Autor: Ignacio Coll Tellechea
El texto en
el que está basada esta entrada fue publicado originalmente en el número 52 de El
Día de Salamanca el 17 de junio de 2017.
La música de cámara acompaña a los monarcas y demás
miembros de la realeza por todos los tronos que se precien. Scarlatti,
Haydn, Mozart y Bach son apellidos sobresalientes vinculados durante varias
generaciones a las cortes europeas, donde la música era un instrumento de poder
más que un divertimento.
Retrato de Mariano Lidón
En España hay varios ejemplos, quizá no tan notables
como aquellos. Una de esas sagas musicales hunde sus raíces en Béjar, y su
historia acaba de ver la luz a través de la investigación de Josefa Montero,
cuyo discurso de ingreso en el Centro de Estudios Bejaranos se ha publicado con
el título de La familia de José Lidón: Biografía, música y política. El
trabajo fue presentado el 3 de junio pasado en el Ayuntamiento de Béjar.
La primera singularidad de este linaje hay que
buscarla en Francia, de donde era originario Jean, el patriarca, llegado a
España a comienzos del XVIII como soldado para participar en la Guerra de
Sucesión que acabaría con la entronización de Felipe V.
Casado en la localidad salmantina de Huerta con una
mujer de Hervás, vivió en Plasencia, donde nacería su hijo Francisco Javier.
Este residió la mayor parte de su vida en Béjar, donde fue sacristán (y
posiblemente organista) en la Iglesia de Santa María. De los cuatro hijos de
Francisco Javier, todos bejaranos, dos siguieron el camino de la música. Uno de
ellos fue el muy conocido José Lidón (Béjar 1748 – Madrid 1827), maestro
organista de la Capilla Real de Palacio, rector del Colegio de Niños Cantores,
autor de más de sesenta obras de música religiosa, así como de una ópera, una
zarzuela y varios tratados sobre música.
Árbol genealógico de la familia Lidón elaborado por
Josefa Montero.
José Lidón tuvo un papel muy destacado en la música de
su época, y ejerció su influencia para que otros familiares encontraran acomodo
en palacio. Varios estudios, algunos de la propia Montero, han rescatado los
pasos de este músico bejarano, que sirvió a tres monarcas: Carlos IV,
Fernando VII y José Bonaparte. Su relación con este último motivó el
que fue degradado en el escalafón cortesano al regreso de El Deseado. Un
completo estudio de este músico bejarano está accesible en el blog de Carmen
Cascón: Parte
1 y Parte
2.
En recuerdo de la figura y la obra de José Lidón, una
céntrica plaza en Béjar lleva su nombre, así como una calle en el barrio de San
José de Salamanca.
Pero el trabajo de la presidenta del Centro de
Estudios Bejaranos se ha centrado en los otros miembros de la familia, como Lorenzo
Lidón (Béjar 1740 – Guadalupe 1795), hermano mayor de José que profesó la
mayor parte de su vida como fraile jerónimo en el Convento de Guadalupe, donde
fue organista. Fray Lorenzo de Béjar, que así se llamó desde su entrada la
orden, fue sometido a una minuciosa investigación inquisitorial para elaborar
el expediente de limpieza de sangre que acreditara su condición de cristiano
viejo; averiguaciones que todavía en el último tercio del siglo XVIII se
llevaban a cabo en España para el acceso al clero, a la órdenes monacales o a
cargos públicos. “Paradójicamente, gracias a ese expediente hemos conocido
muchos datos de la familia Lidón”, apunta Josefa Montero.
Detalle de una obra compuesta por Alfonso Lidón
Pero el foco de trabajo de la investigadora,
especializada en historia de la música, se ha centrado en los Lidón cortesanos.
Así, a José le siguieron sus sobrinos Andrés y Alfonso Lidón. Nacidos en
Béjar en 1772 y 1777, sus destinos musicales fueron bien distintos, aunque
ambos desembocaron en el Palacio Real.
Alfonso, que como su tío José se educó en el Real
Colegio de Niños Cantores de Madrid, también formó parte de la Real Capilla y
compuso varias obras, pero las turbulencias políticas le llevaron primero a ser
apartado de su cargo por José I, luego rehabilitado por Fernando VII, y
posteriormente defenestrado por la reina regente María Cristina por ser
“notablemente desafecto” a Isabel II. Murió en la indigencia en 1838.
Andrés Lidón no ejerció en Madrid. Fue primer
organista de la catedral de Córdoba, pero mantuvo una estrecha relación con su
hermano Alfonso y su tío José. Dos de sus hijos estudiaron en los Niños
Cantores, aunque solo uno de ellos seguiría sus pasos como músico: Mariano
Lidón (1797–1875), reconocido pianista de cuyos conciertos ante los
monarcas pueden encontrarse reseñas en la prensa de la época, y cuyo retrato,
que puede verse en el Ateneo de Madrid, ilustra esta entrada. Como en el caso
de su tío Alfonso y a su tío abuelo José, formó parte de los músicos de cámara
del Palacio Real, pero la política se entrecruzó con frecuencia en su carrera. Convencido
partidario de Fernando VII, a la muerte del rey fue desplazado de su puesto
como pianista de cámara por “carlista furibundo”, dedicándose a la
enseñanza musical por cuentas propia. Fue rehabilitado por Isabel II en 1846 y
murió en 1875, reinando Alfonso XII, con el que se llegó a entrevistar.
