Autores: Vega Gómez González y Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Béjar en Madrid,
Sabíamos que habían restaurado el castillo de Montemayor del Río y nos habíamos enterado también que se había puesto en funcionamiento un restaurante dentro del mismo. Como realizan visitas guiadas, decidimos ir a comer y quedarnos a la que se ofrece los domingos a las 16.30.
La muestra del castillo musealizado (de la que hablaremos más adelante) pretende girar en torno a los cinco sentidos. Decidimos detenernos primero en el del gusto. El restaurante es acogedor y con mucha luz, pues es una estructura de madera acristalada que se ha incorporado al patio de armas. Sin romper la armonía ni las vistas, invita al recorrido posterior. Por ello su decoración es limitada: únicamente algunas armas medievales en la pared.
Estructura acristalada |
El restaurante propone un menú bastante asequible compuesto por varios primeros platos y varios segundos a elegir. El postre se basa en una selección de dulces con historia. Todo ello regado con dos vinos. Aquel día eran un Ribera de Duero y un valenciano espumoso que hacía un maridaje perfecto con los postres. ¡Riquísimo!
Comienza la degustación. Cada plato viene acompañado por una breve pero precisa y documentada explicación histórica que Jesús González López, el historiador-guía, regala a cada comensal sobre las diferentes recetas; todas recuperadas y adaptadas a nuestro paladar. Mientras llegan los primeros, nos presentan un aperitivo a base del famoso Garum romano y de paté de capón, preciado manjar en la cocina antigua y… en la actual.
Entre los primeros platos que escogemos hay uno de origen musulmán (Harira de tomate con garbanzos y verduras), otro con sabor de la tierra (Croquetas caseras de capón de corral y de matanza) y otro con evocaciones históricas (Crema reconquista de pularda). En los segundos predominan las viandas para ser fieles a la recuperación de las recetas, pues el único pescado que llegaba a las mesas de estas tierras de interior eran las truchas de río o el bacalao en salazón. Este es uno de los platos de pescado que presenta el restaurante. De carne hay, entre otros guisos, Perdiz al estilo del Señor de Montemayor, Carrilladas ibéricas al estilo sefardí o Paleta de ibérico al estilo del Marqués. Los platos son abundantes y acabamos más que saciados, pero llegan los postres y hay que hacerles un hueco. Nos presentan un surtido variado que incluye floretas con dulce de leche, tocino de cielo, pudin y diversos tipos de biscuit. Ya hemos comentado cómo eran acompañados por un blanco espumoso con aromas de violeta, que ponía la guinda a la comida.
A través de los diferentes alimentos hemos podido dar placer a todos los sentidos y no sólo al gusto, como ya dijimos antes, sino también al olfato, con los diferentes aromas; a la vista, con la presentación de los platos; al tacto, disfrutando de las diferentes y bien combinadas texturas alimenticias en nuestra boca; o al oído, al escuchar las interesantes explicaciones de Jesús. Él es quien nos espera en el patio de armas para comenzar la visita guiada.
El castillo fue erigido por D. Pedro de Montemayor en 1281 y finalizado por D. Sancho, aunque puede contener restos anteriores al siglo IX. Abandonado desde el siglo XVII, comenzó a rehabilitarse en los años 80 del pasado siglo.
En 1982 fue declarado junto al pueblo Conjunto de Patrimonio Histórico. Desde 1990 el rio Cuerpo de Hombre y los bosques que lo rodean son nombrados por la UNESCO Patrimonio de la Biosfera. No en vano los habitantes de Montemayor siguen aprovechando sus castaños para el trabajo de cestería tradicional propia de la zona. Tal patrimonio devuelve el gozo a la vista cuando se divisa desde los merlones de sus murallas. El oído también se aquieta y el alma goza de paz al oír el rumor del agua, el canto de los pájaros o, simplemente… el silencio.
La visita comprende los distintos torreones de la fortaleza, comenzando por el del Homenaje y siguiendo por el de la Vida Cotidiana. Nos cuentan cómo han dividido las salas, dedicando unas al señor y otras a la señora. Las primeras disponen elementos propios de la guerra, como armas o armaduras, pero también otros relacionados con las actividades cinegéticas, ya que cómo la guerra sólo se hacía en verano, los señores dedicaban el resto del tiempo a cazar por el coto para mantenerse en forma o a cultivar su talento. Las que se dedican a la dama muestran elementos propios de su estatus (instrumentos de música, bastidores o dedales) que no le permitía encargarse de las tareas domésticas (eso quedaba para los criados), pero sí de su gestión. También aparecen algunos juguetes como muñecas o peonzas que los niños disfrutaban en su corta niñez, pues los varones eran puestos al cargo de un tutor que les adiestraría en el ejercicio bélico.
