Autor: Javier Ramón Sánchez Martín
Publicado: Béjar en Madrid, n.º4.435. 16 de marzo de 2007.
Es un sábado precioso de finales de otoño. El tiempo acompaña y estimula a salir a pasear. Paso por el parque y me sorprendo de que los árboles conserven todavía muchas de sus hojas. La verdad es que no me había fijado hasta ahora e ignoro si ha pasado en años anteriores, pero resulta extraño. Yo creo que el calentamiento de la atmósfera y otras lindeces, fruto de las tropelías que los humanos estamos cometiendo con el medio ambiente, están conduciendo a un cambio climático irreversible que ya estamos empezando a pagar y, sobre todo, que pagaran con creces los futuros habitantes del sufrido planeta Tierra. Porque en el tema medioambiental no estamos sólo dilapidando la herencia de nuestros antepasados, sino que estamos gastando a cuenta la herencia de nuestros hijos; y eso es grave.
De hecho, cada vez se observan más indicios de una cruda realidad: el clima está cam-biando y no precisamente a mejor. Así, la primavera y el otoño son cada vez más cortos; a veces hace otoño en invierno; las nevadas que caían todos los años en Béjar por navidad hoy día son historia; cuando menos se espera una catástrofe natural asola cualquier punto del planeta,… y podríamos seguir hasta llenar varias páginas.
Pero hoy vamos a optar por seguir al pie de la letra la célebre frase de Horacio: carpe diem quam minimum credula postero, que quiere decir algo así como aprovecha el día, no confíes en mañana, o, más sencillo aún, aprovecha el momento, vive el presente. Y es que hoy son las doce de la mañana y hace un día espléndido; todo incita al optimismo.
Hay mucha gente en la Corredera. Aunque la Corredera ya no es la misma desde que ce-rraron el Bar Sol, punto de encuentro por excelencia para los bejaranos y para los forasteros (¡cuántas veces habré quedado en ese lugar con gente de fuera…!). Añoro sus patatas con mahonesa (¡sí, mahonesa de Mahón, y no mayonesa!), en ningún otro bar las he probado tan buenas. También se echa de menos el edificio que lo cobijaba, único con solera que quedaba en el que actualmente es el espacio público más transitado de Béjar.
Accedo a la calle Mayor de Reinoso, muy animada a esa hora. Me gusta ver a la gente ir y venir, unos entrando en los comercios o saliendo de ellos, otros yendo al Obrero a leer los periódicos, otros parados con los conocidos, charlando sin prisa,…
Llego a la plazuela del Solano, o de Gómez Rodulfo. La reforma que se hizo hace pocos años utilizando granito se adapta bastante bien a las casas señoriales de la calle Mayor de Sánchez Ocaña que hay a su altura. No queda tampoco mal la fuente en su centro, pero habría que borrar esas horribles pintadas fruto del incivismo y muchas veces de la malicia. Cuando yo era muy pequeño viví un tiempo en el Solano y, entre mis recuerdos está ver desde el balcón llegar todos los días a un señor ya maduro en un coche muy grande (al menos a mí me lo parecía), que decían los mayores que era don Jerónimo. Supongo que sería Jerónimo Gómez-Rodulfo Brugués, padre de mi amigo Jero, que vive en Plasencia. Don Jerónimo fue, allá por los años cuarenta, di-rector de Navahonda y también de la entonces Escuela de Peritos Industriales. Quien me iba a decir a mí que, muchos años después, tendría yo también el honor de dirigir esa Escuela, tan querida por los bejaranos.
Paso por el caño del Comendador, que sigue sin agua, y llego a la antigua casa de los Núñez, obra de aquel arquitecto municipal de principios del siglo XX llamado Benito Guitart Trulls; ¿catalán?, supongo que sí. Algún día puede que escriba sobre esta notable obra del modernismo bejarano y sobre su autor.
Teatro Cervantes
El Palacio de la Moda sigue igual que cuando yo era niño; me agrada su imagen impertérrita al paso del tiempo que nos hace recordar tiempos mejores, cuando una industria textil en su apogeo daba trabajo a casi todos los bejaranos y el comercio tenía mucha vida. Lo que sí ha cambiado es lo que hay enfrente: ha desaparecido la antigua casa de Junquera, la que cobijaba el Auxilio Social, para abrir la calle Olleros y dar paso a una plazuela que da vista al hasta ahora semioculto Teatro Cervantes. Desde mi punto de vista, una acertada actuación del Ayuntamiento.
