25 de abril de 2018

Algunas reseñas sobre el II Marqués de Valero, don Baltasar de Zúñiga y Guzmán (3ª Parte)

Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madrid

     Y prosigo narrando, a quien la presente viere, leyere o escuchare, mi vida y sus avatares y sucesos que no fueron escasos ni en número ni en importancia. Después de firmada la Paz de Utrech y consolidado como nuevo rey de España mi señor don Felipe V de Borbón, fui nombrado virrey y capitán general de los reinos de Aragón, Navarra, Nápoles, Sicilia y Cerdeña además de miembro del Real Consejo y Junta de Guerra

 Retrato del marqués de Valero, virrey de Nueva España. 
Palacio de los Gobernadores. San Antonio de Texas

      Más tarde, sin duda por la gran estima en que me tenía mi soberano y también por el celo y la eficacia con que había desempeñado los cargos anteriores, se me distinguió con la titularidad del Virreinato de Nueva España en tierras del continente americano… 


        Los que fueren a la Nueua España, en flota, o en nauio de aviso, tomaràn las dichas alturas del Sol en las Canarias y Saluajes si los vieren, y en la Desseada, Antigua, Guadalupe, Monserrate, Santacruz, costa de san Juan de Puertorico, Cabo roxo, Mona, Saona, Santo Domingo, etc. detallaba la “Instrucción de la Casa de Contratación para los pilotos”, vigente desde diciembre de 1593, y a mí, que era de tierra interior y en contadas ocasiones había navegado en cortos pasajes, no dejaba de imponerme tan larga travesía sobre las desconocidas aguas marítimas. Sin embargo, después de recapitular sobre el dicho de “quien no se embarca no se marea”, con presteza asumí que tal era el itinerario que debía salvar para el desempeño de tan elevado cargo de virrey, así como el de presidente de la Real Audiencia de Méjico, al servicio de la corona y de mi país. Y así, a los pocos días, en una expedición formada por varios navíos artillados de la carrera de Indias, desde la gaditana Sanlúcar crucé el Mar Océano –al que los antiguos conocían con el nombre de Tenebroso por las tempestades y los horrendos monstruos que, en su desconocimiento, creían albergaba en lo profundo de sus aguas– y desembarqué, tras luengo y prolongado recorrido, en aquellos territorios, inmensos y todavía desconocidos en gran parte, que los geógrafos del reino habían bautizado con el nombre de Nueva España. Me acompañaron en la navegación, además de las compañías del ejército y la marinería, un nutrido séquito de cortesanos, oficiales, ingenieros, capellanes, cronistas, clérigos, secretarios, notarios, juristas, escribanos, traductores, pregoneros y otros hombres de letras que nuestro egregio soberano puso bajo mi autoridad. 

Presidio de San Antonio de Texas (El Álamo)

       Allí durante algún tiempo de los 6 años que, desde 1716 a 1722, permanecí en mi destino, conseguí frenar la inseguridad que, en muchas zonas, asolaba el territorio debida al bandidaje y a los salteadores de caminos. Para ello mejoré las diversas instituciones públicas encargadas de velar por el orden, como el Tribunal de La Acordada y, a instancias de la corona española, instauré el monopolio del tabaco de Cuba y Méjico que proporcionaría importantes rentas a nuestra hacienda real.  

       Impulsé la colonización del extenso territorio de Texas de casi 700.000 kilómetros cuadrados o 270.272 millas cuadradas asolado a mi llegada por prolongadas sequías y grandes hambrunas que obligaban a los pocos colonos, allí establecidos, al abandono de sus tierras. Entrevistado con los caciques locales intente paliar con ayudas económicas esta situación mientras mantenía el proceso colonizador y evangelizador de mi antecesor en el cargo de virrey que había logrado fundar seis misiones en el territorio. Sin embargo al haberse declarado la guerra con Francia, en 1719, sin conocimiento en el virreinato, las tropas francesas se apoderaron de Panzacola y obligaron a los misioneros y a nuestras tropas a retirarse a Coahuila. En 1721 ordené al marqués de San Miguel de Aguayo, gobernador de Texas y La Florida, la recuperación de las plazas perdidas lo cual realizó con un ejército de 500 soldados que él mismo abasteció y equipó. De este modo fueron restauradas las misiones abandonadas a las que se añadieron otras nuevas y, también, a partir de ese momento organicé un sistema defensivo basado en los presidios de San Antonio de Béjar, Nuestra Señora de los Dolores, Nuestra Señora del Pilar y la Bahía del Espíritu Santo

 Don Baltasar de Zúñiga según esta página

       Como la presión francesa no cesaba, ordené, asimismo, la reparación de las fortificaciones de Santa María de Galve, junto a la bahía del Santo Espíritu y la de San Martín, en la provincia de Apalache. Para proseguir con este cometido nombré gobernador a Martín de Alarcón, a quien encargué el fortalecimiento de los viejos presidios y la construcción de otros nuevos creando de este modo puestos de avanzada para prevenir invasiones sobre todo de las tropas francesas… 

