Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.438. 6 de abril de 2007
Accedemos a la Plaza Mayor de Maldonado por la calle Mayor de Pardiñas, que perpetúa el recuerdo del general de ese nombre que, en 1838, derrotó a la facción carlista que merodeaba por Béjar. Hay que precisar que nuestra ciudad había tomado el partido de los isabelinos.
Al entrar en la Plaza, lo primero que llama nuestra atención son los elegantes soportales existentes a derecha e izquierda. Este tipo de soportales son característicos de las plazas mayores de muchas ciudades castellanas, que las embellecen y dan solera. También los posee el edificio del Ayuntamiento y las casas que ocupan todo el lateral norte de la plaza.
A nuestra derecha queda la iglesia de El Salvador, cuyo emplazamiento en lugar preeminente recuerda la secular influencia de la religión en la vida del pueblo. Y al sur de la plaza, el Palacio Ducal, asentado en la parte más alta, donde a finales del siglo XII o principios del XIII pudo haber ya una alcazaba árabe. Después, las primeras ramas de los navarros Estúñiga edificarían el palacio y sus descendientes los Zúñiga lo irían agrandando y embelleciendo progresiva-mente. En 1777 muere sin descendencia el 11º duque, Joaquín Zúñiga Sotomayor y Castro, que fue el último que llevó el apellido Zúñiga y que tuvo como título principal el de duque de Béjar. Su sobrina y heredera, Mª Josefa Alonso Pimentel y Téllez de Girón, estaba casada con el conde-duque de Benavente; no residieron nunca aquí y, además, antepusieron el título benaventano al bejarano.
Es historia conocida que el ducado de Béjar, ya como título honorífico -pues las Cortes de Cádiz abolieron en 1811 los señoríos jurisdiccionales-, acabaría en manos de Mariano Téllez Girón y Beaufort (1844-1882), duque de Osuna, quien gastó a manos llenas su cuantiosísima fortuna (tenía una renta anual de cinco millones de Ptas. de la época y numerosas posesiones).
Casas de La Carrera
Por debajo de la plaza, enfrente del caño de la Carrera, dan prestancia a la calle Rodríguez Vidal las elegantes casas que fueron construidas a finales del XIX por adineradas familias bejaranas, algunas de ellas fabricantes de tejidos. Sigo por la calle mencionada, paso por la plazuela de San Juan Bosco por el que fue mi colegio de la infancia y primera juventud (¡qué recuerdos!) y accedo a la plaza donde está la iglesia de Santa María.
¿Han estado en esta plaza alguna noche de verano? Con su iluminación amarillenta se convierte en uno de los rincones más bonitos de Béjar. Allí vivió el fabricante Nicolás Rodríguez Vidal, que tuvo obrador en la casa que hace esquina con 29 de Agosto y que hoy conserva la familia Rodríguez-Arias. También hicieron allí casas sus hijos Jerónimo y José Rodríguez Yagüe, además de Cipriano Rodríguez-Arias, el primero de la saga, que vino a Béjar procedente de Ceclavín (Cáceres). Los cuatro fueron senadores del Reino. Y, por supuesto, allí está la iglesia de Santa María, primada de Béjar y antigua concatedral. Y la Real Fábrica de paños de de Diego López, influyente personaje de finales del siglo XVIII, del cual desciende la familia Gómez-Rodulfo. Su patio, digno de ser conservado y restaurado, es quizá uno de los pocos exponentes del Béjar dieciochesco que ha sobrevivido. Y el Museo Judío, dirigido por mi amigo Antonio Avilés, que con su paciencia y buen hacer va, poco a poco, llenándolo de contenido y significado.
Paso por la plaza del Yezgal, dejando a la derecha la iglesia de Santiago, la más antigua de Béjar, que tuvo detrás un cementerio ya desaparecido hace muchos años y del que recuerdo haber visto una foto en alguna publicación. Avisto el parque de la Antigua, feliz idea llevada a cabo bajo el mandato del alcalde Juan Belén Cela. Este parque es un remanso de paz en el que me gusta sumergirme de vez en cuando huyendo del mundanal ruido. Por segunda vez (ya me pasó en otra ocasión), una joven pareja, con el inevitable plano de Béjar en la mano, me pide que le haga una foto junto al Hombre de Musgo. Aunque no me lo preguntan, no resisto la ocasión de hablarles sobre el significado de la estatua. Me escuchan con atención, si bien percibo una mueca de escepticismo en la cara la chica, que es rubia y de rasgos finos, y esboza una agradable sonrisa cuando al final les aclaro que se trata de una leyenda. Pero he logrado captar su interés y termino yendo a enseñarles las cercanas murallas.
