24 de septiembre de 2022

Béjar 1868: el año en que vivimos peligrosamente (2ª Parte y final)

         Autor: Javier R. Sánchez Martín

Discurso  pronunciado por el 28 de septiembre de 2021 en la Puerta de la         Villa de Béjar.

En una revolución donde los protagonistas fueron hombres, es precisamente en el proceso judicial abierto después de los sucesos cuando se hacen visibles algunas de las mujeres que fueron testigos de los hechos o incluso participaron en cierto modo en ellos. Son solo ocho -entre ellas una llamada paradójicamente Isabel Borbón-, que relatan lo que aconteció en sus casas cuando fueron tomadas por los asaltantes. No se dice nada de todas aquellas que ayudaron en los preparativos, en la intendencia y en otras tareas a los combatientes, por lo que sabemos a día de hoy. Pero no podemos reinterpretar la historia con ojos del siglo XXI, hay que hacerlo dentro del contexto del siglo XIX.

 Batalla del Puente Alcolea

El ejército se replegó hasta Sorihuela con la idea de volver al día siguiente, el de San Miguel, patrono de Béjar. Afortunadamente, recibieron noticias de la derrota del ejército realista en Alcolea, cerca de Córdoba y se les ordenó la retirada el 29. Pero el acto heroico ya había sido llevado a cabo por los bejaranos el día anterior, enfrentándose y rechazando a un ejército numeroso y organizado cuando aún nadie sabía lo que iba a pasar en España y asumiendo grandes riesgos.

Si se hubiera producido un nuevo asalto el 29, posiblemente hubiera tenido funestas consecuencias para los defensores de Béjar. Pero a veces el factor suerte se alía con los valientes.


La batalla del Puente de Alcolea dejó huella en el callejero bejarano en la calle Puente Alcolea que, partiendo de Mayor de Pardiñas desemboca en Víctor Gorzo, otra de las calles “de la Revolución”, pues homenajea al herrero que fabricó los cañones a partir de tubos metálicos, al parecer proporcionados por el fabricante textil Ezequiel Illán.

Otras huellas de “La Gloriosa” en el callejero bejarano las constituyen la calle 28 de Septiembre, que conmemora el día de la rebelión. Pero, sobre todo, la emblemática calle de La Libertad, llamada antes calle del Puente y que fue donde se produjeron los actos más viles sobre la población por parte de las tropas atacantes.

Desfile militar ante el Congreso de los Diputados con motivo del triunfo de la Gloriosa, por J. Sigüenza Chavarrieta, h. 1868, Museo del Romanticismo.

La gesta bejarana tuvo gran repercusión y dio origen a que la calle Béjar exista en capitales de provincia como Alicante, Almería, Barcelona, Huelva, Madrid o Sevilla. O en otras poblaciones, como Aranda de Duero, Benavente, Blanes (Gerona), Getafe, Jávea (Alicante), Olías del Rey (Toledo), Sant Vicenç dels Horts (Barcelona), el Paseo de Béjar en Sabadell, o la Avenida de Béjar en Tarrasa, entre otras.

En los meses posteriores, aparte de los homenajes, se libró también una batalla en la prensa, principalmente en la de Madrid, Salamanca y Valladolid, con escritos de bejaranos y réplicas de algunos de los militares a los que se acusaba de los hechos sangrientos. Estos últimos explicaban los hechos desde su óptica. Seguramente buscaban salvarse de la quema. Muchos de ellos se hicieron fervorosos revolucionarios y solo se procesó a unos pocos, entre ellos Nanetti, que falleció antes de que se dictara sentencia. Nada ha cambiado, pues esta batalla periodística se hubiera llevado a cabo hoy día en las redes sociales. 

 Tumba de los mártires de Béjar. Cementerio municipal

Hay que añadir que La Gloriosa supuso la llegada de la Constitución de 1869, de las más avanzadas de Europa en aquel momento, pues trajo el sufragio universal masculino para los mayores de 25 años, la libertad de culto, el derecho de reunión, de asociación, partidos políticos, la libertad de prensa, matrimonios civiles, unificación de la moneda en la peseta y la implantación del sistema métrico decimal. Muchos de estos logros fueron posibles porque la revolución había partido desde abajo, del pueblo.