Escudo del condado de Béjar. San Antonio de Texas


        Pero, sin lugar a dudas, el hecho para mí más emotivo y transcendental de este extraordinario periodo fue aquel en que concebí y elegí, para el establecimiento de la capital del estado de Texas, un territorio donde fundaría la Villa de Béjar, en recuerdo y como homenaje de fidelidad a la noble villa castellana de mi nacimiento. Corría el año de nuestro señor Jesucristo de 1718 cuando ordené su fundación, 32 años después del sangriento sitio de Buda, siempre presente en mi memoria. Como primera providencia y ante el escribano mayor, asistido por dos notarios y flanqueado por corchetes y escribanos que darían fe y testimonio para la posteridad del admirable acontecimiento, mandé colocar un elevado rollo de piedra sobre tres gradas con el escudo de armas de los Zúñiga, Sotomayor y Mendoza, el acrisolado linaje al que me honro en pertenecer, rematado con una cruz como símbolo de la justicia divina y de la jurisdicción que, con la potestad suprema, el rey de las Españas me otorgaba para juzgar, condenar y ejecutar las sentencias. Este sería el lugar que consagraba mi autoridad y el sitio de castigo, en aplicación de las Leyes de Indias promulgadas por nuestros monarcas, para los culpables de crímenes y delitos en aquellas ignotas tierras de infieles. Allí, más tarde, ante la enseña de la nación y los pendones reales y de Castilla junto a la imagen de Jesucristo crucificado, con una compañía de honores, el notario mayor leyó la fórmula de fundación de la Villa de Béjar que era repetida a grandes voces, para que llegase a oídos de todos los asistentes, por pregoneros, intérpretes y lenguas, que así se llamaban a los aborígenes que traducían a sus dialectos mayas, desde la época del conquistador Hernán Cortés, nuestras proclamas y disertaciones. A ello siguieron los redobles de tambores y timbales y los disparos de mosquetes, como salvas de honor, para certificar el nacimiento de la nueva capital. 

 Convento del Corpus Christi fundado por don Baltasar de Zúñiga

        Asimismo y creyendo que era mi deber como buen cristiano proseguir la evangelización de aquellas gentes determiné, al mismo tiempo, crear una misión franciscana dedicada a San Antonio a la que di el nombre de San Antonio de Valero, en recuerdo también de la localidad en España que daba denominación a mi marquesado. Para llevar a cabo estas fundaciones envié como gobernador de aquella provincia al ya anteriormente mencionado don Martín de Alarcón que asumió la autoridad civil y militar que yo le otorgué y el 5 de mayo de 1718, en nombre del rey Felipe V de España, tomó posesión del sitio de San Antonio izando el estandarte real y ordenando oficiar en el lugar una solemne misa

Continuará

10 comentarios:

  1. Había que tener un espíritu aventurero, para viajar hasta las Américas, con los medios que se contaban entonces para la navegación.

    Besos

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  2. Entre los muchos avatares del escrito del marqués, lo que habita entre líneas es el temple de aquellos hombres que partiendo de un lugar interior cruzaron mares y océanos y se plantaron en otro continente. Y como se adivina, imponiéndose al respeto de tal viaje y cumpliendo las órdenes. Imponiendo la ley y fundando lugares, como el hoy condado de Bexar.
    Continúo la lectura.

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  3. Llegar a las coonias. Con los "salvajes" si los viere...Intereante viaje entonces, pero no sería diferente de ahora

    Besos Carmen

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  4. Colonizar, pacificar, evangelizar... palabras que hoy suenan a dominio y control (material y espiritual)
    solo pueden entenderse en su contexto histórico, con la mentalidad de entonces, no con la de ahora. Otros tiempos.
    Un saludo.

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  5. Un conjunto de conquistas, viajes que lo hicieron un hombre importante y bien reconocido.
    Un abrazo.

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  6. Sinceramente, es para admirarlo, si el cargo de Virrey me lo hubiesen otorgado a mí, lo hubiese rechazado al momento, me temo que sería incapaz de cruzar el océano en barco durante tantas jornadas, ya me llegó bien un crucero que hice por el Mediterráneo y, aunque el mar estuvo en calma durante unos días, luego supe lo que era su furor y las consecuencias en mi estómago que producía.
    De todas formas, tengo que reconocer su valentía y su labor, hasta evangelizadora, que desarrolló en aquellas tierras.
    Cariños y buen fin de semana.
    kasioles

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  7. Parece mentira, tanto como se conquistó y en lo que quedó "las Españas" espero la continuación, ya que, está muy interesante Carmen. Feliz fin de semana.

    Abrazos de Espíritu sin Nombre.

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  8. Buen relato de esta parte de la historia en la que el duque nos dice que encontró a Texas empobrecido por las sequías, quien lo diría hoy con el petroleo.
    Mi estancia en Béjar fue solo de 24 horas pero bien aprovechadas de todo que se podía visitar lo único que no pude ver fue la cámara oscura por la climatología y eso que lo intentamos mas de una vez pero Carmen dijo que era imposible.

    Saludos.

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    1. Vaya, qué pena. Carmen es maravillosa pero la climatología a veces juega malas pasadas. Lo ideal para disfrutar de la Cámara Oscura es que haga un día luminoso y con mucho sol.
      Un saludo

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  9. Qué pocas ciudades o pueblos de España, de cierta importancia, no han acabado teniendo su par en América.
    Saludos.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.