Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, 4.852 (07/08/2020), p. 4.
El corregidor José Verdes Montenegro había sumido a los bejaranos en una lucha intestina entre partidarios y enemigos. Cuando había sido cesado de su cargo y partía hacia la villa de Hinojera, su nuevo destino, el duque consorte de Béjar, Pedro de Alcántara Téllez-Girón, convocó un pleno extraordinario en 1789 con el fin de rehabilitar su buen nombre.
Analicemos los dos bandos, proclive y contrario, a la actuación de Verdes Montenegro en Béjar. Entre sus partidarios se encontraba el mencionado Pedro Téllez Girón, esposo de la duquesa de pleno derecho Mª Josefa Pimentel, quien había solicitado al rey Carlos III dos reales cédulas especiales por las cuales se permitía la prolongación de su mandato (1784 y 1787) contraviniendo las leyes de Castilla y de los señoríos [1]. Uno de los motivos que aduce el duque para romper tal costumbre heredada de siglos es su buena política en cuanto a la consecución de obras públicas en la villa, su desinterés personal y su juiciosa conducta durante el corregimiento. Bien es verdad que por entonces están documentadas las obras de prolongación en el acueducto de La Corredera y la renovación general del encañado, unos trabajos que mejoran el acceso al agua potable, evitaban las epidemias y potenciaban la higiene. Carlos III, por vez primera, concedió prolongar su mandato a un corregidor, siguiendo la sugerencia del duque de Béjar.
En cuanto a sus detractores destacaba la animadversión mostrada por la Real Fábrica de Paños de Béjar. El corregidor o alcalde mayor de Béjar tenía la potestad, como Subdelegado de la Junta de Comercio y Moneda, de intervenir en las causas relativas a ella y supervisar la calidad de sus paños desde 1732[2]. En 1781 sus miembros interponen una escritura ante Carlos III con el fin de que se le apartara de la institución. Los detalles los desconocemos aunque presumimos que los pañeros bejaranos deseaban liberarse a toda costa de las injerencias ducales y de su representante, el corregidor. El rey, sin embargo, desoyó esta petición y prolongó, como hemos dicho, el mandato de Verdes Montenegro.