Autora:
Carmen Cascón Matas
Publicado:
Revista de Ferias y Fiestas de Béjar,
2010, pp. 45-48.
Introducción
La
Escuela Industrial Elemental de Béjar
nació en 1852 de la mano de la burguesía
local, del ayuntamiento y de la diputación de Salamanca dentro de una fase de prosperidad de la industria textil
local. En efecto, según José María Hernández Díaz la erección
y sostenimiento de las Escuelas de Artes y Oficios en la España de la
Restauración es el resultado del apoyo prestado por diversas iniciativas
populares, privadas, eclesiásticas, municipales o de la Administración central
(en mucho menor grado ésta) que intervienen en el tema de manera muy desigual[1].
La
idea no era nueva en nuestra
localidad pues a lo largo de la primera mitad del siglo XIX se habían realizado varias intentonas
de implantar una enseñanza manual básica con resultado siempre negativo[2].
El modelo no era privativo de Béjar; sólo
había que mirar al resto de España para implantar unas ideas puestas ya en
marcha en otros lugares y copiadas a su
vez de Europa, sobre todo de la Francia anterior a la Revolución Francesa y
a la Inglaterra de la industrialización[3].
No obstante, la implantación de las
enseñanzas técnicas en España no se plantea hasta la llegada de la
industrialización, un proceso irregular por ser regional y parcial. El
objetivo consistía en alfabetizar a la
masa obrera a nivel elemental y otorgarle unos conocimientos básicos técnicos adecuados y adaptados a las necesidades
de la industria. Con ello se obtenía un doble beneficio: conseguir mano de obra cualificada y mejorar la cantidad y calidad de los paños
fabricados. Hemos de tener en cuenta que Béjar contaba con 200 fábricas abiertas
productoras de unas 754.600 varas de paño anuales y que daban empleo a 4.000
personas, según dejó escrito Pascual Madoz quien nos visitó en 1849[4].
Fabril Militar de Béjar |
El 20 de julio de
1852, y mediante real orden auspiciada por el Ministro de Fomento Miguel de Reynoso, se autorizó la apertura de la Escuela Industrial Elemental
de Béjar con un presupuesto inicial de 48.000 reales[5].
El primer director de la Escuela, don
Nicomedes Martín Mateos -filósofo de reconocimiento internacional y
bejarano de nacimiento-, pronunció el
discurso inaugural en el originario edificio de la institución, una
construcción - hoy desaparecida- compartida con la Escuela de Primeras Letras
situada en la calle Mansilla, en el mismo solar de la actual Plaza del Mercado.
Posteriormente se trasladaría a la calle Quebradilla de San Francisco[6].
La Escuela Industrial ofrecía una formación técnica con horario nocturno, contando con un profesor para el curso preparatorio
(impartido por José García), tres
catedráticos (dos de matemáticas y uno de física, química y mecánica), un ayudante y un mozo, además de los estipendios extras a pagar al profesor que
ejerciera como secretario y al que
impartiera las clases de dibujo y
modelado[7].
Don Nicomedes Martín Mateos, foto conservada en el Casino Obrero de Béjar |
La trayectoria de
esta primera fase terminó tempranamente en 1868, aunque su declive se había
iniciado mucho antes, cuando la
diputación salmantina condonó la subvención que la mantenía. Durante un
tiempo la institución se mantuvo gracias a las aportaciones del ayuntamiento y
se hundió definitivamente cuando éste dejó de sustentarla. En realidad no fue
el único problema al que tuvo que enfrentarse la escuela, pues ya desde sus
orígenes arrastraba dificultades que se hicieron más graves con el tiempo: escasez de espacio y material necesarios
para la docencia, bajas remuneraciones
para la plantilla[8], a lo
que se añadiría, según el informe del rector de la Universidad de Salamanca
Tomás Belestá, la pobreza general de la
institución, la pésima ordenación
del material científico, la ausencia
del pago de matrícula por los alumnos, el aumento de las enseñanzas primarias y el inmovilismo de la plantilla[9].
La segunda fase
tiene a su vez dos etapas: la
primera comprendida entre 1879 y 1886,
y la segunda de esta última fecha hasta
1900[10].