Para ello, bajamos las escaleras de la barriada de viviendas conocida como de Santa María de las Huertas, vemos las murallas y salimos fuera de ellas por la Puerta del Pico. Observamos con admiración el hermoso valle que se extiende en dirección a Cantagallo, y después bordeamos las murallas para que pudieran apreciar su elegancia y solidez. Al asomarnos al río Cuerpo de Hombre, dirigimos la vista hacia las largas y mudas naves de la antigua fábrica de García y Cascón, magna obra que provoca la sorpresa de todo el las ve por primera vez, lo que también ocurrió con esta pareja. Ya de paso les señalé el tramo final de la Ruta de las Fábricas, describiéndoles someramente la riqueza natural y arquitectónica que podía apreciarse en esta Ruta. Prometieron volver en otra ocasión para recorrerla. ¿Lo harán?: puede que sí; Madrid, su lugar de residencia, está cercano.
Sigo por la antigua carretera general y enfilo la Carretera de Circunvalación, hoy Ronda de Viriato. Dejo a mi izquierda la calleja por la que tantas veces subí a los Salesianos, al principio de la cual estaba la modesta tienda que conocíamos como de “las cacharreras”, donde los niños de entonces comprábamos golosinas y petardos. A la derecha, las “casas de Llopis”, donde viví bastantes años. En esta zona se desarrollaron mis juegos infantiles. Sé del paradero de Juan Pedro, Serrada, Juan Blázquez, Viñas, Rafa Beltrán,…; algunos los tengo bien cerca y seguimos siendo amigos. Desconozco que ha sido de Juanito, Bisito y Manolo, que conocíamos como los “portus”, de los hermanos Vítor, Ino y Mari Rufi, de Pedro y Vicente Pérez Blanco,…, y de tantos otros. Nos fuimos haciendo mayores y la mayor parte de ellos tuvieron que salir de Béjar para encontrar trabajo.
Me paro a admirar a mi derecha el soberbio paisaje que ofrece el monte, desde la Estación hasta la Peña de la Cruz, con esa maravillosa variedad de tonalidades colorísticas que trae el comienzo del otoño y que se irán acentuando a medida que esta estación del año avance.
Aunque mejor no sigo por hoy, pues los recuerdos del pasado han comenzado a ponerme el ánimo también otoñal y no quiero que eso suceda, porque en el fondo la vida ha seguido para todos y los recuerdos son sólo eso, recuerdos.
Al entrar en la Plaza, lo primero que llama nuestra atención son los elegantes soportales existentes a derecha e izquierda. Este tipo de soportales son característicos de las plazas mayores de muchas ciudades castellanas, que las embellecen y dan solera. También los posee el edificio del Ayuntamiento y las casas que ocupan todo el lateral norte de la plaza.
Iglesia de El Salvador desde los soportales
de la Plaza Mayor
de la Plaza Mayor
A nuestra derecha queda la iglesia de El Salvador, cuyo emplazamiento en lugar preeminente recuerda la secular influencia de la religión en la vida del pueblo. Y al sur de la plaza, el Palacio Ducal, asentado en la parte más alta, donde a finales del siglo XII o principios del XIII pudo haber ya una alcazaba árabe. Después, las primeras ramas de los navarros Estúñiga edificarían el palacio y sus descendientes los Zúñiga lo irían agrandando y embelleciendo progresiva-mente. En 1777 muere sin descendencia el 11º duque, Joaquín Zúñiga Sotomayor y Castro, que fue el último que llevó el apellido Zúñiga y que tuvo como título principal el de duque de Béjar. Su sobrina y heredera, Mª Josefa Alonso Pimentel y Téllez de Girón, estaba casada con el conde-duque de Benavente; no residieron nunca aquí y, además, antepusieron el título benaventano al bejarano.
Es historia conocida que el ducado de Béjar, ya como título honorífico -pues las Cortes de Cádiz abolieron en 1811 los señoríos jurisdiccionales-, acabaría en manos de Mariano Téllez Girón y Beaufort (1844-1882), duque de Osuna, quien gastó a manos llenas su cuantiosísima fortuna (tenía una renta anual de cinco millones de Ptas. de la época y numerosas posesiones).
