Autor: Juan Antonio Frías Corsino
Publicado: El Comercio del Frio. Actas del II Congreso Internacional sobre la utilización tradicional del hielo y de la nieve natural. Museo Valenciano de Etnología. Diputación de Valencia, 2009, pp. 237-244
Situación geográfica y contexto histórico
Esta breve exposición trata de ampliar el conocimiento de la industria de la nieve en la comarca de Béjar, su provincia y las zonas limítrofes, ya en las provincias de Cáceres y Ávila. La zona estudiada se ubica en la provincia de Salamanca, que limita al este con la provincia de Ávila, ambas pertenecientes a Castilla y León, y que lindan por el sur con la comunidad extremeña.
Plano de la zona
Tras la división de los reinos de Castilla y León, Béjar pasa a depender de la Corona de Castilla y es repoblada hacia 1180 por Alfonso VIII. El aparato administrativo se fundamenta en el Concejo de Villa y Tierra, quien, entre otras funciones, controla los abastecimientos. En 1396 el rey la permuta con Diego López de Stuñiga por la villa de Frías (Burgos), originando desde entonces un señorío jurisdiccional:
“La posesión del ducado de Béjar suponía el control de gran cantidad de bienes y poder procedentes de la explotación de sus propiedades, tributos señoriales correspondientes al gobierno y administración, tributos pertenecientes a la fiscalidad real y concejil, así lo que unido a una brillante carrera en la Corte contribuía a que la Casa se convirtiera pronto en uno de los más poderosos títulos castellanos.”[1]
El desarrollo económico de la Villa y Tierra está estrechamente relacionado con el medio físico centrándose en la agricultura, la ganadería y artesanía textil de orden doméstico. Es esta última la que a finales del siglo XVII toma impulso con la llegada de maestros flamencos trasladados a instancias de la casa ducal para mejorar las manufacturas. Desde esos momentos hasta nuestros días Béjar ha desarrollado un monocultivo industrial textil lanero.
La población está estructurada en torno al aparato de la casa ducal. Caballeros, la cúpula dirigente de los órganos de gobierno, un destacado estamento eclesiástico, la pequeña burguesía de fabricantes y comerciantes textiles, y por último, el grueso de trabajadores de la manufactura textil.
La villa sostiene un opulento vivir aristocrático y también pobres de solemnidad, pero el status dominante es fundamentalmente el del consumidor de nieve para su refinada mesa, además de las comunidades religiosas y clérigos en número de 135 en esa época. El grupo poblacional modesto también consumía la nieve bejarana en las corridas de toros, fiestas y romerías. Refrescos, helados y sorbetes se consumían durante la representación de autos sacramentales, en ferias, en la celebración de Corpus. También hacían negocio los alojeros vendiendo la conocida aloja, bebida con la consistencia de un jarabe, con la que añadiendo nieve estos artesanos fabricaban la aloja de nieve. Este producto tuvo un consumo destacado en la zona como se puede deducir por la existencia de gremio propio, asentado en la calle Alojería de Béjar, que aún se conserva. Ejemplos similares se mantienen en Almagro donde se conserva en el interior del Corral de Comedias una dependencia con el rótulo en cerámica de alojería.
Calles del casco antiguo de Béjar
El desarrollo urbanístico local alcanza mayor grado en el s. XVIII, momento en el que la Casa Ducal renovó espacios públicos, traza callejera y edificios civiles. Se contabilizan tres conventos, diez parroquias, hospitales, palacio, alhóndiga, villa de recreo ducal y plaza de toros, todos ellos potenciales consumidores de nieve. En edificios como el palacio, los conventos, los hospitales pudo haber pequeños pozuelos o neveras pero su desaparición o vaciado hace difícil su localización. Está documentado un puesto de nieve propiedad del común en 1735[2].
