Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.813 (16/11/2018), p. 4.
Año de gloria y de luto para Béjar. 1868 quedaría grabado a fuego en las memorias de los bejaranos tanto por sus héroes caídos como por los ecos de una revolución civil que llevó el nombre denuestra ciudad hasta Norteamérica a través de la prensa[1]. La noticia de los acontecimientos vividos y la sangre derramada por el ejército realista del brigadier Nanetti frente a los indefensos paisanos del barrio de La Corredera corrió como la pólvora hasta llegar a la capital e incluso la Junta Revolucionaria de La Latina[2] dirigió sus condolencias a la Junta de Béjar por este motivo. A lo largo de estos artículos intentaremos acercarnos a la relación de simpatía, primero, y de cierto distanciamiento después, entre el Juan Prim y Prats, el icono de La Gloriosa, y la Junta Revolucionaria, luego Ayuntamiento, de Béjar. A través de su análisis entenderemos cómo se llegaron a conseguir ciertos objetivos para una ciudad que simbolizó el brazo civil heroico y mártir de la Revolución Septembrina.