Precisamente para ir haciendo frente a sus deudas tuvo que vender, entre otras muchas propie-dades, el palacio ducal al Ayuntamiento de Béjar (1869) o El Bosque a la familia Rodríguez-Arias. A partir de entonces el palacio ha sido casa consistorial en 1870, sede de escuelas infantiles a partir de 1877, cuartel de infantería hacia la década de los veinte del siglo pasado, vivienda de familias necesitadas por los años cuarenta y, desde 1963, Instituto de enseñanza media, ade-más de Museo municipal, Casa de la cultura, etc. También hubiera sido, quizá, el lugar idóneo para haber albergado el futuro parador de turismo, aunque tampoco el Museo de la Industria Textil (por favor, vamos a llamarlo así) va a estar en el lugar y el edificio más adecuado, pero en fin, esta es otra historia que, quizá, algún día abordaremos.
Casas de La Carrera
Por debajo de la plaza, enfrente del caño de la Carrera, dan prestancia a la calle Rodríguez Vidal las elegantes casas que fueron construidas a finales del XIX por adineradas familias bejaranas, algunas de ellas fabricantes de tejidos. Sigo por la calle mencionada, paso por la plazuela de San Juan Bosco por el que fue mi colegio de la infancia y primera juventud (¡qué recuerdos!) y accedo a la plaza donde está la iglesia de Santa María.
¿Han estado en esta plaza alguna noche de verano? Con su iluminación amarillenta se convierte en uno de los rincones más bonitos de Béjar. Allí vivió el fabricante Nicolás Rodríguez Vidal, que tuvo obrador en la casa que hace esquina con 29 de Agosto y que hoy conserva la familia Rodríguez-Arias. También hicieron allí casas sus hijos Jerónimo y José Rodríguez Yagüe, además de Cipriano Rodríguez-Arias, el primero de la saga, que vino a Béjar procedente de Ceclavín (Cáceres). Los cuatro fueron senadores del Reino. Y, por supuesto, allí está la iglesia de Santa María, primada de Béjar y antigua concatedral. Y la Real Fábrica de paños de de Diego López, influyente personaje de finales del siglo XVIII, del cual desciende la familia Gómez-Rodulfo. Su patio, digno de ser conservado y restaurado, es quizá uno de los pocos exponentes del Béjar dieciochesco que ha sobrevivido. Y el Museo Judío, dirigido por mi amigo Antonio Avilés, que con su paciencia y buen hacer va, poco a poco, llenándolo de contenido y significado.
Ábside mudéjar de la iglesia de Santa María
Enfilo la calle 29 de agosto, antigua “Calle Mayor de Santa María”, en la que hasta no hace muchos años se pensaba que habría estado el barrio judío. Hoy día, y según los estudiosos del tema, parece que, aunque pudo haber algunos habitantes de esta religión en la zona, el grueso de su número se habría concentrado en la zona de San Gil y Barrionuevo. Pero qué difícil es hacer cábalas sobre unas familias que abandonaron Béjar y España hace ya más de quinientos años.
Casas y comienzo de la calle 29 de agosto
Paso por la plaza del Yezgal, dejando a la derecha la iglesia de Santiago, la más antigua de Béjar, que tuvo detrás un cementerio ya desaparecido hace muchos años y del que recuerdo haber visto una foto en alguna publicación. Avisto el parque de la Antigua, feliz idea llevada a cabo bajo el mandato del alcalde Juan Belén Cela. Este parque es un remanso de paz en el que me gusta sumergirme de vez en cuando huyendo del mundanal ruido. Por segunda vez (ya me pasó en otra ocasión), una joven pareja, con el inevitable plano de Béjar en la mano, me pide que le haga una foto junto al Hombre de Musgo. Aunque no me lo preguntan, no resisto la ocasión de hablarles sobre el significado de la estatua. Me escuchan con atención, si bien percibo una mueca de escepticismo en la cara la chica, que es rubia y de rasgos finos, y esboza una agradable sonrisa cuando al final les aclaro que se trata de una leyenda. Pero he logrado captar su interés y termino yendo a enseñarles las cercanas murallas.
