19 de julio de 2024

Béjar, centro veraniego en los "felices años veinte" (2ª Parte y final)

Autora: Josefa Montero García

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de 2021, pp. 10-15.

 

Sociedades culturales y recreativas

En Béjar había varias sociedades de esta clase, cuya actividad incluía la organización de conciertos y bailes. Entre ellas destacaban el Casino de Béjar, que reunía a fabricantes y otros ciudadanos acomodados, y el Casino Obrero, cuyos socios pertenecían a la clase trabajadora, con el lema “Instrucción, Moralidad y Recreo”. Como ejemplo, señalamos la velada benéfica que celebró el Casino Bejarano en el Teatro Cervantes, a beneficio de los asilos de la ciudad, a finales de junio de 1921. “Lo mejorcito de nuestra sociedad” abarrotó las butacas y palcos del teatro para ver la comedia Cobardías, de Linares Rivas y la zarzuela El amigo Melquiades, llena de chistes “algunos de un color subido”, en la expresión de un cronista de la época. Los actores y cantantes estuvieron tan bien que parecían profesionales, como resaltaba El Avance[1]. El mismo Casino Bejarano  organizaba más tarde algún baile de sociedad, como el que tuvo lugar el domingo 10 de julio, de las 11 de la noche en adelante, amenizado por la orquesta que dirigían Valdés y Hernández[2].

En el Casino Obrero también había conciertos, como el que ofreció la rondalla “Agrupación Musical Bejarana”, que dirigía Valentín Sánchez, el 5 de julio de 1930, donde interpretaron fragmentos de zarzuelas como Bohemios, Carro de sol, Hermana, La alegría de la huerta, Las tres de la madrugada y La verbena de la paloma[3]

 

Banda Municipal de Música con Gonzalo Martín al frente (años 20)

 

Ferias y fiestas

Muchos veraneantes permanecían en Béjar hasta avanzado el mes de septiembre, y a ellos se añadían los forasteros que acudían a la ciudad para las ferias y fiestas. Tomando como ejemplo el año 1922, la comisión de festejos propuso, además de corridas y fuegos artificiales, celebrar varios conciertos con la banda de música, para lo cual pedía que se activase el asunto de los uniformes, que reseñamos más abajo, en una ciudad en la que había paño abundante para confeccionarlos. También se preparaban unos juegos florales, en los cuales uno de los lemas era el “Estudio de los medios más prácticos para hacer de Béjar un centro veraniego”, reflejando el interés que suscitaba el tema[4]. En junio de 1924, se constituía la comisión de festejos, formada por representantes del ayuntamiento, de la cámara de comercio y de los principales ramos de este último sector, uno de cuyos objetivos era preparar un gran festival musical[5].

Los conciertos en el Parque de la Corredera

Además de acudir a todos los actos institucionales, sociales y recreativos, la banda de música, que dirigía el obrero bejarano Gonzalo Martín, tocaba en el templete del parque los jueves y domingos estivales, constituyendo uno de los principales atractivos del veraneo. Durante aquel verano de 1920 en que el ayuntamiento inició una suscripción popular para pagar la música del parque, la banda pudo subir a su templete, como lo hizo el 22 de agosto de seis y media a ocho de la noche, iniciando su programa con el pasodoble El niño judío, de Pablo Luna, sobre motivos de la zarzuela del mismo nombre, al que siguió el vals Sueño dorado de L. Luis y otras piezas entre las que estaba el Andante de la casación en Sol de Mozart. Como era habitual en estos conciertos, la banda interpretó seis obras, terminando con la que había sonado en primer lugar[6].

 

 Foto parque Municipal

    Los conciertos del parque comenzaban en junio[7], pero no fue así en 1921 y la cuestión era urgente porque estaban a punto de llegar los forasteros. Nadie se había preocupado de esto, como denunciaba Víctor Peña en La Victoria, que urgía a iniciar una suscripción, instando a cualquier entidad a tomar la iniciativa, como ya se había hecho otros años[8]. Peña insistía días más tarde en que conseguir que hubiera música en el parque era “deber inexcusable de la autoridad gubernativa”, que estaba obligada a “dar realce y esplendor” a esta ciudad, a la que calificaba de laboriosa en invierno y “delicioso punto de recreo” en verano. La Naturaleza había sido pródiga con Béjar y era el momento de que las personas continuasen su obra. Por medio de la música podría conseguirse que veraneantes que optaban por viajar al Cantábrico, se decidieran por los espléndidos paisajes de Béjar[9]. Pero ya a mediados de julio ninguna institución había iniciado la deseada suscripción y La Victoria se preguntaba si podría encabezarla el ayuntamiento, a pesar de la escasez de sus fondos, pues el gesto serviría para animar a otros bejaranos a continuarla, todo por evitar que los forasteros se aburriesen y no volviesen en los sucesivos veranos[10].

