Publicado: Béjar en Madrid, Especial de Navidad 2005
El origen de la fabricación textil. Edad Media y Moderna.
La historia de Béjar, pequeña ciudad castellana situada al sur de la provincia de Salamanca, ha estado siempre ligada a la industria textil lanera. Para bien y para mal, pues cuando la industria textil pasó por épocas de prosperidad la ciudad prosperó con ella, y cuando el textil arrostró una de sus cíclicas crisis la ciudad pasó por momentos de penuria.
Dintel de la antigua casa obrador del
"maestro flamenco" Juan Luis Meluis. Béjar
Según diversos indicios, el origen de la actividad textil bejarana se remonta al siglo XIII, es decir, poco después de que estas tierras fueran repobladas por el rey Alfonso VIII de Castilla, y habiendo concluido ya la etapa de dominación árabe. Los motivos probables por los que se inició esta actividad precisamente aquí están muy bien descritos por Cristino Bueno.
En el siglo XV ya existían en Béjar pequeños centros para la fabricación de paños que, bajo la tutela de los Duques, fueron creciendo y haciéndose un lugar importante dentro del mercado español.
A finales del siglo XVI el duque Francisco de Zúñiga, a petición del Concejo de la villa, manda construir un tinte, de cuya explotación se hace cargo la propia Casa Ducal. En él se introdujeron ya los nuevos colorantes traídos de América, tales como el índigo. También construyó un batán que explotaba mediante arrendamiento, además de lavaderos y otros equipamientos necesarios. Con ello se produjo un incremento en la actividad industrial que revistió directamente en los habitantes de la villa e indudablemente en los intereses económicos de la Casa Ducal , principalmente a través del cobro del impuesto llamado “alcabala”.
Escudo de la Real Fábrica de Paños de Diego López
situado en el obrador localizado frente a la iglesia de Santa María.
Pero un problema importante a solucionar era que en Béjar por entonces sólo se fabricaban paños bastos. Como las exigencias del mercado eran cada vez mayores, la madre y viuda del duque de Béjar, Teresa Sarmiento y María Alberta de Castro, firman un contrato en 1691 con varios maestros flamencos, naturales de Bruselas, en el que estos se obligaban “a pagar a la villa de Béjar y residir en ella, a imponer y ejecutar la fábrica de paños, bayetas, droguetes, estameñas, sempiternas, ratinas y otros géneros de lanas y enseñar su manufactura a los naturales del Ducado de Béjar que lo quisieran aprender”. Se alojaron en la calle denominada desde entonces “Flamencos”, donde aún se conserva una antigua puerta con dintel en el que se lee “Juan Luis Meluis. Año de 1738” , nombre que corresponde a uno de los artesanos flamencos que, indudablemente, castellanizó su nombre de pila.
A partir de la llegada de estos maestros flamencos, la secular y estática artesanía se va a transformar en moderna, dinámica y creciente industria textil.
En 1715 se da otro momento significativo en la historia textil local, pues comienza la fabricación de prendas para uniformes del Ejército, que se convertirá en uno de los pilares del sector hasta tiempos bastantes recientes.
En 1744 había censados en Béjar 155 telares, que se habían elevado a 177 en 1761, año en el que se dejan de elaborar los paños bastos. En cuanto a número de fabricantes, en el año 1751 se contabilizan en Béjar 75 fabricantes, si bien el 1% de ellos controlaba el 27% de la producción. A mediados del siglo XVIII se estima la existencia de unos 160 telares activos con unos 3.000 trabajadores en el sector.
Hay que precisar que, en esa época, no sólo se fabricaban paños en Béjar, sino también en municipios próximos, entre los que destacará Hervás, a unos 25 km de Béjar (y que continuará haciéndolo hasta bien entrado el siglo XX). Según ha documentado Rosa Ros en 1752 existían en la localidad de Hervás 11 fabricantes, 21 tejedores, 6 tundidores, 3 bataneros y 13 cardadores, con una producción pañera total que se estimaba en unas 155 piezas anuales, de 34 varas cada una, aunque sólo dos de ellos superaban las 30 piezas anuales.
Fotografía antigua de Béjar.
En la que se pueden ver distintos edificios fabriles.
