Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2012, pp. 53-59.
I.
Óleo sobre lienzo, tinta sobre
papel.
Me
acerqué sigilosamente, con el respeto debido a los muertos, a aquella tela
pintada. Las pinceladas de pintura aplicadas meticulosamente por el pintor
anónimo se me hicieron más evidentes y llegué a la conclusión de que percibiría
mejor los rasgos del retratado distanciándome unos centímetros. La estrategia
dio el resultado esperado: la silueta del personaje se me reveló en toda su
plenitud, emergiendo de las sombras oscuras del fondo. El hombre estaba sentado
en una silla de terciopelo rojo, pequeña para su estatura. La pose se podría
denominar de clásica y era fácilmente rastreable en los retratos de Goya
ejecutados medio siglo atrás, aunque, claro, el artista era de medio pelo y no
había resuelto correctamente lo que se traía entre manos. La silla demasiado
escorada, pequeña, emergía detrás de la figura de un modo quasi imposible; el
personaje, sentado casi en el borde, poseía unas piernas un poco exiguas para
concebirlas unidas al torso y una cabeza grande. La mano derecha descansaba
sobre una mesa envuelta en terciopelo granate y mostraba un papel al
espectador, y la izquierda se posaba en el reposabrazos del asiento. Ambas se
hallaban cubiertas por guantes de un blanco impoluto. Sin embargo, no fue esto
lo que primero me llamó la atención, sino la banda que, justo en el centro del
cuadro, cruzaba el pecho del personaje. Una tira de raso roja y blanca le
envolvía brillante cual regalo de cumpleaños, destacando sobre un conjunto
compuesto de pantalón y chaleco blancos y chaqueta negra de mangas bordadas en
oro, traje apto, desde nuestro punto de vista actual, para ser ofertado a niños
de primera comunión. Las dos condecoraciones que completaban el atrezzo le conferían esta vez cierto
aire militar. Era evidente que el retratado quería revelar en un golpe de vista
el nivel social y político al que había llegado, aunque con el tiempo el océano
del tiempo ahogara su nombre.
Retrato de José Sánchez- Ocaña y López de Hontiveros
Sala de Concejales del Ayuntamiento de Béjar
Me
fijé detenidamente en su rostro, enfrentándome a él, interrogándole, intentando
desvelar el secreto de su vida. De cabellos entrecanos y recortados y frente
despejada, don José nos atisbaba altaneramente con sus ojos empequeñecidos por
la miopía. Las gafas de cristales mínimos desvelaban una mirada inquisitiva y
perspicaz, algo zorruna, rubricada con una sonrisa impostada, casi de lobo a
punto de saltar sobre su presa. Decidí que no me hubiese gustado estar en su
presencia. No sé, quizás su rostro se me antojaba más propio de político
actual, de presidente de banco, miembro del F.M.I. o incluso de propietario de
empresa de nuevas tecnologías, por ejemplo. Me prometí manipular la fotografía
con photoshop. Seleccionaría su cara, la cortaría como capa y la pegaría en un
cuerpo actual, con traje y corbata. Sí, probablemente la nueva indumentaria le quedaría
bien, a la perfección. Podría salir en la tele hablándonos de la prima de
riesgo y de los rescates bancarios, del conflicto con Gibraltar o del
lanzamiento de un nuevo smartphone.
El
hechizo se rompió. Una voz me anunció la próxima reunión de las asociaciones
vecinales en la sala, metáfora de una inminente expulsión, así que retraté el
lienzo con mi cámara y salí a escape.
Me lancé a hacer una mini
biografía de José Sánchez Ocaña porque, tras consultar la información que
encontré sobre él y hacer unas cuantas preguntas sobre el origen de la calle
homónima, advertí que estaba ante un personaje jugoso y poco conocido, al ser citado
sólo de pasada en distintos libros [1].
En Béjar Garci- Mar se había atrevido a escribir algo más detenido sobre él y
su familia [2].