Paso a la altura de la casa de D. Nicomedes, de Caramelos Cela, de Baltasar Romero…; miro hacia la Torre de San Gil, un poco descolocada desde que se hizo el peculiar edificio del Museo Mateo Hernández, que a mí nunca ha acabado de gustarme. Bajo por los Portales de Pizarro y adivino las bonitas galerías que hay encima; veo que continúa adelante la problemática obra en lo que fue palacio de Pizarro, sobre la que no voy a opinar, pues ya han escrito sobre ella en este semanario Pepe Muñoz y Filiberto de Arriba. Miro hacia la plaza de la Piedad, con esos magníficos edificios, uno de los cuales alberga el Casino Industrial, conocido en Béjar popular-mente como “casino de los señores”, donde estuvo el convento de la Piedad. Este convento fue desamortizado en la primera mitad del siglo XIX y adquirido por el hacendado Julián Yagüe. Yagüe lo cedió en 1844 a su hija María, casada con Nicolás Rodríguez Vidal, para establecer allí un obrador textil que sería explotado por la sociedad Rodríguez Hermanos.
Al otro lado de la plaza de la Piedad, donde antes había una vieja casa que tuvo muchos años un letrero donde ponía “se vende o permuta”, hay un edificio completamente nuevo, todo de granito, cuya estética no deja indiferente a nadie y que de momento alberga las instalaciones de una imprenta y de una cafetería, aunque más adelante será también hotel.
Enfilo la calle Mayor de Pardiñas y paso a la altura de la calle Alojería, bazar Aurora, librería Cervantes, lo que fueron Almacenes Castilla, el restaurante Español y desemboco en la Plaza Mayor de Maldonado. Todo sigue muy parecido a como estaba cuando yo iba al instituto, pero falta la animación que tenía entonces esa zona.
Publicado: Béjar en Madrid, n.º4.435. 16 de marzo de 2007.
Es un sábado precioso de finales de otoño. El tiempo acompaña y estimula a salir a pasear. Paso por el parque y me sorprendo de que los árboles conserven todavía muchas de sus hojas. La verdad es que no me había fijado hasta ahora e ignoro si ha pasado en años anteriores, pero resulta extraño. Yo creo que el calentamiento de la atmósfera y otras lindeces, fruto de las tropelías que los humanos estamos cometiendo con el medio ambiente, están conduciendo a un cambio climático irreversible que ya estamos empezando a pagar y, sobre todo, que pagaran con creces los futuros habitantes del sufrido planeta Tierra. Porque en el tema medioambiental no estamos sólo dilapidando la herencia de nuestros antepasados, sino que estamos gastando a cuenta la herencia de nuestros hijos; y eso es grave.
La Corredera
De hecho, cada vez se observan más indicios de una cruda realidad: el clima está cam-biando y no precisamente a mejor. Así, la primavera y el otoño son cada vez más cortos; a veces hace otoño en invierno; las nevadas que caían todos los años en Béjar por navidad hoy día son historia; cuando menos se espera una catástrofe natural asola cualquier punto del planeta,… y podríamos seguir hasta llenar varias páginas.
Pero hoy vamos a optar por seguir al pie de la letra la célebre frase de Horacio: carpe diem quam minimum credula postero, que quiere decir algo así como aprovecha el día, no confíes en mañana, o, más sencillo aún, aprovecha el momento, vive el presente. Y es que hoy son las doce de la mañana y hace un día espléndido; todo incita al optimismo.
Calle Mayor
Hay mucha gente en la Corredera. Aunque la Corredera ya no es la misma desde que ce-rraron el Bar Sol, punto de encuentro por excelencia para los bejaranos y para los forasteros (¡cuántas veces habré quedado en ese lugar con gente de fuera…!). Añoro sus patatas con mahonesa (¡sí, mahonesa de Mahón, y no mayonesa!), en ningún otro bar las he probado tan buenas. También se echa de menos el edificio que lo cobijaba, único con solera que quedaba en el que actualmente es el espacio público más transitado de Béjar.
