Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.600. 14 de mayo de 2010.
Me gusta perderme entre las fábricas, pesqueras, canales, puentes, chimeneas y agua -últimamente mucha agua-, que constituyen la Ruta de las Fábricas. Todos estos elementos conviven con los árboles, matorrales, flores y animales sin estorbarse mutuamente: la naturaleza y la obra humana en perfecta armonía. La limpieza concienzuda de las riberas del río realizada en fechas recientes por una empresa especializada ha hecho que la Ruta luzca en todo su esplendor. Esperemos que, a partir de ahora, haya un mantenimiento periódico pues, si no, corremos el riesgo de que todo lo logrado dure poco.
Y para mayor realce, la Ruta tiene últimamente muchos paseantes. Un soleado domingo de marzo pude contar a más de cincuenta personas a lo largo de ella, y el primer domingo de abril, recorriéndola con el programa Equinoccio, entre los asistentes y el resto de los paseantes que iban de por libre podía haber cerca de cien personas, lo que da una idea de su potencial turístico. Me fijé en las caras y, a pesar de que había bejaranos, muchas eran para mí desconocidas, lo que habla a favor de la labor de difusión que se está realizando por parte del Ayuntamiento en su página web, en la Oficina de Turismo, en los distintos museos, medios de comunicación, etc. Es su trabajo, pero estoy seguro de que lo hacen con agrado porque la Ruta gusta.
No obstante, hace unos días me he enterado de que hay una nube en el horizonte. Hasta hace poco, los propietarios (no sé si arrendatarios) de la finca que se extiende desde el final oficial de la Ruta (donde están los bancos para sentarse) hasta la carretera de don Paco, habían tolerado la salida por allí a la mencionada carretera. La mayoría de la gente que abría la cerca la cerraba después, pero siempre hay alguno que no lo ha debido hacer, con el riesgo de que se escape el ganado. Y otros que, según se dice, han tomado esa parte de la finca como un comedor campestre, dejando allí incluso los restos de la merienda. Aunque sean pocas personas las que han abusado, han causado un mal a todos, pues la tolerancia se ha acabado y ya no se permite el paso por este lugar. Y el resultado es que para la vuelta de la Ruta hay que utilizar el mismo camino que para la ida, o salirse en San Albín. En fin, a pesar de que nadie niega el derecho de los propietarios de la finca a tomar esa medida, sería positivo que nuestro Ayuntamiento negocie con ellos para ver si se encuentra una solución satisfactoria para todos. Al menos intentarlo, y si no es posible el acuerdo, pues nada, a realizar siempre la ida y la vuelta por el mismo camino.
Decía que las instituciones oficiales y los medios de comunicación están trabajando para que la Ruta se conozca como una forma diferente de hacer turismo: el turismo de patrimonio industrial. Pero también estamos unos cuantos espontáneos que tratamos de darla a conocer lo mejor que podemos con nuestros escritos y llevando a ella a amigos y conocidos.
El primer artículo que vi sobre este cada vez más consagrado enclave turístico era del director de Béjar en Madrid, Ángel Gil, y se publicó en el número especial de Navidad de 2002. En él se hacía eco de la inauguración de la Depuradora por el entonces ministro de Medio Ambiente. Luego escribía un breve artículo titulado “Paseo-Ruta Textil, junto al río Cuerpo de Hombre”, ilustrado por varias fotos, donde invitaba a los bejaranos a hacer este recorrido, especialmente a los ausentes. Sin embargo, en Béjar era casi desconocida por aquellas fechas. Mi opinión es que se había construido una especie de camino para realizar un fácil mantenimiento de la tubería colectora de aguas residuales y, como efecto secundario de dicha obra, había nacido una ruta de gran potencial turístico, lo que resultaba casi inimaginable por entonces. Me gustaría saber si alguien intuyó esta posibilidad mientras se construía.
Esas mismas navidades de 2002 hice por primera vez la Ruta y describí mis impresiones sobre ella en un artículo publicado en Béjar en Madrid el 17/01/2003, que fue el inicio de mi ya amplia producción periodística sobre este tema.
