Autor: Ignacio Coll Tellechea
Periodista
@Ignacio_Coll
Con frecuencia los medios de
comunicación hacen públicas historias anecdóticas, relatos de actividades
singulares no necesariamente importantes. La selección de la información tiene reglas
bastante sencillas que no han cambiado ni aún hoy, cuando los ordenadores
funcionan como imprentas digitales, capaces de convertir a cualquier ciudadano
inquieto con algo que decir en un editor de noticias a nivel mundial.
Hace unos 10 años, cuando la imagen
digital había derrotado casi por completo los negativos y demás sacramentos de
la fotografía clásica, María de Miguel, viuda de Miralles, me entregó una copia
de una imagen en blanco y negro en pequeño formato, comida por las esquinas. Un
equipo de fútbol, un fantasma pretérito del Béjar Industrial en que el jugó su
marido, Francisco Miralles, y que en algún momento de los años 30 ganó un
campeonato efímero en nuestra ciudad. La imagen de once jóvenes anónimos,
excepto el propio Miralles y su compañero que ladea la cabeza en la fila de
arriba y que lleva una rodillera, en quien mi madre reconoció enseguida al
bueno de Marcelino Cascón.
Foto de Francisco Miralles y María de Miguel |
La foto pasó algún tiempo en su
postura preferida, es decir, guardada en un cajón. Hasta que en un viaje a San
Sebastián la llevé conmigo para enseñársela a Marcelino, entonces nonagenario,
jubilado de banca, bejarano de día y de noche y amigo de mi familia. Con la
ayuda de unas gafas y en no más de un minuto me fue recitando los nombres de
aquel equipo, del que me explicó que se llamaban Las Águilas del Porvenir, que tuvo una corta pero exitosa vida.
Jugaban, me dijo, en un prado cercano al parque municipal, que bien pudiera ser
el solar de lo que hoy es la Escuela de Ingenieros.
Lo excepcional, el hecho de que 70
años después uno de los jugadores rescatara de su olvido al equipo, se mezcla
en esta parte de la historia con lo banal. La foto se digitalizó, fue publicada en la web del Béjar Industrial,
y hace poco ha sido recogida en el interesante libro de imágenes de Béjar
editado por Antonio Sánchez, pero en ambos casos sin más detalles que los que
mi torpe memoria retuvo de aquel encuentro con Marcelino.
El papel con la alineación, la llave
que rescataba sus rostros del olvido definitivo, durmió también el sueño de los
desordenados algunos años más en mi casa, hasta que hace unas semanas se reveló
a ser incinerado en la última mudanza.
Juanjo Sánchez Guijo, Tomás Redondo,
Gorri, Chibero (con camisa de portero), Aparicio y el propio Marcelino Cascón
posan de pie izquierda a derecha; y sentados, en la mismo orden, lo hacen
Gil-Laso, Paco Miralles, Espina, y Florito Sánchez-Guijo.
Falta uno. En realidad sólo su
nombre. Porque el que aparece sentado a la derecha era, según me dijo
Marcelino, el dependiente de los Ultramarinos Calzada.
Dispuesto a restituir mi error
inicial y recuperar de manera pública las identidades de aquellos a los que, de
manera totalmente arbitraria, envié al océano de Internet como náufragos
anónimos, busqué en Google el singular nombre de aquel equipo para completar la
información. Fue un mecanismo de periodista perezoso, o tal vez una corazonada.
El caso es que las palabras mágicas se abrieron paso, y la búsqueda en Internet
me devolvió otra foto, casi igual, pero no la misma: Florito Sánchez Guijo ha
vuelto la cara, y posa de frente para el fotógrafo. Lo mismo ocurre con
Aparicio, y el portero abre la boca queriendo decir algo. También aparece más
gente, aficionados que en el original que conservo habían desaparecido, y un
tipo con traje que bien pudiera ser el entrenador.
