25 de febrero de 2023

Zarzuelas en Béjar a comienzos del siglo XX (2ª Parte y final)

Autora: Josefa Montero García

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2022, pp. 54-56.


Escenarios y entidades culturales

El Colegio Salesiano celebraba habitualmente veladas donde participaban sus jóvenes alumnos. En febrero de 1904 hubo una función de teatro, donde los niños representaron distintas “obritas”, como la zarzuela burlesca titulada La muerte del Carnaval, de José Pujol, profesor del mismo colegio. El redactor de La Victoria subrayaba el éxito de los niños y alababa la labor social y cultural de los salesianos en Béjar[1]. El colegio tenía, además, su propia banda de música, que actuó algunas veces en el Círculo Católico, donde interpretó una sinfonía en abril de 1905 como comienzo de una velada, donde hubo discursos y dos zarzuelas en un acto (La escuela de la aldea y El deshollinador), además de la comedia El mejor premio.

                       Foto extraída de Archivo fotográfico y documental de Béjar

        En las funciones del Círculo Católico, alternaban las zarzuelas con obras instrumentales, como la tanda de valses Los hidrópatas, con que comenzaba el programa de la velada literario-musical, que se anunciaba para la noche del 15 de abril de 1906[2]. El evento continuaba con una conferencia de Salvador Cuesta Martín, vicerrector y catedrático de la Universidad de Salamanca, a la que seguiría un arreglo para violín y piano de La sonámbula de Bellini, un pasodoble de Chueca adaptado para sexteto y piano y, finalmente, la zarzuela anteriormente mencionada Música clásica, del conocido Ruperto Chapí, que fue arreglada para la ocasión. Por fallecimiento de un socio, la velada se aplazó para el día siguiente y los intérpretes fueron muy aplaudidos[3].

       Cuando se iba a inaugurar el Salón Variedades, en septiembre de 1909, sus encargados pensaban hacerlo con una zarzuela “que bien pudiera ser la que actúa ahora en Salamanca bajo la dirección de don Teodoro Cristóbal”[4], pues era más factible traer a Béjar a las compañías que acudían a la feria de Salamanca. En el Variedades se pondrían en escena numerosas obras de esta clase, así como en el Centro Social, escenario de muchos de los ejemplos que mostramos.

Intérpretes aficionados, zarzuelas infantiles y “autómatas”

         Además de compañías profesionales de zarzuela, destacó en Béjar la labor de los aficionados, que combinaban ilusión y en muchos casos talento, a decir de las referencias de la prensa. Así ocurría también en el vecino Candelario, donde en 1906, el republicano La Idea informaba de que se había formado allí una compañía de zarzuela, que actuaba con tal perfección “que ya quisieran muchas compañías serias”[5], incluyendo información sobre los componentes a los que felicitaba con entusiasmo.

       Aficionados eran también los actores y cantantes de las funciones del Centro Social o la Sociedad Económica de Amigos del País, que presidía el ya citado Luis Caballero Noguerol. En una entrevista que insertaba El Combate con motivo de la preparación de un festival en agosto de 1909, Caballero presentaba el programa, que contenía piezas teatrales y fragmentos de zarzuela y advertía que aunque las obras eran “escogidas”, había que tener en cuenta que los intérpretes no eran profesionales y alguno de ellos actuaba en público por vez primera, pidiendo indulgencia para ellos[6].

                       Foto extraída de Archivo fotográfico y documental de Béjar

      Hubo también muchas “zarzuelas infantiles”, en las que niños de ambos sexos deleitaban a una concurrencia, completamente entregada, como en la función del Colegio Salesiano que reflejábamos más arriba. Otro ejemplo fue La soberbia humillada (1893), descrita como zarzuela infantil en un acto, con música de Arturo Saco del Valle. En Béjar se representó el martes de Carnaval de 1910 en el Centro Social, junto con la obra de teatro Derecho de asilo de A. Onieva, también en un acto. Rufino Agero interpretó la parte instrumental al piano y dirigió a las niñas Consuelo Gosálvez (Amelia), Pilar Calzada (Elena), Isabel Hernández (Cristina), Basa Rufaú (Julieta), Dolores Martín (Elvira) y María Cerrudo (Carolina), que cautivaron al público con su “chispeante diálogo” y sus cantos[7]. La Victoria felicitaba a todos los intervinientes, incluidos los tramoyistas, uno de los cuales era el fotógrafo Juan Requena Peña. Esta velada se repetiría en varias ocasiones a petición del público. El mismo Rufino Agero fue el autor de “una bonita zarzuela, también en un acto y en prosa (…) desempeñada por las niñas Luisa Gosálvez, Dolores Martín, Consuelo Gosálvez, Pilar Calzada, Ricarda Palomero e Isabel Hernández”[8].

