15 de enero de 2022

El asociacionismo en Béjar: el Despertar Femenino (2ª Parte y final)

Autora: Teresa López Hernández

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar 2020.

En marzo de 1926 las componentes de la asociación obrera bejarana El Despertar Femenino asistieron al homenaje en memoria de Pablo Iglesias que se celebró en el teatro Bretón de Salamanca. Su representación estuvo a cargo de la presidenta Leandra Sánchez, la secretaria Baltasara Sánchez, la vocal Juana Suárez y el asesor Diego López.[1] Se implicaron en diversos proyectos, como el mantenimiento de la asociación “Los Amigos de la Escuela y el Niño” .[2] Apoyaron y aprobaron lo expuesto en la asamblea popular convocada por el Ayuntamiento de Béjar para tratar de cuestiones relacionadas con la creación de un Instituto de Segunda Enseñanza.[3] Colaboraron en el Aniversario de la República en 1934, que en Béjar se celebraría recaudando dinero para la cantina escolar y dando una comida a los niños.[4]

Exposición permanente “La fábrica Textil”. Museo de la Ciencia y de la Técnica de Catalunya (Tarrasa)

Pero son dos los hitos que ponen de manifiesto el carácter reivindicativo de esta sociedad: el conflicto de las trabajadoras de la fábrica textil de Norman Bonnail y el reconocimiento de la prestación por maternidad.

El conflicto en la fábrica textil tuvo lugar en 1925, año en que se instruyó un expediente con motivo de huelga planteada por la Sociedad contra el patrono Norman Bonnail Sánchez.[5] En el escrito, dirigido al Presidente de la Junta Local de Reformas Sociales, fechado en Béjar el 2 de septiembre de 1925, se especificaba que la causa de la huelga era el incumplimiento del salario que venían percibiendo las obreras pertenecientes a la sociedad. Se planteaba ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con el empresario que se había negado a reunirse con ellas. El número de huelguistas era de once, todas pertenecientes a la sociedad. Firmaban la presidenta Petra Tejeda y la secretaria B. Sánchez.

El problema había surgido en julio, cuando el fabricante “indicó a las operarias que en lo sucesivo las operaciones del tendal del trapo las dejaría a mitad de salario y la que no estuviera conforme que no fuese al trabajo”. Entendiéndolo como un abuso del empresario, las obreras abandonaron el trabajo, informando a la Sociedad Obrera y dejándolo en sus manos. La asociación había intentado por dos veces reunirse con el Sr. Bonnail sin conseguirlo. En ese tiempo, había contratado a otras obreras que no pertenecían a la Sociedad para ocupar sus puestos. En contestación a ese requerimiento, el patrón manifestaba que en su fábrica de lanas regeneradas no ocurría nada anormal y se trabajaba con regularidad, aunque, debido a la crisis por la que atravesaba la industria, el trabajo sufría interrupciones y algunas operaciones no se podían realizar. 


 

Alegó que, al ordenar a unas operarias el tendido de géneros para secar, trabajo ordinario necesario para poder seguir los trabajos del día siguiente y en el que se emplean sólo dos horas, se negaron a hacerlo si no les pagaba una peseta y de no ser así no lo realizarían. Por eso cuando otras mujeres solicitaron ese trabajo les dio colocación, así que no se le podía acusar de haber incumplido ningún contrato ni de vulnerar la legislación que reconocía el derecho de los trabajadores a la asociación, porque no tenía en cuenta si sus obreros estaban asociados o no. Y ninguna Sociedad Obrera había hecho gestiones sobre ese asunto.

Ante esta negativa a reconocer el desacuerdo, comparecieron ante el alcalde y el secretario de Béjar el 20 de septiembre de 1925 Petra Tejeda Portela y Baltasara Sánchez de la Peña, presidenta y secretaria de la Sociedad Obrera para ratificar lo anteriormente expuesto y declarar la huelga. Los hechos son subscritos por las asociadas empleadas en la fábrica de Norman Bonnail, que contradicen al patrono y declaran que el trabajo de tendido es eventual, por eso se pagaba aparte, y el día que se hacía se empleaban cuatro horas y no dos como afirmaba. Firman el certificado: 