Accedo a la calle Mayor de Reinoso, muy animada a esa hora. Me gusta ver a la gente ir y venir, unos entrando en los comercios o saliendo de ellos, otros yendo al Obrero a leer los periódicos, otros parados con los conocidos, charlando sin prisa,…
Plazuela del Solano
Llego a la plazuela del Solano, o de Gómez Rodulfo. La reforma que se hizo hace pocos años utilizando granito se adapta bastante bien a las casas señoriales de la calle Mayor de Sánchez Ocaña que hay a su altura. No queda tampoco mal la fuente en su centro, pero habría que borrar esas horribles pintadas fruto del incivismo y muchas veces de la malicia. Cuando yo era muy pequeño viví un tiempo en el Solano y, entre mis recuerdos está ver desde el balcón llegar todos los días a un señor ya maduro en un coche muy grande (al menos a mí me lo parecía), que decían los mayores que era don Jerónimo. Supongo que sería Jerónimo Gómez-Rodulfo Brugués, padre de mi amigo Jero, que vive en Plasencia. Don Jerónimo fue, allá por los años cuarenta, di-rector de Navahonda y también de la entonces Escuela de Peritos Industriales. Quien me iba a decir a mí que, muchos años después, tendría yo también el honor de dirigir esa Escuela, tan querida por los bejaranos.
Paso por el caño del Comendador, que sigue sin agua, y llego a la antigua casa de los Núñez, obra de aquel arquitecto municipal de principios del siglo XX llamado Benito Guitart Trulls; ¿catalán?, supongo que sí. Algún día puede que escriba sobre esta notable obra del modernismo bejarano y sobre su autor.
El Palacio de la Moda sigue igual que cuando yo era niño; me agrada su imagen impertérrita al paso del tiempo que nos hace recordar tiempos mejores, cuando una industria textil en su apogeo daba trabajo a casi todos los bejaranos y el comercio tenía mucha vida. Lo que sí ha cambiado es lo que hay enfrente: ha desaparecido la antigua casa de Junquera, la que cobijaba el Auxilio Social, para abrir la calle Olleros y dar paso a una plazuela que da vista al hasta ahora semioculto Teatro Cervantes. Desde mi punto de vista, una acertada actuación del Ayuntamiento.
Plaza de don Nicomedes Martín Mateos.
Torre de San Gil y museo Mateo Hernández
Torre de San Gil y museo Mateo Hernández
Paso a la altura de la casa de D. Nicomedes, de Caramelos Cela, de Baltasar Romero…; miro hacia la Torre de San Gil, un poco descolocada desde que se hizo el peculiar edificio del Museo Mateo Hernández, que a mí nunca ha acabado de gustarme. Bajo por los Portales de Pizarro y adivino las bonitas galerías que hay encima; veo que continúa adelante la problemática obra en lo que fue palacio de Pizarro, sobre la que no voy a opinar, pues ya han escrito sobre ella en este semanario Pepe Muñoz y Filiberto de Arriba. Miro hacia la plaza de la Piedad, con esos magníficos edificios, uno de los cuales alberga el Casino Industrial, conocido en Béjar popular-mente como “casino de los señores”, donde estuvo el convento de la Piedad. Este convento fue desamortizado en la primera mitad del siglo XIX y adquirido por el hacendado Julián Yagüe. Yagüe lo cedió en 1844 a su hija María, casada con Nicolás Rodríguez Vidal, para establecer allí un obrador textil que sería explotado por la sociedad Rodríguez Hermanos.
Al otro lado de la plaza de la Piedad, donde antes había una vieja casa que tuvo muchos años un letrero donde ponía “se vende o permuta”, hay un edificio completamente nuevo, todo de granito, cuya estética no deja indiferente a nadie y que de momento alberga las instalaciones de una imprenta y de una cafetería, aunque más adelante será también hotel.
Enfilo la calle Mayor de Pardiñas y paso a la altura de la calle Alojería, bazar Aurora, librería Cervantes, lo que fueron Almacenes Castilla, el restaurante Español y desemboco en la Plaza Mayor de Maldonado. Todo sigue muy parecido a como estaba cuando yo iba al instituto, pero falta la animación que tenía entonces esa zona.
