14 de marzo de 2018

La misteriosa mujer del camino (1835)


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid

      Sabido es que la presencia de figuras femeninas en la documentación de otros tiempos es meramente testimonial y difícil de encontrar, más allá de damas pertenecientes a la nobleza (veáse duquesas de Béjar en la documentación local) o a la Iglesia. Debemos recurrir a expedientes legales para toparnos con mujeres en particiones de herencias, tutorías por minorías de edad o casos delictivos, entre otros. 


Foto extraída de aquí

Y si el trato hacia las mujeres y su relevancia social se reducen a un soplo en los testimonios escritos del pasado no digamos en lo referente a personas con enfermedades de tipo psicológico en lo que entonces se englobaba en el saco de la locura. Ya tratamos en estas páginas de un caso significativo con muerte enlas calles de Candelario[1] que debió de ser sonado por el expediente que generó a nivel legal. El artículo de hoy se centra en una mujer y en una hipotética locura…o no
 
Imagínense en pleno siglo XIX, en 1835, en el camino que comunica Navalmoral de Béjar con Sanchotello[2]. Soledad, silencio y miedo, por qué no decirlo, a un asalto. La polvareda que deja el caballo del fiel de fechos (o sustituto del escribano) del pueblo se eleva desde el suelo como una nube clara, más densa aún si cabe por la sequía de un julio sin lluvia. Le urgen las ganas de arribar a su vivienda y ponerse a salvo de los rayos de un sol inclemente en la tarde de aquel 24 de julio cuando se topa con una figura en medio del camino. Sofrena al caballo, tirando precipitadamente de las riendas para no precipitarse contra ella, y aprecia, no sin haberse quitado todavía el susto de encima, de que se trata de una solitaria mujer. Y “estándola preguntando quién era, cómo se llamaba, a todo le respondía y responde que no lo sabe”, pues así consta en una misiva enviada por Juan Martín, el fiel, al Ayuntamiento de Béjar a instancias del alcalde de Navalmoral, en cuyo término se encontró a la misteriosa mujer sin memoria. 

 Sanchotello. Foto extraída de aquí

Juan Martín, sin salir de su asombro en aquel momento, le sonsaca “que un hombre la había quitado una mantilla de cobijar sin ningún motivo”. El testimonio es demasiado sospechoso como darle crédito. ¿Una mujer solitaria en medio de un camino, asaltada y sólo para sustraerle una prenda de abrigo? Y en esto “vaxo el tal hombre que ella decía, qual fue Fernando Garcia, vecino de Sanchotello, y dijo al secretario o fiel de fechos: Esta mujer la he hallado oculta ai arriba mas de 200 pasos por cima del camino entre los peñascos del acarradero redondo, en ademan de estar observando lo que pasava por el camino”. 

Y así, furtiva por encontrarse sola en medio de la nada, sin dar razones de su filiación, desorientada y pidiendo su mantilla, se la llevó el fiel de fechos cumplidor de la orden que se había cursado a todos los pueblos de detener a cualquier persona sospechosa en aquellas fechas de turbulencias políticas y de guerra carlista. El escribano no se paró ni medio segundo a pensar si Fernando García mentía, si acaso la mujer decía verdad y no era el hombre el que se había inventado tal patraña para salir él indemne. Porque, ¿qué hacía él ahí arriba, en los peñascos, para haberla visto? ¿No sería él acaso el sospechoso?

 Imagen sacada de aquí


Tras recalar ambos, fiel de fechos y mujer misteriosa, en el Ayuntamiento de Navalmoral, el alcalde del pueblo decide enviarla a Béjar con el fin de recabar información sobre ella. Pues bien, poco después, el 2 de agosto el alcalde de Fregeneda, Francisco Rubio Garzón, contesta al de Béjar y se disipan las dudas: Josefa Rubio Talante es la mujer amnésica encontrada en el camino que “se marchó el 15 del mismo mes anterior a la fuerza de su demencia”. No es por tanto una peligrosa carlista, ni una salteadora de caminos, ni siquiera ha recibido un golpe que le ha privado de memoria. Es una demente “como lo había verificado diversas veces por el término de este pueblo en termino que ha sido preciso salir el vecindario en su busca hasta que la ha encontrado casi exánime”. 