Pero creo que el primer audiovisual es anterior a todo esto. Concretamente llegó de la mano del tándem Jesús Arana-Óscar Rivadeneyra, dentro de uno de aquellos inolvidables programas que ambos protagonizaban para el lamentablemente fenecido Canal Béjar y su Comarca (CBC). Arana y Ribadeneyra hicieron mucho por difundir nuestro patrimonio natural a través de CBC y, entre otros muchos lugares, dieron a conocer este “Camino Fabril”, nombre con el que lo bautizaron inicialmente. Yo no supe de la existencia de este documento gráfico hasta bastante después, un día que Arana me habló de él. En mayo de 2004, el Ayuntamiento presenta la Ruta de las Fábricas como ruta de senderismo. Por entonces se señaliza y se edita un tríptico informativo, labores en las que colaboré gustosamente. En septiembre de 2004, en La Crónica de Béjar, A. Gutiérrez Turrión describe la Ruta como un lugar donde la historia se puede hacer presente y, sobre todo, los sentidos se sumergen en otras coordenadas que poco tienen que ver con las preocupaciones de cada día. Me parece acertada esta descripción, pues yo mismo he utilizado la Ruta en numerosas ocasiones para hacer un paréntesis relajante en la ajetreada vida diaria y olvidarme de preocupaciones: me pongo ropa deportiva y pateo el camino a paso rápido, de arriba abajo y de abajo a arriba, notando enseguida el efecto balsámico de la caminata por esos parajes.
Javier Prieto en el Norte de Castilla dice de ella: En sus mejores momentos debieron resonar como cien mil cañones por banda disparando sin tregua. Una algarabía de martillazos, batanes y motores tejiendo a todo trapo la madeja de una fortuna que durante varios siglos dio de comer a casi todos en Béjar. También, hace un par de años me hicieron una entrevista en este entorno privilegiado para el programa “Rutas de España”, de TVE, emitido en el canal internacional. Y, recientemente, los de CyL-tv para el programa “Made in Castilla y León”, con cuyos reporteros estuve grabando en medio de un frío y un viento considerables.
Podríamos decir que la Ruta empieza a tener vida propia, poniéndose en valor ese paisaje que armoniza perfectamente lo natural y lo industrial y que contribuyeron a crear varias generaciones de empresarios, que levantaron sus fábricas a la orilla del río. Y, por supuesto, esos obreros que dejaron su sudor y ganaron diariamente su pan en el interior de cada uno de los edificios fabriles por los que se pasa. A veces trabajaban en condiciones penosas, como los bataneros, pues los batanes solían ubicarse casi al nivel del río, en los pisos más bajos de las factorías. Entre todos contribuyeron a crear un Béjar que alguna vez fue una potencia industrial.
Pero, a pesar de todo, sufro por esta Ruta, cuyos edificios, pesqueras, canales, puentes de servicio, chimeneas…, no están suficientemente protegidos (parece que ni siquiera en el nuevo plan de urbanismo) como para quedar impunes frente a posibles intereses especulativos en el futuro. Y es que este peculiar “Paisaje Industrial”, único en nuestra región, habría que protegerlo en su conjunto; si no lo hacemos, algún día nos arrepentiremos.
Y quiero concluir citando de nuevo a A. G. Turrión: El paseante da las gracias a las sombras y a las aguas, a sus sones y a sus rumores, a todos los que se han esforzado en crear algo que no apunta directamente a ninguna cuenta de resultados, salvo a la del interior de cada uno.
Sabias palabras para meditar y para concluir.
Parece muy interesante esta ruta que se nos propone.
ResponderEliminarSera cuestión de experimentarla en una próxima visita que me apunto.
Besos, Carmen.
Realmente es una ruta preciosa, es una pena que se haya cerrado la salida a la carretera de don Paco, pero es algo que sucede con frecuencia la conducta incívica de algunos, hace que paguemos las consecuencias todos, algo injusto pero al parecer la solución más rápida.
ResponderEliminarEsperemos, como es tu deseo y el de todos, se solucione esta situación pues esta ruta es una joya recomendable por su belleza y ninguna didicultad, a medida para todas las edades.
Carmen, Javier un abrazo.
Ah, qué bello final, madame!
ResponderEliminarCiertamente nada esta a salvo de la especulacion, como tantas veces hemos constatado con tristeza. Sería una pena que esa ruta siguiera el mismo camino hacia el desastre, así que espero que su llamada no caiga en saco roto y pueda ser protegida debidamente.
Buenas noches
Bisous
Estoy de acuerdo con Javier, aunque no conozco el sitio (otra cosa a apuntarme de Béjar). Yo creo que la arquitectura industrial se ha empezado a valorar demasiado recientemente y puede que eso contribuya al abandono de algunos edificios.
ResponderEliminarEspero que la difusión ayude a que las cosas cambien y mejoren, porque el paseo debe ser precioso y relajante.
Un abrazo
Creo recordar que nos habías hablado de esta ruta antes, un paseo que habías hecho tú. Entonces me llamó la atención la belleza del recorrido y la deliciosa toponimia... Ahora me da pena lo que cuenta el artículo. Espero que la ruta sea debidamente protegida y consrvada. Lo merece.
ResponderEliminarUn besito, Carmen
Una lástima. Javier, si no se protegió en su momento el tinte del Duque, imagínate lo que les importa a los políticos de miras estrechas el resto de nuestro arruinado patrimonio industrial.
