Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar, 2009.
¿Resultaría ventajoso que la producción textil bejarana entrase en el mercado de paños destinados a la contienda?
Seguidamente vamos a analizar otras cartas en las que los empresarios bejaranos van a debatir sobre la conveniencia o no de la participación de nuestra industria en la producción destinada al conflicto.
Carta del Presidente de la Asociación de Fabricantes de Béjar a Jerónimo Gómez- Rodulfo Yagüe, fabricante bejarano:
“Béjar, 26 de octubre de 1915
Sr D Jerónimo Gómez-Rodulfo Yagüe.
(...) Ante el temor de que si nosotros no lo hacemos lo hagan de otras comarcas, si es que el ministro persiste en su idea, ¿no le parece que podríamos correr un peligro mayor, el de que adoptasen el cambio y no fuese con nuestros tipos, a lo que se sumaría a un perjuicio otro? Esta es la opinión de la Junta General celebrada anoche y en consecuencia creemos que, como vulgarmente se dice, quien da primero da dos veces (....). No debemos animar al ministro, pero sí impedir que otros hagan lo que nosotros dejásemos de hacer (...).”
Fábrica de Rafael Díaz |
Carta de los fabricantes bejaranos (Tomas Hernández Agero, "Hijos de Francisco Gómez-Rodulfo" y Cipriano Rodríguez-Arias) al Presidente de la Asociación de Fabricantes de Béjar en la que proponen subir un 20% el precio de los tejidos.
“Madrid 1 de Mayo de 1915:
(....) lo que supone el aumento experimentado en lanas, regenerados, tintes y mano de obra.
Esperemos encontrará usted razonable esta proposición nuestra. Confiamos estará de nuestra parte su cooperación para ponerla en práctica y creemos que ella resultará igualmente beneficiosa para todos, fabricantes y constructores. Que lógicamente redundará esta medida en prestigio de nuestro pueblo de Béjar en una deducción explicable: bajar los precios reglamentariamente asignados a las prendas militares, reducido por consiguiente del que un constructor ha de pagar por el paño para encontrar utilidad, caros por el contrario los elementos de fabricación y elevado el coste de primeras materias, no queda al fabricante otro recurso que hacer paños que necesariamente habían de llevar consigo el descrédito y el decaimiento de la justa fama que un día tuvo nuestra industria bejarana(...).”
Carta de Tomas Hernández Agero, fabricante, a otros fabricantes bejaranos sobre el precio de los paños para el ejército:
“Madrid 15 de octubre de 1915
(...) No puedo estar conforme con los acuerdos y precios por considerar que no depende sólo de la voluntad de los fabricantes el poner precios, cuando tenemos otros centros fabriles que se dedican también a las mismas clases y además cuando sabemos que algunos dedicados a este negocio tienen comprometidas existencias en otros sitios. Considerando que cuando esté resuelta la subida de la prenda, entonces cada industrial debe de poner los precios con arreglo a las subidas y a las condiciones de cada casa.
(...)Tenga por seguro que no venderé géneros a personas que antes no hayan tenido con esta su casa y mis precios serán los que considere deben de ponerse con arreglo a la subida de las primeras materias, pero sin obligación ni compromiso con nadie (...).”
Carta de Lluch y Cia (empresa de colorantes) a Jerónimo Gómez-Rodulfo Yagüe, fabricante bejarano, sobre los precios de los colorantes:
Jerónimo Gómez- Rodulfo |
“18 de octubre de 1915.
(...) Juzgamos un deber hacer notar a usted nuestras creencias de que no entraña para esa estimada casa ni para las de Béjar en general conveniencia ninguna la fabricación del paño kaki de lana para el ejército, sino por el contrario sería una amenaza.
En efecto, aparte de después de los 2 kg de cada producto de los antedichos, no se le podrá servir más, pues nada nos queda. Hay que considerar principalmente que el paño kaki no será ya para Béjar un artículo tan propio y tan ventajosamente conocido como el paño azul pintado como el añil y que viene siendo la supremacía de aquella plaza. Así como en la producción de esta última no pueden ustedes tener una seria competencia, en la del paño kaki se verían inmediatamente competidos por los fabricantes de Sabadell, Tarrasa, etc, frente a los cuales les faltaría la superioridad que por razones distintas tienen al tratarse del paño azul.
Examine usted bien lo que acabamos de manifestar y piense si no sería sumamente arriesgada para la industria bejarana la innovación. Entendemos que está en su interés trabajar para que se continúe usando en el ejército el paño antiguo (...).”