Monumento al Hombre de Musgo (Ricardo Martín Vázquez)
Para ello, bajamos las escaleras de la barriada de viviendas conocida como de Santa María de las Huertas, vemos las murallas y salimos fuera de ellas por la Puerta del Pico. Observamos con admiración el hermoso valle que se extiende en dirección a Cantagallo, y después bordeamos las murallas para que pudieran apreciar su elegancia y solidez. Al asomarnos al río Cuerpo de Hombre, dirigimos la vista hacia las largas y mudas naves de la antigua fábrica de García y Cascón, magna obra que provoca la sorpresa de todo el las ve por primera vez, lo que también ocurrió con esta pareja. Ya de paso les señalé el tramo final de la Ruta de las Fábricas, describiéndoles someramente la riqueza natural y arquitectónica que podía apreciarse en esta Ruta. Prometieron volver en otra ocasión para recorrerla. ¿Lo harán?: puede que sí; Madrid, su lugar de residencia, está cercano.
Fábrica de García y Cascón desde las murallas
Sigo por la antigua carretera general y enfilo la Carretera de Circunvalación, hoy Ronda de Viriato. Dejo a mi izquierda la calleja por la que tantas veces subí a los Salesianos, al principio de la cual estaba la modesta tienda que conocíamos como de “las cacharreras”, donde los niños de entonces comprábamos golosinas y petardos. A la derecha, las “casas de Llopis”, donde viví bastantes años. En esta zona se desarrollaron mis juegos infantiles. Sé del paradero de Juan Pedro, Serrada, Juan Blázquez, Viñas, Rafa Beltrán,…; algunos los tengo bien cerca y seguimos siendo amigos. Desconozco que ha sido de Juanito, Bisito y Manolo, que conocíamos como los “portus”, de los hermanos Vítor, Ino y Mari Rufi, de Pedro y Vicente Pérez Blanco,…, y de tantos otros. Nos fuimos haciendo mayores y la mayor parte de ellos tuvieron que salir de Béjar para encontrar trabajo.
Murallas y Puerta del Pico
Me paro a admirar a mi derecha el soberbio paisaje que ofrece el monte, desde la Estación hasta la Peña de la Cruz, con esa maravillosa variedad de tonalidades colorísticas que trae el comienzo del otoño y que se irán acentuando a medida que esta estación del año avance.
Aunque mejor no sigo por hoy, pues los recuerdos del pasado han comenzado a ponerme el ánimo también otoñal y no quiero que eso suceda, porque en el fondo la vida ha seguido para todos y los recuerdos son sólo eso, recuerdos.
Verdaderamente interesante, sobre todo la parte relativa a palacio ducal.
ResponderEliminarY por fin salió a relucir el tema del famosísimo hombre de musgo de Béjar (la gente de la zona lo conocemos de sobra). ¿Para cuando una entrada sobre este popular personaje bejarano?
Un saludo.
Merece la pena revivir esos recuerdos cuando son tan bonitos como los suyos. La nostalgia tiene una belleza agridulce.
ResponderEliminarMadame, ya era manirroto el duque de Osuna, porque da escalofrios pensar en los 5 millones de aquellos tiempos! Un fortunón, hasta dificil de gastar y todo.
Buenas noches, madame Carmen
Bisous
Continúa el bello paseo y aparece nada menos que el condado de Benavente... el mundo es pequeño, evidentemente.
ResponderEliminarPreciosa entrada, aún más que la anterior.
Un abrazo, Carmen.
Bonito paseo por Béjar con rincones que no conocía. Tampoco he tenido el placer de ver la ciudad iluminada de noche. Debe estar preciosa.
ResponderEliminarY ahora mi opinión personal sobre "el hombre de musgo": no dice nada a favor ni del escultor ni de la ciudad. Se podría vivir sin esa obra perfectamente. Me guardo otras opiniones desfavorables porque he de respetar las de los demás y no quiero herir sensibilidades, pero no me gusta nada.
Un saludo.
bella continuación del paseo...
ResponderEliminarEn cuanto al palacio dentro de lo malo ha llegado a nuestros días intacto algo que no se puede decir de muchísimas de estas casas señoriales a lo largo de la geografía española
Precioso paseo, me encantan las murallas.
ResponderEliminarMe llama mucho la atención, la figura del hombre de musgo. Es extraña.
Un abrazo, me encantó pasear de tu mano, querida amiga, con estos aires algo nostálgicos.
Carmen...
ResponderEliminarQue alegria saber más de esa bella localidad. El palacio ducal y las casas burguesas me han encantado, ojalá pueda ir algún día a visitarlo...