Salustiana Sánchez                     Petra Barrueco

Emilia García                               Genara Barroso

Nicanora Chapinal                       Regina Bejarano

Tomasa Hernández                       Elisa Yuste

Josefa Torres                                Guadalupe Sánchez

 

Fábrica textil de Navahonda (Béjar)

El reconocimiento de la prestación económica por maternidad fue otra de las batallas que libraron las componentes de esta sociedad. Los intentos que desde finales del XIX se habían realizado para proteger a los trabajadores más vulnerables, se habían concretado en la Ley de 13 de marzo de 1900 que regulaba el trabajo de mujeres y niños en los establecimientos industriales y mercantiles, y en su art. nueve establecía:

1.- Prohibición de que la mujer trabajara las tres semanas posteriores al alumbramiento.

2.- Posibilidad de pedir la baja en el trabajo antes del parto.

3.-Reserva del puesto de trabajo a la madre durante su ausencia al trabajo por embarazo y parto.

4.- Establecimiento de una hora de permiso retribuido durante la jornada laboral para la lactancia. Con la facultad de poder dividir la hora concedida en dos períodos de media hora cada uno.

 Telar manual de madera. Museo de la Industria Textil de Béjar

Estos derechos se ampliarían en el artículo 18 del Reglamento que desarrollaba la Ley. Considerados insuficientes por la Unión General de Trabajadores en su VIII Congreso de 1905, pidieron una reforma de los artículos  que permitiera la ampliación de los períodos de descanso y posterior incorporación al trabajo. La novedad consistió en proponer una prestación económica para las obreras que tenían que cesar en el trabajo por causa del parto, porque ello conllevaba dejar de percibir el salario cuando más lo necesitaban.

Con la Ley de 8 de enero de 1907 y la Real Orden de 28 de junio de 1913 se consiguió la protección laboral por embarazo y parto. A pesar de este beneficio, las mujeres no solían disfrutar del período de descanso permitido en la legislación para no dejar de percibir el jornal, ya que la mayoría no podían prescindir de él.


 

Mediante el Real Decreto de 21 de agosto de 1923 se modificó la Ley de 1900, ampliando a seis semanas los períodos de paro forzoso de la trabajadora antes y después del parto, estableciendo la asistencia médica gratuita y un subsidio provisional de maternidad. La indemnización económica durante el tiempo que la mujer tuviera que interrumpir su trabajo consistiría en 50 pesetas satisfechas por el estado.

El primer subsidio de maternidad otorgado por la Caja de Previsión Social de Salamanca se concedió a la obrera bejarana Isabel González Pérez, perteneciente a la asociación “El Despertar Femenino”. Filiberto Villalobos, consejero delegado de la institución, añadió de su bolsillo 50 pesetas a las otras 50 que constituían la remuneración. Se encargó de la entrega la junta directiva de la asociación y el representante de la Caja de Béjar, Álvaro Gutiérrez.[6]

 

Casa-fábrica de Cascón. Béjar

Con el propósito de aportar datos al estudio, sobre todo en el aspecto social para la redacción definitiva del Seguro de Maternidad, se convocó una información pública en 1925 a la que concurrieron asociaciones obreras, asociaciones patronales, personalidades y entidades médicas, organismos de previsión, montepíos y sociedades que practican el seguro, cámaras de comercio, abogados y particulares hasta un total de noventa.[7] Dentro de las Asociaciones Obreras se encontraba “El Despertar Femenino” de Béjar que apoyó los siguientes puntos:

1.-Que fuera de aplicación a todas las obreras.

2.-Que la asistencia facultativa, doméstica y de hospitalización debía de ser gratuita.

3.-Que la pensión maternal que se conceda a la madre para su manutención y la del niño debería ser igual al salario diario que disfrutaba al abandonar el trabajo.

4.-Que la madre disfrutara de dos descansos de media hora durante su trabajo para la lactancia del hijo. En caso de morir la madre por consecuencia del parto, se entregaría al esposo o tutores del recién nacido para pago lactancia o asistencia adecuada en Casas de Maternidad, Gota de Leche, etc.

5.-El período de duración del beneficio: seis semanas antes y seis después del parto.

