Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: “Béjar en Madrid”, nº 4.412 (06/10/2006)
El joven Dorado cursa simultáneamente las carreras de Derecho y de Filosofía y Letras, gracias a una beca del Colegio Mayor de San Bartolomé que consiguió por oposición. Ya en cuarto curso consigue, también por oposición, una nueva beca de las creadas por iniciativa del catedrático de Metafísica, Mariano Arés. Precisamente la muerte sin sacramentos de Arés y su posterior entierro en el cementerio civil (privado por decreto episcopal de sepultura eclesiástica), entierro al que asistió Dorado, conmovió a la conservadora Salamanca de finales del XIX, que por aquellas fechas veía llegar a un joven catedrático cuya intención inicial era permanecer poco tiempo allí, Miguel de Unamuno.
Francisco Giner de los Ríos |
En 1882 Dorado concluye Derecho y en 1883 Filosofía, ambas con la calificación de Sobresaliente en los ejercicios de grado, trasladándose entonces a Madrid, a la Universidad Central, para cursar el doctorado en Jurisprudencia. Allí entra en contacto con Francisco Giner de los Ríos y su "Institución Libre de Enseñanza", que comienza ya a despuntar y a atraer a los intelectuales más relevantes de la época. Giner fue amigo y consejero de Dorado durante toda su vida, hasta el punto de enviarle varias de sus obras más relevantes para que Giner las corrigiera antes de publicarlas.
Una vez concluido el doctorado, Dorado, hombre inquieto y con expectativas de formación poco comunes en la época, ve conveniente trasladarse al extranjero para completar su formación. Para valorar este gesto que hoy parece tan corriente, hay que situarse en la España de finales del siglo XIX y pensar en la precariedad de medios de Dorado. Nuevamente por méritos consigue una pensión, que le otorga el rector de la Universidad Central, para ingresar en el Colegio Español de San Clemente, de Bolonia, en Italia, institución fundada por el cardenal Albornoz. Allí entró en contacto con los criterios doctrinales de la conocida como “Escuela Positiva”, que tanto influirían después en su concepción de lo que debía ser el derecho penal, basado más en la rehabilitación del delincuente que en los aspectos punitivos. Permaneció en Italia entre 1885 y 1887, período que coincidió con el florecimiento de la mencionada escuela positiva.
En 1887 regresa a Salamanca, obteniendo una plaza de profesor auxiliar en la Facultad de Derecho. En los años posteriores, Dorado publica dos libros importantes, fruto de su permanencia en Italia, “La Antropología criminal en Italia” (1890) y “El positivismo en la ciencia jurídica y social italiana” (1891).
En 1892, tras reñida oposición, obtuvo la cátedra de Derecho Político en la Universidad de Granada. Pero enseguida regresa a Salamanca, en virtud de una permuta realizada con el entonces catedrático de Derecho Penal de Salamanca, Jerónimo Vida, interesado en ir a Granada. Desde entonces su trabajo intelectual fue incesante y raramente transcurría un año sin que publicara un libro o un trabajo que planteara puntos de vista diferentes y que marcara nuevos caminos a seguir en el campo del Derecho Penal. Además, en el campo docente, dio una nueva orientación a la disciplina, con un rigor teórico desconocido hasta entonces.
Casa de Pedro Dorado Montero (Salamanca) |
Dorado casó con María Luisa Seirul-lo de Onís, y tuvieron tres hijos, Pedro, María Luisa y Elvira García-Dorado Seirul-lo. Se dice que, para curtir su carácter, Dorado hizo una vez ir andando a sus hijos con él desde Navacarros a Salamanca. Pedro fue médico, se casó en 1919 con Dolores Leal y, según mis noticias, no tuvieron descendencia. Fue asesinado en Ávila en 1936, al estallar la Guerra Civil, donde a la sazón desempeñaba el cargo de Jefe Provincial de Sanidad. María Luisa fue la primera española que ganó una cátedra de instituto, concretamente de Latín, en 1923, y murió hacia 1965. Elvira no estudió carrera y murió después que su hermana. Ambas permanecieron solteras.