Otras salas se dedican más a la evolución histórica de la Reconquista o a la situación del resto de la sociedad, como la Sala del Espacio. Se tiene previsto además, acondicionar otra estancia que permita al visitante reconocer y sentir los olores de aquellas épocas en directo.
La organización del castillo aboga por la sostenibilidad, la defensa de la naturaleza y la convivencia de las culturas. En este último sentido uno de sus carteles muestra la siguiente frase: el cruce de culturas produce culturas. Nosotros apostillamos: el cruce de culturas produce riqueza.
El buen yantar es algo muy importante, como se deduce por lo que escriben los autores.
ResponderEliminarEl castillo una contrucción poderosa (he estado mirando más fotos en San Google).
Un saludo, Carmen, desde mi exilio voluntario y dorado. Más que dorado, tostado por el sol.
Interesante propuesta para una excursión, madame. Se tendrá en cuenta. Solo visitar el castillo, aunque no dieran tan bien de comer, ya valdría la pena :)
ResponderEliminarFeliz tarde de domingo
Bisous
Historia y buena comida, ¿se puede pedir algo mejor? y encima en ese entorno tan hermoso que es Montemayor del Río...se me ha hecho la boca agua y creo que este verano me voy a pasar por allí a degustar, lo apunto en la agenda ;)
ResponderEliminarUn beso.
Eso se llama disfrutar con los cinco sentidos. Ahora que, si me dan a elegir, prefiero hacer la visita primero, porque después de tan abundante comida lo que entra es modorra y cualquiera se mueve.
ResponderEliminarSobre la estructura interna del castillo a base de madera y paneles de cristal me ha recordado mucho la visita que hice al castillo de Zamora. Es una manera de evitar que las piedras se deterioren aún más.
Un saludo.
Tuve la suerte hace años de ver el castillo de pasadas. Escondido en un valle junto a la frontera con Cáceres. Pero no tuve la suerte de degustar estos maravillosos manjares. Todo será volver, porque después de esta demostración de poderío se le cae a una la baba.
ResponderEliminarBesos
Pero bueno, que es esto de darnos envidia, mezclando gastronomía e historia¡¡¡
ResponderEliminarYo también quiero ver esa maravilla. Aquí, o hay castillos, o hay restaurantes, pero las dos cosas maceradas en el mismo plato, como que no.Me ha gustado este post con el maridaje tan especial.
Saludos Carmen¡¡¡
Lo primero es alimentarse bien con buena comida, y despues disfrutar de las maravillas que guardan estos lugares.
ResponderEliminarMuy bonito.
besos
Que interesante muestra esta del castillo de Montemayor del río, pues sólo visitarlo debe ser interesante, pues se conserva bastante bien, y luego esa muestra gastronómica... Qué pinta tienen las croquetas, los postres como que me da más igual. Un abrazo, Carmen y otro a Roberto.
ResponderEliminarA Montemayor del Río hay que ir a propósito pues no está de paso de ningún sitio.
ResponderEliminarEs conjunto histórico-artístico, y está compuesto por la iglesia de los ss. XIII-XVI, los restos de su muralla, el ayuntamiento del XVI, el puente medieval, el rollo gótico, la fuente con la picota renacentista, el aula de interpretación del castaño, la calzada romana, la arquitectura serrana y el castillo con su museo y su restaurante...
Ah, y no menos importante, su maravilloso entorno paisajístico de bosques y praderas entre montañas.
En fin , quién da más por menos...
Saludos.
Todo son razones para la visita. Mira que me gusta visitar las antiguas piedras, pero si encima se te ofrece una carta como la que leo... Yo, como Cayetano, haría la visita al castillo antes de comer.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen y gracias a los autores por tan interesante crónica.
Magnífica forma de conocer nuestro patrimonio artístico. Muy interesante el texto y las fotos.
ResponderEliminarMontemayor es un pueblo de la provincia de Córdoba que también tiene un castillo. Creo que es de propiedad privada, concretamente de los duques de Frías.
Un abrazo
¡Ñam! Elegí mal día para empezar la operación bikini, parece... :D
ResponderEliminarVeo que también ha llegado la primavera a la cabecera de las pinceladas:)
Un beso, Carmen
Una noticia fenomenal... recuperar espacios históricos y si es para un uso tan... RICO RICO... mejor que mejor...
