Autora: Mª Teresa López Hernández
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2011, pp. 43-46.
Incluso Cultura y Tolerancia, revista de
carácter progresista -no hay que olvidar que el Ateneo Bejarano había sido
fundado por la
Juventud Republicana , la Agrupación Socialista
y el Grupo Anarquista- organizó un concurso en el que los suscriptores tenían
que votar para elegir a la señorita más buena, más culta y más bella de Béjar,
considerando señorita a toda joven soltera que hubiera cumplido quince años
independientemente de la clase social a la que perteneciera. En marzo de 1912
se proclamarían las ganadoras en una gran velada.
Estamos
seguros de que este concurso obedecía a lo explicado con anterioridad y no al
hecho de que no hubiera en Béjar mujeres casadas u hombres que reunieran los
requisitos exigidos para entrar en cualquiera de esas categorías.
Una vez
pasada la etapa de la primera juventud, ante la imposibilidad de promoción
social, la única “carrera” para la mujer era la del matrimonio que les permitía
tener una seguridad económica y afectiva. No se las formaba para el desempeño
de una profesión, que muchas mujeres ni contemplaban, y las que lo hacían se
veían con tantas dificultades y con tan poco apoyo que desistían. Solamente
trabajaban en caso de necesidad económica, desempeñando oficios considerados
propiamente femeninos, de escasa cualificación. Cuando se hace mención de los
trabajos que realizaban, se habla de costureras, castañeras, lavanderas.
En ocasiones
se pedía su colaboración en situaciones coyunturales, sin continuidad una vez
que la situación de emergencia acababa. Con ocasión de la guerra Europea, Emma
Calderón y Gálvez, poetisa gaditana, insta a que las mujeres, que piden la
igualdad para la
Universidad y los puestos administrativos, ocupen los puestos
que han quedado vacantes en el campo y las fábricas hasta que regresen los
soldados. No pide que las mujeres se incorporen a las filas militares porque no
se considera feminista.[1]
La
realización de estudios encaminados a una profesión pasaba por cursar
enseñanzas específicas para ellas. Así lo reflejaba la relación de premios
otorgados en la Escuela Industrial
durante el curso 1920-21, se premiaba a las alumnas que habían cursado el
módulo “enseñanza artística de la mujer”, que se componía de dibujo, adorno y
figura y colorido. En cambio, la relación de alumnos premiados estaba en los
apartados de “enseñanza general para obreros” y “enseñanza profesional”, que
comprendía materias propias de una formación profesional para todo tipo de
trabajo en la industria.
Las
cualidades innatas que se atribuían a las mujeres favorecía la función social
que se le asignaba como esposa y madre. El estado de casada era el ideal y la
soltería estaba mal considerada. Se ensalzaba la relación amorosa y la
respuesta que requería para que acabara en matrimonio. En la sección “El Amor y
la Voluntad
(Cartas a una Mujer)” de El Bejarano,
el poeta Miguel San Román por medio de una relación epistolar en la que adopta
el papel de padrino firmando como Manuel, da consejos a una ahijada, Milagritos,
para la buena marcha de la relación con Vicente, su novio. Hace un elogio del
amor, del renunciamiento y la rendición de voluntades que éste implica. En
definitiva, lo que una mujer debía tener en cuenta si quería que el noviazgo
tuviera el fin esperado.
El sistema
capitalista trajo consigo el auge de la burguesía y la imposición de sus
ideales que fueron imitados por todas las clases sociales. En la familia burguesa
el marido era el sustentador de la economía familiar y la mujer la que se encargaba
del hogar, procurando la felicidad dentro de la casa. Dentro del hogar la
misión de la mujer era crear un ambiente acogedor para el marido y los hijos.
Un hogar limpio en el que los niños estuvieran alejados de las enfermedades,
adecuándolo para que el marido se encontrara a gusto en él y alejarlo así de la
taberna, convirtiéndose la esposa en amiga y compañera. Estas eran las
recomendaciones que se daban en una conferencia en la Casa del Pueblo de Madrid
sobre el hogar obrero.[2]
La madre era
el centro sobre el que giraba la vida de los demás miembros que componían el
hogar familiar. En todos los periódicos son numerosos los testimonios de los
valores morales y físicos de la madre y de la desolación que causa su muerte, a
la que los hijos dedican poesías y recordatorios.
