Amigos de Béjar y sus historias

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2/21/2025

El sobrino del duque de Béjar que se hizo cargo de los funerales de Hernán Cortés

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

          Por no existir retratos suyos, se suele confundir a Juan Alonso Pérez de Guzmán y Zúñiga, VI duque de Medina-Sidonia y referente de esta nota, con su nieto y sucesor cuasi homónimo Alonso Pérez de Guzmán y Zúñiga, de quien sí existe un retrato que está en el palacio de Medina-Sidonia de Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, realizado tres años antes de la muerte del duque por el florentino Francesco Giannetti, pintor de cámara de la Casa de Medina-Sidonia. Curiosamente, hay también un grado de homonimia entre los nombres de las madres de ambos nobles, siendo la del primero Leonor de Zúñiga y Guzmán, hermana de Álvaro de Zúñiga, I duque de Béjar, y la del segundo Leonor de Zúñiga y Sotomayor, hija de doña Teresa de Zúñiga, III duquesa de Béjar, y de su esposo Alonso Francisco de Sotomayor, V conde de Belalcázar.
 

El retrato que lleva a la confusión entre abuelo y nieto (este es el nieto) y que no pinta en este artículo

        Dicen que mientras enterraban a Cortés, su hijo Martín Cortés y Zúñiga murmuraba por lo bajo: ¡Hipócritas, dónde estaban cuando mi padre necesitaba de ustedes! al estrechar la mano que le tendían los nobles que se acercaron a expresarle sus condolencias. El hijo del conquistador de Nueva España y de su segunda esposa doña Juana de Zúñiga, sobrina del II duque de Béjar, manifestaba así su desprecio por quienes nunca visitaron a su padre en la reclusión de sus últimos años en el villorrio sevillano de Castilleja de la Cuesta.   


 

 

Presunto retrato de Martín Cortés y Zúñiga, II marqués del Valle de Oaxaca. 


        No podía el joven Cortés decir lo mismo del difunto don Álvaro de Zúñiga, el mencionado II duque de Béjar, tío de su madre, que desde su alta posición en la corte del emperador Carlos V había alentado la empresa transoceánica de su padre y abogado por su nombramiento como virrey, cargo finalmente que no obtuvo y le fue cambiado por los títulos de marqués y gobernador de parte del desconfiado monarca. Al mismo tiempo, don Álvaro había sido el artífice o al menos el facilitador de la boda de sus progenitores.   

              Tampoco podía quejarse Martín de don Juan Alonso de Guzmán y Zúñiga, VI duque de Medina-Sidonia y primo de su madre, que al enterarse de la venida desde las Indias de dos de sus hermanas, acompañadas de sus criadas, había dispuesto alojamiento para todas ellas en su palacio de Sanlúcar de Barrameda ("el recaudador del duque pagó a Lope Vizcaíno 208 maravedís por una libra de hilo blanco y un ovillo de acarreto delgado para hacer diez colchones para las camas que se armaron cuando habían de venir las hijas del marqués del Valle, y por cien clavos de tillado y cien de medio cultivado y tres agujas, que fueron para aderezar tres salas donde habían de posar las huéspedes. Para hacer los colchones hubo que sacudir la lana"). Más aún, de acuerdo con su padre y habiendo aceptado la designación de albacea de su testamento, el duque se haría cargo de administrar la cuantiosa dote de su hermana María, comprometida con el hijo del marqués de Astorga (se casó finalmente con el V conde de Luna).

 


Salón de la chimenea del palacio de los duques de Medina Sidonia en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz Cadenaser.com


         Ahora, el duque se ocupaba de todo lo concerniente al sepelio del conquistador, acto que, según los textos, se desarrollaba así: 


         "Acompañado a la hora de su muerte sólo de su hijo Martín y un amigo llamado Alonso, de los poquísimos amigos con que Cortés contaba, el duque de Medina-Sidonia don Juan Alonso de Guzmán llevó a cabo la ceremonia y honras fúnebres correspondientes. No escatimó nada y pagó todo de su propio bolsillo. Realizó ceremonias que se hicieron con la misma pompa y solemnidad como si se tratara de un príncipe. El duque mandó edificar un mausoleo el cual cubrió de mantas negras y rodeó de velas encendidas día y noche por la duración de las ceremonias. Mandó colgar los escudos del marquesado que correspondían a Cortés, y conforme a los últimos deseos del conquistador se llevó a cabo la liberación de los indígenas que estaban bajo su servicio, otorgándose además generosas reparticiones de limosnas a los más necesitados".

    "Sus restos fueron trasladados al cercano monasterio de San Isidoro, panteón de los duques de Medina-Sidonia, mientras se le trasladaba a la Nueva España conforme a sus deseos. Su cuerpo fue recibido por el padre prior del monasterio, así como los monjes, esto ante el escribano de la villa de Santiponce, Andrés Alonso, y teniendo como testigos a ilustres señores. Se le colocaría provisionalmente en el sepulcro de los duques de Medina Sidonia, el cual se encontraba en el altar mayor. En tal sitio reposaría el conquistador hasta el 9 de junio de 1550, cuando sus restos se quitaron para colocar los de don Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina-Sidonia (el mismo de quien se ha tratado), y entonces se le trasladaría al altar de Santa Catarina en el mismo monasterio".



El monasterio de San Isidoro del Campo de Santiponce, Sevilla, fotografiado en 2021 al iniciar los planes de recuperación. Sevilla.abc.es


        En 1556 los restos de Hernán Cortés partieron a México, donde él había dispuesto ser enterrado. Después de varias exhumaciones, traslados e incluso desapariciones, yacen hoy supuestamente en una sencilla iglesia de la capital, concretamente la de la Inmaculada Concepción y Jesús Nazareno, señalados por una austera placa de metal pintada de rojo en la pared del presbiterio, que dice simplemente: Hernán Cortés 1485-1547.

 
Lecturas:
Camotes, Yolo: Los últimos momentos de Hernán Cortés (vídeo) 2021
Mira C., Esteban: Hernán Cortés; una biografía para el siglo XXI. 2021
Moreno O., Antonio: Las hijas de Hernán Cortés. 2019

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