Esta nueva fotografía fue publicada
en la página 10 del ABC de Sevilla del 28 de abril de 1933, y el pie de foto
dice así: BEJAR (Salamanca) -He aquí el
equipo titulado Águilas del Porvenir- ¡nada menos! que por 5-1 venció a otro
once local, y ha ganado, por tanto, una copa donada por el Ayuntamiento. (Foto
Requena).
Puedo imaginar, porque tengo mucha
imaginación, cómo aquella foto llegó a ocupar media página en uno de los
diarios más leídos de España. Cómo aquellas águilas se plantaron en Sevilla y
anidaron en una página impresa que, años después, también saldría a flote del
olvido a través de la hemeroteca digital del ABC. Algún bejarano viajero pudo
llevar la foto de Requena a la ciudad andaluza y se la entregó a un amigo
periodista. O al maquinista de la rotativa. O al redactor jefe, porque los
caminos de la información pueden parecer inescrutables, pero a veces usan
atajos tan directos como la amistad, la casualidad y la necesidad de obtener
contenidos de manera rápida. O las tres cosas a la vez.
Un procedimiento bastante casual
llevó la fotografía de los futbolistas bejaranos a Sevilla. Y ocho décadas
después el expurgo de algunos papeles viejos y mi mala conciencia los ha
recuperado.
Sigo sin saber cómo se llamaba el
dependiente de los Ultramarinos Calzada. Tal vez nunca lo sepa. O quizás
alguien escriba aquí dentro de unos días y complete la alineación. Pero me
prometí que no esperaría otros diez años y varias mudanzas más para recuperar
los detalles esta historia anecdótica, singular y bejarana que fue noticia insólita
y hoy vuelve a serlo. Se lo debía a María de Miguel; a Piedad Tellechea, mi
madre; a Marcelino Cascón, y a quienes luchan cada día por coser los recuerdos
a la memoria para no olvidar lo que han sido.
Que historia tan bonita, sacada de una foto olvidada.
ResponderEliminarSaludos Carmen
Curiosa toda la historia y tuvo su importancia pues aparecer en el ABC, sancto sanctorum del periodismo de la época no es cualquier cosa. Haces muy bien en corregir y dar las indentidades de todos los componentes. Un abrazo, Carmen.
ResponderEliminarCarmen, que bonito rescate emotivo para Las Aguilas del Porvenir!
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Carmen. Es para mi este texto algo que define en si a la fotografía. Es la activación de la memoria que muy bien describes. El impulso de un instante que invita a recrear el recuerdo y hurgar en el pasado para reconstruirla. Es la mejor forma de no perder el contacto con uno mismo y su lugar, en donde se habita. Tiene que ser una experiencia muy grata lo de solapar el pasado con el presente y hacerlo un momento único. Traer el pasado al presente al contemplar una foto.
ResponderEliminarun abrazo.
Que historia tan peculiar.
ResponderEliminarLos recuerdos que traen una foto...toda una vida.
Las águilas del porvenir, un nombre con futuro ;D
Saludos Carmen
Poner el nombre en cada personaje pero tan solo te falta uno, seguro que algún día lo vas hallar.
ResponderEliminarMe encantan este tipo de búsqueda y sacar un pasado.
Un abrazo fuerte
Entrañable sin lugar a dudas. Estas cosas tienen que estar escritas en la memoria del tiempo. Y si las generaciones siguientes las mantienen en un cajón sirven de poco. Estupendo trabajo Carmen.
ResponderEliminar"as Águilas del Porvenir" Quien sabe si alguien retoma el testigo...
Bss
Una foto recuperada y documentada que además supongo será de mucho valor sentimental para ti. Un beso Carmen.
ResponderEliminarLas fotografias son interesantes, pero lo son mucho màs cuando se conoce su historia.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy bonita la historia y gran trabajo el tuyo recuperándola para el blog. Impresionante la foto del Béjar Industrial! Para los que no somos de allí, ¿cómo se llama el campo de fútbol?
ResponderEliminarFotos que creímos olvidadas y perdidas, ocultas en alguna parte y que vienen a saludarnos cuando el azar lo decide. Hace ilusión encontrarse de vez en cuando con estos retazos del pasado, noticia de lo que fuimos.