Además de atender sus tareas docentes e investigadoras y, por supuesto, a las familiares, Dorado sacó tiempo para la actividad política, pues fue concejal republicano en el Ayuntamiento de Salamanca entre 1895 y 1899. En aquel tiempo sus posiciones políticas eran cercanas al anarquismo y, después, al socialismo.
Dorado Montero |
Sus inquietudes intelectuales, sus ideas políticas y su agnosticismo, le hicieron enfrentarse en numerosas ocasiones al quasi-integrismo religioso que se vivía en la época. La disputa más conocida fue la que mantuvo en 1897 con el padre Cámara, obispo de Salamanca y persona de gran relieve en la sociedad de la época. Según relatan Berdugo y Hdez. Ramos en un libro monográfico sobre este tema, todo comenzó a raíz de la denuncia que, ante el obispo, hicieron tres alumnos de Dorado. Concretamente le acusaron de seguir doctrinas deterministas y materialistas que "no sólo son groseros errores filosóficos, sino herejías opuestas a los dogmas de nuestra sacrosanta religión cristiana". La polémica se prolongó durante varios meses y conllevó incluso, en un determinado momento, la suspensión a Dorado de sus funciones universitarias por el Decano de Derecho, Teodoro Peña, quien, como era preceptivo, solicitó a su vez la inmediata reunión del Consejo Universitario. Este órgano, tras una polémica sesión, no llegó a adoptar decisión alguna al respecto. Entonces el rector, Mamés Esperabé, de espíritu tolerante y liberal, tomó la decisión de reintegrar inmediatamente a Dorado a su cátedra, basándose en una circular del Ministerio de Fomento en la que se instaba a amparar a los catedráticos en el ejercicio de su profesión. Algo así como la conocida libertad de cátedra de que hoy disfrutamos los docentes.
Sorprende la no participación de Unamuno en esta polémica, que alcanzó gran relieve en la Salamanca de la época, y que puede explicarse por la honda crisis personal que el gran escritor atravesó hacia 1897, lo que incluso agudizó sus preocupaciones de carácter religioso.
Según narra Pérez Lucas, en el año 1900 el Ministerio de Instrucción Pública anuncia la jubilación de todos los catedráticos de más de setenta años, lo que afecta al rector D. Mamés. Enseguida comienzan a barajarse para sustituirle en el cargo los nombres de Unamuno y de Dorado, lo que hace que algunos catedráticos se rasguen las vestiduras. En efecto, ninguno de los posee el carácter tranquilo de D. Mamés, que se llevaba bien con todo el mundo, ni su actitud conciliadora. Unamuno y Dorado son dos espíritus rebeldes e inquietos, que podrían introducir “peligrosas” innovaciones y cambios, según opinaban bastantes de los conservadores catedráticos de la época. Al final, el ministro ofrece el rectorado al ya prestigioso D. Miguel, que es nombrado rector por Real Orden de 26 de octubre de 1900, con alegría general de los estudiantes, pero no de muchos de los catedráticos, que estaban divididos al respecto.
Unamuno en la escalera de la Universidad |
Se sabe que Dorado se sintió defraudado, pues era salmantino, mientras que Unamuno no lo era. Resulta curioso hacer pronósticos sobre lo que pudo ser y no fue, pero si el rector nombrado hubiera sido Dorado en vez de Unamuno, la historia de la institución habría sido distinta en un período clave. No sé si mejor o peor pero, desde luego, distinta. Aunque Unamuno siempre hubiera podido se rector más adelante.
Unamuno y Dorado coincidieron como profesores en la Universidad de Salamanca durante un largo período de tiempo. Incluso se puede hacer un cierto paralelismo entre sus vidas. En efecto, dicen los biógrafos de don Miguel que, en cuanto a aprecio se refiere, era un profesor más querido por sus alumnos que por sus compañeros de claustro. Y lo mismo sucedía con don Pedro. Además, y como afirma Sánchez-Granjel, «Dorado Montero vivió una personal experiencia de crisis religiosa, en más de un aspecto similar a la unamuniana». En efecto, Dorado fue de joven un profundo creyente, hasta que el ambiente ideológico que vive cuando se desplaza a Italia siembra en él abundantes dudas. La diferencia entre ambos pensadores está quizá en la exteriorización de la duda, que en el caso de Dorado Montero quedó más bien oculta y no transcendió al cuerpo de su obra, o sólo lo hizo mínimamente, mientras que Unamuno lo manifestó hacia el exterior e incluso influyó en gran parte de su obra.