Un beso
Los recuerdos son sólo recuerdos efectivamente Javier,pero tu paseo no ha sido sólo un recorrido por calles y por plazas, tú le has añadido alusiones a personas,el recuerdo de vivencias personales y esos recuerdos han dado al relato un caracter más entrañable.
ResponderEliminarPersonalmante es mi zona de la ciudad preferida para pasear.
Un abrazo.
Ya tengo este texto a mi disposición y, desde luego, lo usaré cuando vaya por ahí. Este paseo es muy interesante y suple con creces los folletos de Turismo. Se nota que es un texto de historiador para historiadores. Un saludo desde Madrid Carmen.
ResponderEliminarCarlos II: pues ya que me lo dices intentaré preparar una entrada sobre la historia dle Palacio Ducal. Es un asunto que da para mucho, pero se puede hacer una cosita breve y resumida que puede interesar a los lectores.
ResponderEliminarSobre el Hombre de musgo te diré que está a punto de salir una publicación renovadora sobre estos particularísimos personajes llamado Hombres de Musgo. La verdad es que es muy necesario un análisis pormenorizado que elimine esa visión que tradicionalmente se nos ha dado de esta figura a través de la historiografía local.
No es necesario que te explique las connotaciones heráldicas que tienen estos personajes, entre otras cosas.
Un abrazo
Madame Minuet: sin duda se habrá fijado que nos son recuerdos míos, sino del autor de esta entrada y de la anterior Javier.
ResponderEliminarSobre el duque de Osuna le diré que es un personaje digno de novela y que da para mucho. Con ese dato se podrá hacer una idea de lo crápula y despilfarrador que era este tipo. No se sorprenderá que le diga que arruinó los bienes amasados por sus antepasados durante siglos.
Un besito
Xibelius: pues sí, tan cerquita de esa Sanabria suya... Casualidades que depara el destino. Y es que, al fin y al cabo, el mundo es un pañuelo.
ResponderEliminarUn abrazo
Juan, me siento orgulloso de que hayas elegido mi artículo para que te sirva como guía. Juana María, coincido contigo en pasear bastante por esa zona (aunque cae a la otra punta de donde vivo) y me encantan tus comentarios sobre mis artículos, haces unas reflexiones siempre muy interesantes.
ResponderEliminarVeo que os llama la atención el hombre de musgo, podemos lanzarle un reto a nuestra anfitriona Carmen Cascón, que escriba un artículo sobre esta "folclórica" figura. Estoy seguro que lo hará muy bien.
Abrazos para todos/as y nuevamente gracias por leerme.
Cayetano: imagino que conocerás la historia del Hombre de Musgo, figura quasi mitológica ligada a la Reconquista que se revive en la fiesta del Corpus Christi. Como evidentemente no se podía congelar en el tiempo esta representación en la que se aunan los poderes laicos y religiosos desde hace siglos, se decidió encargar a un escultor local la imagen del Hombre de Musgo, así, genérico, para emplazarla primero en La Corredera y después en la Antigua, muy próxima a las murallas.
ResponderEliminarY como sobre gustos no hay nada escrito y esto es un blog en el que se puede opinar con libertad, pues ahí queda tu comentario.
Un saludo
Realmente disfutar de todos esos rincones de Béjar en esas circunstancias que porpone el autor del artículo debe ser toda una gozada... Al margen del monumento del hombre musgo -si no recuerdo mal-, el paisaje urbano de la ciudad es muy apetecible... Incluso tenéis hasta un un museo judío... Con lo que me fascina a mí el pueblo hebreo y su presencia en Sefarad... Qué pena que aquel loco arcediano astigitano hiciera hervir la sangre en toda la península y diera al traste con una de las principales juderías del país, esto es, con la de Sevilla, que contaba con más de 4.000 almas a finales del siglo XIV..., cuando se desató la furia antisemita...
ResponderEliminarFantástica la propuesta... Deliciosa la arquitectura bejarana, incluída la industrial... No todo el mundo puede gloriarse de conservar esta clase de instalaciones..
Feliz fin de semana.
Saludines.
