1 de octubre de 2022

Un nieto de Teresa de Zúñiga, III duquesa de Béjar, mártir en Japón

 

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

Los sentinelese son un puñado de habitantes ancestrales de una isla remota en el océano Índico. Por la belicosidad con que defienden su aislamiento y ser considerados "un grupo tribal particularmente vulnerable" desde el punto de vista biológico, el gobierno indio "prohibió cualquier intento de contactarlos y estableció un área restringida de tres kilómetros alrededor de la isla". El 17 de noviembre de 2018 la medida fue burlada imprudentemente por el joven proselitista cristiano estadounidense John Allen Chau, de 27 años, que pereció acribillado por flechas en el momento de desembarcar en la playa, ayudado por pescadores sobornados. La historia guarda sorprendente similitud con la del misionero agustino español Pedro de Zúñiga y Velasco, relatada extensa y detalladamente en Cristiandad del Japón y dilatada persecución que padeció, de fray José Sicardo, 1698, publicada íntegra en la red.   

  

Monumento a los mártires de Japón en Nagasaki, detalle. 

Es.gaudiumpress.org

 

       Segundogénito de Álvaro Manrique de Zúñiga, marqués de Villamanrique y virrey de Nueva España, y nieto paterno de Teresa de Zúñiga, III duquesa de Béjar, y materno de Diego López de Zúñiga, IV conde de Niebla y virrey del Perú, el niño Pedro residió en casa de sus tíos, los duques de Medina Sidonia, durante la permanencia de sus padres en América. Motivado por el patrocinio que su tía abuela María de Zúñiga, II duquesa consorte de Béjar, había brindado a los agustinos de la Universidad de Salamanca, a los 24 años ingresó a la orden en Sevilla, deslumbrándose allí con las narraciones de los misioneros en Filipinas y Japón. Desafiando a sus familiares se embarcó en Sevilla, y pasando por México llegó finalmente al convento de San Pablo en Manila. 

Álvaro Manrique de Zúñiga, padre de Pedro, 

en la Galería de Virreyes de México. Wikiwand.com

 

          Nombrado prior del convento de Sasmoan, "oyó hablar de los martirios que en el Japón padecieron los religiosos en 1617, y enardecido, pidió permiso al padre provincial para embarcarse, predicar el evangelio y ofrecer su vida por la salvación de las ánimas japonesas". Salió otra vez con la suya, y aunque viajaba de incógnito con otros compañeros, fue descubierto en Nagasaki y obligado a regresar a Manila.  

 

Los  mártires de Japón en una vidriera de la parroquia de San Agustín, Valladolid. Parroquiasanagustinvalladolid.org   


      Pese a la prohibición del emperador a la entrada de misioneros cristianos, Pedro de Zúñiga volvió a la carga y consiguió ser enviado nuevamente a Japón, esta vez con el cargo de Vicario Provincial y acompañado de fray Luis Flores. Una tempestad desvió el barco a Formosa, Taiwán, donde los frailes fueron apresados por corsarios ingleses que los entregaron a las autoridades holandesas, y estas al gobernador japonés de Hirado, Nagasaki. Condenados a muerte a pesar de que habían negado ser religiosos para no comprometer a los marineros que los habían embarcado, "fueron quemados vivos a fuego lento el viernes 19 de agosto de 1622, y los marineros degollados".   

 

Imagen de fray Pedro de Zúñiga. Preguntasantoral.es


       Los restos de Pedro de Zúñiga fueron supuestamente rescatados por comerciantes portugueses, y es así como su cuerpo calcinado habría llegado al convento de San Pablo en Manila, donde "fue guardado en una caja dorada debajo del altar mayor". Saqueado el convento años después durante la ocupación británica, "el cuerpo desapareció y sólo logró preservarse una canilla". El madero al que fue atado habría sido enviado al convento de San Agustín de Salamanca, México, "y con él se hizo una cruz que se expone a los fieles en días señalados. Ricamente guarnecida, tiene por remate un águila imperial y en el centro se guarda un hueso del dedo del santo mártir".


Fray Pedro de Zúñiga fue beatificado en Roma por el papa Pío IX el 7 de mayo de 1867, junto con otros mártires de la historia de las persecuciones a los cristianos en Japón. Al parecer no existe un proceso de canonización posterior a su favor en las oficinas de la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano, lo que no es obstáculo para que algún establecimiento educacional sevillano le reconozca por su cuenta el título de santo al nieto de doña Teresa.  

 

CEIP “San” Pedro de Zúñiga en Villamanrique de la Condesa, Sevilla. Villamanriquedelacondesa.es

3 comentarios:

  1. Nos espantamos de las atrocidades que se han cometido tiempo atrás, sin embargo las noticias demuestra que el mundo no ha mejorado mucho de esos otros tiempos, lo único que varía son las armas a emplear.

    Besos.

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  2. Cuanta fe tenía para insistir una y otra vez sabiendo que le podía costar la vida querer cristianizar. Muy interesante.

    Un abrazo.

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  3. Vistos con los ojos de hoy bien se podía catalogar como a los pilotos japoneses de la segunda guerra mundial, es decir un kamikaze.

    Saludos.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.