Mis primeros acercamientos en internet arrojaron resultados satisfactorios al
hallar artículos dedicados a la Hacienda Española del siglo XIX en los que se
citaba su intervención, además de guardarse su expediente completo en la web
del Senado [3].
Sabemos que don José, nacido en Béjar en 1798, alcanzó la cartera del
Ministerio de Hacienda y que su posición le permitió intervenir favorablemente
para que Isabel II concediera el título de Ciudad a su lugar de nacimiento. A
cambio, Béjar le había dedicado una calle. Poco más.
Ayuntamiento de Béjar
Tras
analizar el lienzo atesorado en el ayuntamiento sabemos cómo era don José
Sánchez Ocaña físicamente y, aunque una pintura o una fotografía pueden revelarnos
parte del carácter de un individuo, nos es imposible conocer por completo su personalidad
a través de ellas. Si acaso un pintor de renombre podría sugerirlo a través de
sus diestras pinceladas, mas me temo que éste no es el caso. El lienzo llegó a
Béjar en junio de 1858 [4]
y fue colocado en la sala de sesiones, en el mismo edificio que hoy ocupa. Tenemos
suerte de disponer de otro retrato, también anónimo, esta vez construido con
palabras en el libro Semblanzas de los
340 diputados a Cortes [5]:
«Como
empleado, es activo y trabajador, y también es inteligente, por cuyas causas
debe ser muy benemérito para el gobierno: para los pueblos no nos atrevemos á
decir si deberá serlo tanto, porque todos los esfuerzos de S. S. en el Congreso
no tienden mas que á exprimir el limón, y á demostrar que todo lo que se paga
es una friolera. Por descontado es uno de los poderosos agentes de explotación
de que se sirvió con tan buen éxito el ministro asturiano: precisamente S. S.
fué el que inventó la célebre medida del doce por ciento como máximun para la
contribución de los hacendados forasteros. Este fué un gran descubrimiento, y
no así como quiera, sino digno de un Laplace ó de un Newton: pues
á los pueblos se les pide mucho, y á los contribuyentes se les hace creer que
deben pagar poco; que es lo mismo que exigir que cuatro no ocupen mas que el
lugar de dos, ó como si dijéramos una nueva ley física que destruye las que
hasta hoy hemos conocido cuando se trata de la extensión y de la
impenetrabilidad de los cuerpos. Es largo como el sistema tributario, usa gafas
y actualmente es director del Tesoro Público con unos 50,000 rs. sueldo que
cobra con exactitud como fruto de sus trabajos.»
Continuará
[1] Aunque se sale
en cierta medida de los límites cronológicos aquí estudiados, hay que tener en
cuenta CARASA, P. (Dir): Élites
castellanas de la Restauración. 2 vols. Junta de Castilla y León, 1997,
pues realiza un estudio de las familias burguesas de la región con poderes
parlamentarios. ROBLEDO, R. (coord.) y MARTÍN J.L. (Dir): Historia de Salamanca. Vol. IV Siglo XIX. CES, 2001. MINISTERIO DE
ECONOMÍA Y HACIENDA (Ed): Ministros de
Hacienda y de Economía. De 1700 a
2005. Tres siglos de Historia, 2005, p. 222.
[2] GARCÍA MARTÍNEZ,
C.: “El Alcalde Mayor de Béjar y Don José Sánchez Ocaña”, pp. 4-15 en Especial de Béjar en Madrid, 2006. Una
vez leído con detenimiento el artículo advertí que no existía en él una sola
nota a pie de página, lo cual me conducía a doblar los esfuerzos investigadores.
[3]http://www.senado.es/cgi-bin/BRSCGI?CMD=VERDOC&BASE=HISEampDOCN=000002677.
[4]A.M.B.: Libro de actas de sesiones de 1858. Acta de la sesión de 18 de
Junio. (Sig. 1622, f. 35).
[5] Anónimo: Semblanzas de los 340 diputados a Cortes que
han figurado en la legislatura de 1849 a 1850. Madrid, Imp. Gabriel Gil,
1850.
