Amigos de Béjar y sus historias

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3/28/2025

Un misterio constructivo en la iglesia de San Juan Bautista de Béjar

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid,  n. º 4.944 (21/06/2024), p. 4.

            Existe un detalle que pasa desapercibido para aquellos que visitan la iglesia de San Juan Bautista de Béjar, un misterio constructivo escondido en su coro bajo y del que ningún historiador ha dado pistas a pesar de encontrarse a la vista. 

 Capilla bautismal en el coro bajo. A la derecha se ve el arranque del arco que comentamos.

 

    Ofrezcamos antes unas pinceladas de este templo. Como el resto de las iglesias bejaranas sufrió una serie de modificaciones en el siglo XVI en ocasión del proceso de reducción parroquial auspiciado por el obispo de Plasencia Pedro Ponce de León en 1568. El objetivo era dar cabida en las solemnidades religiosas a un mayor número de fieles, a los que estaba obligada su asistencia en fechas litúrgicas clave. Su fábrica sería por entonces románica en su totalidad como se desprende de su ábside y de una torre-campanario más propia de una fortaleza que de un espacio religioso. Si bien los historiadores han dado por cierta esta afirmación que acabamos de plasmar –el que fuera ampliada tras la reducción parroquial-, no es menos plausible que las obras hubieran podido iniciarse antes. San Juan Bautista era una de las parroquias más fértiles en cuanto a feligresía se refería, dado que, además de ser reducida a ella los templos de San Nicolás, Santo Domingo y San Miguel, se adscribía el floreciente barrio que se desplegaba desde la calle Balconcillo de la Médica hasta más allá de la Puerta de la Villa, un territorio en continua expansión y asentamiento poblacional. 

3/22/2025

Pueblos sin gente / 2 (4ª parte y final) La Redondilla cerca de La Garganta (ca. 1446-1900)

Autor: José Muñoz Domínguez

 6. Redondilla, topónimo recurrente

      Una búsqueda muy somera del nombre Redondilla arroja decenas de resultados en toda la geografía española, generalmente como topónimo menor y en ocasiones de forma compuesta, como en el caso de Navarredondilla (Ávila), la antigua Navarredonda medieval que hasta el siglo XVII era homónima de otro despoblado o falso despoblado bejarano, la Navarredonda situada en la ribera del Cuerpo de Hombre, de la que me ocuparé en otra entrega de esta serie. 

      En su versión más simple, tenemos unas cuantas redondillas repartidas por la piel de toro: la Dehesa y el Cortijo de la Redondilla (Cáceres), los yacimientos de la Redondilla en Daganzo de Arriba (Madrid) y Muñopepe (Ávila), la Redondilla –y la Redonda– cerca de Rascafría (Madrid), la Redondilla de Boecillo (Valladolid), la laguna de la Redondilla en el conjunto lacustre de Ruidera (Albacete), la Peña Redondilla en Sotresgudo (Burgos), el despoblado de la Redondilla o la Redondiella cerca de Doña Santos y Santo Domingo de Silos (sureste de Burgos), el paraje de la Redondilla en el despoblado de Valdemoro, dentro del municipio de San Pedro Manrique (norte de Soria), la Hoya de la Redondilla en Zenzano (centro de La Rioja), los parajes nombrados la Redondilla en Alanís (Sevilla), Las Juntas (Granada), Borox (Toledo), Bustillo de la Vega (Palencia), Perogordo (Segovia) y Zorita de la Frontera (Salamanca) o la Casa de la Redondilla en Puente Viesgo (Cantabria), entre otras referencias aún menores. Además, diversos cognados de este topónimo se registran en otras lenguas peninsulares, como el gallego, con varias redondelas entre las provincias de la Coruña y Pontevedra, junto con su homónimo en Isla Cristina (Huelva), o bien se conocen formas antiguas como la Redondiella en Asturias (ejemplos de Berodia y Cabrales, majadas de Onís, Cangas, etc.) y la situada cerca de Santo Domingo de Silos, ya mencionada. 

Fig. 1. Imagen satelital de la laguna Redondilla en Ruidera, Albacete, como ejemplo de motivación de un topónimo por la forma del lugar nombrado (Google Maps, 2024; el recuadro es mío).


