Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
El linaje
Zúñiga se originó en Navarra en el siglo VIII, y desde que pasó a Castilla su
historia comenzó a estar muy ligada a Béjar. En 1396 Diego López de Estúñiga (López
era un complemento del nombre y Estúñiga la primera forma castellanizada del
apellido)
intercambió con el rey Enrique III la villa de Frías (Burgos) por Béjar. Ese mismo año
el Consejo de la villa le rindió pleito homenaje como primer señor.
Zúñiga en
Navarra, Frías en Burgos y Béjar en Salamanca
El
conjunto de títulos nobiliarios de sus descendientes constituyó la Casa de
Zúñiga, cuya rama principal fue la de los duques de Béjar. En su calidad de
Pariente Mayor, Álvaro de Zúñiga y Guzmán (Álvaro I), I duque de Béjar, determinó la
castellanización definitiva del apellido en 1476, a raíz del pacto de avenencia
con los Reyes Católicos después de la guerra de sucesión (los
Zúñiga habían apoyado a Juana la Beltraneja)
Emblema de los
duques de Béjar, los Reyes Católicos y Juana la Beltraneja
Doce
fueron los duques de Béjar de apellido Zúñiga, hasta que en 1777 este
desapareció del título al morir Joaquín Diego López de Zúñiga Sotomayor y
Castro (Joaquín I), XII duque de Béjar, sin descendencia (se había casado tres veces. El título
pasó a su sobrina, Josefa Pimentel, de la Casa de Osuna).
En
esta lista hubo una mujer extraordinaria, doña Teresa de Zúñiga y Manrique de
Lara, III duquesa de Béjar, que defendió el patrimonio familiar de las prácticas
dilapidadoras de su marido, el duque consorte Alonso Francisco de Zúñiga y Sotomayor,
que era además maltratador.
El museo Mateo Hernández de Béjar se instaló en lo que fue el hospital (queda
sólo la fachada con dos emblemas de los Zúñiga duques de Béjar)
fundado por doña María de Zúñiga y Pimentel, hija del I duque, Álvaro de
Zúñiga y Guzmán, y esposa del II, Álvaro de Zúñiga y Pérez de Guzmán, su
sobrino (Álvaro II). La campana de la torre de la que fue iglesia de San Gil, contigua al
museo, la hizo instalar en el siglo XVII el VII duque de Béjar, Francisco Diego
López de Zúñiga Guzmán Sotomayor y Mendoza (Francisco IV).
Portada del antiguo hospital de San Gil y torre de la iglesia
El
Museo Judío de Béjar exhibe a la entrada el emblema en piedra de los Zúñiga,
duques de Béjar, montado sobre una base de hierro con la estrella de seis
puntas, y en una de las vitrinas una copia de las Crónicas del emperador Carlos V escritas por Francés de Zúñiga,
considerado por algunos un judío converso protegido por el II duque, Álvaro de
Zúñiga y Pérez de Guzmán (Álvaro II), a quien se le permitió adoptar el apellido, y por otros un miembro de la
familia ducal.
Museo Judío "David Melul" de Béjar. Fachada,
escudo y copia de manuscrito don Francés
El IV duque de Béjar, Francisco Diego López de
Zúñiga y Sotomayor (Francisco II) (por disposición de doña Teresa los titulares debieron
interponer en adelante Diego López entre el nombre y el apellido en honor al
fundador del mayorazgo), es el responsable de la estructura
actual del Palacio Ducal de Béjar (el XI duque Juan Manuel Diego López de
Zúñiga y Castro, Juan Manuel II, dispuso una escuela para niñas huérfanas en una de las torres) y de
la construcción de El Bosque de Béjar, posesión ducal cercana a la villa.
