7 de junio de 2024

El alférez mayor de Béjar y la procesión del Corpus Christi (2ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 4.917 (19/05/2023)

Volvamos al Corpus, porque al fin y al cabo el papel del alférez en la Villa quedó reducido a nivel representativo a esta cita religiosa de tanta relevancia para Béjar y su Tierra y para la Casa Ducal en particular. Incluso, y según lo expuesto por Fray Liciniano Sáez en su portadilla del documento citado en el artículo anterior[1], la aparición de este cargo en Béjar podría estar vinculada al hecho que narraremos a continuación. Dice: «el ofizio de Alférez mayor en esta Vª es mui antiguo. Se ignora si el Señor Diego Lopez de Çuñiga obtuvo Privilegio para este ofizio desde el año de 1396 en que principio a poseer este Estado. Antes lo había quando los señores Reyes, Ynfantes, Reyna Doña Beatriz y otros señores le posehian». Y cita a Juan Manuel Ramírez y su padre Joseph Ramírez, Pedro de Tortoles Dorantes (de quien hablamos en el artículo anterior), Andrés de San Vicente, Francisco Dorantes, Geronimo Ramírez, Diego de Lerma, Francisco Botello Nieto, Alonso Gil de Arellano, Antonio de Zúñiga, Alonso Gil de la Torre, Juan de Salinas, Juan Muñoz de Aguilar y Francisco Muñoz.

 Un edil rindiendo la bandera de Béjar en la Plaza Mayor. Foto sacada de aquí

Para dilucidarlo tenemos que retrotraernos a la llegada de los Zúñiga como señores de Béjar, el carácter militar de la procesión y el inicio del patronato ducal sobre ella, es decir al siglo XIV y a un hecho concreto. Diego López de Zúñiga, primer señor de Béjar, impuso que a la procesión debían asistir hombres armados de la Villa y Tierra en conmemoración del ataque que tuvo lugar en 1397[2], es decir, al momento del advenimiento de los Zúñiga como dueños y señores de estas tierras al trocar Béjar por Frías con el rey Enrique II. Convocada la procesión, «judios y Africanos» según cuenta Fray Liciniano[3], conspiraron para desbaratar aquella manifestación religiosa, habiéndoselas «cinco mil y treszientos» sublevados contra «dos mil y doszientos hombres de armas» convocados por el señor de Béjar que se enfrentaron en La Corredera. Y es entonces, en memoria de aquellos hechos, por lo que los Zúñiga defendieron el patronazgo sobre el Corpus Christi y por lo que se fundó una cofradía o congregantes del Santísimo Sacramento en la iglesia de Santa María la Mayor. La sombra de los Zúñiga es alargada, como lo son las historias que narra Fray Liciniano en las portadillas que colocaba delante de cada legajo con jugosas referencias del pasado que los historiadores debemos coger con pinzas. 


            En la Edad Moderna la función del alférez se había reducido a su presencia en la procesión del Corpus, al menos en lo que se refiere a los siglos XVII y XVIII, organizando a las Milicias de la Villa y de la Tierra que debían acudir por mandato ducal durante esa jornada «portando escopetas». Así hacía una lista de los «más mozos que han de asistir con aseo, el vestido más decente, y en orden forman dos filas acompañando a la procesión y se hace alarde y reconocimiento en La Corredera antes de la Procesion y después de concluida en este Palacio para saber los q. asisten, citandolos por sus nombres y multa los que faltaren». El alférez mayor recorría los pueblos, uno a uno, llamando a los mozos, que debían acudir desde cada localidad con sus alcaldes, pasando los gastos a cada localidad[4]. Por este viaje de alistamiento recibía un salario fijo por día y gastos por la comida, además de la paga que le daban a su ayudante[5].

Durante el día del Corpus, desde muy temprano, el alférez lucía gallardo en su caballo, brillando por las calles de Béjar, acompañado por seis u ocho hombres con alabardas y «desde La Corredera hasta la iglesia de Santa María los milicianos referidos y los alcaldes hasta la Plaza». Y en el momento en que llegaba el Santísimo a la Plaza «anda cosa de quinze pasos, haciendo tres veces adorazion de rodillas a Su Magestad, hasta llegar cerca rinde el baston, se retira repitiendo las tres adoraziones, después va gobernando la milicia, y al concluirse la Procesion repiten en la misma forma las adoraciones, va a la Puerta de Palacio donde llama a los alistados y se finaliza su ocupacion».


 

En resumen: era la única persona que rendía su bastón (ahora banderas) delante del Santísimo junto al regidor que portaba el estandarte de la villa, que hacía exactamente lo mismo, no con el símbolo del poder militar, sino con el estandarte de Béjar. Primero uno y después el otro, uno con su bastón y escoltado por alabarderos, el otro con su estandarte y flanqueado por los hombres de musgo[6]. Eran dos, además, los momentos en que rendían sus símbolos: una la Puerta de los Osos, «en el primer arco de la Plaza», justo en el punto en que el cortejo pasaba de la parroquia de Santa María la Mayor a la parroquia de El Salvador, un punto simbólico; otra en la Plaza Mayor, al finalizar. Según López Álvarez son ritos de agregación, es decir de sometimiento del duque y de su poder militar, y de los regidores y del poder secular, al Santísimo[7]

 Continuará

 



[2] AHNob. OSUNA,C.243,D.53-54. Documentos referentes a la celebración de las fiestas del Corpus Christi en la villa de Béjar y otras cuestiones. Este suceso lo recoge también LÓPEZ ÁLVAREZ, A. Ideología, control social y conflicto en el Antiguo Régimen. El derecho de patronato de la Casa ducal sobre la procesión del Corpus Christi de Béjar. CEB, 1996, 201 págs. Y lo tratamos en CASCÓN MATAS, Carmen. Sangre y leyenda en los orígenes de la procesión del Corpus de Béjar. Béjar en Madrid, 1397, 4.849 (19/VI/2020), p. 4.

[3] Documento citado AHNob. OSUNA,C.243,D.53-54.

[5] Ibídem, f. 141.

[6] Aquí hay diversidad de opiniones. Alejandro López Álvarez comenta en la nota al pie 15, p. 107, que el alférez y el regidor hacen las reverencias escoltados por los hombres de musgo.

[7] Ibídem, p. 116.

4 comentarios:

  1. Con tantos actos al que tenía que acudir. Es natural que delegara, en el alferez mayor y este aucudiera al acto, en nombre de él.
    Feliz fin de semana.Un abrazo.

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  2. Casi entiendo que paso de ser algo militar desde que fue saboteada la procesión por judíos y musulmanes a ser algo protocolario.

    Saludos.

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  3. Interesante tener, si no una nuva, al menos una más completa y documentada visión sobre nuestra fiesta del Corpus.
    Un fuerte abrazo,

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  4. La presencia de este Alférez en la procesión, debió de ser ahí el inicio de lo militar, en esta festividad, algo parecido a lo que debió de ocurrir en muchos sitios de España, donde aún hoy en día sigue presente lo militar en las procesiones del Corpus.
    Un abrazo, Carmen.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.