Pronto,
debido a la gran influencia que ejercían las madres, sobre todo en la primera
etapa de la vida de sus hijos, se empezó a considerar la necesidad de que la
mujer tuviera instrucción, no era tanto una preocupación por enriquecer la vida
femenina como por su labor educadora. Desde esta revisión de la relegación
cultural a la que se había visto sometida, se abren paso críticas a la
consideración que se tiene de la mujer, las dificultades que tiene para
pertenecer a la sociedad, siendo la falta de formación la que la convierte en
un ser débil al que se considera inferior. Sin otra salida, ve el matrimonio
como un negocio y se convierte en esclava del marido. Se le debía dar más
libertad y responsabilidad, pero sin perder de vista el papel de esposa, madre
y compañera y hacia esto deber ir encaminada su educación.[3]
Por supuesto,
no cumplir con los roles sociales que se esperaba de ella tenía penalización y
el castigo era la exclusión social y la amenaza constante de llegar a la senectud
solas y olvidadas por todos.
Continuará
[1]
CALDERÓN Y GALVEZ, Emma: “La mujer en la guerra europea”. En El Noticiero, 28 de agosto de 1914, p.
2.
[2]
“Embellecimiento del hogar obrero. Conferencia pronunciada en la Casa del Pueblo de Madrid por
doña Margarita Moreno”. En El Bejarano,
31 de diciembre de 1915, p.1.
[3] G.
SÁNCHEZ, Alejandro: “La mujer social”. En La
Juventud , 11 de abril de 1907, p. 1 (I); 25 de abril de
1907 (II), p. 1 y 1 de mayo de 1907 (III), p.1. CEBRIANO RUANO, Sara: “La
necesidad de cultura en la mujer”. En
Cultura y Tolerancia, 20 de abril de 1912, p. 5. J.S.A: “A la mujer”. En El Noticiero, 23 de agosto de 1913, p.
1.
Todo reglamentado en una sociedad donde sacar los pies del tiesto era poco menos que una herejía.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo malo es que esta premisa se mantuvo hasta hace pocas décadas. Con la democracia, por fin, llegó la revolución femenina, aunque algunas valientes ya lo habían conseguido antes desoyendo a las voces dictatoriales.
EliminarSaludos
Hola Carmen:
ResponderEliminarMuchas veces pienso lo mal que se ha tratado a la mujer en todas las épocas. Incluso en está donde hay más libertad. El artículo que traes hoy refuerza ese pensamiento. Implícitamente le dicen a la mujer lo que tiene que hacer: Cásate o veras...Te vamos a educar lo justo y necesario..y cosas por el estilo.
Besos
Ahora, cuando en alguna serie de tv por medio de las protagonistas se vive las consecuencias de esas trabas de la época, parecen una barbaridad, ya que afortunadamente la sociedad ha cambiado mucho...ahora sería impensable que la mujer no pudiera votar, ni tener título universitario por sólo es impedimento de haber sido mujer...no hay que olvidar que estos logros se ha conseguido por la entereza y la lucha de las mujeres por sus derechos.
ResponderEliminarBesos
Admiro tu tenacidad como historiadora de tu ciudad. Un día tus paisanos te reconocerán tu esfuerzo, o así lo sueño.
ResponderEliminarBesos.
Leyendo esta crónica me ha venido a la memoria "El Florido Pensíl":un libro que tenía mi abuelo materno y era acerca del sistema educativo de la época y lo de la Sección Femenina y el rol de la mujer hasta hace bien poco...
ResponderEliminarPorque esta revista se editó en el 1912 y en el 39 en vez de ir hacia adelante se volvió a encorsetar a la mujer.-Comparto eso de qué la mujer es la que pasaba los primeros años de crianza y que menos que supiera leer y escribir...Mis abuelas tuvieron la gran suerte de cursar Magisterio las dos: pero después de la contienda: otra vez la sordera mental para las mujeres...
Esperando saber más de esta estupenda crónica.
Un beso Carmen.
Las conferencias dadas por la Casa del Pueblo de Madrid sobre el hogar obrero era un principio que duró durante muchos años en la educación Española.
ResponderEliminarUn abrazo.