Los bejaranos que lucharon ese día, eran desde luego valientes, pero también bastante temerarios. Si llegan a valorar fríamente los soldados y las armas de que disponían Nanetti y sus tropas frente a lo que podían oponer ellos, lo sensato hubiera sido, sin duda, rendirse. Pero los humanos somos así. A veces despreciamos el grave peligro que suponía enfrentarse, mal armados y peor vestidos, a un ejército regular. Todo por luchar por un ideal. Porque tener un ideal y luchar por él te hace sacar fuerzas de la flaqueza y, a veces, teniendo todas las de perder, se triunfa. Y se conquista la gloria, una gloria efímera cierto es, pero que, en este caso, tuvo una importante repercusión incluso fuera de nuestras fronteras.

La historia de Béjar no hubiera sido la misma si no se hubiera producido el alzamiento del pueblo en 1868, pero la memoria humana es efímera y, con el pasar de los años, la losa del olvido cae poco a poco sobre nuestros recuerdos. Quizá nos sirva de reflexión para ver lo pronto que pasa la vida, el relevo continuo de las generaciones, en el que unos se van y otros vienen. Puede que a lo único que aspiremos los más de nosotros es a dejar un recuerdo en la memoria de aquellos seres queridos que nos sobrevivan…, y mientras nos sobrevivan. Pero los hechos están ahí, tozudos, luchando por sobrevivir al paso del tiempo.

Estamos en 2021 y yo me pregunto, ¿dónde quedó aquel espíritu revolucionario que los bejaranos demostraron hace siglo y medio? ¿Dónde quedó aquel ánimo que fue capaz de unir –dejando al margen sus diferencias- a pobres y ricos, a obreros y fabricantes, a hombres y mujeres en pos de un objetivo común que consideraban lo mejor para todos?



 El general Prim como representación del héroe de la Revolución. 

Grabado de la época.

 

Hace ya 163 años de los sucesos que hoy conmemoramos en este simbólico lugar, donde ya no está la Puerta que daba nombre a este lugar y que fue testigo privilegiado de los acontecimientos. Fue derribada ocho años después, en 1876, simplemente porque era demasiado estrecha para que pasaran carros y personas a la vez. A nadie se le ocurrió desmontarla y trasladarla a otro sitio, por ejemplo, a la Corredera. Y eso que el alcalde que dio el visto bueno al derribo era Vicente Ferrer Vidal, muy implicado en la revolución del 68 y que incluso da nombre a la calleja Ferrer, donde tuvo su obrador textil. Menos mal que nos queda la foto de Cambón como testimonio gráfico de que esa puerta existió y que sirvió de escudo a los defensores de nuestra ciudad.

Pero hoy sería también oportuno recordar una frase de Unamuno: “Deberíamos tratar de ser los padres de nuestro futuro en vez de los descendientes de nuestro pasado”. Los enemigos de Béjar no son los que eran entonces. Puede que nuestro peor enemigo seamos nosotros mismos, nuestra desidia, nuestras envidias, nuestra poca iniciativa, el ser conscientes de que nadie va a venir a sacarnos las castañas del fuego y, sin embargo, quedarnos quietos, agazapados, esperando que suceda un improbable milagro. 

Es verdad que generalizar es injusto y que hay aquí personas que están peleando día a día para que nuestra pequeña ciudad salga adelante. Pero se necesita más gente que tire del carro y, sobre todo, se necesita unión para luchar por el proyecto común, por Béjar, dejando a un lado ideas, discrepancias y rencillas. Los que nos gobiernan deben tratar de desempeñar con acierto su función, pero los demás no debemos limitarnos a ir a remolque. Debemos ser conscientes de que todos somos necesarios, cada uno en el puesto que pueda desempeñar en este reto.

Termino con una frase de Gandhi: “Tu futuro depende de lo que hagas hoy”. Tomemos pues las riendas de nuestro futuro y pongámonos a trabajar por Béjar todos a una.

Muchas gracias.

3 comentarios:

  1. Cada cual escribe la historia a su manera. Por esa lógica, esos militares que protagonizaron hechos sangrientos, nunca reconocerían que lo habían hecho,
    Besos.

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  2. Como nos dices en muchísimas ocasiones esperamos que alguien nos saque las castañas del fuego y si estaríamos mas unidos sería mejor para todos.

    Saludos.

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  3. La historia la cuentan los vencedores... En las guerra siempre somos todos perdedores... y atrocidades hay de bando y bando...

    Besos Carmen

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.