El Concejo entabla con la Casa Ducal polémicas de toda índole fundamentadas en el control tributario y las posesiones comunales, entre ellas el pleito por el control y propiedad de la nieve[3]. Este litigio durará hasta 1736, año en que la Corona concede al duque una cédula real, otorgándole la propiedad de los “ventisqueros que la recogen y conserva naturalmente sin ninguna disposición[4]”.
A la supresión de los señoríos, la Casa Ducal pone en venta sus propiedades, conservando tan solo la villa suburbana de recreo de El Bosque, los edificios del tinte, un lavadero y escaldadero y los derechos de propiedad sobre la nieve. El 4 de diciembre de 1869 vende todos estos bienes y conserva exclusivamente los títulos, como se recoge en la escritura de venta:
“los ventisqueros donde se recoge y conserva naturalmente la nieve contra los calores del estío en termino de Candelario cuyo valor se calcula aproximadamente en 4000 reales”
Esta escritura nos permite desautorizar la opinión de Majada Neila cuando en su obra Historia de la nieve de Béjar afirma que en 1736 se fecha el último documento oficial relacionado con este tema. La propiedad sobre los ventisqueros se mantiene efectivamente hasta el declive de la Casa Ducal. Tal era el poder económico que representaba la nieve que los duques conservaron su explotación hasta el último momento, prefiriendo desprenderse de otras propiedades.
Continuará
[1] A. LOPEZ ALVAREZ. Ideología, control social y conflicto en el Antiguo Régimen. Béjar 1994.
[2] P. GARCIA MARTIN. Béjar 1753. Según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada. Col. Alcabala del Viento, Tabapress. Madrid 1990.
[3] JOSE L. MAJADA NEILA. Historia de la Nieve de Béjar. C.E.S. Salamanca 1981
[4] A.H.N. Sec.Osuna. Leg 260.
Interesantísimo, Carmen, este tema sobre la comercialización de la nieve, de la que si no recuerdo mal, ya escribiste algo hace bastante tiempo.
ResponderEliminarQuedo a la espera de esa segunda parte.
Un fuerte abrazo.
No soy la autora de tales estudios, sino precisamente el que firma esta entrada.
EliminarUn abrazo
Gracias, Carmen. Y quise decir en lugar de escribiste, publicaste algo.
EliminarOtro abrazo, para ti.
Algunos de esos pozos para la nieve pude ver por la zona de Asturias. Para su conservación tras el acarreo usaban para como aislante térmico. Alta tecnología para su época.
ResponderEliminarUn saludo.
Paja, no para. Cosas del corrector.
ResponderEliminarNo he visto nunca , ningún pozo de estos. En ninguna de mis salidas, he tenido oportunidad de conocerlos.
ResponderEliminarBesos
Que recuerde solo he visto esos pozos de nieve uno en no buen estado en Medinaceli y otro en el pueblo natal de Goya Fuendetodos este en buenas condiciones. En este ultimo pozo se podía entrar y al bajar al fondo se notaba frío
ResponderEliminarSaludos.
Hola Carmen:
ResponderEliminarVi uno de esos pozos en Alicante, en la cava de agres o algo asi, en la sierra de Mariola.
Besos
En latitudes tan meridionales como las de nuestra provincia de Badajoz, en donde las nevadas son muy excepcionales, contamos con varios edificios de pozos de nieve, alguno de ellos declarado bien de interés cultural, como éste de Salvatierra de los Barros: http://caminosdecultura.blogspot.com/2016/10/imagen-del-mes-pozo-de-nieve-de.html
ResponderEliminarA pesar de carecer de precipitaciones nivales, las temperaturas mínimas bajan de 0º en muchos días del año, y es habitual el fenómeno de la helada. La técnica para conseguir "nieve" era la construcción de balsas artificiales de agua con escasa profundidad. Se recolectaba la lámina de agua congelada durante la noche, y ese era el producto que se prensaba y almacenaba entre capas de paja, protegido de los rigores del calor por los gruesos muros del pozo.
