Autora: Teresa López Hernández.
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio, 2017, pp. 48-51.
La primera mitad del siglo XIX estuvo caracterizada por la continuidad respecto a los cánones establecidos anteriormente, la debilidad del régimen liberal y la ausencia de una clase burguesa con poder impidió los cambios necesarios para la modernización del país en todos los ámbitos.
En la práctica, a pesar de los principios igualitarios que defendía el liberalismo, las mujeres siguieron excluidas del ámbito político y público, desempeñando el papel de esposas y madres, sometidas a la potestad del padre o del marido.
No se tuvo en cuenta su educación, había muchas niñas sin escolarizar y, por consiguiente, mucho analfabetismo. Tampoco las que asistían a los colegios recibían una esmerada educación, se les impartían nociones básicas encaminadas al desempeño del trabajo doméstico y educación de los hijos.
En el mundo laboral su salario era considerado como complementario y de menor valor.