Autores: Alberto Bravo Martín y Carmen Cascón Matas
En cuanto a su preponderancia económica, el Duque de Béjar
poseía grandes rebaños de ganado lanar (20.000 cabezas) en Segovia cuya lana
era vendida en todos los lugares de la geografía española[1].
No lejos de su idea de la prosperidad de sus estados, el
Duque de Béjar sostenía con sus rentas tres colegios de niñas huérfanas en
Béjar y en 1725 se redactó el reglamento para organizarlos. El primero de los
edificios, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concepción, Santa Isabel
de Hungría y Santa Isabel de Portugal, se situaba en la Plaza Mayor de Béjar,
en unos terrenos pertenecientes al Duque y muy próximos a su palacio, en la
llamada “Casa de las Beatas”. Don Juan Manuel se comprometía a mantener
a 12 niñas pobres o huérfanas de entre 6 y 9 años elegidas por los
eclesiásticos de la Villa por su conocida necesidad. El segundo se encontraba
en Navalmoral de Béjar y, bajo la protección de Nuestra Señora de la Soledad y
varios santos más, acogía a otra docena de niñas del lugar y alrededores. El
último, el Colegio de Niñas Pobres de Nuestra Señora de la Asunción, se alzaba
en Neila. En las disposiciones redactadas por el Duque de Béjar se especificaba
de manera minuciosa la vida, costumbres, horarios, vestidos y educación que
debían seguir estas niñas acogidas bajo el amparo señorial, desglosando
pertinentemente los presupuestos anuales en concepto de manutención de casa uno
de estos colegios[2].
Soportales de las "Casas de Su Excelencia". Plaza Mayor de Béjar.
La obsesión por el embellecimiento de sus estados llevó a don Juan Manuel II a encargar al economista francés Manuel Jovin una serie de estudios para embellecer la villa. En su informe hacía imprescindible construir en la Plaza Mayor casas de piedra de cantería, portales y arcos para el comercio (como luego se llevó a cabo) para obtener un espacio más simétrico y acorde con la importancia de la villa, así como la edificación de casas al estilo de la existentes en San Juan de Luz (Francia) entre la iglesia de Santa María la Mayor y Santiago por encontrarse en ruinas[3]. Además permitió que se construyera en el monte de Béjar una plaza de toros de cantería para sustituir la antigua de madera que se alzaba con los peculios de la cofradía de la Virgen del Castañar con el fin de celebrar corridas de toros el día de la fiesta de la patrona, proceso constructivo que se llevó a cabo entre 1706 y 1711. El Duque venía así a oponerse a la famosa prohibición de correr toros expedida por su abuela doña Teresa Sarmiento de la Cerda en 1667[4]. En 1707, con motivo del nacimiento del Príncipe de Asturias, luego Luis I, se celebraron toros en la Plaza de Toros del Castañar. Según algunos indicios tomados por Juan Muñoz García soldados que se hallaban en la villa debido a la Guerra de Sucesión fueron obligados a trabajar en la edificación del coso bejarano[5].
Plaza de Toros de Béjar (extraída de Sabio del Toreo)
En el pueblecito de la Abadía (Cáceres) existía desde el
siglo XIII un convento dedicado a Nuestra Señora de los Ángeles de la Bien
Parada en los dominios de la Casa de Alba. En él radicaba un colegio de
Teología y Leyes. Parece ser que el Duque de Béjar don Juan Manuel tenía una
gran devoción por el Cristo milagroso que en él se atesoraba por lo que, ante
la petición de ayuda por parte de sus frailes por una epidemia de paludismo,
costeó una enfermería que se construyó en el que hoy es ayuntamiento de Hervás[6].
Para don Juan Manuel II trabajó el pintor Bonaventura Ligli
o Ventura Lirios. Nacido en Verona, Italia, y formado en el taller de Luca
Giordano (pintor de cámara de Carlos II), conoció al Duque probablemente en la
corte madrileña, donde ya era célebre su lienzo La batalla de Almansa
pintado en 1709 y que se conserva en el Museo del Ejército de Toledo. En Béjar
realizó la famosa Vista de Béjar (1726), un documento gráfico
extraordinario sobre la villa, además de numerosas obras que decoraban el
Palacio Ducal y que se han perdido probablemente a causa de la francesada
sufrida en la villa en 1809[7].
Dentro de su política de mecenazgo no habría que pasar por alto pequeños
detalles como el pago íntegro del embaldosado de la capilla del Hospital de San
Gil de Béjar y su obra de pintura[8].
"Batalla de Almansa" del pintor Ventura Lirios
A modo de conclusión, habría que decir que a pesar de las luces que hacen brillar la
figura del Duque más allá del paso del tiempo, no hay que olvidar las sombras.
