Autor: Roberto Domínguez Blanca.
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2008.
El modo en que los habitantes de Béjar tenían de construir sus viviendas, seguía la tónica general de las construcciones que presentan las poblaciones serranas del sector occidental del sistema central. Sin embargo, la vivienda bejarana más característica parece surgir a mediados del siglo XVIII; un nuevo modo de construir que se implantará con fuerza en nuestra comarca (especialmente en Béjar y Candelario), y en otras localidades cercanas, como Barco de Ávila o Hervás.
Candelario
Las viviendas levantadas antes de mediados del siglo XVIII es por excelencia la prototípica que define la imagen de los pueblos de la Sierra de Francia. El principio constructivo de estos inmuebles aún se puede rastrear en Béjar en los barrios más periféricos, pues la calle Mayor y su entorno adoptaron en su momento el modelo vigente difundido desde mediados del siglo XVIII. Localizamos estas viviendas en los barrios de Barrioneila y Barrionuevo, en las calles de Mansilla, Los Curas, o en la zona trasera del antiguo hospital de San Gil. En Candelario abundan en la parte alta del pueblo. Por comparación con las de la Sierra de Francia, suelen ser menos espectaculares y de menor empaque.
Estas construcciones son de mampostería de granito con sillarejo en la línea de esquina de la planta baja, entramado de madera con adobe o ladrillo en todos los muros superiores, lo que permite la creación de voladizos. Los entramados se tapan con barro o preferiblemente con cal morena. A veces se deja la madera vista y se cubre la plementería de adobe y ladrillo. Es habitual la presencia de encalados al menos en la fachada principal, imitando lo que va a ser una constante en nuestra arquitectura decimonónica. Escalonamientos, retranqueados y voladizos de volúmenes se dan por doquier; aunque el vuelo de los cuerpos superiores sobre los inferiores es muy tímido en la comarca de Béjar. Se prodigan los balcones metálicos en las fachadas y llegando a todos los niveles de la vivienda, como moda adquirida de la arquitectura del siglo XIX; pues antes de este siglo, los vanos más importantes (los del piso noble) no tenían vuelo al exterior, sino que cerraban su parte inferior con un antepecho de rejería encajado en la embocadura del vano. Es el tipo de vano que Díez Elcuaz refiere como puertas-ventana. Los balcones empiezan a dejarse ver en nuestra arquitectura en las últimas décadas del siglo XVIII.
(Continuará)
Interesante la entrada de tu colaborador Roberto sobre las formas típicas de arquitectura popular. No sólo en esa región, también en el norte de Extremadura, en los pueblos de la Vera, y en Salamanca, en la parte de La Alberca y zonas colindantes, aparece esa forma peculiar de utilizar entramados de madera y adobe con balcones en ligero voladizo en los pisos superiores de las viviendas. Parece ser que era una forma muy tradicional de construir en áreas rurales donde hay proximidad de montaña.
ResponderEliminarUn saludo.
esa foto me impactó, si voy a vivir a la península, me consigues una de esas casas? hasta me ofrezco a trabajar contigo, querida amiga... xD
ResponderEliminarHablo en serio.
Un abrazo
Por aquí ando, viendo tus cosillas...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Hola Carmen!! Un post muy interesante amiga. Es hermosa Candelario. Me encantó.
ResponderEliminarBesossssssss
Seguimos aprendiendo dia a dia con tigo...gracias por tanta informacion.
ResponderEliminarLa foto muy bonita, me gustan esas farolas encendidas le aportan magia.
Besos
¡Magnífica entrada! mi enhorabuena a tu maravilloso colaborador, y por supuesto, a ti.
ResponderEliminarBesazos!!!
Carmen, confirmo que las casas de Lagunilla siguen también las indicaciones y los rasgos que se trazan en este magnífico artículo, osea, la sillería de granito en ángulos, puertas y ventanas...muy parecidas a las de la foto de Candelario.
ResponderEliminarSaludos.
Cada vez veo más claro que tendré que ir a tu tierra a ver todo esto con mis propios ojos, porque entre tú y tus amigos, hay que ver la de información interesante y atractiva que nos dais. Recuerdo muy bien el Candelario, que visité en el otoño del 85 junto a parte del área de la Peña de Francia (incluída Béjar, pero muy por encima). Lo dicho, repetiré. Besos, guapa.
ResponderEliminarVeo que a pesar de las vacaciones no has podido evitar hacer una incursión y publicar otro de tus interesante posts.
ResponderEliminar¡Saludos y descansa!
Cayetano: al fin y al cabo se trata de zonas montañosas muy próximas entre sí, limítrofes y vecinas. Es claro que para las gentes que vivían por aquí las fronteras entre comunidades o entre provincias no existía. Sus adaptaciones habitacionales al espacio circundante responden todas ellas a las mismas premisas: abundancia de piedra, utilizada en las zonas inferiores para combatir el agua y la humedad, y pisos superiores aligerados mediante el uso de adobe y madera. Y es más, todas ellas tienen una carácter ganadero más o menos acentuado.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Espero que estés pasando un buen verano.