Emblema de los
Zúñiga duques de Béjar en el patio del Palacio Ducal
y en El Bosque de Béjar
En
1592 el V duque de Béjar, Francisco Diego López de Zúñiga y Mendoza (Francisco III), instaló un
tinte para las lanas que comerciaba la casa ducal, aprovechando las aguas aptas
para ese fin del río Cuerpo de Hombre. La industria fue continuada por sus
sucesores, hasta que en 1662 la abuela y la madre del XI duque Juan Manuel de
Zúñiga Sotomayor y Castro (Juan Manuel II) agregaron al tintado la fabricación de paños finos y
mantelería, que con la contratación de maestros flamencos alcanzó un alto nivel
a fines del siglo. El contrato con los maestros flamencos estipulaba que debían
residir en Béjar y enseñar la técnica de fabricación y entintado a los
naturales. Entre 1716 y 1721 la casa ducal de Béjar hizo instalar en la villa
de Becedas (pertenecía
entonces al ducado), Ávila, una fábrica y tinte similares para
beneficio de los becedanos. El complejo fabril e industrial de Béjar, conocido
como el Tinte del Duque, perduró hasta principios del siglo XXI, fecha en que
fue demolido para dar paso a la construcción de viviendas.
Foto antigua del Tinte del Duque (Archivo fotográfico y documental de Béjar)
y su solar
El
origen de la Plaza de Toros El Castañar de Béjar, lo describe así el
historiador local Juan Muñoz García: Durante
la minoría de edad del duque Manuel de Zúñiga regentaba el ducado su madre,
doña Teresa Sarmiento de la Cerda, viuda del duque Juan Manuel I, y el año 1667
la cofradía de la Virgen pidió licencia para guiar unos toros en el monte,
destinando el producto a gastos de la obra en el santuario. La duquesa, que se
hallaba entonces en Madrid, no accedió a la demanda por parecerle que la
función no era adecuada al fin piadoso que se perseguía, y dispuso que en lugar
de toros se hiciese una cosa análoga, ofreciendo por su parte pagar el precio
de un toro. El paisanaje no esperó la respuesta de la duquesa ni la
autorización, e improvisando una plaza cerrada con maderas, tuvo en ella la
fiesta que había proyectado. Enterada de esto doña Teresa, depuso al juez que
permitió que se celebrase. En tiempos de su hijo don Juan Manuel de Zúñiga, se
levantó en El Castañar una plaza de toros ya metódicamente construida, con
maderas enrejadas, en la cual se celebraron grandes fiestas en el verano de
1707, con motivo del nacimiento del Príncipe de Asturias. El permiso que negó
su abuela lo vino a conceder cuarenta años después el duque don Juan Manuel de
Zúñiga, y el buen éxito que estas corridas tuvieron le indujo poco después a
conceder que la plaza de madera se sustituyera por el coso de obra de fábrica
permanente.
Plaza de toros de Béjar
Por
las calles de Béjar pueden apreciarse otras huellas del histórico lazo del
linaje en cuestión con la ciudad, como los emblemas ducales (algunos
borrados)
grabados desde siglos atrás en edificios y portales públicos.
Fachada del ayuntamiento y claustro del convento de San Francisco
Fuentes fotográficas:
Bejar. es, Pinceladas de Historia Bejarana y otras en la red.
Las ciudades, como Béjar, van dejando por esquinas y plazas huellas o marcas de su pasado. Lo corriente es que esas señales pasen desapercibidas para el ocasional visitante, salvo que alguien nos dé noticia de ellas, como hace el autor de esta entrada.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Carmen:
ResponderEliminarComo dice Cayetano, a veces, las ciudades dejan de lado su propia historia, no porque no sea importante, más bien porque se hace habitual. Es el caso del emblema de los Condes de Casarrubios. Incluso desapareció, puesto que el actual conde es el Duque de Alba actual.
Besos
Los reyes Católicos fueron afinzando su reinado en Castilla procurando atrae a su causa a los partidarios de Juana la Beltraneja, las vicisitudes de su reinado la hemos podido ver recientemente en la serie Isabel.