Los debates entre los empresarios son arduos, ya que en aquellos momentos Béjar no se encuentra preparada para llevar a cabo esa producción, prevaleciendo la opinión de continuar con la del paño de color azul en el que estábamos especializados. Es obvio que el alto precio de las materias primas, como refleja la carta Lluch y Cia a Jerónimo Gómez Rodulfo Yagüe, y la competencia de las industrias textiles catalanas, que ya estaban produciendo ese tipo de tejidos, influyeron en la toma de decisión junto al conservadurismo de nuestra producción manufactura, caracterizada por la falta de innovación.
Fábrica de Jerónimo Gómez- Rodulfo |
A pesar de todo se plantean dudas sobre el mantenimiento del uniforme frente a la amenaza de la competencia catalana. Efectivamente, durante los años 20 los empresarios estuvieron inquietos con el asunto del cambio del uniforme y mantuvieron numerosas reuniones con el Ministerio de la Guerra. No estaban dispuestos a perder las valiosas contratas militares, base de la producción bejarana.
Por otra parte, es preciso remarcar que, a pesar de que los empresarios estaban unidos en la llamada Asociación de Fabricantes, posterior Agrupación de Fabricantes, en realidad eran independientes, como refleja la Carta de Tomas Hernández Agero a los fabricantes de Béjar sobre el precio de los paños para el ejército. Además en esta misiva se destaca claramente el sentido burgués de considerar la fábrica como “casa”, pues aún predominaban las empresas familiares y no las grandes empresas actuales, en las que se ha perdido el sentido de propiedad familiar.
Continuará
*Las fotografías están sacadas de los blogs Archivo Fotográfico y Documental de Béjar y Los Abdones.
Bibliografía y fuentes documentales:
SÁNCHEZ MARTÍN, J. R.: “El cambio del uniforme militar y la crisis de los años veinte en Béjar”. Revista de Estudios Bejaranos, nº7, Dic. 2003.
Archivo de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar: Documentación suelta.
SÁNCHEZ MARTÍN, J. R.: “El cambio del uniforme militar y la crisis de los años veinte en Béjar”. Revista de Estudios Bejaranos, nº7, Dic. 2003.
Archivo de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar: Documentación suelta.
Me ha llamado la atención la carta de Carta de Lluch y Cia, porque me asombra
ResponderEliminarque tuvieran tan claro el concepto de esta palabra relativamente moderna de “ innovación”. Y cómo les parecía arriesgado el llevarla acabo.
A veces es bueno arriesgar. Pero nunca sabemos a ciencia cierta los resultados.
Bss Carmen y mil gracias por subier el regalito:-) Feliz semana
El problema de toda la industrialización española era el arriesgar, y está muy bien que aquí se cite ya el término innovar. No hubo esa burguesía necesaria, capaz de invertir su dinero para producir mucho más y ganar más dinero. Los que hicieron algo de dinero, quería vivir de las rentas e invertían en tierras. Espero la siguiente parte, Carmen. Saludos.
ResponderEliminarResulta muy interesante seguir esta correspondencia en la que negocio y guerra van de la mano y exige la toma de decisiones estratégicas (para las empresas, claro). Igualito que ahora... Felicidades por esta interesante serie. Saludos cordiales.
ResponderEliminarMala suerte. Un golpe para Béjar, especializada en el paño azul. La guerra influye en mucho más que en el frente, por desgracia, y en este caso traía una sentencia.
ResponderEliminarBuenas noches, madame
Bisous
La historia, Carmen, compendios de vidas, no admite ensayos, sino que se materializa en directo con sus aciertos y sus errores, tal vez por eso resulta tan apasionante su estudio. Un abrazo.
ResponderEliminarREnovarse o morir... y vaya si triunfó el kaki, el siglo XX fue desgraciadamente de preponderancia de ese color.
ResponderEliminarVaya. Lo que un color puede hacerle a la industria textil.
ResponderEliminarSaludos, Carmen
La verdad es que burguesía emprendedora en aquella España rural y atrasada era algo que escaseaba en líneas generales.
ResponderEliminarEsperaremos a ver cómo acaba todo esto para opinar, aunque me temo que la economía española en general y la bejarana en particular no saldrán muy bien libradas.
Un saludo.
Empresarios que arriesguen, aùn hoy no se consiguen.
ResponderEliminarBuena reseña.
Un abrazo.
No hay negocio más suculento que la guerra, se mire por donde se mire, y bien lo sabían también los catalanes, que iban a muerte a fin de conseguir pingües beneficios. El color manda, a pesar de todo, y la industrialización, arrasa...
ResponderEliminarSaludos Carmen ¡¡
Hola Carmen.. Esto todo un artificio leer las cartas que se enviaban hablando de si o no producir los paños.Me pierdo un poco en todo esto y, me da la espina de que había demasiado miedo al fracaso, si por competir o asumir que los catalanes estaban un peldaño más arriba; no sé.
ResponderEliminarEn todo caso es bueno leer este tipo de casos, jamás aparecen escritas en la historia.
un abrazo.
