Autora: Teresa López Hernández
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2021, pp. 16-19.
La instauración de la II República en España el 14 de abril de 1931 supuso la redacción de una nueva Constitución en la que se plasmarían los derechos y deberes de los ciudadanos. Uno de esos derechos sería el sufragio universal, que comprendía el ejercicio del voto por parte de las mujeres.
Este reconocimiento suscitó un gran debate que definió la postura de los distintos partidos políticos que conformaban el Parlamento. La mayoría de ellos se posicionó en contra, argumentando que las mujeres no estaban preparadas para ejercerlo y que su mentalidad religiosa y conservadora significaría la pérdida de votos para las izquierdas y sería el fin de la República.
Su aprobación se pudo llevar a cabo gracias al apoyo del Partido Socialista y los partidos de derechas, si bien por causas distintas. Mientras los socialistas lo veían como una consecuencia lógica del reconocimiento de derechos y libertades, las derechas, que se habían opuesto en un principio, pronto se dieron cuenta de las ventajas que para ellos supondría atraer el voto femenino en las próximas elecciones.[1]
Considerando que las mujeres no tenían la instrucción adecuada y necesaria para ejercer ese derecho, propusieron crear grupos que realizaran una labor de información, promoción y proselitismo. Apoyándose en la tradición de las formaciones de carácter católico que ejercían una labor social, pronto se estableció una red de agrupaciones en todo el territorio nacional que sirvieron de base femenina a los partidos conservadores. Inmediatamente se organizan reuniones cuya tarea inicial sería la fijación de objetivos y fines.[2]
La primera en crearse fue la Asociación Femenina de Educación Ciudadana de Salamanca, el 24 de octubre de 1931, impulsada por José María Gil Robles y José María Lamamié de Clairac, aunque rápidamente se formarían asociaciones en toda la provincia. Según afirmó Gil Robles: “La concesión del voto femenino puede ser la influencia para una salvación o una pérdida de España. La formación dará criterio a la mujer por medio de esta Asociación”.[3]
En Béjar la Asociación se formó el 20 de diciembre de 1931. Se invitó a las asociadas de Salamanca a una reunión que tuvo lugar en el Antiguo Casino Bejarano, con el objetivo de que les informaran y les ayudaran a fundarla.[4]
Quedó constituida ese mismo día. Entre las oradoras que dirigieron la palabra a las allí reunidas estuvo Alicia Arroyo, escritora que firmaba con el seudónimo de Teresa de Castilla, que expuso que la Asociación nacía “llena de esperanza para el porvenir, pero sin ambiciones de ninguna clase, sólo atenta a salvar a los niños que empiezan a formarse, a robustecer la familia y a instruir a la mujer para su actuación futura ciudadana con arreglo a las normas de la doctrina católica social”.[5]
Definitivamente legalizada, fue inscrita en el Registro de Asociaciones el 14 de marzo de 1932.[6] Sus actividades se inauguraron con una conferencia del señor Cimas Leal y asistencia de 500 mujeres. El conferenciante habló de las relaciones Iglesia y Estado, de garantizar al obrero un salario familiar y de la situación de la mujer obrera alejada del hogar o explotada en él.[7]
Estas agrupaciones, a pesar de estar formadas exclusivamente por mujeres, con una directiva también femenina, y dedicadas a los intereses y problemas específicos de las mujeres que las componían, dependían de la estructura de los partidos y de su organización exclusivamente masculina, siendo controladas directamente por la jerarquía del partido o mediante un asesor.
La vinculación con los distintos partidos políticos se reflejaba también en los oradores que invitaban a sus sedes a impartir conferencias, generalmente componentes de Agrupación Política de Acción Ciudadana[8], Acción Popular[9] o dirigentes que, aprovechando la visita a la circunscripción electoral de Béjar, se reunían con las integrantes de la Asociación, como hizo Gil Robles.[10]
Este nexo de unión quedaba patente, asimismo, en la formación de las Juntas Directivas en las que, además de la exigencia de que fueran personas reconocidas en el lugar de fundación y estimadas por su dedicación a obras culturales y caritativas enfocadas desde el catolicismo, la mayoría de sus integrantes eran esposas o familiares de los miembros de los partidos de los que dependían.