Foto extraída de Fotos Antiguas de Béjar
En 1782 se produce un acontecimiento importante pues, por real cédula, Carlos III concede a un fabricante, Diego López (que había sido tintorero en el Tinte del Duque), autorización para tener tinte, cosa que hasta entonces estaba prohibida a los fabricantes y que anula de hecho el monopolio ducal sobre el tinte. En 1788, y mediante otra Real Cédula, se autoriza al mismo fabricante a que ponga en la fachada de su fábrica y almacén el escudo de las armas reales. De esta fábrica nos ocuparemos más adelante. En la época a que nos referimos trabajaban en Béjar del orden de unas 4.000 personas en el textil, sin contar los que lo hacían en centros próximos, como Becedas, Barco o Hervás.
Bibliografía:
El presente artículo, en su conjunto, es un resumen de SÁNCHEZ MARTÍN, J.R.: “De la oveja al telar: ayer y hoy de la industria textil bejarana”. Revista de la Industria Textil nº387, Abril 2001. Págs. 10-18.
MUÑOZ GARCÍA, J: “Breve nota sobre la Antigüedad , evolución, vicisitudes y estado actual de la industria lanera bejarana”, en Ofrenda a la Santísima Virgen del Castañar, vol. II. Béjar, 1963.
GARCÍA MARTÍNEZ, C: Centenario de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar, 1886-1986. Béjar, 1986.
GARCÍA MARTÍN, P: Los paños de Béjar: manufacturas textiles en el siglo XVIII. Historia 16, nº 166, 1990.
BUENO AGUADO, C: Del obrador a la fábrica: Vicisitudes de los centros textiles no catalanes. Garfisvan S. L. Béjar, 1973.
RODRÍGUEZ FRUTOS. J: Historia de una crisis (II): la industria textil lanera de Béjar. El Adelanto, 05-02-1978.
ALEGRE CARVAJAL, E: Béjar como Villa Ducal. Revista del Centro de Estudios Bejaranos, nº 4. Noviembre de 2000.
RODRÍGUEZ LÓPEZ, G: Manufacturas laneras de Castilla en el siglo XVIII (Notas sociales de las fábricas de Segovia, Guadalajara y Béjar). Escuela Social de Madrid, 1948.
MAJADA NEILA, J. L: Historia de Béjar (1509-1868). Imprenta Kadmos. Salamanca, 1998.
GARCÍA MARTÍNEZ, C: Un paseo por el Béjar del siglo XVIII. Ed. Semanario Béjar en Madrid. Béjar, 1987.
ROS MASSANA, R: La Industria Lanera de Béjar a mediados del siglo XVIII. Ed. Centro de Estudios Salamantinos y C.S.I.C. Salamanca, 1993.
ROS MASSANA, R: La industria textil lanera de Béjar (1680- 1850). Ed. Junta de Castilla y León. Valladolid, 1999.
Interesante e ilustrativa la historia de la industria textil en Béjar. ¡4000 trabajadores a finales del siglo XVIII! Una cantidad importante. Debía ser una localidad muy próspera. Me imagino que el autor, en la segunda parte, nos contará a qué se debió posteriormente la decadencia textil del lugar.
ResponderEliminarUn saludo.
Madame, con un numero tan grande de telares, la mayor parte de la poblacion debia de dedicarse a esa actividad.
ResponderEliminarTampoco tenia ni idea de que los comienzos de la industria fueron tan antiguos. Esta claro que la industria textil esta mas que ligada a Bejar!
Buenas noches
Bisous
¡Que habría sido de Béjar sin su industria textil!...un lugar completamente distinto. Béjar, cuna de la industrialización española.
ResponderEliminarEnhorabuena por la entrada, la esperaba con ansia. y especialmente interesante el tema de los flamencos.
Un gran saludo.
Siempre pensé que los habitantes de Béjar poseian el don del buen vestir... ahora ya sé porqué....
ResponderEliminarY claro, con esos tonos índigos, no podía ser para menos.
Interesante entrada sobre la Historia de la indutria textil, siempre me llevo nuevos conocimientos de tu casita querida amiga, seguiremos aprendiendo.
Un abrazo fuerte.
Muy interesante, sobre todo en lo que se refiere a Hervás, mi pueblo, aunque también en lo que se refiere a Béjar donde un familiar muy cercano a mi trabajó hasta 1975 en Textil Navazo, hoy creo que desaparecido.
