Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
A una extensa comarca de casi 3.000 km2, situada al noreste de la provincia de Badajoz, se la conoce como la Siberia Extremeña, nombre que habla de la incomunicación y retraso que sufrió en un tiempo. La propiedad de los pueblos que la conforman se sucedió antaño entre la Iglesia toledana, la Orden del Temple y los Sotomayor, condes de Belalcázar, pasando finalmente a la Casa de Béjar por el matrimonio de Gutierre de Sotomayor con Elvira de Zúñiga (1), hija de Álvaro de Zúñiga, primer duque de Béjar. La heráldica territorial da cuenta hasta hoy de sus antiguos señores, los Zúñiga de Béjar (2), situación de dependencia que duró hasta el siglo XIX.
Convertidas en fincas y dehesas, las tierras se dedicaron a faenas agrícolas, ganaderas y forestales con óptimos resultados, hasta que en siglos posteriores la zona cayó en receso. En la segunda mitad del siglo XX se aplicó un plan de reactivación (Plan Badajoz), que aprovechando la existencia de ríos (Guadiana y Zújar), manantiales y pantanos, proveyó una cantidad de presas y embalses destinados a mejorar la agricultura y producir energía eléctrica. Con el mismo fin se constituyó la Mancomunidad de Municipios Siberia, que agrupa a once de un total de dieciocho municipios.
En 1382 Diego López de Estúñiga, primer señor de Béjar, había comprado Capilla por 280.000 maravedíes, y sus descendientes extendieron el patrimonio, ya fuera por compra o por alianzas matrimoniales, como es el caso de las posesiones en la Siberia que pertenecían a los condes de Belalcázar, cuya cabeza de señorío fue Puebla de Alcocer. De Helechosa de los Montes se lee que de 1369 y hasta 1444, perteneció unas veces a Toledo y otras al vizcondado de Puebla de Alcocer, cuyos señores, más que reyes, se encargaban de nombrar alcaldes, dictar leyes e impartir justicia, en una palabra, de gobernar.
La casa del duque de Béjar, o de Osuna, en Puebla de Alcocer, hoy Casa de la Cultura (en realidad fue la cárcel, comunicada con el palacio en la Plaza de España por el pasillo elevado) Turismopuebladealcocer.com
Llama la atención que, a pesar de la lejanía, la presencia de los duques de Béjar sobre el territorio siberiano fue constante, y así se lee: En la dehesa de Estena mandó construir el duque de Béjar un palacio rural para disfrutar de ciertas temporadas de descanso, así como para que sirviera como centro de administración de la explotación agropecuaria que desde él se controlaba. Forma parte este inmueble de un conjunto de granjas y casas de campo que dicho título nobiliario, más tarde emparentado con el ducado de Osuna (3), poseyó en La Siberia extremeña, junto a otros como la Casa de la Golosilla (Herrera del Duque) o el Palacio de Buengrado (Puebla de Alcocer), ambos igualmente levantados en la Edad Moderna.
Parte del Palacio de Buengrado, cubierto por las aguas del embalse Orellana. Imgrumweb.com
Sobre el nombre La Siberia, la teoría más popular es la que lo atribuye al XV duque de Béjar y de Osuna, Mariano Téllez-Girón, que se refería así a sus extensas y lejanas posesiones extremeñas, después de desempeñar por doce años el cargo de embajador plenipotenciario de España en San Petersburgo, capital entonces de la Rusia zarista.
El XV duque de Béjar (XII de Osuna), por R. Soldevila, 1857. Es.wikipedia
Derrochador compulsivo de una inmensa fortuna, a fines del siglo XIX vendió el duque más de 20.000 hectáreas de sus dehesas a los mismos pobladores de la comarca siberiana, por lo que se le podría considerar precursor de la reforma agraria, aunque no precisamente por motivos socializantes.
Piedrasanta, una de las últimas fincas vendidas por el duque de Béjar. Lavozdepenalsordo.blogspot.com
Notas:
(1) Más tarde se repitió la estrategia con el matrimonio de Teresa de Zúñiga, III duquesa de Béjar, con su primo Alonso de Sotomayor, V conde de Belalcázar.
(2) Varios municipios del sector se identifican aún con el escudo de los Zúñiga, duques de Béjar, como Baterno, Capilla, Casas de Don Pedro, Garbayuela, Peñalsordo, Puebla de Alcocer, Risco, etc.
(3) Al morir sin sucesión Joaquín de Zúñiga, XII duque de Béjar, el título pasó a sus parientes de la Casa de Osuna que descendían de doña Manuela de Zúñiga, hermana del X duque de Béjar Manuel de Zúñiga.
Lecturas:
Camacho Cabello, José: La Siberia Extremeña: Marco geográfico y desarrollo histórico. 1999
Lop Otín, María José: Un ejemplo del proceso señorializador extremeño: El señorío de Capilla (siglos XIII-XVI) 1990
Maldonado Escribano, José: El Palacio de Buen Grado, residencia temporal del duque de Béjar y cortijo de explotación agropecuaria en Puebla de Alcocer (Badajoz) 2008
Maldonado Escribano, José: Estena, un palacio del duque de Béjar en la Siberia Extremeña. 2010
Rodríguez, José Luis: Extremadura alternativa: Embalses de La Siberia y La Serena. 2007
La España olvidada. Hasta hace cuatro días, como quien dice, solo eran noticia por la pobreza económica y cultural. Como en la otra Siberia, bajo dominio de los zares, ha sido característico también aquí el atraso de la comarca, la falta de vías de comunicación, su aislamiento, su marginación y el abandono que históricamente ha sufrido por parte de todos.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo triste es que pase el tiempo y no se vaya dando solución a los problemas...esto lo que hace, es que se vaya empobreciendo cada vez más.
ResponderEliminarBesos
Es un placer pasar por tu blog Cuídate mucho Saludos
ResponderEliminarRealmente el nombre es curioso el que recibe esta comarca pacense mas cuando todos asociamos a Extremadura a lugar caluroso. Lo de ser denominado así por el aislamiento ya lo había escuchado no así de que lo denominada el duque.
ResponderEliminarSaludos.
El nombre llama la atención y desconocía toda esta información.
ResponderEliminarFeliz domingo
La Siberia extremeña y el porqué de ese nombre, el Plan Badajoz, Dehesas, Zúñigas, Embalses, Palacio de Buengrado, nombres escuchados en mi infancia pero nunca conocidos in situ. Un texto interesante.
ResponderEliminarHola Carmen:
ResponderEliminarLastima que no se haya hecho nada... que todo siga igual. En estos días, estuve en la aldea de mi papá en Galicia... No ha cambiado nada... y ya casi nadie vive ahí.
Besos