Mariano Lidón citado en la crónica de un concierto
privado ofrecido a Fernando VII en 1831
La saga familiar se completa con otros personajes
menos destacados, como Andrés Fernández de Entre-Ríos Lidón, nacido en
Córdoba en 1837. nieto de Andrés y sobrino de Alfonso. Fue sacerdote, maestro
de capilla de la Catedral de Córdoba y primer organista, renunciando a ambos
cargos en 1876 para desplazarse a Jerez de la Frontera, donde fue titular de la
Parroquia de San Dionisio. Y hay constancia de la presencia de otros dos lidones
en la corte ocupando puestos menores: Rafael Lidón, ujier de cámara del
Infante don Sebastián, que pudiera ser uno de los hijos de Andrés, y José
Debono Lidón, posiblemente sobrino nieto de José Lidón, a quien Josefa
Montero ha localizado como templador de órganos del Palacio Real a comienzos
del XIX.
Los casos de Alfonso y Mariano Lidón y sus vaivenes de buena o mala suerte según qué monarca tocara en el momento, me recuerda un poco también a la trayectoria de Goya: ensalzado por unos, defenestrado por otros. Parece que el arte, la música, la pintura, etc. son muy sensibles a los cambios políticos.
ResponderEliminarUn saludo.
Interesante el trabajo de Ignacio Coll y muy oportuna su aclaración de la importancia de la política en una carrera. Los músicos, como los poetas o pintores, sufren coletillas que a veces se utilizan como peyorativas. Y me parece injusto. El arte es arte, sin apellidos, lo mismo dará que se le añada revolucionario, religioso, cortesano o gay, cuando a menudo es una simple cuestión de la época en que le ha tocado vivir.
ResponderEliminarBesos, Carmen.
Bien, todo esto me parece muy bien, pero creo que la definición de la música como un instrumento de poder, por mucho que se quiera mitigar con el tiempo pasado del verbo, merece, no sólo una aclaración, sino una justificación objetiva del modo en que "la música" ejerce o ejerció el poder pues no estoy seguro de que la afirmación que se hace se refiera a aquello de que "la música amansa las fieras".
ResponderEliminarUn abrazo,
Curioso el linaje que nos dejó el soldado francés. ¿Se sabe si él o su esposa tenían también inclinaciones musicales o fue su hijo el primero de la familia en mostrarlas?
ResponderEliminarSaludos
La mússica tenía un especial protagonismo en todas las monarquias y gracias a ello hoy tenemos conocimientos de grandes compositores, que nos dejaron un extraordinario legado.
ResponderEliminarBesos
Estos últimos días me siento un poco saturado: en las redes todos recelando unos de otros y todos queriendo ser protagonistas de sus bagatelas, y en las noticias el hartazgo de independencia sí, independencia no. Por fortuna, uno se remansa en artículos como este o como el de Cayetano Gea, sacándonos de lo viciado para introducirnos en un bello ejercicio de investigación. Te felicito por ello.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un articulo muy interesante e ilustrativo. Sin duda Bejar, su historia y habitantes, nunca dejan de sorprendernos. un abrazo.
ResponderEliminarMe recordó está entrada a una saga de médicos gallegos valencianos: los Barcia. Un reflejo de lo que a veces la familias tienen por sus venas.
ResponderEliminarBesos Carmen. Muy interesante
La monarquía solía ser mecenas de ciertos tipos de arte en especial pintura y música. Al parecer esta familia formo una saga de artistas.
ResponderEliminarAlguno de ellos fue victima de la intolerancia política.
Saludos.
Difícil navegar entre el favor de los monarcas, del que dependía el éxito independientemente del talento. Cuántos genios se perderían por no haber caído en gracia al soberano de turno, o al gran mecenas. Tal vez una saga tenía más posibilidades, atravesando unos el camino ya abierto por otro anterior.
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
Pues no estuvo mal toda la cultura que dejaron en Béjar esta familia de ilustres y que ahora puedes hablar orgullosamente de ellos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Parece que tenían los Lidón una nata predisposición por la música.
ResponderEliminarInteresante entrada.
Saludos.
No conocía la vinculación de la música con la realeza ni el poder que ejerció Carmen. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarHay que felicitar a Josefa Montero, por tan interesante investigación.
ResponderEliminarY a ti, Carmen, por tu buen hacer.
Un abrazo.
PD. Los días 8 y 9 los he pasado en Béjar, y he salido encantado de tu ciudad, por lo que volveré el año próximo.
Buena entrada como siempre fabulosa información. Feliz Semana Saludos
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