Autora: Carmen Cascón Matas
Conocemos la relevancia que adquirieron las fábricas textiles laneras de Béjar a la largo de su historia, pero no tanto que otras ramas de la industria despegaron en el siglo XIX tales como la papelera, la de emblemas y botones, curtidos y fundición metalúrgica, todas ellas, como podemos suponer, auxiliares de la lanera al proporcionar cartones para distintas partes del proceso textil (por ejemplo, el embalaje), otros elementos imprescindibles para la confección de uniformes militares (botones y cueros para las botas y correas) y piezas de recambio para máquinas textiles o incluso máquinas completas.
Luis Izard Massaguer. Foto sacada de http://www.izard.net/
Nos vamos a centrar en esta entrada en esta última, que tuvo como principal empresa la fundada en 1875 por Luis Izard Massaguer (Sant Julià de D’Altura, Barcelona, 25 de agosto de 1860-Béjar, 7 de mayo de 1921), quien no jugó todas sus cartas de negocio en el taller mecánico para maquinaria, sino también creó una empresa textil de gran calado. Como de sus empresas apenas existe bibliografía (es un tema casi virgen), sólo ofreceremos unas breves pinceladas.
Luis Izard fue una de tantas personas que llegaron de todo el territorio nacional atraídas por el gran desarrollo fabril de Béjar. Nada más instalarse, y cuando solo tenía 20 años, dirigió el primer desmote químico de la ciudad, una instalación industrial cuya principal actividad se centraba en la eliminación de partículas extrañas en la lana (en floca o en tejido) por medio de la industria química (carbonizado). Después de regentarlo él mismo, se lanzó a explorar el negocio pañero fundando una empresa dedicada a los acabados de paño de estambre[1], en la Solana y después en Olivillas. Su ingenio era tal, que llegó a montar bajo su dirección «una moderna prensa continua de aprestar paños, confeccionando con sus propias manos la caldera de vapor, tuberías y el resto de la maquinaria», como nos cuenta Manuel Olleros[2]. No contento con ello, poco después y en el mismo lugar, fundó un taller mecánico de reparación de máquinas y luego creando una fundición y construcciones mecánicas en 1898.
Trabajadores de la fábrica en 1880. Foto sacada de http://www.izard.net/
Hay que tener en cuenta que Béjar, precisamente hasta finales del siglo XIX, no dispuso de ferrocarril, por lo que las grandes máquinas textiles tenían que ser acarreadas, desmontadas y armadas por los técnicos in situ. Su instalación era, por tanto, muy costosa. Antes de que se introdujera la mecanización, las máquinas se fabricaban en madera y su reparación era más sencilla. Pero una vez que se introdujo el metal, su arreglo era ciertamente más complicado. Las instalaciones fabriles bejaranas contaban con sus propios pequeños talleres y carpinterías que fabricaban piezas de manera artesanal o incluso se atrevieron con maquinaria un poco más compleja imitándolas en madera, pero no dejaba de ser una producción artesanal. Luis Izard tenía olfato para los negocios, qué duda cabe, y vio claro que instalar un taller mecánico a gran escala podía ser interesante y aún más una fundición en la que poder obtener piezas metálicas para reparar maquinaria e incluso poder obtener máquinas completas[3].
Fábrica en 1917. Foto sacada de http://www.izard.net/
En el Boletín de la Cámara de Comercio de Béjar del año 1910 publica un anuncio que dice así:
«Luis Izard. Fundición y talleres de construcción ý reparación de toda clase de máquinas, especialmente transmisiones, motores hidráulicos, prensas para vino y aceite, molinos harineros, y para moler aceitunas, verjas, balcones y rejas de hierro forjado y fundido y toda clase de construcciones metálicas. Calle de Colón. Béjar»[4].
Como el lugar donde tiene instalada La Fundición, como la llamaron popularmente los bejaranos, resultaba pequeña, decidió comprar el predio de La Viñuela, en Campopardo, donde trasladó la empresa a grandes naves.