Jose Luis de la Mata Sacristán: bueno, eso de que ha llegado intacto es relativo. A lo largo de los siglos el palacio acabó por amanazar ruina después de servir para diferentes usos. En los años 60 se llevó a cabo una readaptación del edificio para transformarlo en instituto y fue destruída una de sus fachadas más emblemáticas junto con todo el interior que fue remodelado por completo. El destrozo aún no ha terminado pues hace unos años se construyeron unas pistas de baloncesto en el antiguo jardín con más o menos acierto.
ResponderEliminarUn saludo
Carmensabes: la historia curiosa del Hombre de musgo es mejor dejarla para otra ocasión porque da para mucho. Como dije por ahí arriba, en otro comentario, se prepara un libro monográfico sobre el tema.
ResponderEliminarUn besito y gracias por comentar
Félix Casanova: pues esto es sólo un aperitivo, poprque Béjar tiene muchas cosas que te hacen disfrutar de la vida: naturaleza, sierra, patrimonio, tradiciones...
ResponderEliminarUn abrazo
Juana María: estoy contigo y con Javier en lo especial que es la Plazuela de Santa María a la luz de la luna y de los escasos faroles que hay por ahí, todo hay que decirlo.
ResponderEliminarUn besito
Juan: me alegro de que el texto de Javier enganche y den ganas de venir por aquí a redescubrir mi pequeña ciudad. La idea de hacer el blog y colgar todos estos artículos nació, por otro lado, con la idea de poner a disposición de todos los internautas estos artículos que se publican habitualmente en la prensa local de alcance relativo.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Un abrazo
Javier: vaya guante me has lanzado con la historia del Hombre de Musgo. Intentaré hacer un estado de la cuestión, una cosilla breve que haga picar la curiosidad sobre esta figura tan bejarana y que deje abiertas todas las incógnitas sobre su interpretación.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Un beso
Jose: te diré que el Museo Judío que tenemos en Béjar es el único de Castilla y León y se debe a la aportación de un judío catalán llamado David Melul. Su historia es muy bonita porque vino a estudiar de joven aquí a la escuela Industrial y se llevó tan buenos recuerdos que, pasado el tiempo, dió una fortuna para montar este museo en una casona del siglo XV, en el barrio antiguo de la ciudad.
ResponderEliminarY es que la población judía de Béjar tuvo una gran importancia durante la Edad Media, conuna población superiro a la de la famosa Hervás.
Pero como esta es otra historia digna de contarse, la dejo para otro momento.
En cuanto a los edificios industriales debes saber que no todo el mundo opina como tú y no es raro contabilizar la desaparición de uno o dos edificios fabriles a lo largo del año.
Espero que tengas un buen fin de semana.
Un beso
Mañanita de sábado y repasando mis blogs favoritos. Un palcer siempre pasar por tu espacio.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Hiperión: hay qu aprovechar este maravilloso sábado de tregua porque mañana vuelven a visitarnos las borrascas.
ResponderEliminarUn saludo
Una maravilla de verdad, no me extraña que cada día tengas mas seguidores. Es una magnifica de dar a conocer nuestra ciudad, pocos sitios albergan tanta y tan buena información como esta
ResponderEliminarbeso¡¡
Cuentosbrujos: muchas gracias, brujillo. Intento que este blog sea una página personal (al fin y al cabo parte de los artículos son míos), abierta a la vez para todos (hay informaciones de otras personas) y destinada para los bejaranos y para los que no lo son y quieran saber algo de Béjar. En ese sentido si este blog sirve para dar a conocer nuestra querida y odiada ciudad (es una frase mía que a algunos les gusta mucho) pues bienvenido sea. A lo mejor alguna persona se siente llamado a visitarnos al leer esta página.
ResponderEliminarHay que romper de una vez la idea de que en Béjar no hay nada para ver, que no se conserva nada de nuestra Historia, es más, que no tenemos Historia más allá del Hombre de Musgo, El Bosque y Mateo Hernández. ¿Te apuntas, Brujo?
Un beso
Madame, hay algo para usted en mi blog. Espero que resulte de su agrado.
ResponderEliminarFeliz domingo
Bisous
Madame Minuet: ahora mismo me paso (me encantan las sorpresas)
ResponderEliminarUn besito
gracias por llegar a mi blog. El tuyo me ha encantado y toda esa historia . Siempre que pueda pasaré a leerte y dejarte un comentario por tus lindas palabras. gracias. Besos.
ResponderEliminarFrancisco: ya sabes que estás en tu casa a partir de este momento. Y como esto está abierto las 24 horas del día...
ResponderEliminarUn saludo