Por lo visto el alcalde había cursado diligencias a todos los pueblos del partido, por ver si daban con el paradero de Josefa, sin resultados, hasta que se le ocurrió extender la búsqueda. La mujer amnésica, pues así creo que podríamos definirla hoy día y no demente o loca, apareció en Navalmoral después de diez días desaparecida. Quién sabe si, el escribano no la hubiera encontrado o el alcalde de Fregeneda no hubiese cejado en su empeño de buscarla, Josefa no hubiera acabado encarcelada por sospechosa por cualquier motivo, carlista, mujer peligrosa o salteadora de caminos. Su amnesia podría ser producto de su inteligencia a la hora de enmascarar su verdadera identidad de liberal recalcitrante, de partidaria de Carlos María Isidro o de fugada de una cárcel de mujeres. Nadie la hubiese creído.


[1]CASCÓN MATAS, Mª Carmen. “Un caso de muerte en la Fuente de la Romana de Candelario”, BenM 4.709 (01/08/2014).
[2] Las dos cartas que se manejan para contar esta historia se encuentran en el Archivo Municipal de Béjar: Correspondencia de 1835 (Sign. 091).

11 comentarios:

  1. Al principio me vino a la cabeza la imagen de la Serrana de la Vera, una mujer solitaria que se aparece al desprevenido caminante y acaba con su vida; luego ya nos vas revelando detalles de la mujer en cuestión. Al final nos quedamos sin saber si era una "demente" o tal vez ocultaba algo que la pudiese comprometer. Vete a saber. Los tiempos desde luego eran malos para ir de liberal o de carlista.
    Un abrazo, Carmen.

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  2. La demencia es la enfermedad más incomprendida, todo el mundo se quiere apartar del pobre loco o loca de turno.

    Besos

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  3. Me vino a la mente la famosa mujer de la curva, pero este relato es mas estremecedor que ese.
    Algo que me llama la atención que en aquellos tiempos las autoridades se mostraran preocupados.

    Saludos.

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  4. Olá, Carmen!
    Parabéns pela belíssima matéria, da qual sempre gostei desde a época em que estudava psicopatologia na cadeira de medicina legal, na faculdade de Direito. De lá para cá nunca mais deixei de estudar essa matéria (atualmente encontro boas aulas ministradas por psiquiatras e psicólogos no YouTube.
    Um abraço.
    Pedro

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  5. En aquellos años muchas enfermedad es neurológicas eran clasificadas como demencias. Nos quedamos sin saber si la amnesia era la única sintomatología que presentaba la mujer en cuestión.
    Un relato estupendo aunque sigo intrigada.
    Besos, Carmen

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  6. Como tu, yo también me pregunto qué hacía el de Sanchotello espiando a la mujer que entre aquellos canchales espiaba el camino.
    Un abrazo,

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  7. La pregunta que me hago es mucho más sencilla que los hurgamientos psiquiátricos: ¿Y si no estaba loca? ¿Y si fue un choque emocional o una agresión física lo que le provocó la amnesia o una simple negación de la realidad?

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  8. Me he quedado pasmado, vaya historia y pobre mujer "demente" en aquellos tiempos.
    Un saludo.

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  9. Perdida sin documentación, sin móvil que tiempos tan duros en su situación mental, seguro que hoy en día no hubiese estado tantos días perdida por aquellas tierras.
    Un feliz fin de semana.

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  10. Como escriben por arriba,,,la mujer de la curva...un saludo desde Murcia.

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  11. Tiene que ser durísimo sentirte perdida, sin saber quien eres y, para completar, sin rumbo fijo, deambulando por caminos que miedo da atravesarlos.
    Hoy en día, lo más seguro, es que le diagnosticaran alzheimer.
    Te dejo un fuerte abrazo.
    kasioles

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.