(Continuará)
*Voy a permanecer unos días fuera, por lo que no podré pasarme por vuestros blogs a deleitarme con vuestras entradas y dejaros un comentario. Prometo ponerme al día en cuanto regrese.
Carmen, me ha encantado la historia de este personaje, que espero tenga continuación en otras entradas posteriores, y de paso si conoce a Javier R. Sánchez Martín felicítele por su manera de escribir este artículo, pues realmente te llega a enganchar...
ResponderEliminarUn abrazo y discúlpeme si no me he pasado todo lo que yo quisiera por su blog, mis recientemente adquiridos deberes paternales no me han dejado mucho tiempo :-))
Una historia completamente desconocida y muy interesante.
ResponderEliminarUn pionero en esa época...y por poco lo excomulgan por hereje.
Que te vaya bieeen.
Un beso.
Es mucha la cantidad de veces que la intolerancia religiosa ha excomulgado a personas valiosisimas. Afortunadamente este caso fue revisado.
ResponderEliminarExcelente narracion por los pasajes de la vida del penalista P. Dorado.
Saludos y buen fin de semana.
Malos tiempos se avecinaban para gentes con inquietudes intelectuales.
ResponderEliminarEs aquella España atrasada y cateta no estaban bien vistos los que se salían del redil. Ya sabemos lo que opinaban los africanistas como el señor Millán Astray de la gente culta y con ideas propias: "¡Muera la inteligencia!".
Que se lo digan a Unamuno.
Un saludo.
magnifica la crónica de su vida y el paralelismo en muchas cosas con Unamuno, sin entrar en valoraciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Realmente sorprende la no participación de Unamuno en esa polémica, por el carácter polemista de este escritor y por su afinidad en esa crisis religiosa.
ResponderEliminarCrisis religiosa que no solo "influyó en gran parte de su obra", yo diría en toda su obra al completo, desde su teatro repleto de sus problemas filosóficos, hasta su narrativa, toda ella inundada de sus propios postulados e interrogantes existenciales.
Un abrazo, Carmen.
Gracias a todos por leer y comentar mis artículos. Me siento satisfecho de que "revivan" en el Blog de mi amiga Carmen.
ResponderEliminarLa tercera parte espero que también os guste, en ellas hago mención y comento las bellísimas palabras de Unamuno en el entierro de Dorado en el cementerio civil de Salamanca que, cada vez que las leo, me siguen impresionando.
Un abrazo para todas y todos.
Javier R. Sánchez
Me pregunto cüal sería el motivo por el que Mariano Ares fue privado de sepultura en campo santo.
ResponderEliminarImaginaba que de ser penalista seguiría una tendencia liberal, seguramente sus teorias fueron el germen de la corriente que considero que la pena no debía ser solo un castigo si no que debía ir asociada a la rehabilitación del preso para su posterior reinserción a la sociedad.
Sigo con interés.
Me gusta el cambio.
Besos, Carmen
Cuántas privaciones y señalamientos en nombre de la divina providencia, de un Dios justiciero en tierra y cielo... ea!! así nos ha ido!!
ResponderEliminarLas crisis de carácter religioso deben ser muy jodidas!!! ja ,ja...
Es normal que se haya sentido decepcionado cuando nombraron rector a Unamuno en su lugar. Al fin y al cabo era "su" Universidad aunque en el imaginario de todos sea sobre todo la de Unamuno y Fray Luis.
ResponderEliminarUn beso, Carmen
Se topó con la Iglesia... y menuda Iglesia la de entonces que si todavía tenía sus dificultades para distinguir entre ciencia y fe... no te digo nada con la filosofía y la moral...