ResponderEliminar¿sabes, Carmen? Me he quedado tan ahíto, que la visita guiada voy a tener que dejarla para otro día.
ResponderEliminar¡Qué rico todo!
Sí, estoy de acuerdo contigo, querida Carmen, el cruce de culturas da mucha riqueza en todos los ámbitos, pero en las tradiciones festivas, como la cocina da mucho gusto!!!
ResponderEliminarQué platos hija, qué platos!!!!
Se me han ido los ojos... Bss... y si, me has dejado los dientes largos!!! je, je...
Dissortat: si quieres puedes encontrar un par de artículos en este mismo blog sobre la Historia del castillo escritos, además por su guía oficial, el historiador Jesús González. Sólo tienes que pulsar sobre la etiqueta Montemayor.
ResponderEliminarUn saludo
Madame Minuet: después del rollo que estoy colocando sobre la vida y milagros de mi pueblo y de los de alrededor, creo que la zona se merece una visitilla. Así que, madame, la estamos esperando.
ResponderEliminarBesos ciento
Carolus II; y además, Majestad, el lugar es parada y fonda de otro que usted conoce muy bien (aunque escorándose un poco de la vía principal).
ResponderEliminarBesos
Cayetano: pero si el orden de factores no altera el producto... Mira, puedes ver el castillo y después de empaparse uno de Historia y costumbres, se queda al buen yantar de la gastronomía de la zona. O también pegarse un homenaje como dios manda para más tarde hacer ejercicio subiendo a la torre más alta.
ResponderEliminarLo de la estructura acristalada se ha hecho a fin de no crear falsos históricos, pues el patio central carecía de edificios de cantería. Así se puede ver el castillo en toda su dimensión y a la vez disfrutar de toda la luz del paraje.
Saludos
Katy: el castillo ha pasado de ser una ruina y cementerio, a centro de interpretación y restaurante. ¿Se puede pedir más? Creo que deberías pasarte de nuevo por aquí.
ResponderEliminarBesitos
Juan Carlos: creo que tu blog ya le conozco. De hecho soy tu seguidora hace un tiempo y te tengo enlazado.
ResponderEliminarGracias por pasearte por este rincón de provincias.
Saludos
No esta mal preparar las entradas con un buen yantar. Pero no nos ha dicho lo más importante -y que nadie por verguenza bloguera ha pedido- y lo que de verdad importa. ¿Cuanto costo el menu por comensal?
ResponderEliminarSaludos.
Javier Peralta: es que aquí la tradición y la historia vienen acompañadas de buen yantar. El hornazo, las perrunillas, la mantelada y el chorizo, el calderillo, el buen jamón y embutidos son habituales en celebraciones (por cierto, mejor al aire libre y en la montaña que en casa)En este caso comer en el vientre de un castillo da lugar a la imaginación, ¿no te parece?
ResponderEliminarSaludos
Mª Ángeles y Jose: vosotros obedientes, en el orden del artículo, pero ya sabéis que el plan se puede trocar (castillo y comida, o comida y castillo, tanto monta, monta tanto)
ResponderEliminarSaludos
Paco Hidalgo: ya sabes que la próxima vez que vengas por aquí tienes otro buen sitio para visitar. Por cierto, que sobre el castillo este blog ya tiene otro par de artículos sobre historia. Pincha en Montemayor del Ríom, sección etiquetas de lugares y ahí lo tienes.
ResponderEliminarBesos
Roberto: gracias por tus expertas aclaraciones. Ya sabes que eres bienvenido en este espacio con o sin peludo (aunque yo prefiero con ovejo, jejej)
ResponderEliminarSaludines
Desde la terraza: nada nada, al gusto del consumidor, jejej
ResponderEliminarSaludos
Antorelo: anda, qué curioso. Pues ambios Montemayores deberían de hermanarse, aunque este Montemayor tiene la coletilla de "del Río". Es un topónimo cuya configuración es bastante corriente; al fin y al cabo se compone de dos palabras cuya conjugación es bastante facilona, pero muy evocador.
ResponderEliminarBesos
Alma: qué buena capacidad de percepción, jjeje. Eres la primera en darte cuenta...; mejor dicho, eres la primera en manifestar que te has dado cuenta que la primavera se adentra en tierras bejaranas.
ResponderEliminarBesitos
Jose Luis de la Mata: ... y tan rico...
ResponderEliminarUn abrazo
Francisco Espada: que no, que no, que hay que verlo todo, que si no uno se queda con las ganas de subirse a los torreones y ver el panorama desde allí.
