Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: “Béjar en Madrid”, nº 4.414 (20/10/2006)
"El Cristo de la sangre" de Ignacio Zuloaga |
Un científico es una persona con preparación adecuada, que estudia cualquier rama de la ciencia para comprenderla y, si puede, hacerla progresar. A la vista de esto no cabe duda de que Dorado Montero fue un destacado científico que construyó una teoría del Derecho Penal completamente innovadora, casi revolucionaria, hasta el punto de ser calificada de utopía. Hoy día, cuando el tiempo ha demostrado que las teorías de Dorado eran correctas, estamos en condiciones de afirmar que, aparte de ser uno de nuestros juristas más prominentes y europeístas, se adelantó en muchos años a su tiempo.
Pero quizá sea más desconocida su obra filosófica, más irregular pero también muy interesante. Como muestra, hablaré de un artículo que publicó en 1912 en la revista “La España Moderna”, titulado Religión y Ciencia, Razón y Fe. Según se indica en la revista, el texto había sido escrito varios años antes y, cuando enviaron las pruebas a Dorado, ni siquiera recordaba haberlo escrito. Añade -y parece aquí que la revista refleja la opinión que les había transmitido el autor-, que “sólo en alguna parte coincide con lo que ahora se diría si hubiera de nuevo que redactar este escrito, pero traduce, al cabo, un estado mental”.
Bueno, al fin y al cabo, ¿quién no cambiaría, al menos en parte, algo que escribió hace años?
La primera vez que vi el título de este artículo me recordó a Unamuno y sus disquisiciones filosóficas, pero, sobre todo, me entraron ganas de leerlo, pues sabía que -viniendo de Dorado- iba a encontrar algo interesante acerca de un tema que siempre me ha inquietado.
Azorín según Ignacio Zuloaga |
Como siempre, nuestro profesor demuestra en este artículo ser un espíritu libre, con ideas avanzadas y pensamiento ordenado, que maneja con precisión y soltura el idioma. En resumen, dice lo que quiere decir. Los entrecomillados son citas textuales.
Dorado atribuye el sentimiento religioso del hombre al “sentimiento de angustia medrosa, de impotencia y encogimiento ante la magnitud sospechada del mundo, que no se deja someter a nuestro dominio mental”. Es decir, sabemos que el mundo en que vivimos es de tal envergadura que la mente humana sólo puede comprender una parte quizá muy pequeña de la realidad y, por eso, pretendemos explicar mediante la religión “la realidad total, desconocida y, a lo que parece, inconcebible para nosotros”.
Claro que los científicos tratan de encontrar siempre una explicación razonable a todo, y esa es la base del progreso humano, pero cuando “por los medios que el estudio de la causalidad y los engranajes naturales pone al alcance de su mano, no son capaces de dar explicación conveniente (“científica”, que se suele decir) a algún fenómeno, en vez de confesar la propia impotencia mental y los límites de su dominio científico, prefieren a menudo acudir a cualquier Deus ex machina, con el cual salir pronta y airosamente del atolladero”. Por eso dice Dorado que “la religión y la ciencia, aunque constantes enemigas, son también compañeras inseparables, están necesariamente compenetradas, supliendo cada una las deficiencias y vacíos de la otra”.
Habla de quien, siendo creyente, rechaza toda imposición externa en materia religiosa (de ellos dice que viven “una religión racionalista”), y de quien se abandona totalmente a la rutina, “recibiendo sin previo examen la doctrina (el credo) que otros le presentan”, encomendando así “a otros la misión de pensar por ellos”.
Dorado Montero |
De los primeros dice Dorado que “hacen un análisis o estudio de los dogmas, doctrinas y preceptos de la religión positiva de que se trate, y encontrando razones suficientemente poderosas de credibilidad, toman la resolución de someterse a ella y aceptar sus enseñanzas y la dirección de sus autoridades…” Pero “el racionalista tiene que ser un independiente y un rebelde que, necesitando ver por sus propios ojos para creer, no se resigna a cerrarlos”. Por el contrario, “cuando la fe domina (se refiere a la fe rutinaria) -y domina entre los hombres casi por completo- bajo diferentes formas y en territorios muy varios, el que la tiene no es dueño de sí, sino que se haya entregado rendidamente a la dirección ajena”. Aunque Dorado describe entre las ventajas de la fe rutinaria ese “estado de tranquila satisfacción, proveniente de la confianza en que todo nos lo han de dar pensado y hecho, y que las injusticias de «aquí abajo» quedarán remediadas en el otro mundo, y serán otros los que se encarguen de ponerlas remedio”.