         En todos estos casos, el topónimo se presenta claramente como diminutivo castellano, gallego o asturleonés del adjetivo latino rotunda («redonda») y, por tanto, con el significado de «pequeña campa redondeada» (1), referido a la forma característica de su enclave natural, tan evidente en ejemplos como la laguna manchega (fig. 1), o del lugar del asentamiento, sin excluir la posibilidad de una motivación indirecta, por efecto del proceso repoblador desde una hipotética Redondiella-Redondilla original, fenómeno bien conocido que se constata en la zona de Béjar con homónimos exclusivos como Becedas, Mansilla, Neila, Sorihuela o Valvanera-Valvaneda en el territorio limítrofe entre las actuales provincias de Burgos, Soria y La Rioja (2). El solar de nuestro despoblado, un pequeño altozano definido por la orografía y delimitado por la primitiva red viaria en forma aproximadamente circular (fig. 2), parece suficiente motivo para justificar el topónimo sin recurrir a posibles homónimos riojanos, sorianos o burgaleses, si bien no habría que descartar su presencia en el alfoz de Béjar por importación repobladora, en cuyo caso convendría dirigir la atención hacia las cuatro redondillas localizadas en esa zona del Macizo Ibérico, y en particular al despoblado de la Redondiella del ámbito silense, documentado desde 1125, próximo a la Hoz de Redondilla y al paraje de Campa Redondo (término municipal de Doña Santos), a sólo siete km de Santo Domingo de Silos y siempre dentro del alfoz de Lara, una de las áreas de procedencia de la repoblación medieval del alfoz de Béjar (vid. notas 2 y 3 y fig. 3). 

3/14/2025

Pueblos sin gente / 2 (3ª Parte) La Redondilla cerca de La Garganta (ca. 1446-1900)

 Autor: José Muñoz Domínguez

3. De lugar despoblado a ruina entre los siglos XIX y XX


        Si en el último tercio del siglo XVIII se documenta la condición de despoblado, en el XIX se certifica la ruina material de la Redondilla, que ya no figura en la relación de aldeas y lugares de la tierra de Béjar en torno a 1820 (vid. adenda sobre Casas del Fraile, fig. 2 y nota 2) ni en el elenco de poblaciones de la nueva división territorial de 1834 (1). Tampoco consta ninguna referencia en el Diccionario de Madoz, aunque, paradójicamente, cual Guadiana, se rotuló como despoblado en su anexo cartográfico, el Atlas de Coello, que salió de la imprenta dos décadas después. En la entrada correspondiente al municipio de la Garganta, publicada en 1847, ni siquiera se menciona como agregado o pedanía, pero curiosamente se hace referencia a su iglesia como la única de aquella localidad, ignorando –sin duda por error u omisión involuntaria– la de la Asunción en pleno casco urbano, que sí se reconocía como tal en la carta de Pérez de Soto a Tomás López seis décadas antes. Según lo publicado por Madoz: 


        hay 1 iglesia parroquial, dedicada á San Antonio Abad, con curato perpetuo y de provisión ordinaria: el edificio está situado al norte fuera del pueblo y á su inmediación el cementerio (2).

 

Fig. 1. Mapa provincial de Salamanca por Francisco Coello, 1867, con los topónimos «D. de la Redondilla» y «Desp. de Casas Viejas» (Planoteca del IGN)


        En el mapa de la provincia de Salamanca incluido en el Atlas de Coello, de 1867, se localiza correctamente en sus coordenadas y se le identifica como «D[espoblado] de la Redondilla» (fig. 1 y nota 3). También aparece rotulado otro asentamiento del que no se conserva más rastro documental que el proporcionado por Coello, el «Desp[oblado] de Casas Viejas», de ubicación imprecisa debido a la ausencia de punto indicador. Sin descartar nuevas noticias, como su posible huella en los topónimos de «las Casas» y «Casarejo» que se localizan al oeste de la Garganta, me inclino por la misma confusión entre San Antón y la Redondilla, que también se conocía como el «pueblo viejo» y sería equivalente, por tanto, al de «Casas Viejas»: ¿se trata del mismo despoblado, repetido por el cartógrafo bajo dos denominaciones diferentes, o verdaderamente hubo un segundo despoblado en el término actual de la Garganta? La respuesta quizá la tengan los garganteños de mayor edad, como mejores conocedores del terruño y transmisores del saber acumulado durante generaciones. 

3/07/2025

Pueblos sin gente / 2 (2ª parte) La Redondilla cerca de La Garganta (ca. 1446-1900)

 Autor: José Muñoz Domínguez.

2. Evolución del asentamiento en los siglos XVII y XVIII

       A pesar de la penuria general del siglo XVII, o quizá por ello, no faltan noticias sobre algunos despoblados de la zona en la documentación de archivo. En el caso de la Redondilla, hay referencias desde la primera década del siglo y continúan en las siguientes. 

