Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
Se trata de Via spiritus o Libro llamado vía de la perfección espiritual del alma, escrito por el lego franciscano Bernardo de Palma (1469-1532). Procedente «de una humildísima familia de hortelanos andaluces y carente por completo de formación humanística (ni siquiera se había iniciado en los estudios gramaticales)», Bernardo escribió «tratados doctos entre los que se encuentra el del título, considerado la segunda gran formulación de la mística de recogimiento, y de extraordinario interés para la historia de la espiritualidad española por su contenido e influencia en amplios ámbitos religiosos». Olvidado por siglos, a pesar del impacto que causó en su tiempo, recientemente se encontró un ejemplar en la Biblioteca Nacional de Portugal, que de inmediato mereció la atención de eruditos y reediciones en Alemania y España.
«Con estilo tosco, pero diáfano y preciso en la exposición de las ideas, refiere las numerosas experiencias, visiones, arrobos y raptos místicos de que el autor fue objeto a lo largo de su vida, …y ofrece la sistematización de ciertos aspectos del misticismo iluminista ortodoxo, siempre en riesgo de desviaciones que pueden conducir a la herejía, aquella herejía de los alumbrados que fue calificada de “fantasía”». Tales características le llevaron en 1559 a ser incluido en el Índice de libros prohibidos de la Inquisición (antecesor del Index librorum prohibitorum romano) redactado por el asturiano Fernando de Valdés, que anatematizaba asimismo obras de Luis de Granada, Juan de Ávila, Francisco de Borja y los Ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola; aparte de obras literarias como El lazarillo de Tormes y el Cancionero general. La única obra incluida que de verdad representaba «un ataque feroz contra la Iglesia y una ferviente defensa del cristianismo espiritual», era el Diálogo de Mercurio y Carón, del manchego Alfonso de Valdés.