Desde el punto de vista de la ciencia y la razón “el espíritu del hombre se encara arrogante a la realidad que tiene a su alcance, para averiguar los nexos que en ella existen y conocer de esta manera los influjos de una de las partes de la misma sobre los demás.” Y esta es la base del progreso humano. Pero, el problema es que el hombre siempre tropieza con “la existencia de un mundo subjetivo y de conciencia, donde se fragua el conocimiento y, juntamente con el conocimiento, los deseos y los ideales”.
Dorado Montero comprendió los problemas filosóficos y sociales de su tiempo que, en gran medida, son también los de nuestro tiempo, no dejándose influir por el tradicionalismo, tan arraigado en España. Fue un gran pensador, a la altura de los mejores de Europa.
El escritor Azorín, con quien se carteó con frecuencia, dijo de Dorado: «Es un hombre que se abraza a la realidad y piensa». Y estas breves palabras sintetizan muy bien el carácter de Dorado, un hombre al que preocupaban los problemas de la realidad de su tiempo y a los que proponía soluciones originales, quizá demasiado avanzadas para ser comprendidas en la época en que le tocó vivir.
En el artículo anterior citaba las palabras iniciales que Unamuno pronunció en el momento de enterrar los restos de Dorado Montero en el cementerio civil de Salamanca. Quiero ahora concluir con las mismas palabras con que don Miguel terminaba su corto discurso: “Recojamos el ejemplo de su vida y la enseñanza de sus obras, ya tierra, para hacerla, dentro de nosotros, semillas que fructifiquen, con ansias de libertad”.
Bibliografía
- Pedro Dorado Montero, “Religión y Ciencia, Razón y Fe”, España Moderna, T. 287 (1912), p. 126-137 (Archivo Histórico de la Universidad de Salamanca).
- http://filosofia.org/aut/svc/1922p101.htm
- El Adelanto de 28 febrero 1919 (Archivo Histórico de la Universidad de Salamanca).
Muy interesante. Invita a la reflexión.
ResponderEliminarHay una palabra que define muy bien la alternativa a los dogmas, ya sean científicos, religiosos o políticos: el eclecticismo. Hay que ser eclécticos y escépticos para evitar todo tipo de encasillamiento. Solo así podremos evolucionar y ser libres. No hay cosa peor que creer que las cosas son de esta forma y no pueden ser de otra. Esa es una conducta negativa que nos lleva a encerrarnos en nuestros conocimientos o principios, ya sean religiosos, científicos o políticos, y no evolucionar nunca. Hay que tener una mente abierta Y considerar las ideas ajenas.
Un saludo.
Bueno, está claro que situando sus palabras en el contexto actual, Dorado Montero es un hombre rabiosamente moderno...situado en su tiempo es un revolucionario :)
ResponderEliminarFantástica, la serie.
Interesante , inteligente y válido. Todo lo que hace reflexionar es bueno. Lo que no es bueno añ menos para mi es ser "Anti" nada, porque el que es anti, esta en contra de la libertad del otro. Y esto al final se convierteen algo negativo.
ResponderEliminar"Las injusticias de «aquí abajo» quedarán remediadas en el otro mundo, y serán otros los que se encarguen de ponerlas remedio”.
Creo yo que las injusticias (ciento de miles desde luego aquí abajo no se han solucionado y allá arriba no sabemos. Nadie ha vuelto para confirmarlo.
Lo que realmente hace felat son pensadores y cintíd¡ficos honrados que abran caminos y no que nos lien más. Y me parece que este hombre lo fue y como dices adelantado a su época.
Bss
Menudo visionario era este hombre.
ResponderEliminar"La religión y la ciencia, aunque constantes enemigas, son también compañeras inseparables...
Me quedo con esta frase que dijo Azorín de él... "Es un hombre que se abraza a la realidad y piensa"
Gracias Javier por el interesante reportaje de Dorado Montero.
Un beso.
CarmenBéjar, me gusta la escribanía de Javier, pero cuando veo unidas en las mismas frases las palabras Religión y Ciencia o Razón y Fe…. Me sale sarpullido, no puedo evitarlo… ja ,ja… Bss…
ResponderEliminarPD si es que en el fondo soy una analfabeta porque claro Religión es a Razón como Ciencia es a Fe, si está clarísimo, ja ,ja…
Un hombre capaz de distinguir el sentido de la religión en la vida del hombre como válvula de escape de sus problemas más difíciles, sin duda, un pensamiento que le caracteriza como uno de los pensadores más modernos de aquella España junto al gran Unamuno.