    Un año después, las dificultades se habían resuelto y la banda de Gonzalo Martín se había convertido en municipal[11], estableciendo un contrato con el ayuntamiento, según el cual la banda podía suspender algunas actuaciones municipales cuando tuviese otra obligación. Así, la banda no tocó en el parque el domingo 9 de julio de 1922, porque tuvo que ir a la procesión de la Virgen de la Salud, como nos muestra La Victoria del día anterior. En el mismo ejemplar vemos el programa del jueves 13, que comenzaba y terminaba con el pasodoble de la zarzuela La caída de la tarde de Soutullo y Vert e incluía música de Verdi y de Chueca[12]. En el número siguiente se alababa el acuerdo por el que la banda se había convertido en municipal, asegurándose los conciertos estivales en el parque, y se instaba a los concejales a uniformar a la agrupación, “orgullo de la clase obrera bejarana” y “alma de las fiestas populares”. Además, se presentaba a la banda como un medio poderoso para estrechar lazos entre las clases sociales de la ciudad, pues la música del parque convocaba a “altos y bajos”[13]. Los conciertos duraban hasta principios de otoño, cuando ya se habían ido muchos veraneantes[14].

 Foto sacada de aquí

Verbenas

    Además de conciertos, en el parque se celebraron verbenas, como la del 26 de agosto de 1922, para lo cual se adornó con guirnaldas y se iluminó con farolillos de colores, la música empezaría a las nueve y media[15]. También la plaza mayor, que entonces vertebraba la ciudad, fue escenario de verbenas; sin embargo, la lluvia se encargó de finalizar repentinamente alguna de ellas, como la organizada por la Cofradía de la Virgen del Castañar en la víspera de la fiesta patronal de 1922. Se había construido un arco y hubo fuegos artificiales, pero un aguacero disolvió la fiesta cuando la banda había tocado solo una pieza[16].

A modo de conclusión

    En vista de los datos presentados más arriba, destacamos la importancia de Béjar como destino veraniego en “los felices veinte”, cuando aún no estaba de moda acudir masivamente a las playas y el público prefería los bellos paisajes y el excelente clima que ofrecía nuestra ciudad. La música, en su doble vertiente cultural y social, desempeñó un importante papel como medio de distraer a los turistas, y afianzar su presencia habitual en Béjar. En este sentido, fueron fundamentales los conciertos de la banda de música en el parque, donde se escuchaban pasodobles y otros ritmos como valses o mazurcas, junto con fragmentos de música clásica y zarzuelas. Y gran parte de aquellos éxitos se deben al obrero y músico Gonzalo Martín, incesante director de la banda, a quien vuelvo a rendir homenaje desde estas páginas.



[1] La reseña está firmada por “Cascón” y lleva por título “La función teatral del Bejarano”. El Avance, 25/6/1921.

[2] El Avance, 9/7/1921, p. 3.

[3] La Victoria, 12/7/1930, p. 3.

[4] La Victoria, 19/8/1922, p. 2.

[5] La Victoria , 28/6/1924, p. 3

[6] La Victoria, 21/8/1920, p. 3.

[7] En 1925 se anunciaba un concierto el día 24 y se incluía el programa. La Victoria, nº 1612, 20/6/1925, p. 3.

[8] La Victoria, 25/6/1921, p. 2.

[9] Artículo de Víctor J. Peña en El Avance, 9/7/1921, p. 1.

[10] La Victoria, 16/7/1921, p. 2.

[11] Sobre la banda, ver DOMÍNGUEZ BLANCA, Roberto “La banda municipal de música, los orígenes de una banda casi centenaria”. En Fiestas y ferias de Béjar, 2017, pp. 10-13 y MONTERO GARCÍA, Josefa. “Las fiestas de antaño y su música”. En Fiestas y ferias de Béjar, 2019, pp. 24-28. Más recientemente, la misma autora ha publicado “Antiguas bandas de música. La labor de Gonzalo Martín”. Estudios Bejaranos, XXIV, pp. 75-98.

[12] La Victoria, nº 1458, 8/7/1922, p. 3

[13] Firma Ángel Izquierdo, fechado en Bilbao, 11 de julio de 1922. La Victoria, nº 1459, 15/7/1922, p. 2. En la página siguiente, la publicación indica que se están haciendo gestiones para conseguir gorras con destino a los músicos de la banda.

[14] Por ejemplo, en 1922 se anunciaba uno para el 1 de octubre. La Victoria, nº 1470, 30/9/1922, p. 3.

[15] La Victoria, nº 1464, 26/8/1922, p. 3.

[16] La Victoria, nº 1468, 16/9/1922, p. 4.

 



3 comentarios:

  1. No había pueblo importante, que no tuviera su banda de música. Era lógico, que al ser los conciertos al aire libre, se hiciera en la estación más propicia.
    Se disfrutaba sanamente de esas verbenas populares.
    Feliz fin de semana.

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  2. Si al disfrute de los paseos por esos parques y bosques circundantes a la localidad de Béjar se le añadían actos culturales, hacían a la localidad de un buen destino vacacional.

    Saludos.

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  3. La gente disfrutaba y mucho de estos actos al aire libre y en esos entornos tan propicios.
    Ya se están recuperando un poco esas fiestas porque en España hay muchas sobre todo en esas fechas veraniegas.
    Un abrazo Carmen y espero que ya estés disfrutando de esas bien merecidas vacaciones

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.