7 de enero de 2022

El asociacionismo femenino en Béjar: el Despertar Femenino (1ª Parte)

Autora: Teresa López Hernández

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2021.

El proceso de industrialización conllevó una modificación social y económica que propició la incorporación de las mujeres al trabajo asalariado. Proceso favorecido por la insuficiencia del salario masculino para sufragar los gastos familiares y por ser mano de obra barata. Considerado un trabajo subsidiario, se imponían peores condiciones laborales y económicas.

El trabajo femenino sufrió un doble rechazo: el de los trabajadores masculinos que creían que los menores salarios supondrían una preferencia para la contratación y el de la sociedad burguesa que establecía una separación espacial, reservando el ámbito público para los hombres y adjudicando el ámbito privado a las mujeres, contempladas como sustentadoras del hogar.

 Trabajadoras de la industria textil en el País Vasco

Foto sacada de aquí

Las pésimas condiciones laborales en que se desarrollaba el trabajo: largas jornadas, escasos salarios, instalaciones insalubres…, activó la concienciación social que desembocaría en la denuncia de dichas situaciones, obligando a los gobiernos a establecer leyes de protección y a los sindicatos a iniciar la lucha para mejorarlas.

A pesar de que los sindicatos integraron las reivindicaciones de las obreras y reconocían que la mayor parte del problema residía en su falta de independencia económica, aceptaron la inferioridad de salarios y apoyaron la reducción de jornada en beneficio de los afiliados masculinos. Tampoco se esforzaron en hacer propaganda entre las trabajadoras, al considerar que desempeñaban oficios no estables y pertenecientes a sectores poco representativos económicamente.

 Debido a ello, la afiliación sindical femenina fue escasa. Junto a la falta de representación se unirá la dificultad para pagar las cuotas y la prensión familiar en contra del ingreso en dichas asociaciones.

“El Despertar Femenino” de Carcaixent. Reproducción contemporánea imitando una foto que se hicieron las integrantes de la sociedad obrera el 1 de mayo de 1918. www.levante.emv.com ,03-05-2018.


Poco a poco, las obreras se afianzaron en sus reivindicaciones y comenzó su sindicación, de la mano del anarquismo, en los años ochenta del siglo XIX. También el socialismo crearía, a principios de mil novecientos, los Grupos Femeninos Socialistas como medio de atraer a las mujeres.

Las trabajadoras pronto se convencieron de que su lucha era particular y les correspondía a ellas hacer efectivos sus intereses, por eso, participaron mayoritariamente en las huelgas que se efectuaron en sus centros de trabajo y en los sectores en los que desarrollaban su actividad.[1]

La ciudad de Béjar, centro fabril dedicado a la actividad textil, no será ajena a este fenómeno del asociacionismo que tendrá su mayor desarrollo en el siglo XX, y será usado tanto por la patronal como por los asalariados para la defensa de los intereses particulares de cada sector.

El asociacionismo obrero pasará por diferentes etapas y, si en un principio su finalidad fue la mejora de las condiciones de vida y de los contratos de trabajo, cambiará después, con la entrada de la UGT, hacia la defensa de los intereses laborales: despido, derecho de huelga, independencia de afiliación, etc. Entre 1919 y 1923 surgirán nuevas asociaciones destinadas a las mujeres, todas bajo el signo sindical.

Proceso de hilatura en una fotografía de cualquier parte del mundo

Foto sacada de aquí

 

Como consecuencia de esta evolución, se inicia en Béjar, en 1920, la andadura de la asociación obrera “El Despertar Femenino”.[2] Sus estatutos se imprimieron el 26 de noviembre de ese mismo año bajo el título: Reglamento de la sociedad de resistencia titulada “El Despertar femenino” de Béjar. Tenían su sede en la calle Alojería, 18 y la presidía Gertrudis Asunción.[3]

Dicha sociedad, vinculada a la UGT,[4] desarrolló una gran actividad desde su inicio y a lo largo de su existencia. En el mismo año de su fundación, el nueve de noviembre de 1920, una representación de las obreras de dicha sociedad se reunió en la Cámara de Comercio con una representación de los fabricantes de paños y lanas regeneradas y convinieron la mejora de los salarios y precios de los destajos. Firmaron el acuerdo: Gertrudis Asunción, Baltasara Sánchez, Antolina Gutiérrez, Rosario Ramos, Manuela Crego, Isabel Rodríguez, María Delgado, Higinio Cascón, Juan Muñoz García, Antonio Gosálvez, Mateo Rodríguez y Normán Bonnail.[5]

Fueron parte integrante de las manifestaciones del primero de mayo portando su propia bandera. Llamaron la atención en la manifestación de 1921 por ser el primer año en que concurrían mujeres.[6] La prensa destacó que en la fiesta del Trabajo de 1923 la bandera de la Sociedad la portaba la obrera Feliciana Martín.[7]

 

 Otra fotografía que muestra trabajo femenino en el proceso de hilatura de la industria textil. Foto de aquí