ResponderEliminarPor lo demás, una gozada de paseo.
Espero que esta hermosa ruta pueda ser protegida como merece.
ResponderEliminarPrecioso paseo a orillas del río.
Me fascinaron las otras entradas que hablaban de esto, y esta también.
ResponderEliminarSaludos
De un tiempo a esta parte vengo oyendo el término arqueología industrial cuando de lo que se trata es de proteger centros fabriles en desuso, generalmente de un cierto valor arquitectónico por haber cambiado el tipo de construcción, ahora mucho más funcional y con materiales de peor calidad, lo que pone en valor aquellas viejas fábricas. Deseo que esas de Béjar y otras de otros muchos lugares puedan conservarse porque son un testimonio del quehacer de una época. Un abrazo, Carmen.
ResponderEliminarGran parte de su superviviencia está en la cuestión del mantenimiento. No pocas veces grandes trabajos no han podido mantenerse porque no hay fondos para conservarlos.
ResponderEliminarEsperemos que no sea éste el caso.
saludos, Carmen
Entro, miro, leo y admiro...
ResponderEliminarUna vez más, un trabajo exquisito. Besillos!!!
Carmen, no me cabe duda de que esta ruta por la antigua zona industrial de la comarca debe ser una preciosidad y que entre todos tienen que ayudar a potenciarla porque esto repercutirá solo en beneficios y de todos y cada uno. Un pueblo reconocido a nivel nacional y con turismo genera dinero y atrae siempre más negocios paralelos a la actividad principal.
ResponderEliminarUn saludo.
ya me tienes por aquí otro fin de semana... Echando un ratito entre tus letras.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Interesante ruta la que propone tu colaborador Javier.
ResponderEliminarAl igual que aparece en las fotos, siempre me ha llamado la atención en Béjar el contraste tan brusco que ofrece una naturaleza viva y dinámica en su verdor y en sus aguas de manantiales y fuentes y esas viejas fábricas sin vida con los cristales rotos, testigos de otro tiempo donde hubo una gran actividad industrial.
Un saludo.
Hola Carmen:
ResponderEliminarEnhorabuena por todos los premios.
Me encantan las fotos de la presentación.
Saludos.
Jesús
Como me recuerda esta entrada a una población de la sierra de Albacete, Riopar, en las que sus fábricas de bronce fueron las mejores de Europa en el XVIII, y que por desgracia vinieron a menos con la entrada del XX. Ahora, su potencial turístico es enorme.
ResponderEliminarUn beso¡¡
Jota Ele: me alegro que te haya gustado. Me parece una buena propuesta para huir del mundanal ruido madrlieño.
ResponderEliminarUn saludo
Juana María: a veces el dueño del ganado tiene la verja abierta y se puede pasar, pero no es seguro que lo esté siempre. La verdad es que tiene razón. Esos terrenos son suyos y tiene todo el derecho del mundo a impedir el paso por su finca. Otra cosa es que el ayuntamiento y él lleguen a un acuerdo o se instale una puerta que permita el paso de personas e impida el del ganado.
ResponderEliminarBesos
La Dame Masquee: el problema es que este tipo de rutas necesita un mantenimiento. Me explico. Todos los años hay que limpiar el rio y sus riveras, adecentarlo, podar los árboles y retirar la maleza, además de reparar los desperfectos causados durante el invierno.
ResponderEliminarA veces las autoridades obvian estas premisas y es entonces cuando aparece la maleza inundándolo todo, barandillas rotas y mierda por doquier. Una ruta turística no se crea y se abandona a su suerte. Y en eso ambas estamos de acuerdo.
Besitos
Agev: la arquitectura industrial en Béjar acapara muchos de los espacios de la ciudad, aunque muchos edificios industriales se vayan perdiendo con el paso del tiempo por desidia o por la dichosa especulación inmobiliaria. Parece como si Béjar, con la crisis del textil, quisiera borrar de su memoria cualquier resto de esta actividad ahora que ya no es su motor económico. Pero cada ciudad, cada pueblo es lo que es por su Historia, por lo que está pasando y por lo que pasó. Algunos no se enteran todavía.
ResponderEliminarEn fin, por de pronto la ruta goza de buena salud y a lo largo de ella podemos disfrutar de arqueología industrial, naturaleza (flora y fauna) e Historia. A ver si vienes a visitarnos y nops damos un paseo por ella.
Besos
Almalaire: sí, tienes buena memoria. Si no me equivoco ya hay unas cuantas entradas sobre el tema, pero es que esta ruta da para mucho. Quizás aparezca alguna que otra entrada más adelante. No sé, jejej
ResponderEliminarBesos
Roberto: ya sabemos lo que pasa con el patrimonio de todo tipo, pero es más grave aun si cabe los ataques contra el patrimonio industrial, quizás porque como dice Vega acaba de empezar su valoración y defensa hace relativamente poco tiempo. Javier sabe mucho acerca de su pérdida.