Si era de Hacienda, ya sabes: inteligente, frío y calculador. Un ministerio con pocos amigos. La época da lo mismo. Estrujar al prójimo para que las cuentas cuadren es lo suyo.
ResponderEliminarUn saludo.
Ahí no te equivocas, Cayetano. Don José era todo eso que dices y mucho más: corrupto, acaparador y nepotista, aunque por Béjar conseguiría algo muy valioso... pero no me quiero adelantar en los acontecimientos.
EliminarUn saludo
No sólo la investigación minuciosa: me encanta la prosa, el (digamos) 'envoltorio' como relato. Enhorabuena, Carmen, un placer leerte.
ResponderEliminarGracias, amigo Thorongil. Tus palabras me animan a seguir con el blog.
EliminarUn bravo por este comentario de texto!.
ResponderEliminarPor lo que se deduce en estas últimas líneas era un atracador de guante blanco.Frío e implacable como debe de ser, todo el que ejerce este servicio.
Esperando la siguiente entrada...
Un abrazo Carmen feliz semana.
Habrá que esperar a la semana que viene....
EliminarUn besazo y gracias
Magnífica descripción del cuadro Carmen. El caso es que siempre me fijo en la foto o cuadro que ilustra tus post. Y en este me he quedado analizando al retratado antes de leerte. Algo no me cuadraba. Esa mirada astuta detrás de las gafas-...
ResponderEliminarBss y feliz semana
Astuta, zorruna, calculadora. ¿Qué esperas de un Ministro de Hacienda, querida Katy? Si no fuera calculador no hubiera llegado a la posición que ocupó.
EliminarUn besito
Hola Carmen:
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el entorno poético que le has dado a la biografía. Parece que los ministros de hacienda son cortados por la misma tijera...
Besos
La misma tijera de entonces que la de ahora, no te equivocas.
EliminarUn besín, doc
Genial, cómo has sabido darle el punto de interés al relato, además de estar muy bien escrito.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, amigo
EliminarUna cartera que a lo largo de la historia ha sido muy controvertida.Pagar impuesto es necesario, pero nunca estos impuestos deben llegar a sangrarte y lo más importante de esta cuestión es que estos reviertan en mejorar los servicios necesarios para el bienestar del ciudadano.
ResponderEliminarBesos
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
No creo que te lleves una sorpresa cuando vayamos conociendo al personaje y viendo que lo que pasa hoy día viene de lejos.
EliminarUn beso
Cuando llegué a ver la fotografía, ya conocía al personaje por la magnífica descripción del retrato, a pesar de la escasa calidad artística del mismo, también comentada. Ya veremos qué nos depara la próxima entrega.
ResponderEliminarBesos.
Precisamente la coloqué estratégicamente en medio, para que se pudiera seguir el hilo de mi descripción con respecto a su retrato.
EliminarUn beso
Madame, qué lujazo de texto! Lo he leído con la misma pasión con la que está escrito, pues no se merece menos. Una delicia sumamente atrapante desde ese brillante comienzo a partir de un retrato.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Gracias, madame
EliminarMaravillosa biográfia y fenomenal descripción de este Personaje y su oficio.
ResponderEliminarAbrazos y Besines.
Besines a mi paladín asturiano
Eliminarme gusta mucho la forma en que escribes y como describes al personaje.... creo que, además, es muy cierto lo que dices respecto a que el océano del tiempo ahogó su nombre, como sucederá con todos los nombres de este mundo
ResponderEliminarpaz
Isaac
A él quizás un poquito menos, pues se le dedicó una parte de la Calle Mayor, la principal de Béjar, y se conserva de él el retrato que ves en el ayuntamiento de su ciudad natal.
EliminarSaludos y gracias por comentar
Pues que quieres que te diga, a mi este paisano por su gesto, su profesión y su "guante blanco" no te creas que me inspira mucha confianza. Quedo a la espera de la continuación para ver si mis impresiones se confirman. Un abrazo,
ResponderEliminarEn ciertos aspectos no fue desde luego en dechado de virtudes, pero sí puedo adelantarte que trabajó mucho por Béjar desde su posición de privilegio, aunque no quiero adelantarte demasiado.