“El Despertar” subscribió el documento que los presidentes de las Federaciones y Sociedades de Béjar enviaron en 1926 al señor Presidente del Directorio Militar. Este documento, firmado por los presidentes y secretarios de dichas sociedades, contenía las   conclusiones de los obreros, prácticamente iguales a las de los obreros de Salamanca y, además, la petición de que se solucionara la crisis de trabajo en Béjar para evitar su despoblación.[8]

Continuará




[1] CAPEL, Rosa María. Mujer, Trabajo y Sindicalismo en la España del siglo XX. portal.ugt.org>Mujer

[2] RODRÍGUEZ FRUTOS, Julio: “Asociacionismo y cooperativismo en Béjar (1834-1923)”, pp. 59-78. REVESCOO. Estudios Cooperativos. Universidad Complutense de Madrid, n.45, mayo-agosto de 1978.

[3] SÁNCHEZ PASO, José Antonio: “Mujeres Bejaranas en la Literatura”, p. 40. Revista de Ferias y Fiestas. Béjar 2010.

[4] LÓPEZ SANTAMARÍA, Jesús: “La ciudad de Béjar en el siglo XX” p. 224. Historia de Béjar, v. II, Salamanca 2013.

[5] AMB. 0766.32.

[6] La Victoria, 7 mayo de 1921, p. 2.

[7] El Adelanto, 3 mayo de 1923, p. 5.

[8] El Adelanto, 4 mayo de 1926, p. 2.

7 comentarios:

  1. Las mujeres y los niños fueron los más maltratados laboralmente en casi todas partes como consecuencia de la industrialización. Hicieron falta muchas décadas de reivindicaciones y protestas para que las condiciones de vida de todos comenzaran a mejorar. Un camino que, en muchos lugares del mundo, está lejos de concluir.
    Saludos.

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  2. En este articulo nos muestras la lucha de igual trabajo igual salario viene de lejos, pero parece que en un principio solo lo defendían las mujeres sin mucho apoyo masculino.

    Saludos.

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  3. Para aquellos que no deseaban que cambiaran las cosas, eso de que las mujeres tomaran conciencia de ser y de su fuerza, ese Despertar, era un enemigo a batir. Que se mantuvo y creció gracias también a los compañeros y los maridos y padres que las apoyaron, un punto no muy conocido y del que me habló con emoción una veterana de la Colonia Güell mientras me contaba su historia y la del lugar, el complejo fabril del conde Güell, mecenas de Gaudí.
    A la Razón le cuesta a veces cristalizar, pero cuando lo consigue es imbatible.

    Un Feliz Año para todos. Y a ti, Carmen, todo lo bueno.

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  4. Interesante. Es lucha viene de lejos... Y todavía queda mucho por hacer.

    Besos
    Feliz año

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  5. A pesar de que trabajaba en empresas con gran número de empleadas (por eso de que la unión hace la fuerza), tenemos un ejemplo más de la lentitud a través de los siglos y las dificultades que han tenido las mujeres para mejorar en lo que es de justicia, de que ante la ley, todos somos iguales; pues, seámoslo de una puñetera vez, que aún se siguen cometiendo injusticias de desigualdad.
    Muy interesante artículo y unas fotos preciosas.
    Un fuerte abrazo, Carmen.

    PD. A partir del 25 voy a pasar unos días en Salamanca, el 28 estaré en La Alberca, y el 29 y 30, de nuevo, a disfrutar de tu pueblo, que me encanta, así que si te veo, ya me presentaré y te invitaré a una copita.

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  6. ·.
    Un artículo muy interesante y que debiéramos servirnos para reflexionar sobre el largo camino recorrido por las mujeres en pos de la real igualdad. Y que más camino por recorrer pero esta vez con un mayor apoyo, eso espero, por parte de los hombres.

    Un abrazo Carmen


    LaMiradaAusente · & · CristalRasgado

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  7. Yo diría que muy interesante. Comprobar que desde antes de la dictadura de Primo de Rivera ya existía una conciencia sindical abierta, confirma mi teoría de que los sindicatos no pueden ser entidades de partido, sino entes independientes que viven de las aportaciones de sus sindicados. Franco desterró el término obrero, sustituyéndolo por el de operario y convirtió a los sindicatos de clase en sindicatos verticales subvencionados que no funcionaban como tales. La Constitución de 1978 no abordó el problema sindical en su integridad. Convirtió a los sindicatos en fuentes de votos con subvenciones de derecha e izquierda. Creo firmemente que la fuerza de un sindicato no reside en el número de delegados, sino en el de asociados. Fue una sorpresa cuando descubrí que del sindicato del metal alemán tenía 8,5 millones de asociados y que su presidente se sentaba en el consejo director de la empresa para la que yo trabajaba. Allí no cabían delegados con horas y jornadas libres, ni partidos ligados a ellos. Allí el trabajador mandaba..

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.