Una de las sedes de la Escuela, en la calle Mansilla |
La primera de estas etapas corresponde a lo que podemos
denominar Escuela Regional de Artes y
Oficios, pues surge en Béjar con el apoyo único y exclusivo del ayuntamiento y de la burguesía bejarana,
encarnada en la Sociedad Económica de Amigos del País. Una vez comprobado el
fracaso de la Escuela Industrial y con ánimo de aprender de los errores, se reimplanta la institución en un clima
económico lejos de la bonanza pañera que había la había creado. La crisis sobrevuela sobre la industria
textil, una vez concluidos los conflictos carlistas y terminadas las contratas
de paño para el ejército entre los fabricantes bejaranos y el estado. La Escuela, que no sobrepasa del
nivel elemental como en la etapa anterior, pretende
ser la espoleta de una economía maltrecha. El concepto era el mismo: mejorar la mano de obra, optimizando la
calidad y cantidad de la producción para, de esa forma, salir de la recesión[11].
La herencia de los problemas económicos de la etapa
precedente parecía hacer peligrar la institución en su nueva andadura, pero
algo había cambiado. El entusiasmo que pusieron el ayuntamiento y la Sociedad
Económica de Amigos del País en el proyecto hicieron que triunfara al conseguir su reconocimiento oficial en
1886 junto a otros ocho escuelas en España: Madrid, Alcoy, Gijón, Cartagena. Las Palmas, Tarrasa, Vigo y La Geltrù.
La Escuela Elemental de Artes y Oficios de Béjar sería la única que ostentaría el título de tal
oficialmente en toda Castilla y León.
Continuará
*Si queréis saber más sobre la Escuela de Béjar podéis consultar un artículo más extenso escrito por mí titulado “La
Escuela Elemental de Artes e Industrias de Béjar (1852- 1902)”. Revista Electrónica de Historia “El futuro
del pasado”. Monográfico “Razón, utopía y sociedad”, nº 2. Salamanca, 2011.
ISSN 1989- 9289 y que podéis descargar en dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3697689.pdf
[1]
HERNÁNDEZ DÍAZ, J.M.: “Burguesía liberal y educación
popular en la España interior. Las Escuelas de Artes y Oficios en la
Restauración”, en Clases populares,
cultura, educación. Ss. XIX y XX, Coloquio hispano-francés. Casa de Velázquez
– UNED. Madrid, 1990, pp. 241 a 251.
[2] HERNÁNDEZ DÍAZ, J. M.: Educación y sociedad en Béjar durante el siglo XIX. Salamanca,
Universidad de Salamanca, 1983, pp. 202 y 203.
[3] DURÁN RODRÍGUEZ, Mª D.: “La educación técnica
popular en Francia y España (1870- 1950). Algunas consideraciones de las Escuelas
de Artes y Oficios en ambos países”. En Sarmiento.
Anuario Gallego de Historia de la Educación, nº 13, 2009. Este trabajo
realiza un estudio de los modelos previos que merece ser tenido en cuenta, pp.
69-100.
[4] SÁNCHEZ MARTÍN, J.R.: “Industria textil y fábricas
en Béjar”. Especial Béjar en Madrid, 30 de diciembre de 2005, p.23.
[5] “Memoria descriptiva correspondiente a los años
1947-1952 y conmemorativa del Primer Centenario de la Escuela” Escuela de
Peritos Industriales y Elemental de Trabajo de Béjar. s/f
[6] Archivo Municipal de Béjar: Libros de actas de sesiones. Sesión de 23 de septiembre de 1853.
[7] CANO PAVÓN, J. M. “Las
limitaciones de la enseñanza técnica obrera en la España Isabelina: la Escuela
Industrial de Béjar (1852-1867)”. Lull. Palma de Mallorca, 24 (2001), p. 325.
[8] Ibidem, p. 336-337.
[9] Íbidem, p. 330.
[10] HERNÁNDEZ DÍAZ, J. M.: Educación y sociedad en Béjar durante el siglo XIX. Salamanca,
Universidad de Salamanca, 1983, p. 212.
[11] Ibídem, p. 224
Carmen Muy admirable su trabajo es un placer pasar a visitarle y recibir tanta información gracias por su visita.
ResponderEliminarSaludos desde Abstracción texto y Reflexión
Gran trabajo, Carmen. Importantisima obra de pioneros que hicieron historia.
ResponderEliminarUn beso.
Me pregunto por qué no se consideró necesario (al inicio de la andadura) el que los alumnos pagasen tasas por matriculación y mensualidades por la enseñanza, quizás de este modo hubiese logrado subsistir.
ResponderEliminarLa industria textil debió de ser muy importante en la época de la industrialización en toda España y muchas familias debían de vivir de ella. Tuvo mucha importancia en todo el Levante y también en Castilla por lo que has expuesto, era evidente que había gran necesidad de paño.
Un beso.
Sin dudas había que alfabetizar a la masa obrera al nivel elemental para obtener mejor producto, mejor coordinación con los empleados y producción.
ResponderEliminarEs sorprendente las 200 fábricas en aquellos años.