ResponderEliminarSaludos
MariCari: pues te advierto que este pueblo con castillo y sorpresa dentro está muy cerquita de la raya con Cáceres. Sube un día verlo y tu estómago y tu vista te lo agradecerán, jejeje
ResponderEliminarBesines
Lorenzo: pues te lo digo ahora mismo porque lo sé de buena tinta: veinte euritos de nada, ¿qué te parece? Por lo menos hasta donde yo sé ése era el precio. A mí me parece bastante barato con lo bueno que está todo y los precios que ponen algunos por un huevo frito y unas patatas de bolsa.
ResponderEliminarSaludos
Interesante recorrido el que traes Carmen. Comida y visita guiada en el mismo sitio.
ResponderEliminarMe gusto la comida...virtualmente ;D
Saludos
Muy interesante y sabrosísimo. Sin duda estas propuestas culturales han de encontrar muy buena acogida entre propios y extraños. Me lo apunto para cuando vaya para allá...
ResponderEliminarDesde luego que empleastes los cinco sentidos.
ResponderEliminarNosotros solo uno,la vista bueno y un poco el gusto...porque al ver los platos ummm :)
Tiene que ser interesante verlo restaurado.
Que tengan éxito y que produzca riquezas el cruce de culturas.
Un beso.
Parece que poco a poco se van recuperando estos castillos, pues hace no tantos años eran demasiados los que sólo eran ruinas.
ResponderEliminarSaludos.
Veo que se os han puesto los dientes largos y nadie ha reparado en que la visita guiada también está presente en la comida: cada plato viene acompañado por una extensa e investigada explicación sobre su origen y composición que Jesús, el guia, historiador y colaborador de este blog ofrece a cada mesa en el momento preciso. Por lo que se ve intentan recuperar
ResponderEliminarrecetas
de distintas etapas históricas para poder ampliar la gama de platos.
Además, al final del ágape, Víctor Manuel Aires, el jefe de cocina y un artista de los fogones, sale a saludar a todos los comensales.
Nos comentaron también tienen prevista una programación de
actividades lúdicas y culturales para la primavera-verano de este año: conciertos de
música clásica y medieval, cursos de formación, exposiciones pictóricas, mercadillos
y cenas medievales algún fin de semana, combates (teatralizaciones) de caballeros
para los niños incluso la representación de alguna obra teatral.
He buscado en internet y si poneis Señorio de Montemayor, sale una página con lo que están haciendo ahora.
Por cierto, confirmo lo que dice Carmen a Lorenzo: 20 euros el menú. Al menos el día 2 de enero de 2011.
Un saludo,
Manuel. por lo que veo está rico con sólo juzgarlo con la vista... Buenos fotógrafos tenemos, pues, en esta entrada.
ResponderEliminarSaludos
Isabel Romana: el castillo ya funcionaba como centro de interpretación desde hace un par de años y sin embargo el restaurante ha comenzado a marchar desde el invierno. Mucha gente de Béjar todavía no lo conoce.
ResponderEliminarBesos
Taio;: muchas gracias
ResponderEliminarLaura M.: ojo que los que han degustado estos platos y lo han plasmado aquí son Vega y Roberto, colaboradores habituales de este espacio. ¿Todavía no has ido al castillo? Pues te lo recomiendo para uno de tus reportajes fotográficos. Ahora tiene que estar Montemayor precioso.
ResponderEliminarBesos
Eduardo: éste de Montemyaor del Río era una ruina y al margen de ello un cementerio. No podía haber cosa más tétrica y ahora en cambio es un centro de interpretación y un restaurante. Los tiempos cambian y nunca mejor dicho.
ResponderEliminarSaludos
Agev: mu8chas gracias por tus aclaraciones. Estoy pensando que hasta se podría hacer una pequeña entrada más adelante, cuando se confirme el programa, para informar a todos nuestros seguidores de lo que comentas.
ResponderEliminarBesos
Así da gusto recorrer castillos, primero un buen yantar y después visitar el castillo. Ya tengo el gusanillo de ir a visitar este lugar, aunque quede a contramano. Desde Zamora nos animaremos un día a visitar este lugar que por lo que he visto es precioso y merece la pena, son sólo dos horas de viaje.
ResponderEliminarun saludo
Buen sitio Carmen, y precioso el detalle que muestras de las fotos.
ResponderEliminarMe quedo con el Garum, que aunque leí que se había perdido la receta romana original, veo que sigue manteniéndose... una idea de sus ingredientes podría ser??
Gracias y un beso,
Antonio
Valverde de Lucerna: ahora con la autovía las distancias son más cortas. A mí me queda pendiente ir a visitar Puebla de Sanbria porque sólo he ido una vez hace ya unos añitos.