Puede que me equivoque en mi apreciación, pero que este modo de entender el papel de la mujer en la familia y la sociedad ha perdurado hasta fechas relativamente recientes en que, aplicando la la ley del péndulo que nos caracteriza, hemos pasado a un feminismo hecho a medida y marcado por la discriminación positiva y bien sabido es que cualquier discriminación es en esencia perjudicial. Bueno, algún día nos bajaremos del péndulo y espero que lo hagamos en un punto neutro y equidistante.
ResponderEliminarUn saludo,
¡Cuánta discriminación ha sufrido la mujer a lo largo de la historia! Saludos
ResponderEliminarQué barbaridad. Parece que estemos hablando de la Edad Media, y sin embargo era el otro día. Menos mal que se llegó a un punto en el que se consideró la conveniencia de que recibiera instrucción. De otro modo mal camino hubiéramos hallado las que llegamos después.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Lo triste del caso es que al ser algo obligatorio y el único camino al que se veía abocada una mujer, la tradición había menospreciado la soberbia labor de llevar una casa y criar a los hijos, grabando a fuego en las mentes de las madres el poco valor de su trabajo. Hasta no hace tantos años, que una mujer dijera “No, yo no hago nada, estoy en casa con los niños”, era algo corriente. Sin embargo, trabajar en una oficina levantando un teléfono mientras otras personas cuidaban esos hijos, sí era considerada una tarea de nivel.
ResponderEliminarCuando la realidad es que no existe nada, ni formación académica, ni dirigir una empresa o publicar una decena de libros, que precise tanta energía o pueda acercarse de lejos a la infinidad de registros necesarios para criar, educar y formar a ese hijo hasta la adolescencia. Y por supuesto, la formidable cultura vital que esa experiencia aporta a quien la vive.
Hoy, cuando tanto hombres como mujeres recibimos la misma base cultural, debemos felicitarnos por ser conscientes cada vez más. de la grandeza que eso conlleva.
Besos, Carmen. Y felicitaciones a la autora.
Esa fue la desgraciada realidad a la que se os llevo a las mujeres durante mucho tiempo. Ya que solo se os consideraba como meros objetos decorativos y la procreación aspecto este ultimo nada fácil.
ResponderEliminarEspero que con el tiempo se reconozca la valía que tenéis y sea aceptada.
Saludos.
Cuánto se ha avanzado en esto, afortunadamente. El quid de la cuestión está en la igualdad de oportunidades. Y la incomprensión de esa igualdad de oportunidades como algo justo, durante siglos, es lo que ha paralizado el crecimiento intelectual y cultural de las mujeres durante la historia. Véase lo que ocurre en aquellas partes del mundo actual donde no se da esa igualdad. Teniéndola, a la larga, porque antes hay que romper esquemas, cada cual, cualquiera que sea el género, el más capaz se abrirá paso.
ResponderEliminarUn saludo.
En aquel tiempo en el que la mujer solo se debía a su marido, hijos y la limpieza del la casa ¿se preguntaban los que daban las clases en la Casa del Pueblo de Madrid y muchos otros lugares, si la mujer era feliz? Gracias a que las cosas en ese aspecto han ido evolucionando desde hace unos años. Me ha gustado mucho el tema que nos has traído Carmen.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hasta los años 70 del siglo pasado las cosas eran más o menos igual. Con la Transición se empezaron a abrir ventanas y, poco a poco, las cosas empezaron a cambiar. De todas formas hoy día sigue habiendo Reina de las Fiestas en muchos sitios de España.
ResponderEliminarTremenda verdad !! Vamos consiguiendo que esa discriminación entre sexos cada vez sea más pequeña, aunque aún queda mucho por hacer.
ResponderEliminarUn beso.
Leo esta entrada y compruebo que no hace tanto tiempo se pensaba así y se ensalzaban las cualidades propias de las mujeres, diferenciando los estudios para hombres y para mujeres.
ResponderEliminarEsperaremos a ver como continúa.
Un saludo.
No era el sexo débil,es que no se podían mover. Lo que te es inculcado en el hogar, en la sociedad, lo tienes como bueno. Y así seguiríamos si no fuera porque la mujer estaba harta de ser madre, esposa y compañera 10 solo.
ResponderEliminarEsto no solo ocurría en Bejar sino en en todo el país. :-( Bss
¡Una época oscura para la mujer!
ResponderEliminarHa costado mucho esfuerzo y mucha lucha,conseguir la igualdad, aunque no estoy muy segura de haberlo conseguido plenamente.
Saludos