ResponderEliminarComienzas el año bien Carmen con este interesante artículo de Javier. Enhorabuena para los dos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo que fué y a lo que ha quedado reducida nuestra industria textil.
ResponderEliminarRenovarse o morir,tanto hemos esperado a renovarnos que llegó practicamente la muerte a nuestra industria.Esto y la competencia china que nos acabó de rematar.
Un abrazo para ambos.
La labor de documentación que subyace bajo un artículo tan enjundioso es ciclópea. No conozco Béjar, pero ya estoy más que interesada en paladear la historia que atesorarán sus calles.
ResponderEliminarCayetano: la industria textil bejarana, como ves, tiene unas raíces profundas que llegan hasta la Edad Media. Ello se debe, sobre todo, por el aprovechamiento de la fuerza del río para labores de batanado y tintado, además de como fuerza motriz.
ResponderEliminarLa intervención ducal a finales del siglo XVII que implicó la traída de maestros flamencos, expertos en tintado, fue capital.
Poco a poco irás comprobando el por qué de la decadencia en las siguientes partes.
Un saludo
El escudo es precioso... Incluso aparece representado en el el Toisón de Oro... Carlos III es otro de mis reyes favoritos...
ResponderEliminarEn fin, a juzgar por tus palabras y esa maravillosa fotografía de la vieja e industriosa Béjar, la actividad en la ciudad debió ser febril... Con sus altibajos, claro, como no podía ser de otro modo, dado que su economía se centraba casi en exclusividad, si no vengo entendiendo mal, en torno al mundo textil...
Qué bonita costumbre aquella de bautizar las calles con los gentilicios propios de los lugares de procedencia de las gentes que las habitaron, como es el caso de la llamada Flamencos de Béjar, o con los nombres de los gremios a los que éstas estaban adscritas... En Sevilla tenemos varios casos similares... Tenemos la Francos, la Alemanes, la Mercaderes...
En fin Carmen, espero que hayas disfrutado de este blanco fin de semana.
Feliz velada.
Un beso.
Dame Masquée: no sólo la mayoría de bejaranos dedicaban su trabajo a las manufacturas textiles, sino que parte de la población cercana, sobre todo mujeres, empleaban su tiempo en la labor del hilado. Parece que no se daba a basto. Además, hay que tener en cuenta que estamos hablando de pequeños obradores dispersos por la Villa, no de grandes concentraciones de trabajadores en fábricas (este concepto es ya de la revolución industrial).
ResponderEliminarDecir Béjar y textil es apelar a lo más enraizado de la mentalidad social. Generaciones enteras de bejaranos se dedicaron durante siglos a esta actividad.
Un beso
La Edad de Oro de los textiles, en aquella época en Cuenca también teníamos una buena industria de tapices...que lejos quedaba aún la revolución industrial, las fibras sintéticas, los nórdicos, etc.....
ResponderEliminarFue una pena y una tragedia económica el que España no se subiera al tren de la modernidad...
Carlos II: bueno, tanto como cuna de la industrialización española... me parece un pelín arriesgado. Hay algunos autores que hasta se cuestionan la existencia de la industrialización en España, pero en fin. Quizás podríamos decir que Béjar fue un ejemplo, aunque imperfecto de desarrollo textil. Por ejemplo, el ferrocarril llegó a finales del siglo XIX y ésta y otras causas hicieron que nuestra industria se haya mantenido siempre en la cuerda floja, continuamente en crisis. Hasta que..., ¡pum! la crisis del petróleo del año 73 nos apuntilló irremediablemente.
ResponderEliminarEn cuanto a los flamencos es un tema muy interesante, apasionante, diría yo. Como sabrás ya lo traté un poco en otra entrada de este mismo blog.
Un abrazo y gracias por tus atinados comentarios
Carmensabes: los bejaranos siempre hemos presumido de buen vestir. Claro que esos eran otros tiempos. Ahora compramos la ropa en cadenas conocidas, llevamos vaqueros y chándals de Nike, Adidas u otras. Y es que fábricas textiles nos quedan pocas. Sobreviven como pueden al embate del sudeste asiático sin solución de continuidad. El problema es que los bejaranos aún no hemos cambiado el chip. Nos cuenta entender que nuestro sistema de vida ya no se basa en el textil y que hay que buscar otros caminos.