Un saludo
Mathías: Ojalá tuviera yo en propiedad una de esas casitas chacineras de Candelario, pero... me te mo que no. Así que me parece que vamos a tener que trabajar duro para conseguirlo, jejej
ResponderEliminarUn saludo
La sonrisa de Hiperión: me parece genial. Ya sabes que estás en tu casa.
ResponderEliminarGabriela Maiorano: me alegra mucho tenerte por aquí. Candelario es fantástico. Se lo recomiendo a todo el mundo.
ResponderEliminarBesos también para ti
Mª Ángeles y Jose: me pareció una foto bonita para ponerla en la entrada, aunque no sea muy ilustrativa sobre los temas de arquitectura y arte de que trata el artículo.
ResponderEliminarUn saludo
Silvia: muhcas gracias. Esepro que estés pasando un verano descansado y relajante.
ResponderEliminarUn besazo
Carlos II: es lo que me decía Cayetano ahí arriba, que en las zonas serranas conlindantes a Béjar se despliegan unas arquitecturas similares,respondiendo a idénticas adaptaciones al medio y mismas funcionalidades. El caso de Lagunilla no sería una excepción.
ResponderEliminarA ver si cuelgo un día algo sobre tu pueblo. Estoy en ello.
Un saludo
Isabel Romana: no sabía que habías estado por aquí, querida Isabel. Ya sabes dónde estamos si tienes la intención de repetir.
ResponderEliminarUn abrazo
Dissortat: tienes razón, pero me da tanta pena ver el blog en pausa... Descansaré te lo prometo.
ResponderEliminarUn saludo
Carmen: espero con ansia la entrada gunillense ;)
ResponderEliminarUn saludo.
Preciosa foto, sí señor.
ResponderEliminarEs curioso que, pese a la cercanía, no conozco en Zamora -no digo que no los haya- ejemplos del entramado de madera y adobe. Si acaso, en espacios reducidos: para cerrar un corredor, por ejemplo, pero no como pared.
Saludos, Carmen
Carlos II: llegará, todo llegará.
ResponderEliminarXibeliuss: a partir de ahora tienes un motivo más para recorrer los pueblos y zonas rurales de tu Zamora más próxima, jejej.
ResponderEliminarAbrazos
Madame, que preciosas son las que nos muestra a modo de ejemplo en Candelario. Me encantan esos balcones y corredores, y ademas se ven tan bien conservadas que parece que somos nosotros quienes nos hemos trasladado al siglo XVIII.
ResponderEliminarFeliz dia
Bisous
que interesante tu blog, desde hoy me deleitaré con tus relatos, desde Argentina, saludos.
ResponderEliminarMuy interesante esta última entrega, Carmen. Y la foto que la ilustra, ya ni te cuento... Esa balconada lígnea que aparece el la misma con ese aire tan medievalizante se me antoja deliciosa...
ResponderEliminarEn fin, espero que, a pesar de la escasez de tiempo que, según parece, padeces, consigas disfrutar de la estación y de tu Béjar de tus entretelas, jejeje... Hacía no sé cuánto que no me topaba con esta expresión tan castiza y tan fantástica...
Lo dicho, pues... No trabajes demasiado, que al final...
Que tengas un muy feliz jueves.
Un beso
Madame Minuet: precisamente es un pueblo de cuento. La mayoría de sus casas pueden fecharse desde el siglo XV al XX, siendo mayoritariamente reformadas en los ss. XVIII y XIX. Estoy pensando hacer una entrada específica sobre Candelario, sobre todo pensando en sus calles y casas.
ResponderEliminarUn besito
Carli: muchas gracias por tu visita.
ResponderEliminarSaludos
Jose: qué palabras tan bellas para ese Candelario de ensueño. Merece la pena perderse por sus calles, realmente, y está cerquísima de Béjar. La mayoría d elos turistas que vienen por aquí no se pierden un paseo por allí.
ResponderEliminar¿Te gustó la palabra? A mí me parece que describe muy bien el sentimiento de cariño hacia el lugar en el que te sientes más a gusto, sea tu lugar d eorigen o no.
Feliz jueves tabién para ti.
Un saludo
Qué maravillas y qué magia desprenden estas viviendas ,me encantan esas calles tan estrechas ,para mi muestran esa cercanía de las personas.
ResponderEliminarFelicidades por tan bella publicación.
Espero hayas disfrutado de tus vacaciones .....
Un inmenso beso.
Loli Martínez: no sé por qué, pero esa foto me salió especialmente bien. Quizás sea porque desprende algo de misterio, más que por su calidad técnica.
ResponderEliminarEspero que estés teniedno unas vacaciones tranquilar y descansadas, que es lo más importante.
Un abrazo