ResponderEliminarBesos
Pues bien te digo de nuevo en Béjar siempre hay algo de nuevo a descubrir y con las generaciones de los Zúñiga fueron marcando y dejando historia en la ciudad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde la distancia y con cierto espíritu avasallador, debo confesar, interpreté los dos escudos del frontis del antiguo Hospital San Gil hoy Museo Mateo Hernández, como de los Zúñiga duques de Béjar. La Directora del blog me advirtió que uno no llevaba la cadena ni la corona ducal, por lo que caí en la cuenta que era de los Carvajal. Olvidé el asunto hasta hoy la publicación, por lo que presento disculpas y rectifico. La iniciativa del Hospital fue de doña Juana de Carvajal, dama placentina, a la que se unió doña María de Zúñiga. Un saludo desde Chile, Jorge Zúñiga Rodríguez (Bendito blog que permite corregirse. Vale)
ResponderEliminarTiene ud razón,que el blog es una bendición, porqué gracias a estas iniciativas, nos vamos enterando de esta ciudad que aunque el nombre nos ha sonado siempre; nunca me imaginé que fuera tan famosa y hasta el punto de tener descendientes que responden desde el otro charco.
ResponderEliminarEl apellido" Manrique de Lara" en las Islas Canarias es muy popular y esta dama, Doña Teresa Zúñiga y Manrique de Lara ya demostró ser una buena luchadora,para no dejarse quitar o mejor dicho que su esposo lapidara ese patrimonio.
Un abrazo.
Parece que la madre y la abuela del XI duque tuvieron mucho que ver con que madame Carmen llegara al mundo, pues creo recordar que parte de sus orígenes se encuentran en esos maestros flamencos que llegaron a Béjar a finales del XVII.
ResponderEliminarCurioso el modo en que intercambiaban villas como si fueran cromos.
Feliz tarde
Bisous
Sería un orgullo para el linaje Zúñiga haber sido factor de tan importante aporte. Desde Chile, JZR.
EliminarBuena memoria, madame. Después de rastrear mi árbol genealógico varias generaciones atrás encontré que mi sangre enraizaba con tres familias flamencas que llegaron a Béjar a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII, aproximadamente. Sus apellidos eran Vanerden, de Jun o Yun y Rodolfo o Rodolphus, según la transcripción de los párrocos que consignaban los apellidos tal cual les sonaban, sin conocer el idioma originario. Sin duques, y sin su labor interesada por fomentar las manufacturas, nunca se hubieran asentado en Béjar.
EliminarUn beso
La historia en mas de una ocasión nos demuestra que nos une casi mas que nos separa a los distintas zonas de esto que llamamos España.
ResponderEliminarPor cierto veo alguno de los muchos que no vi en mi visita relámpago a esa ciudad ya que no estaba esos días en mis planes solo surgió.
Saludos,
Cuando visitamos alguna ciudad y vemos los escudos nobiliarios en las fachadas de algunos edificios, pocas veces pensamos en la historia que representan.
ResponderEliminarSaludos Carmen
Mi niña, siempre que vengo a tu espacio me entero de cantidad de cosas que desconocía por completo.
ResponderEliminarAgradezco tu trabajo y la forma de transmitirlo, nos haces más fácil su comprensión. Las fotos siempre ayudan y lo hacen más ameno.
Si algún día me acerco a ese lugar, no dejaré de visitar ese museo judío y el palacio ducal.
Cariños, abrazos y buena semana.
kasioles
Votos de bom Natal
ResponderEliminarAG
hola Carmen, de nuevo por aquí con el firme propósito de ir poniéndome al día para no perderme nada.
ResponderEliminarUn abrazo,
Querida Carmen, hay algo en los lugares donde la Historia está tan enraizada en sus piedras, que se paladea. Y si además la ciudad sigue tan cuidada como vi a Béjar hace unos años, es un placer pasearla.
ResponderEliminarVaya a lo mejor estoy emparentada con el V Duque de Béjar y yo sin saberlo :)))
ResponderEliminarYa sin broma Carme....Muy Interesante Carmen toda esta historia que en su tiempo benefició a Béjar.
Buen fin de semana.
Un beso.
¿Cuánta carga histórica tiene ese hermoso pueblo! Gracias a tu blog, cada vez siento más deseos de pasar por ahí. Saludos
ResponderEliminarGracias Carmen por tu blog, siempre aprendo cosas, muchas cosas y por eso te lo agradezco.
ResponderEliminarPaso adelantada, pues deseo felicitarte las Navidades.
Regresaré después de Reyes.
Un gran abrazo.
Sor. Cecilia