Interesante seguimiento el que debieron tener estas cartas.
ResponderEliminarInnovar, frente a la muerte. Quizás sea lo mejor lo primero...
Veremos la continuación...
Saludos Carmen
Fue un momento de dificiles decisiones. Pero, siempre es asi en esas circunstancias. Observo el detalle cuidadoso de haber conservado las cartas, es vivencia de primera mano. Me encantan. Besotes.
ResponderEliminarCarmen interesante esta entrada cuanta información nos comparte gracias por su visita feliz semana
ResponderEliminarUn cordial saludo desde…
Abstracción textos y Reflexión.
Ha sido una verdadera gozada poder asomarse a estas cartas. ¿Conservadurismo, miedo a innovar? Seguro... pero también, lógica prudencia.
ResponderEliminarSaludos
Las guerras son grandes ocasiones de negocio o de todo lo contrario, los caprichos del destino hacen que esto fluya en un sentido o el otro.
ResponderEliminarInteresantisima tu entrada y como es marca de la casa perfectamente documentada y trabajada, siempre es una delicia leer tus trabajos.
Un beso.
Katy: en todo caso a veces hay que arriesgar para poder triunfar (uff, qué frase me ha salido). Esto no lo tenían claro los fabricantes bejaranos. Siempre pecaron de excesivo conservadurismo, me temo.
ResponderEliminarBesos
Paco Hidalgo: en Béjar los fabricantes fueron demasiado conservadores como para arriesgar e invertir en innovación. De hecho ni siquiera se plantearon dedicarse en masa al algodón, quizás porque ya existía una poderosa industria catalana dedicada a esta fibra. En todo caso, el limitarse únicamente a la lana y al paño color añil les trajo beneficios limitados.
ResponderEliminarSaludos
Isabel: es curioso pero siempre se extraen de las lecturas del pasado analogía con el presente. ¿No es ésta la función de la Historia?
ResponderEliminarBesos
Dame Masquée: el paño bejarano casi siempre tenía un cliente principal: el estado. No es difícil averiguarlo. Así que los bejaranos nos frotábamos las manos, sobre todo los fabricxantes, cuando se producía una guerra. Es duro decirlo, pero es así. Mientras la guerra se producía fuera, aquí los telares echaban humo.
ResponderEliminarBesos
Francisdco Espada: tienes toda la razón. Se aprende de caer y volver a levantarse.
ResponderEliminarSaludos
Jose Luis: en Béjar el paño de uniformes se hacía sobre todo en añil y en verde de la Guardia Civil. Así que las contratas se hacían casi siempre con el estado: paños para la Marina, Aviación, Ferrocarriles y Guardia Civil. Cuando el uniforme cambió y los tejidos se hicieron más ligeros con la Gran Guerra a Béjar le pilló el toro, como estamos viendo.
ResponderEliminarSaludos
Dissortat: a veces cosas tan nimias como un cambio en los colorantes, muy caros entonces por cierto, pueden dar al traste con toda la producción de un centro fabril, como en el caso que estamos viendo.
ResponderEliminarSaludos
Cayetano: opinas bien, amigo. La situación beneficiosa para Béjar se producirá después de la guerra civil, pero ésa es otras historia que un día contaré.
ResponderEliminarSaludos
Gaucho Santillán: con los tiempos que corren me parece que hay pocos empresarios que puedan arriesgar, entre otras cosas porque no hay dinero para ellos.
ResponderEliminarSaludos
Francisco Javier: Béjar intentó competir con Cataluña, entr otras cosas porque ambas se centraban en una fibra distinta. Béjar con la lana y Cataluña con el algodón. Pero no hay que ser muy listo para saber cuál triunfó. Me temo que hoy día no vestimos con traje y corbata todos los días (salvo algunos, jejej)
ResponderEliminarSaludos
Marcelo: cuando se leen cartas del pasado dan una sensación de frescor frente a los legajos polvorientos, entre otras cosas porque parece que la spersonas que las escribieron todavía están vivas, por mucho que haya pasado el tiempo. Los fabricantes bejaranos eran demasiado conservadores y tenían miedo a que un posible cambio diera al traste con una tradición textil que provenía de hacía varios siglos.
ResponderEliminarSaludos
Manuel: algunos no lo tenían tan claro, me temo.
ResponderEliminarSaludos
Carolina: por eso me parece interesante que Óscar, el autor de este artículo, las haya incluído aquí.
ResponderEliminarBesitos
Jose Ramón: me alegro de que te haya gustado.
ResponderEliminarUn saludo
Menudo golpe para Bejar...El color tan importante...siempre nos sorprende la historia...
ResponderEliminarPor cierto ese archivo fotoggrafico cada dia me sorprende mas.
