20 de noviembre de 2011

D. Pedro Dorado Montero, un penalista salmantino nacido en Navacarros (1ª Parte)


Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: “Béjar en Madrid”, nº 4.411, 29/12/2006.

       Mis padres son de Navacarros y, aunque vivíamos en Béjar, cuando yo era pequeño subíamos con cierta frecuencia a este pueblo a ver a mis abuelos. De aquel tiempo recuerdo con nostalgia la campiña, que configuraba un entorno natural privilegiado. Entonces no había comenzado aún la desordenada construcción de chalés en prados y huertas de los alrededores que, en mi opinión, ha estropeado en parte la belleza serrana de este pueblo. Recuerdo también las fiestas de la Magdalena, en julio, en las que bailábamos hasta agotarnos. Y, cómo no, la figura de un sacerdote extremeño recién llegado, don Manuel García Tovar, que por sus cualidades humanas y religiosas pronto sería un personaje popular en toda la zona. Don Manuel ofició el funeral por mi padre, me casó y, sobre todo, me honró con su amistad mientras vivió. 

            Y, entre otras muchas cosas, hay una que me llamó poderosamente la atención: en una pequeña plaza del pueblo había una casa con una placa que decía escuetamente: “Recuerdo de sus convecinos a don Pedro Dorado Montero”.

Pedro Dorado Montero



             En mi mente infantil enseguida se magnificó el personaje: ¿Quién sería? ¿Qué habría hecho para merecer que se pusiera una placa en la casa en que vivió? Todavía tardé algún tiempo en encontrar respuestas a mis preguntas, y sólo fueron respuestas parciales e incluso dudosas. Sólo ahora, muchos años después, y gracias a la insistencia de Eugenio, que casi siempre que me encontraba por la calle me hablaba de Dorado, he ido interesándome cada vez más por el personaje. Hasta el punto de escribir este largo artículo.

            Dorado fue una persona poco corriente que, hasta no hace mucho, era casi un desconocido fuera de los círculos del Derecho Penal. Dice Sánchez-Granjel en el prólogo del libro que escribió sobre él: «Pedro Dorado Montero, salmantino de Navacarros, es uno de esos universitarios salmantinos casi desconocidos e ignorados, bien por la originalidad de sus teorías, poco difundidas, bien por la falta de discípulos directos, bien por el abandono y desidia de los investigadores». Podemos estar de acuerdo con casi todo, pero no con lo de que sus teorías hayan sido poco difundidas, pues el Derecho Penal español tiene un antes y un después de Dorado Montero. Baste con una prueba: un siglo después de ser escritas siguen a la venta reimpresiones de muchas de las obras de este insigne catedrático de Derecho Penal. La verdad es que pocos profesores universitarios pueden presumir de esto.


            Hagamos un poco de historia. Pedro Francisco García-Dorado Montero, nació el 19 de Mayo de 1861 en Navacarros. Vino al mundo en el seno de una humilde familia de labradores. Sus padres acarreaban escobas en la sierra para bajarlas al Tinte del Duque, para calentar sus tinas de tintura. Este Tinte sucumbió hace pocos años bajo la piqueta demoledora.

Casa natal de Pedro Dorado Montero. Navacarros. Extraída de aquí

            A los cuatro años sufrió un desgraciado accidente que le dejó cojo y por el que prácticamente perdió la mano derecha. He oído varias versiones de cómo fue el accidente, la mayoría producto de la tradición oral. Contaré la que más me convence. Detrás de su casa, en lo que entonces era una pequeña explanada de tierra de ligera pendiente, se aparcaban los carros y se calzaban con piedras. Los niños acostumbraban a jugar subiéndose a estos carros y, al parecer, se desplazó el calzo de uno de ellos y el carro se puso en movimiento accidentalmente, atropellando al pequeño Pedro y dejándole las secuelas citadas. Este infortunio no sólo marcaría su carácter sino que decidiría su futuro. En efecto, en el Navacarros de la época, y dada su humilde cuna, su destino laboral hubieran sido las faenas del campo o bajar a trabajar a la industria textil de Béjar. Pero, sus limitaciones físicas hicieron imposible una cosa y la otra, lo que parece que animó a sus padres a buscarle una salida en los estudios.