Bonito paseo por Béjar y bonitas reflexiones las que nos traes hoy, sin duda de algún amigo colaborador de tu blog.
ResponderEliminarSobre las reflexiones acerca del cambio climático sólo decir que todavía hay gente que lo pone en duda. ¿Pero es que no se dan cuenta que el tiempo está loco?
Un saludo y feliz domingo.
Caray, sin conocer Bejar más que de pasada y menudo paseo me he dado. Encantador y lleno de color local.
ResponderEliminarSaludos, Carmen.
Un bellisimo paseo, madame, del que hemos podido disfrutar sin movernos de casa.
ResponderEliminarDisfrute usted de este fin de semana, y de san valentin, y del carnaval y ademas del año del tigre, que comienza hoyª
Ve cuantas cosas que celebrar? Pues hay que aprovechar mientras se pueda.
Bisous
Gracias por este reflexivo , bello y cultural paseo por las calles de Béjar.
ResponderEliminarTe deseo un feliz día del amor en San valentín.
Un besazo querida amiga .
Seguro que más de un bejarano que haya leido esta entrada se habrá sentido transportado a su ciudad,se habrá visto paseando por sus calles y habrá recordado todos estos lugares que nos describe Javier.
ResponderEliminarLa agresión al medio ambiente creo que es evidente, pero pienso que la naturaleza es sabia y ya nos está mandando suficientes avisos para que de una vez por todas se tomen medidas,bueno tomemos medidas.
Un abrazo.
Aunque no soy de Béjar sí lo era mi bisabuela. Me ha encantado el paseo. Me gustaria ver algún traje típico de allí pues tengo uno antiquísimo y lo quiero poner en un maniquí pero no se como va, si se la falda y la chaquetilla pero no lo demás. Gracias.
ResponderEliminarMe gustaria ver alguna foto del traje típico de Béjar. Gracias.
ResponderEliminarMuy buena entrada. Te reconozco Carmen que tenía ganas de ver utexto con las excelencias de Béjar, ciudad que siempre paso de largo, pues voy en busca de la puerta del paraíso que, para mí, son Candelario y Hervás. Cuando vaya a Candelario o a mi senderismo por esa parte de Gredos, desde luego que esa vez sí me detendré en Béjar, tierra de mi abuelo paterno. Gracias por esa excursión virtual.
ResponderEliminarBesos.
Juan Pedro.
Gracias a todas/os por leer mis artículos y comentarlos; me encanta que os transporten a ese Béjar real por el que yo paseo y que, para muchos de vosotros, es un Béjar virtual, el que os imagináis cuando paseais conmigo al leerme.
ResponderEliminarY gracias especiales a mi apreciada amiga CARMEN, que está haciendo que estos artículos (publicados hace algunos años en el semanario Béjar en Madrid) vivan una segunda juventud. Incluso lo paso bien releyéndolos, especialmente en estos momentos de sequía creadora que espero que se me pasen pronto.
Un abrazo para todos.
Javier R. Sánchez (Béjar)
Delicioso paseo querida Carmen por tu Béjar, que ya tanto cariño tengo.
ResponderEliminarAprovechar el instante es olbligado, no caba duda... qué los días son cortos y las noches oscuras.
Besazos.
Excelente entrada Carmen, es como estar verdaderamente paseando por las calles de Béjar.
ResponderEliminarUn saludo.
Bueno, el autor de esta bonita entrada no tiene por que escandalizarse tanto, bajo mi humilde punto de vista. Yo he tenido la ocasión de oír cosas peores, en este caso en relación a la salsa mahonesa -que por cierto tanto gusto al invasor galo, según parece, ¿no?- la cual no ha sido ya rebautizada con el nombre de mayonesa, sino, átense los machos, con el de "bayonesa". ¡Vivan los Pirineos Atlánticos!