Besos
Xibelius: prudencia, miedo, mucho miedo, y que las cosas no se podían cambiar d ela noche a la mañana: la maquinaria estaba anticuada, el ferrocarril había llegado tarde, el paño militar fabricado en Béjar ya se demandaba menos, la competencia catalana, los altos precios del colorante, las huelgas y así hasta conformar una larga lista.
ResponderEliminarSaludos
Iglesias Oviedo: la industria armamentísitca siempre intenta provocar algún conflicto "local" con el fin de vender sus armas. Tienes toda la razón. En Béjar no se llegaba a tanto, no se provocaba ningún conflicto, ahora bien nos beneficiábamos de que esto se produjese.
ResponderEliminarSaludos
Mª Angeles y Jose: si os interesan las fotos antiguas de Béjar existen dos blogs dedicados al tema. "Archivo Fotográfico y Documental de Béjar" es uno y "Fotografías Antiguas de Béjar" es el otro. Están enlazados a este mío.
ResponderEliminarBesitos
El miedo a la inversión pienso que está muy arraigado en el carácter español.
ResponderEliminarSaludos.
Interesantísima esta entrada, es una pena que fueran tan conservadores, aunque nunca se sabe que hubiera pasado
ResponderEliminarUn besote
Estuvo movidito ese otoño de 1.915 entre los industriales bejaranos. No les debía haber ido mal y la guerra, les exigía cambios en los artículos y en los precios. ¿Es posible que una industria hasta entonces instalada en una plácida inercia se viera en la tesitura de cambiar mucho y rápidamente? Ya nos lo contarás, o puede que lo hagan los propios protagonistas con nuevas cartas. Un abrazo Carmen.
ResponderEliminarSupongo que el miedo a la innovación de los industriales bejaranos venía de la tradición proteccionista que durante el S. XIX ejerció el Estado, evitando la competencia extranjera, gravándola con elevados aranceles. Esto aseguraba al menos el mercado interior una vez perdidas las colonias americanas y, como consecuencia, el desinterés de los empresarios por invertir en tecnología y hacer más rentable la producción.
ResponderEliminarSaludos.
Innovación... eso es lo que le ha faltado siempre a Béjar.
ResponderEliminarLo que puede hacer un color a la industria.. y hoy sigue en los uniformes militares.
De todas formas también había mucho miedo a aventurarse a un futuro que no tenían claro.
Muy interesante lo que nos estás contando.
Un beso.
Eduardo de Vicente: y así nos va. Sin invertir en cultura e innovación no puede progresar un país.
ResponderEliminarSaludos
40ñera: gracias por tu visita, amiga.
ResponderEliminarBesazos y feliz fin de semana
Desde la terraza: la Gran Guerra y el negocio que s epodía haber hecho se dió por perdido, me temo. Y la industria textil bejarana hubiese desaparecido, languideciendo poco a poco (como ya lo venía haciendo desde el último cuerto del siglo XIX) si no s ehubiese producido otro acontecimiento. Ya lo veremos en futuras entradas.
ResponderEliminarSaludos
Roberto: los industriales bejaranos siempre abogaron porque los aranceles y el proteccionismo dominasen en la política madrileña. De hecho algunos de ellos, como bien sabes, ocupaban altos cargos (senadores del Reino e incluso algún que otro ministro)y desee allí vigilaban que la política económica no cambiase en este sentido.
ResponderEliminarSaludos
Laura M.: miedo, miedo y más miedo, miedo a que todo cambiase y se quedasen en la estacada. El problema es que Béjar ya a los inicios del siglo XX estaba más que languidecida.
ResponderEliminarBesos
Gran post, Carmen. Y enhorabuena a Óscar González Hoya.
ResponderEliminarSobre el tema de la innovación, es sintomático que quien hace la recomendación a las empresas bejaranas que no exploren la producción de nuevos tipos de género sea la empresa de colorantes.
Es posible que a Lluch y compañía no le interesase que las empresas bejaranas bajaran su producción de paño azul pintado en beneficio del kaki, que explotaban los industriales de Sabadell y Tarrasa, posiblemente también clientes suyos.
Por eso no me sorprende que, casi un siglo después, las empresas bejaranas que se citan ya no existan y Lluch y Cía sí haya sobrevivido, aunque desde hace años como parte de un consorcio industrial bastante conocido: Bayer Hispania, S.L.
Aquí el rastro: http://www.bayer.es/ebbsc/cms/es/grupo_bayer/historia
Ignacio: muchas gracias por esta aclaración tan interesante. Sí, es cierto que Lluch y Cía se integró en la Bayer, quizás más conocida a raíz de su producción de medicamentos. La pena es no poder conocer más en profundidad las relaciones de los fabricantes bejaranos con otras empresas, bien sea pañeras o químicas o de otros sectores. Queda mucho por hacer.
ResponderEliminarSaludos