        De 1610 y 1635 constan sendas solicitudes de merced presentadas a distintos duques de Béjar por parte de los sacristanes de las iglesias de la Asunción en la Garganta y de San Antón en la Redondilla, de las que se ocupaban simultáneamente. Ambos residían en la Garganta y venían a solicitar parecidas exenciones por su vinculación a la actividad religiosa en las dos iglesias: Diego Martín, en 1610, pretendía librarse de cualquier representación en los oficios del Concejo; Alonso Marín, en 1635, solicitaba evitar el pago de cargas tributarias. Cada duque resolvió favorablemente, aunque como gracia particular y no como reconocimiento de un derecho, por el tiempo en que sirvieran como sacristanes. En la carta de 1610, el peticionario aduce varios argumentos sobre su exención para ocupar cargos concejiles, entre ellos en el hecho de que «en un pueblo de ducientos vecinos hay muchas personas que pueden hacer los dichos oficios», lo que añade un dato demográfico no oficial que, no obstante, conviene tener en cuenta, pues no contradice las cifras de población registradas en el censo inmediatamente anterior, de 1591: la Garganta habría pasado de tener 188 vecinos (752 almas y 193 casas) a unos 200 (800 almas y 205 casas), de modo que la Redondilla rondaría cifras proporcionales, no muy diferentes de las del último censo del siglo XVI. El segundo peticionario, para poner al destinatario a su favor, añadía un hecho hasta ahora desconocido al vincular el culto a la protección ducal, pues una de las parroquias correspondía a «la iglesia de la Redondilla donde vuestra excelencia es patron» (1). 

Panorámica del cerro en el que se encuentran los restos del despoblado de la Redondilla, visto desde la carretera de Candelario a la altura del Corral de los Lobos (imagen tomada de Google Streetview, 2024).

        En los censos y vecindarios del siglo XVII, la Redondilla no consta como entidad de población propia, diferenciada de la localidad vecina, de modo que hay que considerar su evolución demográfica integrada en la de la Garganta como posible cabeza de aquel concejo rural, tan montuoso y preñado de castañares (fig. 1). En el censo de 1646 no se registra ni una ni otra población y en el de 1684, la Garganta se muestra como lugar (no como aldea) y con sólo 98 vecinos (o 392 almas) dedicados a pasto y labor: de nuevo se constata el severo descenso demográfico que se produjo en la zona de Béjar y en casi toda España, en este caso con menos de la mitad de efectivos en 74 años (2). 

3/05/2025

El Tumulto del Entierro de la Sardina (febrero de 1913). La antesala de la Gran Huelga de los Siete Meses en Béjar

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, n.º 4.960 (21/02/2025), p. 4.

A mi bisabuelo Bernabé, a quien tanto admiro 

por su templanza, bondad, sabiduría, humildad y generosidad. 


    Apenas había principiado el año 1913 cuando en plenas fiestas de Carnaval se produjo un motín popular, cuya crónica pormenorizada fue recogida por el periódico La Ciudad [1]. Gobernaba los destinos municipales el partido Unión Bejarana, un grupo político que había surgido en 1911 con el pacto entre personas de distintas ideologías, aunque en él primaban los conservadores. Su intención era crear una alternativa cercana, es decir, netamente bejarana y de apariencia plural, para hacer frente al gobierno de la Conjunción Republicano-socialista que llevaba al frente del ayuntamiento desde hacía algunos años. Abanderaba la propuesta el periódico La Victoria y la espoleta de su creación fueron los sucesos del Corpus de 1911 y la inasistencia de la corporación a las festividades religiosas [2]. Al no concurrir el Ayuntamiento a la cita tradicional del Corpus Christi de ese año, un grupo de bejaranos se presentaron en el consistorio demandando la bandera y la presencia de los tradicionales hombres de musgo, provocando una agria polémica que se tradujo en opiniones contrarias en la prensa local de la época. Las elecciones –no democráticas– de finales de 1911 dieron la victoria a la Unión Bejarana, eligiendo los concejales por votación entre ellos al que habría de ocupar la silla de su presidente, finalmente el abogado Bernabé Sánchez-Cerrudo Agero, una situación extraordinaria, pues el alcalde solía ser impuesto por el gobernador civil entre los individuos de la lista más votada. Se da la circunstancia de que precisamente el nuevo alcalde había sido el abad del Corpus en los sucesos comentados. 


 

Revista Nuevo Mundo. La foto recoge la visita de la infanta Paz de Borbón a Béjar en 1912. A la derecha el alcalde Bernabé Sánchez-Cerrudo. Foto sacada de aquí

    La situación social y económica de Béjar no pasaba por sus mejores momentos en aquellos primeros compases del siglo XX. La industria textil sufría una grave crisis desde finales del siglo XIX por la exclusividad de su producción orientada en el paño militar, la maquinaria obsoleta y la deficiencia en las comunicaciones, y el paro obrero era prácticamente insoportable. Las huelgas eran constantes, como demuestran las de varios sectores del textil en 1901, la de bataneros y percheros en 1902, la de los tejedores de 1903 o la huelga de los siete meses de 1904 [3]. A tal gravedad había llegado la situación que familias enteras emigraban a América [4].