Como "conexión bejarana-serenense", querida Carmen y compañía, os diré que en Zalamea de la Serena (la "corte" del último Maestre de Alcántara, D. Juan de Zúñiga) está documentada la existencia de un pozo de nieve hasta el siglo XIX.
Saludos cordiales desde esta vuestra Asociación hermanada, y suerte con el nuevo año que anunciáis plagado de contenido.
Muchas gracias, Ángel, por esta spinceladas de Villanueva de la Serena relativas a la nieve y que conectan nuestras dos ciudades con tantos lazos históricos.
EliminarUn abrazo
·.
Un artículo muy interesante.
Nunca me había planteado nada acerca de los bastantes pozos de nieve que he encontrados tanto en la montaña del Cantábrico como en el Sistema Central, únicamente su utilidad pero nada acerca de sus propietarios. Por aquí siempre he creído que serían de pequeños propietarios de los pueblos cercanos.
Un abrazo Carmen
.·
LaMiradaAusente · & · CristalRasgado
Los pozos de nieve fueron muy habituales en las zonas de alta montaña de todo el territorio del estado, por la necesidad de conservar los alimentos en el verano. El que en la zona de Béjar solo exista el Pozo de los Lobos en el término de La Garganta solo puede ser debido que la existencia de los ventisqueros hacia innecesario su construcción, aparte del monopolio de la casa ducal sobre el comercio del hielo.
ResponderEliminarEn la región de Murcia y en su Sierra Espuña existen nada menos que veintiocho de estos pozos de nieve, hoy casi todos arruinados por el desuso y la dejadez en su conservación. Su titularidad era tanto pública de los Ayuntamientos como de particulares y datan de los siglos XVI y XVII, siendo su forma y funcionamiento muy similar al de resto de regiones. Su tamaño era variable según las posibilidades del terreno y capacidad económica del propietario. Todos los pozos tenían su propio nombre que dependía de su dueño.
La nieve era recogida en las umbrías de la sierra y transportada por cuadrillas de jornaleros a lomos de burros hasta el pozo, en las primeras y últimas horas del día, donde otros operarios se encargaban de apisonarla entre capa y capa de paja con los pies o ayudados de mazos de madera. Si la cantidad de nieve caída no era suficiente para el llenado del pozo, volvían al trabajo en la siguiente nevada hasta su llenado o que no había más nevadas. Todos vivían y dormían a pie del pozo mientras duraba la recogida y llenado de los pozos.
Llegado el verano se abrían los pozos y se extraía la nieve convertida en hielo para trasportarla a las poblaciones para su venta, aprovechando la noche cuando hacia menos calor y tener menos merma del hielo.
En la interesante localidad alicantina de Bocairent, con gran tradición textil de origen musulmán, existe en el propio casco urbano el pozo de nieve llamado La Cava de Sant Blai abierto a las visitas turísticas con amplia información sobre el funcionamiento de estas construcciones.
En otras localidades alicantinas como Xixona el comercio de la nieve derivó con el tiempo en su actual industria heladera. Señalar que en esta población han sabido cuidar más algunos de sus pozos de nieve.
Muchas gracias por este gran aporte que nos ofrece una panorámica de otros pueblos y localidades de España no cercanas a esta comarca bejarana.
EliminarUn saludo.
Buena entrada.
ResponderEliminarConozco uno cercano que tenemos por aquí, el de la Garganta en Extremadura.
Abrazos a los dos.
Es muy interesante todo el comercio que dependía de los pozos de nieve y que además se encuentran en casi toda la península. En la provincia de Castellón se encuentran varios de ellos.
ResponderEliminarSaludos Carmen
Gracias Carmen, siempre nos cuentas algo interesante.En La Garganta tenemos tres pozos .El que recibe más visitas es el que tenemos junto a la carretera de Candelario.Nos comentaban nuestros abuelos que la frase " limpia de polvo y paja " se refiere a la nieve que cuando llegaba al cliete tenía que ir limpia del polvo del camino y de la paja que separaba las distintas capas .Saludos.
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