Reportaje sobre la fábrica y su propietario (1933)
El éxito de este empresario catalán en Béjar se traduce en un hecho objetivo: fue uno de los dos primeros bejaranos que paseó por sus calles en automóvil (el otro fue Casto Lozano Herreros) y uno de los primeros salmantinos en tenerlo. De hecho, es el primer coche matriculado en la provincia de Salamanca que se conserva, concretamente en el Museo de Automoción de la ciudad charra. Luis Izard matriculó su Ford T-Speedster el 6 de octubre de 1911. Es un vehículo descapotable de 22 caballos de potencia que podía alcanzar los 75 kilómetros por hora, incluso participar en carreras[5].
Ford T-Speeder de Luis Izard, del Museo de Automoción de Salamanca
Luis Izard matrimonió en Béjar en 1886 con Ángela Muñoz García y tuvieron varios hijos: Ernesto, Mª Luisa, Luis, Pablo y Ángel. A los hijos varones envió a Cataluña para que aprendieran la fabricación de paños de estambre y fundar una fábrica[6]. A su muerte continúa con la fundición y taller mecánico su hijo Ernesto Izard Muñoz[7], quien intentó expandir el negocio familiar ampliando las instalaciones de fundición y creando una nueva fábrica textil: Ernesto Izard e hijos. Su hermano Luis Izard Muñoz se dedicaría, en cambio y en exclusiva, a la pañería. Viajó a Alemania para aprender la aplicación de los colores germanos al paño bejarano y en Béjar su industria ofrecía maquinaria de gran complejidad para hilados, tejidos, tintes y, sobre todo, aprestos y acabados que daba servicio a las demás fábricas.
Trabajadores de la fábrica en 1939. Foto sacada de http://www.izard.net/
Continúa el linaje familiar en cuanto a negocio de fundición y taller mecánico Antonio Izard Gosálvez. Según la información que ofrece la web de Lizard
«con la gran visión empresarial que siempre le caracterizó y con un gran esfuerzo y dedicación, inauguró el primer centro en Béjar dedicado a la comercialización de hierros-aceros y de fontanería y calefacción, además de continuar con los talleres y fundición. Actualmente Suministros Izard tiene en Béjar una superficie en naves de 6.700 m2 dentro de una finca de más de 20.000 m2».
Las fronteras bejaranas resultaban pequeñas para una fábrica de estas características por lo que abre otros centros en Badajoz y Cáceres, siendo la superficie actual superior a cinco mil metros cuadrados. A ellos hay que sumar el de Plasencia, Salamanca y Valladolid (dedicados estos últimos a fontanería y calefacción, Venta de Baños (Palencia) y Salamanca. Desde 1995 Suministros Izard forma parte del grupo Almagrupo.
[1] Los negocios de fundición y, sobre todo, pañeros de la familia Izard se pueden rastrear en el trabajo de SÁNCHEZ MARTÍN, Javier R. «Industria textil y fábricas en Béjar (IV)». Especial de Béjar en Madrid, 2008, pp. 39-43.
[2] OLLEROS GONZÁLEZ DE EIRIS, Manuel. «Don Luis Izard Massaguer (Un empresario de su tiempo)». Béjar en Madrid (16/06/1984), p. 9.
[3] Lo cuenta SÁNCHEZ MARTÍN, Javier R. «La ciudad de Béjar y su patrimonio industrial textil». Revista informativa del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, n.º 42, año 9, mayo/junio 2009, pp. 32-40.
[4] Boletín de la Cámara de Comercio e Industria, n.º 1 (1/10/1911).
[5] DOMÍNGUEZ BLANCA, Roberto. «El Ford T Speedster del MHAS, ¿el automóvil más antiguo de Béjar conservado en la actualidad?». Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2014, pp. 18-20. El museo tiene una excelente web donde se pueden consultar más aspectos relacionados con este espacio expositivo https://museoautomocion.com/presentacion/.
[6] HERNÁNDEZ BLÁZQUEZ, Manuel. «Luis Izard». Revista de 1933.
[7] Muchas de estas referencias a la historia de la empresa aparecen en la web http://www.izard.net/historia
Una saga de emprendedores esta de los Izard de los que creo necesitamos en esta región. He mirado la localización de la sede en Venta de Baños y creo que pase junto a ella en una ocasión que me lie en la rotonda cercana, pero entonces tan solo estaba urbanizado el polígono.
ResponderEliminarSaludos.
Personajes como este, son los que impulsan una ciudad.
ResponderEliminarUn abrazo.