Autor: Ignacio Coll Tellechea
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio, 2017, pp. 58-61; y http://collcenter.es/aquel-verano-de-1867-en-bejar/
Las efemérides se suman al calendario bejarano con
tozuda exactitud. Algunas con más brillo que otras. Las más, de forma casi
clandestina, sin dejar rastro. Puede que por desconocimiento, o todo lo
contrario.
El verano de 2017 trajo ecos revolucionarios a Béjar
que anuncian el aniversario del año que viene. Los sucesos del 28 de
septiembre de 1868 no pueden entenderse sin tener en cuenta lo que pasó antes,
el caldo de cultivo en el que se fue fraguando el levantamiento por el que la
ciudad se abrió paso en la historia de las libertades, y que estamos a punto de
celebrar, ahora sí, a través de la iniciativa de la Asociación
Béjar 68.
Plano de Béjar en 1868
Los finales de las historias largas suelen ser casi
siempre tristes, decadentes, incluso trágicos. Así ocurrió con el reinado de Isabel
II, que se prolongó más de 30 años en un descenso inversamente proporcional
al deseo de los españoles por modernizar su país, y reducir la brecha del
atraso y el aislamiento internacional en el que había caído.
La década de los 60 del siglo XIX encadenó movimientos
populares de descontento que apuntaban en una única dirección: el cambio de
rumbo de la nación, empezando
por la organización de un poder que seguía en muy pocas manos (sin ir más
lejos, en Béjar solo tenía derecho a voto y a ser elegidos menos del 1% de la
población). Por su parte, la oposición política se unió en un inaudito acuerdo
para derrocar a la reina a través del Pacto de Ostende, firmado en agosto de
1866.
A los problemas estructurales se iban sumando las
vicisitudes temporales: malas cosechas, subidas de precios de productos
básicos, paralización y cierre de fábricas, protestas por la excesiva carga
fiscal… Ingredientes que, sumados entre sí y sometidos al fervor revolucionario
de los más exaltados, dieron lugar a levantamientos y altercados del orden
público.
Una primera chispa revolucionaria se encendió en
Madrid en junio de 1866, con la sublevación de los sargentos del
Cuartel de San Gil. Allí, en la refriega fallida que se desarrolló
en las calles de la capital, participó al menos un bejarano al que me referiré
más adelante: Aniano Gómez.
Un año después siguieron sucediéndose nuevos
pronunciamientos armados, varios de los cuales se concentraron durante el mes
de agosto. Así, a comienzos de ese mes en algunas de las capitales de provincia
de Cataluña y Aragón se registraron levantamientos puntuales que no contaron
con un respaldo popular, huyendo sus responsables a Francia. En el resto del
país la actividad fue escasa. En las localidades conquenses de Vara del Rey y
Sisante una partida revolucionaria liderada por el republicano Froilán
Carvajal se alzó en armas el día 26 al grito de “Viva la república”. Y poco
más.
Pero ese poco más apunta directamente a Béjar. Y aquí
empieza la historia de lo que sucedió a finales de agosto de 1867 en nuestra
ciudad, y de cuyo recuerdo se acaba de cumplir un siglo y medio.
Sabemos a través del relato de un revolucionario, Juan
Muñoz de la Peña, que Béjar había vivido durante los años previos
altercados y conatos de insurrección, coincidentes con los que tenían lugar en
otras puntos de España. La ciudad, que había superado los 10.000 habitantes a
comienzos de la década, tenía el caldo de cultivo idóneo para sumarse a los
movimientos, más o menos coordinados, que se preparaban dentro y fuera de
España, donde un hiperactivo Juan Prim
organizaba la oposición a la reina desde su exilio en Londres.
Portada del expediente del consejo de guerra contra cuatro militares que
participaron en los sucesos de Béjar de 1867 (Archivo Militar de
Segovia)
Ese mes de agosto de 1867 también hubo movimiento en
Béjar, y pronto, a través del telégrafo, que había llegado cuatro años antes a
la ciudad, las noticias de los levantamientos de Cataluña y Aragón fueron
seguidas con poco disimulo por los bejaranos más politizados.