ResponderEliminarTampoco me preocuparía mucho por la tan traída y llevada teoría del cambio climático, lo cual no implica que no continuemos tomando las medidas oportunas para preservar y regenerar nuestro denostado medio natural, racionalizando el uso de las materias primas o de la energía, reciclando todo lo susceptible de ser reciclado y, obviamente, adaptando nuestros hogares y costumbres en esta dirección. En cualquier caso, todos sabemos que el clima evoluciona permanentemente y sin necesidad de que el hombre intervenga; que, por ejemplo el Sahara no era en tiempos de Roma lo que es hoy, época en la que por cierto Sevilla era puerto marítimo; o que el arranque de la Edad Moderna estuvo marcado, al menos en el continente Europeo por una suerte de miniglaciacion. Es mas, la situación de la Península hace que su clima sea bastante mas variable de lo que el común de los mortales estimamos, experimentando ciclos naturales que duran décadas y que pueden explicar la presencia o no de nieves, olas de calor, de frío, de sequía o de lluvias torrenciales... Apostillar en este sentido que, según tengo entendido por lo que he leído, oído y visto, al parecer nos encaminamos hacia un periodo de enfriamiento generalizado del clima, lo que entraría en contradicción con los apocalípticas y gores teorías con que algunos pretenden borrarnos de un plumazo la sonrisa de la cara.
En fin, delicioso el paseo que nos has brindado hoy, Carmen... La ciudad de Bejar, con su historia y su bonita arquitectura, en la que no falta detalle, lo que incluye al modernismo de raíz catalana, como compruebo, bien merece que la visitemos y la gocemos...
Que tengas un estupendo arranque de semana.
Un beso.
Por cierto, tengo que regresar en otro momento. Acabo de comprobar que me he perdido tu anterior entrada... Mil perdones...
ResponderEliminarUn agradable paseo para una mañana soleada... para los que no concemos Béjar toda una invitación.
ResponderEliminarSaludos,
Las pasadas navidades tuve la oportunidad de realizar este mismo paseo por la Calle Mayor con un amigo bejarano. Recuerdo que me tuvo un buen rato delante de la casa-Núñez y entramos en el salón de galerías del Casino Obrero, con las montañas nevadas como fondo. Nunca había estado en una biblioteca con unas vistas tan hermosas.
ResponderEliminarCarmen: gracias por este artículo que me ha recordado mi último día en Béjar.
Saludos.
Me han entrado ganas de darme un paseico por Béjar. A ver si mi Fuensanta y yo nos las apañamos para escaparnos por allí, aunque mejor cuando no haga tanto frío.
ResponderEliminarUn besico.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCayetano: sí, el autor de esta entrada es mi gran amigo y colaborador Javier, a quien doy desde aquí un cariñoso abrazo por permitirnos disfrutar de sus artículos.
ResponderEliminarSi preguntases a algunos mayores sobre el invierno, te dirían que ellos sufrieron unas nevadas mayores que las que estamos sufriendo ahora. Pero también hay que tener en cuenta que ellos no disponían de calefacción, ni de medios de comunicación que les avisasen de tales fenómenos climatológicos. Con ello no quiero decir que no haya cambio climático, sino responde ra algunos comentarios que oigo diariamente sobre el tiempo. Tenemos suerte de poder afrontarlo desde el siglo XXI y sus adelantos.
Un abrazo
Xibelius: y esto es sólo el principio que hay más paseos esperando en la recámara, jejej
ResponderEliminarSaludos también para tí
La Dame Demasquee: yo por de pronto me contento con poder disfrutar todos los días de este paisaje maravilloso que tenemos en Béjar, sus calles variopintas y del paisanaje, por cierto. No sé quién gana en mis preferencias si el paisaje o paisanaje, aunque uno no es nada sin el otro.
ResponderEliminarUn beso
Lo,li Martínez: lo mismo te deseo, Loli. Te echábamos de menos, pero ya sabes qu eun descanso repone las pilas y te da fuerzas para acometer los embates de la vida de mejor humor al menos.
ResponderEliminarUn abrazo
Juana María: seguro que una de las intenciones de Javier al escribir este artículo para el Béjar en Madrid, al cual ya sabes que están suscritos muchos bejaranos que viven fuera, es precisamente lo que nos apuntas. Al leer estas líneas el cerebro recrea el camino que se nos presenta, trayéndonos a la memoria no sólo lo que nos cuenta Javier, si no otros muchos detalles accesorios, por ejemplo comercios, habitantes, anécdotas presentes y pasadas.