El Subsidio Obligatorio por Maternidad se hizo realidad en 1929, aunque habría que esperar hasta el 1 de octubre de 1931 para su entrada en vigor.[8]

El final de la asociación se produciría en 1936. Al declararse la guerra civil y ser ocupada Béjar por las fuerzas sublevadas, se produce la incautación de los fondos de las sociedades obreras. Mediante oficio de la alcaldía de Béjar de 25 de agosto de 1936, se insta a la presidencia de las sociedades a poner a disposición de la Junta de Defensa Nacional los fondos “bien en calidad de donativo o de cesión temporal, hasta que la sindicación obrera, con normas distintas y de más alto valer nacional, establezca el nuevo estado que se va a formar”. La publicación añadía: “Aplaudimos como se merece el rasgo de generosidad y patriotismo de las Sociedades obreras de Béjar, que con un alto espíritu y sin regateos, han entregado cuanto poseían para la defensa de la patria”.[9] Los fondos del Despertar fueron de 252, 33 pesetas.[10]

 

 


[1] El Adelanto, 30 marzo de 1926, p. 2.

[2] La Victoria, 17, mayo de 1930, p. 3, y 2 mayo 1931, p. 3.

[3] El Adelanto, 18 de septiembre de 1931, p. 6 y La Victoria, 19 de septiembre de 1931, p. 4.

[4] El Adelanto, 18 de abril de 1934, p. 6 y La Victoria, 5 de mayo de 1934, p. 2.

[5] AMB. 0766.32.

[6] El Adelanto, 30 de noviembre de 1923, p. 2.

[7] Resumen de la Información Pública sobre el Seguro de Maternidad. Publicaciones del Instituto Nacional de Previsión. Madrid, 1926.

[8] CABEZAS SÁNCHEZ-ALBONOZ, Sonsoles. “Legislación protectora de la maternidad en la época de la Restauración Española”, pp. 147-162. Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, n.6, Universidad Complutense de Madrid, 1985.

[9] La Victoria 12 de septiembre de 1936, pp.1-2.

[10]RIVADENEYRA PRIETO, Oscar: “Sociedad y Política en Béjar desde la segunda República hasta la actualidad”, p.264. Historia de Béjar, v. II, Salamanca 2013.

Según lo publicado en La Victoria de 12 de septiembre de 1936, la cantidad que aportó “El Despertar” fue, en cartilla de ahorros, 250,49 pesetas.

 

8 comentarios:

  1. Reivindicaciones justas de una mujeres que desarrollaron un trabajo tan eficiente como necesario.
    Un saludo.

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  2. Unas mujeres que lograron unos derechos para ellas y las que las siguieron. Hoy pueden parecen pequeños esas conquistas pero fueron el comienzo de otros grandes pasos.

    Saludos.

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  3. Gracias a esas mujeres, ahora podemos disfrutar de los derechos que tenemos ahora...si nadie se hubiera movido hoy día todo sería igual que antes.

    Besos

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  4. Gracias a estas organizaciones y al coraje aquellas mujeres se conseguían mejoras laborales, en una lucha que no solo afectaba a las mujeres, aunque estas estuvieran especialmente oprimidas.
    Un saludo.

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  5. Siempre hay las pioneras... Que aun sin disfrutar lo coseguido, han trabajado para lograrlo

    Besos

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  6. Mucho debemos a esas mujers que tuvieron la fortaleza y la decisión de reivindicar lo que creían les pertenecía. Eran tiempos difíciles para que se les reconocieran sus derechos, pero ellas sembraron la simiente para lograr lo que hemos logrado. Felicitaciones en su recuerdo.
    Cariños.
    Kasioles

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  7. El asunto de los partos en la mujer trabajadora, siempre fue, incluso en los años 60/80, el caballo de batalla para reivindicar los derechos de las trabajadoras. Hoy, gracias a todas ellas, tenemos unos derechos que la protegen contra el despido y hasta nueve meses después del parto, entre otras mejoras añadidas recientemente.
    Gran artículo, Carmen.
    Un abrazo.

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  8. ·.
    Todas las conquistas sociales se luchan, nada se consigue esperando la benevolencia de quien tenga, u ostente, el poder, seas político o social.
    Buen artículo.
    Un abrazo Carmen

    LaMiradaAusente · & · CristalRasgado

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.