Besos
Interesante entrada relacionada con la pujante industria textil bejarana en el siglo XIX, aunque sea en su vertiente formativa. Una especie de FP de aquellos tiempos. Debe entrar cierta nostalgia a los del lugar.
ResponderEliminarUn saludo.
Esta escuela, como otras muchas en otros lugares de España, nace en los tiempos de inicios de la Revolución Industrial en España, además de la importancia que tiene la zona en la industria textil. Que curioso que su declive coincida con el fin de la monarquía isabelina, como si el Sexenio revolucionario fuese el preámbulo de otros tiempos. Veremos su segunda parte. Un abrazo, Carmen.
ResponderEliminarMe recuerda un poco a las casas de oficios de hace una década.
ResponderEliminarSaludos
Excelente trabajo. Espero la continuación.
ResponderEliminarUn abrazo
Está claro que la voluntad de formar a los hijos de los obreros no era otra que la de tener nuevas oleadas de trabajadores mejor formados para la industria; o sea, una escuela a la medida de la industria. Eso mismo ocurrió en los diversos focos industriales del país, mientras las masas campesinas vegetaban a la espera de algunas jornadas.
ResponderEliminarBesos, Carmen.
Parece que entonces tenían claro que para salir de una recesión no se podía abandonar la educación.
ResponderEliminarSaludos, Carmen
Vaya, se me ha adelantado Xibeliuss por poco, da pena comprobar que más de un siglo más tarde si que estemo pensando en que abandonar la educación es rentable. Espero la continuación, Carmen. Un beso
ResponderEliminarHola Carmen:
ResponderEliminarMuy buen artículo. Ya se me han adelantado en el comentario sobre la educación. Sin embargo me doy cuenta que en algunos casos, parece que vamos hacia atras...Me refiero a que un siglo después la educación como que no vale de nada.
Besos
Tengo la impresión de que había un sentido filantrópico muy superior al actual, en general. Iniciativas como las Sociedades Económicas de Amigos del País, de las que hubo muchas, y algunas aún perviven, aunque no sé si con el mismo sentido, ayudaron mucho al desarrollo y fomento del bien público en muchos aspectos, allí donde lo público, por su incapacidad económica, sucumbía. El sentido altruista de muchos de sus miembros, supongo que como aquellos de Béjar, mantuvo en pie proyectos en beneficio de todos. Un abrazo Carmen.
ResponderEliminarLa idea es fantástica: educación contra recesión pero lo malo es que la pela siempre es la pela
ResponderEliminarEspero la segunda
Un besote
200 fábricas que daban empleo a 4.000 personas en 1849.
ResponderEliminarBéjar tuvo que ser una ciudad muy próspera para la época.
Por entonces veo que también se tenían problemas con las subvenciones.
Según te estaba leyendo me era fácil poner imágenes actuales.
Bss y buen finde
Muy buena entrada, amiga, bien documentada... las crisis sean en la época que sea, la universidad siempre pasando penurias... Bss
ResponderEliminarInventaron la Formación Profesional. Y pensar lo que luego se ha tardado en reivindicar la importancia de este tipo de enseñanza. La historia siempre nos enseña como afrontar situaciones de distintas épocas.
ResponderEliminarUn saludo.
Buen fin de semana, que pases un hermoso fin de semana, te invito a leer un poema mio, se titula “Marioneta”, ha sido un gusto visitar tu grandioso blog y te felicito por tu gran trabajo.
ResponderEliminarLa educación es el medio que conduce al progreso y el remedio de tanta ignorancia y manipulación.
ResponderEliminarCelebro tu trabajo de cronista de Béjar, Carmen. Admirable.
Un beso y buen domingo.
Fue una magnífica iniciativa, provechosa para todos. Conseguir mano de obra cualificada al final beneficiaría enormemente la industria.
ResponderEliminarBuenas noches, madame
Bisous
Carmen, estás haciendo un trabajo excelente que seguro gustará enormemente a los ciudadanos de Bejar.
ResponderEliminarGracias por tu visita y un abrazo fuerte, desde mi Librillo.
Que poquito queda de esas 200 fabricas, menos mal que la escuela sigue ahí impartiendo educación y formando gente.
ResponderEliminarBuena entrada Carmen.
Un beso.
Magnifica, tus entradas son una autentica enciclopedia de la historia de Bejar, encomiable tu labor.
ResponderEliminarUn abrazo.
I have read so many content about the blogger lovers except this
ResponderEliminarpiece of writing is truly a nice post, keep it up.
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Que bonito haber encontrado este blog y saber de un tema que sinceramante no conocía de mi querido Béjar,...gracias por este espectacular post ..
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