ResponderEliminarCon respecto a lo que cuentas del medio ambiente, espero que tengas razón y nos demos cuenta de los avisos mudos que nos manda la afligida naturaleza. Las personas de a pie habitamos la Tierra nos vamos dando cuenta poco a poco. Ahora falta que den su brazo a torcer los políticos y los agentes económicos.
Un besito
ATC: lo primero es agradecerte tu comentario y decirte que ésta es tu casa.
ResponderEliminarEn cuanto al traje típico de Béjar, te puntualizaré que Béjar nunca tuvo una vestimenta propia de carácter popular. La gente en tiempos estaba tan preocupada por trabajar en la industria textil que el traje de los bejaranos se componía para las mujeres de vestido negro y mandil, y para los hombres de blusón de trabajo y gorra. Es decir, lo más cómodo para trabajar. También puede achacarse esta singularidad al hecho de que Béjar siempre aspiró a ser una provincia autónoma, pues no nos parecíamos ni a los extremeños ni a los salmantinos.
Por eso me sorprende cuando me adviertes de que tienes un traje antiguo de tu abuela. Quizás sea un vestido charro, propio de Salamanca, que por aquí nunca se usó hasta ahora en que nos intentamos fusionar con las tradiciones de nuestros vecinos.
O quizás sea un vestido de candelaria, porpio de las señoras de Candelario. Si quieres sabes más sobre este traje te recomiendo esta página http://www.nosabiasque.net/.
Espero haber resuelto tus dudas.
Un saludo
Juan: pero bueno, eres un poco bejarano y no lo has confesado hasta ahora... Qué cayadito te lo tenías, jejej
ResponderEliminarEntonces ya sabes, como paisano que eres, tienes la puerta abierta por si quieres hacer una entrada en este blog sobre su abuelo, como ejmeplo de bejarano ausente (no sé si sabrás qu een verano se celebra el Día del Bejarano Ausente).
Tu comentario ha sido toda una revelación. A partir de ahora tienes voz y voto en este blog.
Un beso
Javier: para eso estamos. Estás en tu casa y ya sabes que tenemos la puerta abierta para todo lo que quieras contarnos.
ResponderEliminarAnímate que ya ves que tienes muchos seguidores.
Un besazo
Carmensabes: y tanto, porque este invierno si que está siendo largo, oscuro y aburrido. Menos mal que tenemos este vicio que son los blogs y tanta gente amiga que nos acompaña en esta andadura.
ResponderEliminarUn besazo y gracias por tu compañía
Carlos II: y eso es lo que pretende nuestro amigo Javier, dar a conocer o reconstruir, según sea el caso, las calles de Béjar.
ResponderEliminarUn saludo
Jose: parece que la era de la Glaciación está cambiando y viene tiempos en que la desertización será la nota dominante. Ciclos, grandes ciclos nos dominan, y nosotros, pequeños habitantes de la Tierra, no podemos si no agachar nuestras cabezas e intentar, dentro de nuestra pequeñez, aportar lo que podamos (reciclar, apagar luces, cambiar bombillas y otras recomendaciones) para intentar que por nosotros no quede, y que en el futuro nuestros descendientes no nos puedan cargar con el muerto de la destrucción de la naturaleza.
ResponderEliminarEn cuanto a otros asuntos menos globales, te diré que muchos fueron los catalanes que vinieron a trabajar a Béjar en el textil. Cataluña y Béjar se hermanaban y competían por el desarroollo productivo y la comercialización pañera. Por lo menos algo quedó de todo ello, a parte de apellidos que todavía se conservan.
Un abrazo
Jose: cuando quieras. Esto está abierto las 24 horas del día, jeje
ResponderEliminarJose Luis de la Mata: una invitación para los que no conocen Béjar, un ejercicio de memoria para los bejaranos que están lejos y un "me voy a fijar más mañana" para los que infestamos sus calles todos los días.
ResponderEliminarUn beso
La Fuensanta y el Antón: pues ya sabéis dónde estamos y, por cierto, que tenemos unos embutidos que ya ya, y un calderillo para chuparse los dedos, que no van a ser aquí todo Historia y Naturaleza.