ResponderEliminarUn saludo.
Muy emotivo la foto y el recuerdo...pero del otro once local que perdió la copa ¿qué?, la historia solo se acuerda de los vencedores.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
¡¡¡Me gusta el furboooooo, los domingos es la mayorrrr, de mis pasiones.... me gusta el furbooooo!! ja, ja... Qué bien documentas los temas, pero ea, que creo que le faltaba el himno, ja, ja... Bss querida amiga...
ResponderEliminarQue historia preciosa :) Ahora todos queremos saber el nombre del dependiente de los Ultramarinos Calzada
ResponderEliminarBesos
Es divertido indagar en el baúl de los recuerdos, y si ademas consigues descubrir cosas interesantes mejor que mejor. Me ha gustado la história.
ResponderEliminarMe encantan las fotografías viejas, tiene un encanto especial y el enigma de lo que paso y lo que fue de sus protagonistas. Una historia preciosa un hilo por el que ir tirando hasta llegar al ovillo.
ResponderEliminarUn beso.
Las cosas que moviliza una foto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Saludos a todos y todas
ResponderEliminarPrimero aclararos que este arítulo de las Aguilas del Porvenir no es mío, qué va, sino que ha salido de la pluma de mi amigo Ignacio Coll, que llevaba unos 20 años de sequía literaria. A ver si conseguimos entre todos que vuelva a escribir más a menudo.
A Mundsoks decirle que este equipo, Águilas del Provenir, no era el Béjar Industrial aunque no dudo en absoluto de que parte de sus integrantes formaran parte a su vez del equipo de fútbol bejarano. En cuanto a los camos de fútbol, tenemos dos en Béjar: el campo de fútbol Mario Emilio y el de Palomares, aunque por entonces todavía no existía ninguno de los dos por lo que jugaban de manera improvisada en un prado, como habrás leído.
Eduardo de Vicente piensa que sólo nos centramos en nuestro equipo vencedor, pero es que para los perdedores, no bejaranos, los que les tienen que hacer el homenaje son los de su tierra... y no es por ser más papista que el papa... al fin y al cabo este espacio está dedicado a Béjar, ¿no?
Saludos
Yo no soy de Béjar, ni me suenan los campos de futbol que cita Carmen, ni el prado donde jugaban las Aguilas del Porvenir. Pero el relato que tan bien ha bebido en diversas fuentes me ha emocionado.
ResponderEliminarOjalá Ignacio Coll encuentre la identidad del dependiente de Ultrmarinos Calzada y OJALÁ SE ANIME A CONTARNOS MÁS HISTORIAS EMOCIONANTES, TIERNAS Y CERCANAS EN ESTE BLOG.
Felicidades a Ignacio por escribirlo y a ti, Carmen por acercarlo a todos.
Un abrazo,
Bonita historia Carmen, volviendo atrás en el tiempo...
ResponderEliminarSaludos ¡¡
Carmen, era en plan gracioso, lo digo por que según leo de la información sevillana venció a otro equipo local, o sea de Béjar, una copa que patrocinaba el ayuntamiento o eso me ha parecido entender a mi.
ResponderEliminarSaludos.
Vamos que los dos equipos que jugaban eran de Béjar, no se si me he explicado bien.
ResponderEliminarNuevos saludos.
Interesante historia la que rescata Ignacio, Carmen, me hubiera encantado ver la cara de Marcelino cuando le mostró la foto y activó sus recuerdos y, sí, coincido con Alma, me quedo con las ganas de conocer el nombre del dependiente de Ultramarinos Calzada. Abrazo fuerte ;-)
ResponderEliminarMadame, apuesto a que no tardará usted en enterarse de cómo se llamaba el dependiente de ultramarinos Calzada. No es usted mujer que abandone sin haber llegado al final y hasta las últimas consecuencias, como demuestran siempre sus concienzudos trabajos, todos extraordinarios.
ResponderEliminarQué será lo que usted no descubra sobre su Béjar!
