26 de junio de 2017

Entre Goya y Carnicero



Autora: Berta Baz
Publicado: La Gaceta de Salamanca (4/06/2017)

  La biblioteca histórica de la Universidad de Salamanca guarda libros que pertenecieron a los duques de Béjar y Osuna



      Como gran mecenas y amante del arte, la decimotercera duquesa de Béjar y Osuna Mª Josefa Pimentel y su marido Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco reunieron una importante colección pictórica. Amigos de Francisco de Goya, tenían 23 cuadros del pintor zaragozano, entre los que destaca el retrato en el que el matrimonio está acompañado de sus cuatro hijos nacidos hasta el año 1788. Los duques se cuentan entre los primeros mecenas de Goya, para los que trabajó en estos años pintando retratos y cuadros de gabinete para sus distintas propiedades. El retrato familiar, el segundo que había pintado el artista hasta entonces después del monumental retrato del infante Luis de Borbón y su familia, no era frecuente en España. Por ello, los duques ponían así de manifiesto su elevada alcurnia, casi al nivel de la realeza, y se mostraban al mismo tiempo conocedores de las modas de otros países avanzados.

Duquesa de Osuna, Francisco de Goya


    También es de Goya el retrato la marquesa de Santa Cruz, Joaquina Téllez-Girón y Pimentel, hija del matrimonio, que reposa ‘tranquila’ desde 1986 en el museo del Prado ya que se dice que salió de España bajo la orden del general Francisco Franco para ser regalada a Hitler en la conferencia de Hendaya por la esvástica que lleva grabada en un instrumento musical. 



      La obra pictórica se repartía entre sus propiedades, pero muchas de las joyas se podían disfrutar en la residencia de invierno, el Palacio de la Puerta de la Vega, muy próximo al Palacio Real, que aunque pertenecía desde 1600 a la familia Pimentel, por avatares de la historia regresa a la duquesa mediante subasta. En este palacio, ya desaparecido, los propietarios reciben a la más selecta y escogida sociedad, entre ellos, a los miembros de los cuerpos diplomáticos extranjeros. 

 Retrato de la marquesa de Santa Cruz. Francisco de Goya


     Los duques también tuvieron residencia en Aranjuez. Adquirieron un total de seis casas en la localidad madrileña, una de ellas había pertenecido al cantante Farinelli, encargándole a Juan de Villanueva un proyecto para construir un palacio que actualmente está abandonado. “Es una pena porque es precioso y se conserva muy bien”, asegura Isabel Pérez Hernández, arquitecta e investigadora.   


       Precisamente Aranjuez es marco de la obra del pintor salmantino Antonio CarniceroAscensión de un globo Montgolfier’ que representa la primera hazaña aerostática realizada en España, aunque concluyó de modo accidentado ya que el arriesgado aeronauta acabó herido al no poder controlar debidamente el descenso del ingenio. Algunos investigadores señalan que esta obra fue un encargo de la duquesa de Osuna, pero Pérez Hernández señala que fue una compra ya que “el duque participó en esa escena siendo el equivalente al que hoy podría ser el responsable de la guardia real, y estuvo vigilando que no hubiera ningún incidente”. Firmado también por Carnicero los duques tenían en el oratorio de El Capricho un Cristo muerto, cuadro que ha desaparecido.


Ascesión de un globo Montgolfier en Aranjuez, de Antonio Carnicero


Biblioteca


        Los duques contaban con una biblioteca excepcional para la época, ya que habían heredado bibliotecas de otras casas nobiliarias con las que estaban emparentados. El duque contaba con un permiso especial para poder tener libros prohibidos por la Inquisición por lo que podía traer obras del extranjero, que consultaban en su casa otros ilustrados. Isabel Pérez Hernández explica que “cuando se arruinó la casa de Osuna todos los libros salieron a pública subasta. Menéndez Pelayo realizó un informe afirmando que la biblioteca no podía salir de España, y se habilitó un presupuesto, pero algunos ya habían salido y se encuentran por ejemplo en la Biblioteca Británica. Del legado que adquirió el Estado, ya que hay una partida repartida en colecciones privadas, una parte se encuentra en la Biblioteca Nacional”. También la biblioteca histórica de la Universidad de Salamanca guarda algunos libros de los duques.


     Un antepasado de María Josefa Pimentel y Téllez-Girón financió a Miguel de Cervantes la primera edición del Quijote. Pérez Hernández comenta que “si un escritor quería publicar tenía que acudir a los grandes aristócratas como el duque de Béjar que tenía poder y dinero para imprimirla”. El ejemplar firmado por Cervantes que perteneció a la biblioteca de los Osuna se ha perdido.

9 comentarios:

  1. ¡Épocas aquellas en que pintores y escritores eran apreciados por su trabajo!
    Un abrazo,

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  2. Pocas personas, podrían poseer libros prohibidos sin correr el peligro de ser tomado preso por un inquisición bastante rigurosa.

    Besos

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  3. Muy buen artículo otra vez. No es una suástica sino un laburu. El antepasado era Alonso de Zúñiga, VI duque de Béjar, o quizás su padre Francisco de Zúñiga, V duque de Béjar. Saludos Berta Baz desde Chile, JZR.

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  4. Todo un detalle de Franco para hacer la pelota al amo de Europa. Un detalle que no habría hecho ninguna gracia a Goya, tan ilustrado él y tan poco amigo de absolutismo.
    Saludos.

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  5. El último cuadro me gusta mucho Carmen. Sabía lo del regalo de Franco a Hitler.

    Besos

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  6. Hay que ver como era Goya. El tratamiento que da al muslo de la joven marquesa, cubriendo la seda con una gruesa capa de pintura más clara, atrapa la luz remarcando la sensualidad del cuadro. Todo un tratado del oficio de pintar.
    El cuadro de Carnicero es original de veras. Saludos.

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  7. Impresionante articulo Carmen así vamos conociendo partes de nuestra historia.
    En cuanto al símbolo del cuadro a mi también me parece un laburu y con los antepasados de los duques de Béjar es fácil que lo sea, pero ambos símbolos son solares.

    Saludos.

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  8. Interesante entrada Carmen, es parte de nuestra historia y leer algo sobre ella siempre es bueno. Una pena que se haya perdido ese ejemplar del Quijote firmado por Cervantes, una joya de valor incalculable.
    Un saludo
    Puri

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.