Foto extraída de Archivo fotográfico y documental de Béjar

        Un caso que resulta curioso en la actualidad, fue la actuación de la compañía Narbón de “autómatas” que en marzo de 1910 puso en escena en el Teatro Cervantes la zarzuela en dos actos Colorín, colorao, con música de Manuel Parada[9]. La compañía actuó durante varios días con distintos programas pero, según El Combate, no hubo gran afluencia de público. Los “autómatas” eran en realidad marionetas, hábilmente manejadas, con vistosas decoraciones y efectos[10].

Arreglos y adaptaciones

       Las reseñas de la época muestran que en aquellas representaciones la parte orquestal se reducía para piano, que casi siempre corría a cargo del profesor y jurista bejarano Rufino Agero Brochín. En algunos casos las piezas se arreglaron para hombres solos o se cambió alguna parte del texto por algo relativo a Béjar o al lugar donde se representaban. En febrero de 1911, en el Centro Social se puso en escena “el disparate cómico y lírico” Música clásica del maestro Chapí, “expurgado y arreglado para solos hombres por los socios del Liceo del Centro”[11]. En el mismo escenario se representó al año siguiente Los dos ciegos de Barbieri que, “convenientemente expurgada, quedan en ella abundantísimos chistes de buena ley, que fueron admirablemente interpretados por los actores y coreados por los espectadores con gran algazara”[12]. Recordemos que en las veladas del Centro Social, todos los intérpretes eran aficionados.

Conclusiones

       En el momento actual, causa cierta nostalgia la intensa actividad cultural que se desarrollaba en los locales de Béjar, como el Teatro Cervantes, el Salón Variedades o el Centro Social. Las representaciones y veladas no solo se celebraban en las ferias y fiestas principales, pues es frecuente encontrarlas fuera del calendario festivo. En ellas destaca la participación de intérpretes aficionados, generalmente en las asociaciones privadas, que desarrollaban su afición y ponían a disposición de sus consocios sus generalmente buenas capacidades para el canto y la música. Abundaron también las zarzuelas infantiles, representadas a menudo en el Centro Social por un elenco de niñas.

       En los sectores más conservadores había preocupación por el contenido de estas piezas, que podrían alejarse de la moral convencional. A veces, los textos eran modificados con alusiones a Béjar o al lugar donde se representaban. Las partituras sufrían habituales adaptaciones, como la reducción de las partes orquestales a piano, que también se vendían para esta clase de actuaciones, y el arreglo de algunas obras para hombres solos. Esto nos hace pensar que en algunos círculos no estaba bien visto que actuasen en estas obras mujeres adultas.



[1] La Victoria, nº 499, 20/2/1904, p. 3.

[2] La Victoria, nº 611, 14/4/1906, p. 3.

[3] Victoria, nº 612, 21/4/1906, p. 3.

[4] El Combate nº 136, 11/9/1909, p. 2.

[5] La Idea, nº 24, 3/6/1906, p.

[6] El Combate, nº 132, 14/8/1909, p. 2,

[7] La Victoria, nº 811, 12/2/1910, p. 2.

[8] La Victoria, nº 826, 28/5/1810, p. 3.

[9] El Combate, nº 162, 12/3/1910, p. 2 y nº 163, 19/3/1910, p. 2.

[10] Para más información sobre estos autómatas https://wepa.unima.org/es/alfredo-narbon/.

[11] La Victoria, nº 865, 25/2/1911, p. 2.

[12] La Victoria, nº 911, 13/1/1913, p. 2.

 

4 comentarios:

  1. En esos tiempos había mucha afición, por nuestro género lírico, Tenemos buenas obras, de una excelente calidad.
    Besos

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  2. Muy interesante esta crónica, siempre ha existido la censura y más contra las mujeres.Me hace gracia esta expresión , chistes de buena Ley.Antes se cuidaba bastante las expresiones, datamos desde 1911 que ya son años.
    La zarzuela un género tan nuestro y que poco sabemos actualmente.Unas iniciativas culturales muy pedagógicas, porque cuantos talentos se pierden por no tener gente adecuada.
    Feliz finde, Carmen

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  3. No conocía este blog sobre la ciudad de Béjar. Yo soy natural de Salamanca ciudad, pero tuve hace años familia en Béjar. Me da pena que la población haya ido decayendo desde que perdió la pujanza industrial que en un momento tuvo. Como toda la zona me agrada comienzo desde hoy a seguir el blog para así desde el mío, enfocado a la literatura y algo al cine , estar al tanto de lo que por aquí se publique.
    Un saludo cordial

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  4. veo que no solo se representadas las zarzuelas por compañías profesionales también por jóvenes alumnos de los salesianos.

    saludo.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.