Fábricas de Béjar. Extraída de aquí

            Y el joven Pedro no desaprovecharía la ocasión pues, ya desde muy pequeño, demostró su talento, laboriosidad y tenacidad. Los estudios primarios podían cursarse en Navacarros, pero para los secundarios había que ir a Béjar. Además, era necesario conseguir dinero para financiarlos, pues, obviamente, unos padres tan humildes no estaban en condiciones de sufragarlos. Ello se logró gracias a una institución benéfica fundada en el siglo XVIII por un cura del lugar apellidado Sánchez Castaño. Este sacerdote dejó un legado en el que estipulaba que las rentas provenientes de la explotación de los castaños de una finca de su propiedad, denominada “El Castañarejo”, fueran aplicadas a sufragar los estudios de jóvenes entre los 15 y los 25 años. Gracias a ello, se pudo gestionar el ingreso del muchacho en el colegio de enseñanza secundaria de Béjar y, recorriendo día a día a pie la distancia Navacarros-Béjar-Navacarros (unos 12 km en total), fue completando su formación preuniversitaria y forjando su carácter. 

            No había por entonces en Béjar un Instituto de segunda enseñanza oficial, a pesar de las reiteradas peticiones que se habían hecho al gobierno, pero hacia 1868-69 se había creado un colegio de segunda enseñanza, por iniciativa de particulares y con el apoyo municipal. Lo describe con detalle José Mª Hernández Díaz en “Educación y Sociedad en Béjar en el siglo XIX”. Entre esos particulares estaban personas como Santiago Riesco (clérigo), Juan García Nieto (uno de los fundadores del Casino Obrero), Eloy Bejarano, Joaquín Sánchez Losada y Luis Caballero Noguerol, entre otros.

Juan García Nieto. Lienzo del Casino Obrero de Béjar

            Dorado estudió en Béjar por los años setenta del siglo XIX. Era ya una ciudad industrializada que, aunque comenzaba a sumirse en la gran crisis de trabajo producida al final de la tercera guerra carlista, estaba viviendo todavía un largo período de esplendor cultural, excepcional para una localidad de sus características (ver mi artículo de Béjar en Madrid de 16-01-2004, pág. 4). El Béjar de talante liberal de aquella época fue caldo de cultivo para que algunos de sus profesores conocieran y propagaran el llamado pensamiento krausista, que basaba el progreso humano en la perfección moral. Uno de los mayores defensores del krausismo fue Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, organismo que alentó la corriente cultural más importante del siglo XX en España. Así, y a través de esos profesores bejaranos, el joven Dorado conoció las teorías krausistas que habrían de influir tanto en su obra, como también lo hicieron en el pensamiento liberal español de finales del siglo XIX y principios del XX. 

            Y en el Béjar de aquellos tiempos era figura relevante el gran filósofo Nicomedes Martín Mateos. Está probado que sus pensamientos y doctrinas también influyeron en el joven Dorado, como hace notar el catedrático Luis Maldonado en el discurso inaugural del curso 1919-20 en la Universidad de Salamanca, en el que rindió homenaje a Dorado, recién fallecido. Maldonado destacó que «la formación de Dorado, al comenzar su carrera, se debía directamente a García Nieto, y de un modo indirecto a Martín Mateos, cuyo espiritualismo desbordó en el discípulo hasta su viaje a Bolonia, y puede decirse que flotó toda la vida en su conciencia,…».




Completada su formación preuniversitaria, en 1878 se traslada a la docta Salamanca, cuya Universidad trataba por aquellas fechas de superar un largo período de crisis que la había dejado sólo con unos centenares de estudiantes. Estos alumnos se distribuían por los pocos edificios de la vieja Universidad y por la hospedería del Colegio Mayor del Arzobispo Fonseca. La pobreza de medios era manifiesta y puede decirse que se vivía más de los recuerdos de un pasado glorioso que de las realidades presentes. El rector era D. Mamés Esperabé, que ha ocupado el sillón rectoral durante el período más largo de la vida de la institución: 31 años.

(Continuará)

24 comentarios:

  1. Quién iba a decir que un accidente casual fuera el origen de una brillante carrera.
    Un saludo, también a tu colaborador u buena jornada electoral.

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  2. Cada día que te leo, siento no ser bejarano, sin renunciar a mi otra ciudadanía sevillana.

    Cuantos Bejaranos Ilustres. que bien te documentas y lo narras de una forma amena, que sabe siempre a poco.

    Saludos, manolo

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  3. Pues vaya, no hay mal que por bien no venga, parece.Estaremos atentos a la continuación. Carmen me encanta esa explosión de amarillos de la cabecera nueva. Un beso grande

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  4. Interesante investigación a partir de una placa, que ha sacado del anonimato a Pedro Dorado. Curioso. Estaré encantada de saber el final de la biografía.
    Bss

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  5. Estos son los relatos bejaranos que más me gustan cuando los trae por aquí Carmen.

    Estoy, pues, expectante para la continuación de la historia del sr. Dorado.
    Saludos!!

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  6. Un hombre hecho a sí mismo, que basó su carrera en su propio esfuerzo y que parece ha marcado el derecho español. Un ejemplo para los actuales españoles sumidos en la pesadumbre y el "ninismo".

