas, Mercedes Sánchez Cruz-López[7].
Picasso con su famosa "Paloma de la paz"
Su trabajo
como embajador no estuvo exento de problemas de índole político e ideológico,
lo que le condujo a la dimisión del cargo en 1950. De estos aspectos así como
de su postrera etapa profesional en Berlín Oriental trataremos en el próximo
artículo.
Continuará
[1] DÍEZ
ELCUAZ, José Ignacio: El Baúl del
desván. El Adelanto, 17/03/2008 y 24/03/2008.
[2] MUÑOZ
MOLINA, Antonio: La noche de los tiempos. Seix Barral Biblioteca Breve,
Barcelona, 2009.
[3]
ÁLVAREZ, Santiago: Negrín, personalidad histórica. Biografía. Ediciones
de la Torre, Madrid, 1994.
[4]
VICENTE GARRIDO, Henry: Revista Arquitextos. Junio 2010, año 11 121.06
[5]
GIRAL, Francisco: Ciencia española en el exilio (1939-1984). El exilio de
los científicos españoles. Anthropos Editorial del hombre, 1994.
[6]
BONET, Juan Manuel: Tres instantáneas polacas. UNIR Cultural, Fundación
Universidad Internacional de la Rioja, 1999.
[7] CAMPO
BAEZA, Alberto: La arquitectura racionalista en Madrid. Tesis Doctoral,
Escuela Técnica Superior de arquitectura de Madrid, 1982.
Cuánto talento desperdiciado en España por culpa de la guerra y de la dictadura. El mundo se pobló de españoles de primera exiliados.
ResponderEliminarUn saludo.
Muy interesante el articulo y muy de acuerdo con lo que dice Cayetano Gea el mundo se lleno de muchos profesionales y artistas que dejaron su huella por el ancho y largo mundo y dejo a España huérfana en muchos aspectos. Lastima. Es un placer conocer parte de nuestra historia. un saludo.
ResponderEliminarSin duda es un personaje interesante.
ResponderEliminarSaludos.
Con tus reportajes estas demostrando los grandes personajes que a lo largo de la historia han destacado por su valía en tu preciosa ciudad.
ResponderEliminarSi este verano visitas nuevamente Cádiz, el Museo del Títere los puedes encontrar en las Murallas de Puerta Tierra.
Besos
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
Caramba, una vida movidita. Parecía estar siempre en el ojo del huracán. Viajó y conoció a gente de lo más interesante. No me extraña que se haya convertido en tema de uno de estos apasionantes artículos.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Por lo menos pudo seguir aportando su talento; fue reconocido y valorado por su buen hacer.En cuanto a Picasso un genio : una buena cantera de cerebros mal valorados...que pena de país.
ResponderEliminarEsperando la siguiente entrada.
Un abrazo Carmen
Espero la nueva entrega de esta singular e interesante personaje.
ResponderEliminarSaludos
Reconozco que el personaje está despertando mi interés y no puedo por menos que preguntarme hasta qué punto el mismo se sentía bejarano. Un abrazo,
ResponderEliminarCuantas veces he pasado frente al Hospitall San Carlos...Muy buen está continuación. Todo un personaje.
ResponderEliminarBesos
Veo un hombre audaz, marcharse a Rusia, con un idioma tan difícil y costumbres, arroja una gran valentía para seguir con su trabajo.
ResponderEliminarGracias
Un abrazo
Sor.Cecilia
Me da tristeza ver como afectó la vida de gente interesante como Manuel Sánchez, por exilio obligado de una guerra, pero a pesar de ello, fueron personajes que su talento no les impidió avanzar en su profesión.
ResponderEliminarUn abrazo
La noche de los tiempos es un novelón... a medida que iba leyendo pensé que el perfil de Sánchez Arcas se parecía al del protagonista. Supongo que de Sánchez Arcas tomó la trayectoria profesional y de Pedro Salinas la sentimental. Como quiere que fuese creó un personaje muy potente.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho conocer a este bejarano :)
Desde luego tuvo que ser una persona con gran prestigio y veo que se relacionó muy bien. Aunque fue al exilio siguió trabajando por la República y por un país que lo había echado por sus ideas.
ResponderEliminarUn saludo.
Una vida en el exilio que aprovecho muy bien. Cuanto cerebro bueno tuvo que salir de España y cuantos paises se beneficiaron de ellos.
ResponderEliminarUn beso.
Una vida nada corriente la de este exiliado.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen..
Un gran talento y un precursor en su tiempo que tuvieron que exiliarse por la guerra y permanecer fuera de su País por una Dictadura.
ResponderEliminarEn cualquier caso; siguieron empeñados en su propósito y lograron sacar adelante sus proyectos llenos de imaginación y vanguardia.
Abrazos y Besines.
Siempre estamos en las mismas. Creo que las ideas políticas y religiosas no tendrían que influir en la valía de la persona y en el reconocimiento de su labor en cualquier campo del conocimiento, trabajo o arte. A veces verdadero chapuzas gozan de renombre por esta condición, mientras otros con valía son denostados y relegados al olvido. Pero queda mucho campo por recorrer me temo.
ResponderEliminarBss
Se me olvidaba felicitarte por el nuevo cabecero del blog. Me encanta. Bss
ResponderEliminarQué vida. Las personas que tienen fe en una idea y basan toda su vida en ella, suelen sufrirla. La historia nos enseña qué diferencia de confort hay entre ellos y los que saben ponerse de perfil y vivir en cualquier estación, como Groucho con sus principios. Tengo que estudiarme a fondo este tema.
ResponderEliminarSigo leyendo
Hola Carmen, estoy deseando que publiques la próxima entrada, el señor Sánchez Arcas a pesar de la tristeza del exilio, tuvo una vida muy interesante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Conchi.
Importante e interesante estas dos publicaciones sobre Manuel Sánchez Arcas y la sinrazón de impedir que su genio aflorase en un clima de paz. Afortunadamente otros, extranjeros, sí supieron de su gran habilidad y sapiencia. Nos ha sucedido siempre a lo largo de la historia. Sabía de la existencia de exiliados políticos, que estaban cerca del gobierno republicano, con Picasso y otras personas, y sabía que uno de ellos era Manuel Sánchrz, bejarano que se vió obligado a escapar de las garras del traidor Franco. Desconocía tantos datos importantes de su vida y obra. Me parece, Carmen, que es una excelente publicación. Siento que Blogger se encuentre tan enfadado conmigo y espero, porque ha estado mucho tiempo con el circulito girando, que este comentario te llegue. Lo he intentado tres veces anteriormente sin éxito.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, querida amiga Carmen.