Una parte de la historia la conocemos a través del
relato de Muñoz de la Peña en Béjar al Vapor, pero otra, inédita hasta
ahora, la encontramos en el expediente del proceso judicial al que sometieron a
cuatro militares al término de los sucesos. Este documento, localizado en el
Archivo General Militar de Segovia, ofrece datos desconocidos que complementan
lo contado por Muñoz de la Peña.
Según esas fuentes, la última semana de agosto de 1867
otro destacado revolucionario de la ciudad, Domingo Guijo, convocó una
primera reunión pública el día 24 en La Corredera para valorar la situación.
Con la duda de si sumarse a las intentonas fallidas en otros lugares de España,
los sucesos se precipitan el 25, cuando Lucas Belloso, un paisano atodas luces exaltado, le descerraja un tiro a Telesforo Herreros,oficial de la Guardia Rural al grito de “¡Viva Prim!” en un episodio
aparentemente improvisado y falto de toda organización. En consonancia con su
preparación, el disparo fue fallido.
El suceso provocó la inmediata detención de Belloso, y
un día después la de Aniano Gómez, un personaje clave en la actividad política de Béjar
en la segunda mitad del XIX, que acababa de llegar a la ciudad. Tras unas
gestiones infructuosas para obtener la liberación de ambos, Domingo Guijo y Vicente
Valle organizaron un alzamiento armado que tomó sin problema el cuartel de
la Guardia Rural, en el que se contaban unos 60 efectivos, liberando a Belloso
y a Aniano. Era el día 27.
A partir de ahí, los sucesos se aceleran, coincidiendo
con la llegada el día 28 de una columna militar formada por guardias civiles y
carabineros que, en número de 200, entraron en Béjar sin oposición y ocuparon
el Palacio Ducal, que entonces funcionaba como cuartel, y la Iglesia de El
Salvador. A esas horas la partida revolucionaria de Guijo y Valle, a los que se
habían sumado Aniano y otros bejaranos hasta sumar unos 60, se había echado al
monte.
Continuará
La gente estaba de Isabelona hasta el gorro y un poquito más allá. Eso sí, hubo sucesos que se salieron de madre.
ResponderEliminarSaludos.
Había ingredientes para iniciar una revuelta, no solo a nivel local. Ya lo anunciaban las de Madrid.
ResponderEliminarSin embargo, en muchos casos, cando se desborda la situación, todos pierden.
Besos Carmen
Esperando la continuación te dejo mis saludos en aquellos tiempos de revueltas e inseguridad, un abrazo.
ResponderEliminarLas injusticias, hacen levantar las iaras de la población.
ResponderEliminarBesos
Espero la continuación. Fue una época de grandes movimientos sociales.
ResponderEliminarSaludos
Hechos, fruto de una época y un momento histórico, que ahora contemplamos con una cierta aura de romanticismo, idealizándolos, pero que seguramente fueron vividos de distinto modo por aquellos que los protagonizaron y/o sufrieron.
ResponderEliminarUn abrazo,
Muy interesante. Ahora que dispongo de tiempo, me estoy haciendo adicto de la historia de mi querida ciudad, de mi cuna. Muchas gracias a las personas que poseéis información y la difundís.
ResponderEliminarLa historia es interesante y contada de esta manera aun mas. Esperando la continuación y desenlace.
ResponderEliminarSaludos.
Tiempos difíciles y de miseria, para el pueblo.
ResponderEliminarQuedo a la espera del desenlace.
Un abrazo.
Qué tozuda es la Historia.
ResponderEliminarSucesos como los de 1868 en Béjar no son como el champiñón que brota de un día para otro, se han macerado lentamente y aquí tenemos la prueba.
Saludos.
La verdad es que no iban bien las cosas, y muertos O'Donnell primero y Narváez, después, los dos puntales de la reina, con Serrano y sobre todo Prim, conspirando sin cesar, lo irremediable estaba a punto de suceder.
ResponderEliminarSaludos.
·.
ResponderEliminarComo siempre, muy interesante.
Me voy a por la segunda parte.
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Un abrazo
La Mirada Ausente · & · Cristal Rasgado
·.
ResponderEliminarComo siempre, muy interesante.
Voy a leer la segunda parte.
No sé si estaré repitiendo el comentario. Creí que ya había salido.
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Un abrazo
La Mirada Ausente · & · Cristal Rasgado