El busto de Carlos V del Palacio de Mirabel se pone en venta en medio del revuelo de las redes sociales

      Corría septiembre de 1556 cuando el recién abdicado césar Carlos V desembarcaba junto a su real séquito en Laredo para iniciar el que sería su último viaje, aquel que llevaría a su último retiro en el Monasterio de Yuste, donde llegó el 5 de febrero de 1557 y donde moriría el 21 de septiembre de 1558. 

 Escudo de don Luis de Ávila y Zúñiga

      Junto al emperador, en su séquito, se encontraba uno de sus hombres de confianza, don Luis de Ávila y Zúñiga, su cronista oficial, comendador mayor de la Orden de Alcántara, Marqués de Mirabel, por su matrimonio con su prima doña María de Zúñiga, Manuel y Sotomayor, II Marquesa de Mirabel, señora de Alconchel, Mirabel y Berantevilla. Don Luis de Ávila, nacido en Plasencia en 1504, era el hijo segundo del II Conde del Risco, don Esteban de Ávila y de su mujer doña Elvira de Zúñiga y Guzmán, hija a su vez del II Conde de Bañares y I Conde de Ayamonte, don Pedro de Zúñiga y Manrique de Lara y de su mujer doña Teresa de Guzmán. Su abuelo fue don Álvaro de Zúñiga y Guzmán, I Duque de Plasencia y I Duque de Béjar. Don Luis quedaría huérfano de padre a los pocos meses de su nacimiento, ocupándose de su educación su madre. Los títulos y estados de su padre fueron heredados por su hermano mayor Pedro Dávila.

        El Marqués de Mirabel fue un fiel servidor del Emperador y le acompañó en los más destacados hechos de su reinado: desde la toma de Túnez y La Goleta en 1535, hasta la importante victoria en la Batalla de Mühlberg (24 de abril de 1547) contra los príncipes protestantes de la Liga de Esmalcalda. Además, como hombre de confianza de su padre, don Luis acompañó al entonces príncipe Felipe (futuro Felipe II) en su “Felicísimo Viaje” que le llevaría a atravesar Europa desde Génova, donde había desembarcado la armada que le llevó desde España, hasta la Corte de Bruselas donde le aguardaba su padre y que le permitió conocer a sus futuros súbditos. Mirabel permanecería al lado de Carlos V en sus viajes por Alemania y los Países Bajos hasta su abdicación en Bruselas el año 1555, en la que estuvo presente. 

 Ubicación original en el Palacio de Mirabel (Plasencia)

      El césar Carlos nombraría a don Luis de Ávila y Zúñiga como su cronista oficial, escribiendo éste Comentario de la guerra de Alemania hecha por Carlos V, máximo Emperador Romano, Rey de España, en el año de 1546-1547 publicado en Venecia en 1549 y 1552 y traducido a varios idiomas. En este libro ensalza la figura del Emperador, que su vez le dedico estas famosas palabras “Que más hazañas había logrado Alejandro Magno, pero que no había tenido tan buen cronista”.

      Como dijimos al principio, el Marqués de Mirabel acompañaría al viejo Emperador en su viaje a Yuste y allí le visitaría en numerosas ocasiones al residir nuestro Marqués en el Palacio de su familia en Plasencia (el actual Palacio de Mirabel) a pocas leguas del monasterio, y junto al césar estaría el día de su muerte, el 21 de septiembre de 1558. Carlos V le recompensaría regalándole un busto suyo (atribuido hoy a los Leoni, pero más cercano a los modelos del florentino Giovanni Angelo Montorsoli), que pasaría a presidir la más noble sala del Palacio que pasó a denominarse entonces Salón Carlos V. 

 

 Busto en venta por un precio de salida de 400.000 euros

Fotografía de la casa Fernando Durán

       Este busto presidirá este salón durante 500 años hasta el día de hoy en el que la familia Falcó, actual propietaria del Palacio, ha decidido poner a la venta el busto privando a Plasencia y Extremadura de un trozo de su historia y de una de sus más importantes obras de arte.

       Esta venta que se llevará a cabo por subasta el día 28 de diciembre en la casa Fernando Durán, no solo es hiriente por la historia y el valor del busto del césar Carlos, sino por los oscuros métodos con la que se va a llevar a cabo. El Palacio de Mirabel está declarado BIC (Bien de Interés Cultural) y según la Ley en vigor, los bienes muebles que forman parte del mismo no pueden desgajarse del conjunto, por lo que esta subasta no solo atenta contra el patrimonio histórico-cultural placentino, sino también contra la Ley. Por último, según el Art. 45 del Patrimonio de la Región de Extremadura: Las colecciones de bienes muebles que estén declaradas BIC o inventariadas y que consideradas como una unidad reúnan valores propios de estos bienes, no podrán ser disgregados por sus titulares o poseedores sin autorización de la Consejería. Entonces, ¿ha dado la Junta de Extremadura y su Consejería de Cultura su beneplácito a este expolio? ¿Es este el inicio del vaciado del Palacio de Mirabel?

NOS ENCONTRAMOS ANTE UN ESCANDALOSO CASO DE SUSTRACCIÓN DE NUESTRO PATRIMONIO CON EL ÚNICO OBJETIVO DEL BENEFICIO ECONÓMICO DE UNA FAMILIA NO VINCULADA CON PLASENCIA QUE QUIERE HACER DINERO A COSTA DEL PATRIMONIO HISTÓRICO DEL PUEBLO.

Puedes firmar en Change.org para evitar que se venda el busto de Carlos V de Leoni del Palacio de Mirabel (Plasencia)