ResponderEliminarBesos
Debo decirte Carmen que mi abuelo nació en Palomares de Béjar, pero se crió en la vecina y pintoresca Hervás, donde tuvo su familia, trabajó en Madrid como practicante de la EMT antes de la guerra. Yo no llegué a conocerle. Por partematerna soy de la zona de Brunete. Como ves mi afición al Sistema Central es de antíguo. Decirte también que la capital Charra me fascina sobremanera y ya te haré algunas preguntas de la misma. El Patio de las Escuelas me tiraría horas y horas si pudiese junto a Fray Luís y admirando la portada.
ResponderEliminarUn beso desde Madrid.
Juan: todo aclarado, por tanto. Pero aunque no conocieses a tu abuelo tiene s sangre bejarana, por lo que sigues teniendo carta blanca en este blog, jeje
ResponderEliminarUn saludo
Es cierto, Javier, ¡qué buenas estaban las patatas con mahonesa del bar El Sol! En el Caballerizas de Salamanca tampoco las hacían mal, pero nada que ver.
ResponderEliminarDesde que desapareció el edificio de El Sol (el útltimo edificio típico bejarano que quedaba en la Corredera) y se construyo ese absurdo, la plaza de la Corredera ha quedado con menos vida. Y es una pena, porque en este lugar, igual que la plaza Mayor, se tendrían que concentrar las actividades sociales y lúdicas (bares, restaurantes y demás) muy dispersas en Béjar acentuando la sensación de ciudad muerta. Con estos dos polos de actividad definidos, el eje que los une, la calle Mayor, a buen seguro recuperaría parte de su atractivo comercial. Más aún si, como se debería, el proyectado parador de turismo ocupara el palacio ducal en la plaza Mayor y no en el descampado de la Cerrallana. Pensemos en las ventajas que supondría la primera opción, rehabilitando la zona histórica, y los negocios que podrían surgir a su alrededor.
Saludos.
Roberto
Querida Carmen, que precioso todo lo que estoy leyendo, Felicidades.
ResponderEliminarMe ha encantado en especial, la
Plazuela del Solano
Te envio un gran abrazo y todo mi afecto Isthar
Semana de carnaval, donde el tenorio de don Carnal le mete mano a todo el mundo...
ResponderEliminarPasar siempre un ratito en tu universo merece la pena.
Saludos y un abrazo.
Buena entrada Carmen. Estos artículos de Javier son fantásticos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Claudia: me alegro mucho de que el artículo d4e Javier, este pequeños paseo por este Béjar tan nuestro de la Calle Mayor, te recuerde tus visitas veraniegas.
ResponderEliminarUn besito
Roberto: mucha razón tienes que, al fin y al cabo, la Plaza Mayor deBéjar no es sólo la que lleva esta denominación, sino también La Corredera y la Calle Mayor, arteria que une ambos lugares de reunión y esparcimiento.
ResponderEliminarSi te has fijado últimamente se ha reactivado la Calle Mayor pero sólo en lo que s erefiere a sus paetes opuestas: la más cercana a la Plaza y la próxima a La Corredera, dejando vacío de contenido la parte central. De todos modos hay que decir que la Calle Colón está suplantando poco a poco el papel de la Calle Mayor, con la apertura de negocios.
Un abrazo y gracias por tu comentario querido colaborador
Isthar: quizás sea la Plaza del Solano uno de los ámbitos más caracterísitcos de la Calle Mayor, espacio antecedente y precuela de la Plazuela del Caño Comendador, San Gil o de Nicomedes Martín Mateos y Piedad, antes de llegar a la definitiva Plaza, la plaza con mayúsculas.
ResponderEliminarUn beso y gracias por comentar
La sonrisa de Hiperión: en este momento en que estoy escribiendo se entierra la sardina y ya asoma la cara apergaminada y avinagrada de Doña Cuaresma.
ResponderEliminarUn saludo
Juan Carlos: son artículos frescos, directos, que no pierden su sabor a pesar del paso del tiempo. Como él mismo dice, con el blog están viviendo una segunda juventud.
ResponderEliminarUn abrazo
...volverán...las oscuras golondrinas!!!...
ResponderEliminarSalud!
Olivier: pues claro que volverán. De hecho de Béjar, por lo menos, no se han ido.
ResponderEliminarSaludos