ResponderEliminarSaludos
Markosy: el garum sociorum era un plato muy apreciado por los romanos y que procedía precisamente de las provincias de la Hispania Citerior, Ulterior y Lusitania. Parece que éramos maestros en su elaboración, pues desde la Península se exportaba a todo el Imperio. En general se trataba de una salsa compuesta por despojos de pescado en salazón, sobre todo vísceras. No creo que Montemayor del Río lo sirvan así porque no lo comería nadie. Ya sabes, por otro lado, que los romanos eran muy amigos de comer platos y recetas que nosotros rechazaríamos por resultar demasiado repugnantes, jejej
ResponderEliminarSaludos
Os puedo asegurar que el Garum que nos sirvieron de repugnante no tenía nada. Si mal no recuerdo, era una especie de paté y estaba bien bueno.
ResponderEliminarSaludos
¿Y te gustó el "garum romano"? Ya sabes, su origen cartagenero (Cartago Nova). Bonita crónica, diferente por los cuatro sentidos.
ResponderEliminarLa utilización de la historia de los monumentos siempre que sea sostenible y muy respetada, siempre es cosa buena.
Oye a mi esos pájaros que siempre van juntos...pues eso que no me gustan nada de nada...¡Menuda carrera han emprendido! Con pocas palabras basta.
Besicos tocaya.
Agev: pues sí que estaría bueno, sí. Imagino que sería un paté de pescado o algo parecido. De tripas nada de nada.
ResponderEliminarBesos
Tocaya: como ves el garum de marras era más bien un paté de pescado. El mejor era el que se hacía en Cartago Nova, en tu tierra, ni más ni menos, y era una delicatessen para los romanos.
ResponderEliminarLo de los pájaros y las pájaras me ha gustado mucho, querida Carmen. Qué imaginación tienes.
Besetes
Wendy: Me ha gustado mucho la forma en que se ha hecho la restauración, el hecho
ResponderEliminarde que el castillo además de ser visitado permita la posibilidad de
disfrutar de su historia a traves del recreo de todos los sentidos lo hace
mucho más atractivo y sugerente, una idea estupenda sin duda.
Besos.
P.D. He copiado aquí el comentario de Wendy porque ha tenido problemas para dejarlo. Si alguna persona más tiene problemas le ruego que me avise.
Wendy: la idea ha sido buenísima porque Montemayor dle Río es un pueblo muy atractivo y bello, con una arquitectura popular muy bien conservada, castillo rehabilitado, iglesia interesante, un Centro de Interpretación del Castaño, un entorno de ensueño y un río apto para el baño. ¿Qué más se puede pedir?
ResponderEliminarBesazos
Joe que pinta tiene eso... madre mia! Eso si que es un plato con historia... jajaja
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Hiperión: se siente uno como un señor en su castillo, jejej
ResponderEliminarSaludos
Me alegra muchísimo el saber que otra de nuestras fortalezas de ha salvado de la destrucción por el abandono. Es una gran tarea que se está llevando a cabo y que Paradores de Turismo lleva haciendo muchos años con muy buen resultado tanto con castillos como con conventos, cárceles, palacios.... así que cuando me entero de noticias como esta no puedo más que sentir satisfacción, darles un uso a estos retazos de nuestra historia es lo mejor que se puede hacer antes que dejar que se desmoronen.
ResponderEliminarGracias y un saludo amiga Carmen.
Pedro de Mingo: el caso de Montemayor del Río no tiene que ver nada con Paradores de Turismo. La idea de restaurar el castillo y convertirlo en aula de interpretación imagino que debe ser de la Junta de Castilla y León, Diputación de Salamanca y Ayuntamiento de Montemayor. El aula se integra en las zonas de las torres, especialmente, siendo ocupado el piso bajo y parte del patio de armas para restaurante, llevado con esmero por una empresa privada.
ResponderEliminarEn todo caso me parece una idea excelente como bien dices.
Hace ya unos años se aprobó la construcción de un Parador de Tursimo en Béjar de nueva planta, pero por ahora no hemos visto signos de comienzo de obras. Se barajaron distintas posibilidades: edificios abandonados de fábricas, el Palacio Ducal, el palacete de El Bosque, pero nada parecía convencer a la directiva de Paradores.
De todos modos estamos rodeados de ellos. Existe uno en Salamanca, otro en Ciudad Rodrigo, en Jarandilla de la Vera (Cáceres), en Plasencia, en Cáceres capital, en Gredos...
Saludos