ResponderEliminarUn abrazo
Jose Antonio Bejarano: me alegra que paisanos nuestros se den un paseo por el blog. Prometo hacer alguna entrada más sobre Hervás.
ResponderEliminarCon respecto a Navazo, sabes que se ha cerrado hace un par de años y que ahora se ha instalado en sus naves una empresa de energías renovables, Unisolar, en un ejemplo magnífico de lo que es una reconversión. Habría que tomar nota, ¿no te parece?
Un abrazo y muchas gracias por tu comentario
Juan Carlos: ya sabes lo bien que escribe e investiga Javier. El mayor experto en Historia Textil de Béjar, aunque es modesto y no lo quiere reconocer, jeejej
ResponderEliminarDesde aquí mi enhorabuena y ánimo para él.
Y por supuesto un abrazo para tí, Juan Carlos
Juana María: bueno, bueno. La verdad es que hay que decir que siempre estuvimos en crisis, salvo en la época d elas manufacturas, es decir, el siglo XVIII y principios del siglo XIX. Luego metimos la pata geográficamente, en medio de una Castilla muy incomunicada. No tuvimos ferrocarril hasta finales del siglo XIX, cuando en Cataluña hacía tiempo que ya lo tenían.
ResponderEliminarLuego nuestra dependencia de las contratas militares y el rechazo a los tejidos de estambre. La guerra civil nos benefició por situarnos en el bando nacional y quedar Cataluña fuera de juego. Pero, sino, quién sabe, a lo mejor ya hubiese desaparecido por entonces nuestra industria. Llegamos tambalenado a finales del siglo XX y pasó lo inevitable.
Ahora tenemos que cambiar el chip, pero no podemos. Mal asunto.
Un besito
Rosa Cáceres: en este blog petendemos acercar la Historia de Béjar a los visitantes de manera amena y bien documentada, porque pensamos que ambas cosas no tienen por qué ir contrapuestas.
ResponderEliminarSiempre buceando en la documentación y la bibliografía se encuentran desde historias curiosas, personajes inéditos hasta relatos sobre materias concretas, como esta breve Historia Textil que realiza Javier.
Gracias por tu comentario y por pasearte por el blog (ya sabes que cuando quieras puedes pasearte por Béjar)
Jose: precisamente es el Escudo Real de Carlos III con el Toisón de Oro incluido, y ello se debe a que este rey fue quien dió a Diego López, fabricante de paños de Béjar, el título de Real Fábrica a su manfactura.
ResponderEliminarY decir Béjar y decir textil es como hablar de la misma cosa. Desde el siglo XVIII hasta hace muy poquito tiempo fue la actividad económica principal de la ciudad, de la que vivían y se sostenían los bejaranos y los moradores de pueblos cercanos. Desde tan tempranas fechas vinieron muchos inmigrantes a trabjar en el textil, de la comarca y de toda España.
Y con respecto a las calles, me parece que tal costumbre se da en todas partes, jejej.
Muchas gracias. Hemos "disfrutado" del blanco mucho por aquí. Y, aunque la estación de esquí de La Covatilla se verá recompensada por esta nevada, a los bejaranos nos disguta un pelín que las calles se vuelvan intransitables. Nieve sí, pero en la sierra.
Un besito
Jose Luis: pues sí una pena. De eso me parece que nos podemos lamentar todos, desde el norte hasta el sur.
ResponderEliminarY por cierto, que dicen que no hubo revolución industrial en España..., así que figúrate si está lejos, jeej
Un abrazo
AL prosperidad del pasado provoca nostalgia viendo lso tiempos que corren...
ResponderEliminaruan cosa, que siento curiosidad, ¿"pa" cuando el discurso de entrada en el CEB?
un saluido moza
Felicidades a Javier por este texto tan ameno a pesar de los abundantes datos. Hacer eso es todo un arte en el que tú, por cierto, eres maestra. Besitos.
ResponderEliminarCuentos brujos: lo malo es que la nostalgia de los tiempos pasados nos impide ver claro el camino que se abre ante nosotros.
ResponderEliminarComo a lo segundo ya te he contestado, pues ya sabes.
Un besito
Isabel Romana: transmitiré tus felicitaciones a Javier, Isabel (bueno, seguro que no hace falta porque ya las habrá leído él mismo)
ResponderEliminarUn abrazo