ResponderEliminarUn beso.
Por desgracia, discrepo sobre la frase de que religión y ciencia son compañeras. La ciencia es exacta, y la religión, para mi, tiene mucho de superstición, aunque tiene también su pensamiento...
ResponderEliminarSaludos¡¡¡
Sin duda un pensamiento aún hoy muy vigente,... como dices este hombre fue un adelantado a su época y por tanto un incomprendido en su momento.
ResponderEliminarSorprende saber que hay científicos así o personas adelantadas a su época capaces de pensar por sí mismos y buscar la razón de los acontecimientos. Siempre ha sido difícil la convivencia entre la fe y la ciencia porque se basan en principios opuestos, la fe busca adhesiones y la ciencia razones. Hoy sigue siendo un debate sin cerrar en esta España, que en algunos aspectos parece que retrocede en el tiempo, en concreto en buscar razones a los que nos sucede y no adherirnos sin pensar a los que "piensan" por nosotros.
ResponderEliminarMuy interesante esta entrada para reflexionar.
Un saludo.
Yo estoy de acuerdo con Dorado Montero que la religión es una autopretección del hombre, y nace de ese vacio existencial, de esa angustia y de ese miedo inexplicable. Pensamiento lúcido, muy cercano a la coetánea generación del 98. Un abrazo a Javier, y otro para tí Carmen.
ResponderEliminarUn hombre que supo encontrar una explicación en todo, un espíritu libre y con ideas avanzadas, lo que se dice una persona delante de sus tiempos.
ResponderEliminarUna buena elección de lienzos.
Un abrazo
"Se abraza a la realidad y piensa", qué hermosa definición de su pensamiento y personalidad. Me encantaría que pudieran decir de mí algo así, pero me temo que, a parte de faltarme categoría, no tengo la menor gana de abrazarme a nuestra realidad. Besos, querida amiga.
ResponderEliminarCiencia y Religión, las mejores amigas, aunque una quiera excluir a la otra...
ResponderEliminarIntersantes datos he descubierto con tu entrada. Un visionario, que como escribe Alma, era un revolucionario
Falta gente así...mucha
Saludos
De nuevo por tu casa...
ResponderEliminarSaludos y buena tarde de sábado.
Denso artículo el de hoy sobre asuntos tan importantes para el hombre. De su naturaleza efímera nace la busqueda de lo trascendente, que la ciencia, el método cientifico, basado en la demostración, bien matemática o empírica, no logra encontrar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Este artículo es para mucho pensar. Admiro a estos hombres que nacieron con esa inteligencia y la supieron usar.
ResponderEliminarSaludos, manolo
Carmen te invito a la exposición de mis pinturas en mi blog.
Desde luego se adelanto a su época, es un pensamiento muy moderno para su época.
ResponderEliminarUn beso y felices Fiestas.
Hola Carmen! sin dudas Dorado Montero fue un hombre muy lucido, es muy natural que se sintiera incomprendido... pero hoy este racionalista estaria muy satisfecho por el homenaje que aqui le rinden. Me gusto conocerlo.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande.
No están las realidades de hoy día para que uno desee abrazarlas, pero en cualquier caso resulta una bella definición de un hombre sensato y cabal. Qué bien nos hubiera venido hoy un Dorado Montero!
ResponderEliminarBuenas noches, madame
Bisous
No conocía la vertiente filosófica de Dorado, pero encaja a la perfección con sus teorías como penalista.
ResponderEliminarUna gran serie: un merecido homenaje a un pensador demasiado olvidado.
Saludos
Queridos tod@s: os agradezco vuestros comentarios y hago una respuesta general, pues en temas de religión y creencias, cada cual es libre de opinar. Como bien dice madame Minuet, ¡qué bien nos hubiera venido Dorado Montero en la actualidad! A lo que añadiría que quizás existan otros Dorado Montero a nuestro alrededor y a los cuales no valoramos lo suficiente.
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen es interesante, yo opino que a veces la ciencia no ha sido tan exacta y la religión por inexplicable ha resultado bastante exacta en alguna ocasión.
ResponderEliminarBesos