EliminarAbrazos
Es verdad que tiene cara de tertuliano o de algo peor :D Me encanta como lo cuentas. Un beso, guapa
ResponderEliminarSi viviera hoy día no creo que se rebajara a salir como tertuliano. Demasiado alto subió para tan poco.
EliminarUn beso
Su expresión, al menos aparentemente, expresa cierta sagacidad. Imagino que sería del Partido Moderado. Espero los siguientes capítulos con gran interés.
ResponderEliminarSaludos, doña Carmen.
No te equivocas en ninguna de tus apreciaciones.
EliminarUn saludo y gracias
Tu fotografía describe tu opinión con veracidad. Los buenos retratistas escasean. En cualquier caso, este bejarano debió ser un gran hombre al ocupar uno de los altos cargos más complejos que se promueven en un Gobierno. No sería nada fácil, cuando las cuentas del Estado se hacían poco más que con los dedos, ajustar los impuestos al gasto general de la Nación. Parece ser que él lo supo hacer y lo hizo bien, Espero la continuación para constatar su eficaz trabajo y el engrandecimiento de los cargos públicos con el trabajo realizado por personas sencillas pero inteligentes y sensatas, muy sensatas.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, querida amiga Carmen.
Para Béjar fue uno de sus hijos más preclaros en el siglo XIX, una centuria que dio buenos y fructíferos personajes naturales de esta ciudad, como Nicomedes Martín Mateos, del cual hemos hablado en alguna ocasión. Tras leer los artículos que vendrán a continuación podremos conocer a don José Sánchez Ocaña más a fondo y valorar sus actuaciones.
EliminarUn saludo y gracias por tus palabras
Bueno, no será una obra de arte, pero sí un testimonio.
ResponderEliminarUn abrazo Carmen.
Si no era fielmente en su totalidad al retratado, digo yo que sería semejante a su modelo.
EliminarAbrazos
Describes perfectamente tus impresiones al contemplar el cuadro y no sé si es esa la razón pero al mirarlo he llegado a tu misma conclusión, con traje y corbata actual podría ser un contertulio de cualquier programa. Estoy deseando que nos cuentes todo lo que has descubierto sobre el personaje.
ResponderEliminarSaludos
Poco a poco, Ambar. Gracias por tu comentario. Un abrazo
EliminarA mí sin embargo me parece el rostro de un burócrata: frío, distante y mirada cansada tras las lentes. Tal vez incluso aburrido y envarado de posar.
ResponderEliminarAntes de nada.
ResponderEliminarDestacar que el ministro llevaba gafas merece un diez en atención. Felicidades por tu vista.
La crítica del cuadro, como diría un francés, ¡Superbe! ¿Fue antepasado del periodista Ramón Sánchez-Ocaña?
Por el primer esbozo se ve que este perfil te ha llevado tiempo documentarlo. Así, al primer golpe, después de leerlo creo que a don José no le prestaría ni un paraguas. Pero como ya entonces había sus intereses y nunca hay que fiarse de una sola fuente, le daré al personaje el beneficio de la duda y seguiré su trayectoria. Sobre todo porque si ha llamado tu atención, alguna importancia en uno u otro sentido debió tener para tu tierra.
El detalle de la banda, pintada con los dobleces del plegado, no lo había visto nunca. Del pintor podrás decir lo que quieras, pero realista, lo era.
Besos.
Llevaba gafas según la imagen que de él poseemos en formato lienzo y también según la descripción que se hace de él en las "Semblanzas". Creo que don José no tuvo hijos, pero sí varios hermanos de importancia, uno de los cuales marchó a Plasencia y estableció allí su casa. Mi padre decía siempre que Ramón Sánchez-Ocaña era pariente nuestro (yo desciendo de una hermana de don José, Teresa, que se quedó en Béjar), así que es posible que descienda de la rama placentina.
EliminarUn besazo