Feliz semana
Bisous
Vega: estoy segura de que si Ignacio lee tu comentario se animará a proseguir con estos artículos suyos que rescatan un pasado cercano a la vez que olvidado.
ResponderEliminarEduardo: sí, la cuestión es que no tenemos fotografía del otro equipo local, sólo de las Aguilas.
Carzum y madame Masquée: espero que aparezca el componente anónimo, aunque el mérito no es mío, sino de Ignacio, autor de estas líneas.
Saludos a todos
¡Ay, cuánto tiempo sin venir por aquí!
ResponderEliminarMe ha parecido una historia muy bonica, tu amigo la ha contado con todo lujo de detalles. Ojalá alguien sepa de ese jugador de Las águilas del Porvenir...
Oye y ese Marcelino Cascón es pariente tuyo, seguro...¿No?
Besicos tocaya.
Cabopá: pues creo que sí, primo de mi padre un poquillo lejano, pero sí. Es que por aquí hay muchos con ese apellido; en Béjar, en Fuentes de Béjar y en la Sierra de Francia. Unos somos familia y otros no tenemos ninguna relación sanguínea.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado, tocaya.
Besines
Pensará mi bejarana Carmen que la olvidé, pero es un error: me olvidé de mí y anduve perdido entre ocupaciones que me apartaron, pero eso es todo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
El hotel "Aguere" de mi blog de fotografía, esta en La isla de Tenerife, en la ciudad de La Laguna en el mismo centro de la ciudad, un antiguo palacio de 1760, declarado Patrimonio Artístico de la Ciudad, que te recomiendo, es muy agradable.
ResponderEliminarEl juego que puede dar el rescate del olvido de una foto guardada en la penumbra de un cajón.
ResponderEliminarUn saludo.
Estupendos las cosillas que nos dejas. Siempre un placer.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Estoy sin ordenador. lo tengo averiado. así que estoy trabajando un ratito desde la casa de una amiga y no puedo abusar:-). Perdona si no me paso hasta que esté arreglado.
ResponderEliminarbss y buen finde
Francisco: no te preocupes. Comenta cuando tengas ganas.
ResponderEliminarUn abrazo
Jose Manuel: lo tendré en cuanta y lo apuntaré en la lista de monumentos imprescindibles cuando viaje a La Laguna.
ResponderEliminarSaludos y gracias
Valverde e Hiperión: me alegro de que os haya gustado.
ResponderEliminarUn abrazo
Katy: las tecnologías también tienen sus incpnvenientes. Espero que te arreglen pronto el cacharro y mientras tanto a disfrutar de la primavera.
ResponderEliminarBesotes
Gracias a todos por vuestros comentarios. Y a Carmen por dejarme que me asome a este blog como articulista, porque leo todas las entradas desde que lo descubrí.
ResponderEliminarA los que tenéis curiosidad por la identidad del integrante desconocido de Las Águilas del Porvenir os comento que, menos de 24 horas después de publicarse el artículo, me llamó su hijo. El dependiente de los Ultramarinos Calzada se llamaba Jorge Carrero, jugaba de extremo y había nacido en Guadalajara... ¡México! Da para otra pequeña historia que espero publicar más adelante.
Un saludo a todos desde Salamanca.
Ignacio Coll Tellechea
Carmen e Ignacio enhorabuena por el artícul. Hay que animar a los bejaranos a dar la vuelta a los cajones y sacar viejas fotos a la luz.
ResponderEliminarMagnífico trabajo.
saludos a todos.
Ignacio: por fin se descubrió al integrante que faltaba y además con sorpresa. ¡Enhorabuena! Ya has visto el interés que ha despertado tu artículo, incluso hay gente que te anima a que continúes con estas pequeñas historias. Desde aquí te reitero que este blog está abierto para cuando gustes.
ResponderEliminarUn abrazo
Archivo: estoy contigo. No debemos dejar que esos pequeños testimonios del pasado se den de bruces con la basura y se pierdan para siempre.
ResponderEliminarSaludos