ResponderEliminarUna biografía intensa y una vida rica, avivada por las constantes crisis, aceptaciones y concepciones y formas de ver y entender la vida en esa época. Paro gracias a eso ahora podemos vivirlas, exteorizarlas y pasar. Pero creo esta libertad ha ido en dentrimento de la calidad. Hemos pasado al todo vale. Ya nadie defiende unos postulados determinados y parece que los intelectuales estan en decadencia.
ResponderEliminarMadame, yo no sé si esa caminata era modo de curtir el carácter, pero desde luego, debía de ser el de destrozar los pies. Espero que sus hijos no quedaran cojos de por vida!
ResponderEliminarPor cierto, curioso apellido el de su esposa.
Feliz día
Bisous
Que vida la de este hombre.
ResponderEliminarMuy interesante.
Y tomate el tiempo que necesites. Aqui estaremos.
Un abrazo.
Un ilustre personaje salmantino que gracias al empeño de Javier no ha caído en el olvido.
ResponderEliminarUn saludo.
Supo trabajar por su tierra, y el escribir un libro al año, dice mucho de su carácter y su pensamiento, tal y como leo, cercano al gran Giner de los Ríos.
ResponderEliminarUn abrazo Carmen¡¡¡
Un interesante trabajo de Javier Ramón Sánchez, que vale la pena seguir en el próximo capítulo. Un abrazo Carmen.
ResponderEliminarVida intensa, con más satisfacciones que sinsabores (creo yo), y con esos libros que tanto han contribuido a su especialidad. Estupendo la dos partes del trabajo de Javier Sánchez. Mis felicitaciones y saludos para tí, Carmen.
ResponderEliminarUna vida muy interesante llena tambien de muy buenos encuentros profesionales. Desconocia la vida de Pedro Dorado Montero.
ResponderEliminarUn abrazo
Wendy, Mariano Ares fue privado de sepultura en campo santo por ser ateo confeso, cosa imposible de tolerar en la Salamanca de finales del siglo XIX, donde la mayoría de la gente era pobre (la tierra en manos de los terratenientes), con una elevada tasa de analfabetismo(Salamanca no era solo la universidad) y llena de curas y monjas.
ResponderEliminarDame Masquée, no sé de donde proceden los Seirul-lo, pero van ya varias generaciones de médicos (creo que oftalmólogos) que residen en Salamanca.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
Javier R. Sánchez
Menuda vida mas interesante la de este señor!!!
ResponderEliminargracias como siempre por contarnosla con tantos detalles.
Besos
Ya me voy acostumbrando a conocer detalles de esa tierra que tantos personajes ha dado.
ResponderEliminarY gracias por dárnoslo a conocer.
Saludos, manolo
Hola Carmen:
ResponderEliminarUna vida intensa. Algunos sinsabores, pero pienso que en todas partes los hay.
Esperaremos la continuación.
Que vaya bien el descanso
Saludos
De nuevo por tu casa, siempre un placer.
ResponderEliminarSaludos y buena tarde de sábado.
Veo que aquí tampoco se actualizó mi blog con su última entrada. No sé a qué será debido, pero el problema es mío.
ResponderEliminarUn saludo.
Pedro Dorado es una de las más importantes figuras del Derecho Penal en España y me ha sorprendido encontrármelo aquí. Gran historia y muy bien contada.
ResponderEliminarMe ha recordado en parte a mi entrada sobre el "castrado" de Mombuey, en cómo las desgracias que pueden destrozar una vida también pueden significar una nueva oportunidad.
Saludos
Chicos y chicas: ya he regresado de mi retiro y estoy de nuevo con vosotros. Como veo que ya el autor de este texto, Javier, ha contestado a muchas de vuestras preguntas creo que poco me queda por decir. En breve colgaré la última parte de su biografía y otro artículo sobre su pensamiento del mismo autor que estos.
ResponderEliminarUn abrazo para todos
Verdaderamente una persona notable, como se ve en esta continuación de su biografía. Disfruta mucho de tus descanso y hasta pronto. Besos.
ResponderEliminarMe encanta la biografía de este compatriota tuyo, adelantado diría yo en pensamiento a su época, que nos estas desgranando a capítulos, espero el siguiente
ResponderEliminarUn beso
Gracias por vuestros comentarios, chicas.
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