ResponderEliminarSaudos
Carmensabes: ya sabes que te puedes apuntar para visitarlo cuando quieras.
ResponderEliminarUn besito tocaya
Dissortat: pues espero que te sigan gustando porque verás que el tema da para mucho.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por comentar
Desde la terraza: sí, a ese procesos se le puede llamar reconversión industrial con la utilización implícita de espacios en desuso. En general hay dos iniciativas en este sentido: una, considar a las fábricas como arqueología industrial y por lo tanto conservarlas sin un uso concreto, y otra en la que estos espacios además de ser considerados arqueología industrial se reutilizan para otras actividades, ya bien sean industriales, de ocio, educativas, etc.
ResponderEliminarTienes razón en lo que dices al considerar que estas construcciones son mas sólidas y de materiales mejores que los actuales, pero también es verdad que a veces cuesta más su reparación que la edificación de otros de nueva planta.
Saludos
Xibeliuss: tiene stoda la razón. he ahí el gran problema con el que nos enfrentamos en Béjar y en mucha sotras partes: la falta de dinero para mantener las instalaciones ya existentes. No sólo vale abrir un espacio nuevo, sino que también hay que planificar su gasto en mantenimiento.
ResponderEliminarSaludos
Silvia: siempre tan cumplida, siempre tan leal. Me alegro mucho de tus visitas y tengo en cuenta tu opinión.
ResponderEliminarUn besazo en la distancia
Carlos II: y además hay que darse cuenta de que Béjar era una de las pocas zonas industrializadas de Castilla en el siglo XIX. Incluso hay algún autor que la denominó en uno de sus artículos el "Manchester castellano". Los edificios fabriles son uno de los atractivos de la ciudad aunque a los bejaranos nos parezca extraño quizás por estar demasiados acostumbrados a verlos.
ResponderEliminarUn saludo
La sonrisa de Hiperión: estupendo!!!
ResponderEliminarBesos
Cayetano: el impacto es mayor cuando se pasea por ella, entre los grandes colosos de piedra vacíos, yermos de actividad, de los cuales desprende un olor inconfundible a humedad y lana, el rumor del agua (a veces fragor cuando los saltos de agua son elevados) y la naturaleza, como tú bien dices.A ello hay que añadir las diferencias estacionales que se presentan a la vista, al olfato y al oído: determinados trinos de pájaros, el caudal del río bajo o alto, la incidencia de la luz, etc.
ResponderEliminarUn bello comentario, Cayetano.
Un saludo
Jesús: me alegra volver a verte por aquí. ¿Qué tal van esas fotos, salmantino?
ResponderEliminarBesos y abrazos charros
Javier Peralta Medina: estos datos que me ofreces pueden resultar interesantes para un estudio comparativo entre dos villas manufactureras castellanas en el siglo XVIII. De este tipo me han hablado de algunas, pero no está de más conocer algunos casos más. Lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarSaludos
Es cierto que la arquitectura industrial tiene una revalorización muy tardía, y ya se ha perdido demasiados edificíos históricos. Pero los que quedan hay que conservarlos como sea, que no caigan como pasto de la especulacón inmobiliaria. Forma parte de nuestro patrimonio histórico y cultural. La ruta debe ser realmente agradable hacerla y queda anotada. Un abrazo, Carmen.
ResponderEliminarMadame, espero que esta nueva sala capitular sirva a la finalidad de albergarnos a todos y nos permita debatir convenientemente nuestros asuntos, ya que la anterior se nos habia quedado algo pequeña.
ResponderEliminarBisous
Paco Hidalgo: espero que vuestras opniones sean respaldadas y compartidas desde las administraciones... Entre todos creo que podremos hacer algo.
ResponderEliminarUn saludo
Condesa de Croissant: espero que la Orden vaya tomando los bríos que se merece.
ResponderEliminarUn besito
Creo recordar que ya habías puesto algún artículo sobre este recorrido hace tiempo y ya entonces me llamó la atención. Desde luego es único ese paseo, puesto que se concilian de manera tan intensa (y rara) la naturaleza y la industria. Tendría que ser un ejemplo para todos, porque por regla general, allí donde entra el cemento la naturaleza recibe una puñalada de muerte. Un abrazo querida amiga.
ResponderEliminarIsabel Romana: sí, tienes razón. Colgué hace relativamente poco tiempo otro artículo de Javier sobre este mismo tema, pero no está de mas incidir sobre la importancia del patrimonio industrial y su conservación.
ResponderEliminarUn besazo