    Un beso.

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  7. Madame, curiosas sendas las que traza el destino. Lo que en su momento fue una desgracia, como aquel accidente que físicamente lo dejó disminuido, fue causa al mismo tiempo de un futuro mejor del que seguramente le hubiera aguardado de otro modo. Gracias a eso pudo estudiar algo para lo que parece evidente que había sido hecho.

    Buenas noches

    Bisous

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  8. Muy buena historia, me ha gustado, a veces, a uno le sonríe la vida y aprovecha la carcajada!! Bss, y para ti también mi Carmen, je je,,,

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  9. En la vida de D. Pedro Dorado queda patente lo que ya decía Claudia Hortensia: que a veces lo que parece un mal resulta ser un bien... ¿Quién hubiera podido pensar en el momento del accidente que, con quedar maltrecho ese niño se ganaría un talento excepcional para el derecho? Interesantísimo. Un abrazo, querida amiga.

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  10. El tesón de Dorado queda patente en el sacrificio que debió suponer para él caminar doce kilómetros con su minusvalía. Un abrazo Carmen.

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  11. Pues parece que el atropeyo del carro dio al final un balance positivo para el protagonista de la entrada...

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  12. Bejar lleno de historia y celebridades, a pesar de minusvalías, que ahora son más "suaves" pero en esos años eran más costosas de llevar. Esperamos la continuación...
    Un abrazo¡¡

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  13. Eso digo yo, lo que es la vida: un accidente que te deja hecho un inútil (para la vida laboral, digo), puede posibiltarte hacer unos estudios superiores y ser una gran figura en una materia como el derecho penal, en vez de ser un pobre obrero desgraciado y explotado en la industria textil. Pero de casualidades se conforma la historia. Bonita historia, Carmen. Saludos cordiales.

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  14. Lo que es la vida, un desgraciado accidente en la niñez deriva en los estudios, y así esta sociedad ha podido disfrutar y beneficiarse del saber de uno de sus hijos.
    Preciosa historia, esperando la segunda parte.
    Un beso.

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  15. Brillante exposicion y aqui cabe muy bien el dicho "no hay mal que por bien no venga", el caso de Dorado Montero fue una prueba fehaciente. Con gran tenacidad se superó y bien merecida que tiene su placa el gran catedratico.
    Abrazos.

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  16. Una historia que promete Carmen:

    Su minusvalía no fue impedimento...Una tenacidad que puede ser inspiración para otros...

    Me espero la continuación, comiendo cotufas

    Besote

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  17. El derecho penal fue una de mis asignaturas favoritas de modo que quedo intrigada ppor saer qué teorias o corriente defendió Dorado Montero.
    El accidente le dejó secuelas y seguro que le limito sin embargo gracias a él pudo dedicarse a estudiar, se rataba de un joven inteligente y supo buscarse la vida para poder continuar sus estudios, me gusta la gente luchadora.
    Besos, Carmen

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  18. Recuperas con gran maestría esa historia y tradición célebre bejariana. Un gran aporte para Béjar, Carmen.
    Enhorabuena al autor por el texto y a ti por ese entusiasmo histórico.

    Un abrazo, Carmen.

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  19. Esta investigacuón promete Javier. De la placa en una casa que te llamó la atención... nos vas a contar la historia de un gran hombre del que no sabiamos nada.

    El destino a veces no juega tan malas pasadas. A este hombre lo sacó de ser un pobre labrador a dar clases en la universidad.
    Esperamos la segunda parte.
    Un beso.

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  20. Esas instituciones benéficas que montaban gentes con posibles, normalmente con la herencia tras su muerte, eran asuntos muy loables. Pedro Dorado tuvo la suerte y pudo aprovechar que hubiese una en Navacarros.

    Saludos.

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  21. A ver si hoy puedo que llevo dos dias.
    Te decía ya muchas veces que es curioso como algunos cuando la vida le da limones le sacan el jugo y otros simplemente se agrian
    Espero la segunda parte amiga
    Un beso

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  22. Muy interesante historia!!! ya vemos que no hay mal que por bien no venga....

    Besos

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  23. Chicos y chicas: voy a haceros un comentario común, porque veo que casi todos coincidís en el mismo asunto. A veces el destino nos tiene preparadas sorpresas inesperadas. Voy a colgar la siguiente entrada y vereis que la vida de Pedro Dorado se dirigía a un punto intelectual a cua meta hubiese sido imposible llegar si se hubiese dedicado al textil como el resto de sus amiguitos de Navacarros.
    Besos

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  24. Había nacido para ello, el accidente le trazó el camino.
    Te sigo leyendo mas tarde
    Un abrazo

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.