Sirva de muestra la primera Junta Directiva que fue nombrada por aclamación en la asamblea de constitución en Béjar: presidenta, doña Saleta S. Fabrés de Rodríguez Arias; vicepresidenta, doña Amalia Anaya; secretaria, señorita Amalita Díaz; vicesecretaria, señorita Purita Aparicio; tesorera, doña Julia Calvo de Méndez; vicetesorera, señorita Luisa Olleros; vocales, doña Amalia de la Fuente, doña Dolores Rodríguez-Arias de Gómez- Rodulfo, doña Aurelia San Pedro, doña Rufina Gómez-Rodulfo de Cid, doña Encarnación Rodríguez y doña Juana Aguilar.[11]
No obstante, en las Juntas Directivas participaron mujeres con carrera profesional y estudios universitarios a las que correspondió la misión más intelectual de realización de estudios y formación, así como la labor de propaganda participando en mítines y conferencias junto a los oradores invitados. Estas oradoras eran mujeres solteras y sin cargas familiares, pues no se concebía que las que tenían una familia dejaran abandonados sus hogares por estas actividades.
Pero se pretendía que en la Asociación hubiera representación de todas las clases sociales. Se acercaron a las mujeres trabajadoras mediante entidades benéficas que intentaban paliar las injusticias y atraer a sus filas a aquellas obreras que ante el incumplimiento de las promesas de los grupos y sindicatos católicos los habían abandonado. “¡Oídlo bien, obreras! Únicas que pueden llevar la paz a los espíritus y la calma y el bienestar a los cuerpos, tratándonos los hombres como hermanos, en lugar de perseguirnos como fieras”.[12]
Continuará
[1] MONTERDE GARCÍA, Juan C. 2010. “Algunos aspectos sobre el voto femenino en la II República Española: debates parlamentarios”, Anuario de la Facultad de Derecho, nº 28. Universidad de Extremadura, pp. 269-270.
[2] Para constitución, organización, funcionamiento y fines de esta Asociación me he basado en el artículo de GUTIÉRREZ LLORET, Rosa A. 2018. “¡Hagámoslo por Dios y por la Patria! La organización de las mujeres católicas en las elecciones de noviembre de 1933”. Historia Constitucional: revista electrónica de Historia Constitucional, nº 19. Universidad de Alicante. pp. 251-285.
[3] El Adelanto, 25 octubre 1931, p. 3.
[4] HERNÁNDEZ DÍAZ, José M. 2013 “Educación y sociedad en Béjar en el primer tercio del siglo XX (1900-1936)”. Historia de Béjar v. II, Salamanca, p. 361. La Victoria, 19 diciembre 1931, p. 4.
[5] La Victoria, 26 diciembre 1931, p. 3.
[6] Registro de Asociaciones, AHPS. Lamentablemente no existe más documentación sobre dicha Asociación en el Archivo Histórico Provincial de Salamanca, ni en el Archivo Municipal de Béjar, por lo que tendremos que atenernos a las noticias publicadas en la prensa.
[7] La Victoria, 18 marzo 1932, p. 3.
[8] La Victoria, 2 abril 1932, p.3; 11 junio 1932, p. 3.
[9] La Victoria, 18 enero 1936, p.3; 25 enero 1936, p. 3.
[10] La Victoria, 22 abril 1933, p. 3.
[11] La Victoria, 26 diciembre 1931, p. 3.
[12] La Victoria, 7 octubre 1933, pp. 1-2.
En todos los tiempos, los partidos han ido a lo que más le convenía y sin tener en cuenta lo que es más correcto.
ResponderEliminarBesos.
Se las dio un poco de independencia pero llevándolas de la mano no sea que se desmadrasen.
ResponderEliminarSaludos.
Interesante entrada Carmen, después de tantos años en según que temas aún se cuestiona el papel de la mujer.
ResponderEliminarAbrazos.