Como señor del Antiguo Régimen la presión fiscal sobre los vecinos de sus
numerosos estados hacía empobrecer regiones enteras condenadas a la
despoblación. Es el caso de Capilla o de Gibraleón. En la primera la producción
se basaba en la explotación de inmensas dehesas que el Duque logró apropiarse
casi por entero. De una renta de 2.000 ducados anuales pasó a exigir 70.000[9].
ANEXO 1: VIDA PRIVADA:
Don Juan Manuel contrajo hasta cuatro matrimonios, que son
los que se describen a continuación:
1. En 1700 contrae primeras nupcias con su prima hermana
María Pimentel de Quiñones (h.1685-1701), hija de Francisco Casimiro Antonio
Pimentel de Quiñones y Benavides, XII Conde y IX Duque de Benavente
(Conde-Duque de Benavente), y de su segunda mujer, Manuel de Zúñiga Sarmiento,
hija del IX Duque de Béjar y de Teresa Sarmiento de la Cerda. María murió en
mayo de 1701 sin hijos.
2. Manuela Álvarez de Toledo y Moncada (h. 1686–1709), hija
de José Fadrique Álvarez de Toledo y Fernández de Córdoba, VIII Marqués de
Villafranca del Bierzo, III Marqués de Villanueva de la Valdueza y V Duque de
Fernandina, y de Teresa Catalina de Moncada d’Aragona y Fajardo, IX Duquesa de
Montalto, VIII Duquesa de Bivona y VIII Marquesa de los Vélez. Manuela murió en
1709 sin descendencia.
3. Rafaela de Castro y Centurión (Torralba, 1693 – Madrid,
1718), hija de Pedro Antonio Fernández de Castro y Portugal, X Conde de Lemos,
y de Ana Francisca Hermenegilda de Borja Centelles Doria y Colonna, hija del
VIII Duque de Gandía. Era, por tanto, Rafaela su tía. De este matrimonio
nacieron dos hijos.
3. 1. Joaquín López
de Zúñiga Sotomayor y Castro (28 de abril de 1715-1777), Conde de Belalcázar y
futuro XII Duque de Béjar.
3.2. María Josefa
López de Zúñiga Sotomayor y Castro (1713-1752), casada en primeras nupcias con
su tío, el XI Conde de Lemos, y a la muerte de éste con Nicolás de Carvajal y
Lancaster, Marqués de Sarria y hermano de José de Carvajal y Lancaster,
secretario de Estado del rey Fernando VI.
4. Doña María Ana de Borja y Aragón (1676-1748), XII Duquesa
de Gandía. Matrimonio sin descendencia. Gobernadora de los estados a la muerte
de don Juan Manuel[10].
Fuentes:
* Gómez-Centurión Jiménez, Carlos: “Al cuidado del cuerpo
del Rey: Los semilleros de corps en el siglo XVIII”. Cuadernos de Historia
Moderna. Universidad Complutense, 2003.
* González Mezquita, María Luz: “Oposición y disidencia
en la Guerra de Sucesión Española. El Almirante de Castilla”. Junta de
Castilla y León, 2007.
* Lama Romero, Eduardo: “Macanaz memorialista. Una
aproximación a la formación de estado borbónico”. Universidad de Córdoba,
2009.
* Rivas Carmona, Jesús (coord.): “Estudios de platería”.
Universidad de Murcia, 2006.
* Torrione, Margarita (ed): “Crónica festiva de dos
reinados en la Gaceta de Madrid (1700-1759)”. Éditions Thématiques du
C.R.I.C, 1998.
[1] MUÑOZ DOMÍNGUEZ, J.: “Elementos de arquitectura popular
en la villa renacentista de El Bosque de Béjar”. Revista de Estudios
Bejaranos, nº 14, dic. 2010, p. 30.
[2] MUÑOZ GARCÍA, J.: “Datos para nuestra historia”. BenM
1.079, 1.097, 1.098, 1.099 y 1.100, 1943. Este colegio fundado por Juan Manuel
II serviría de base para la creación del Colegio de Educandas cuyos estatutos
promovió la duquesa de Osuna y Béjar Mª Josefa Pimentel Téllez- Girón, origen a
su vez del Colegio de Niñas cuya trayectoria transcurrió a lo largo del siglo
XIX. MUÑOZ GARCÍA, J.: “En el Plaza Mayor había un buen centro de enseñanza”.
Béjar en Madrid, 1958.
[3] MUÑOZ GARCÍA, J.: “Datos para nuestra historia. Noticia
de un informe interesante”. BenM, 1941.
[4] Sobre la historia de la Plaza de Toros de Béjar existe numerosa
bibliografía. Destacaremos MUÑOZ GARCÍA, J.: La plaza de toros de Béjar es
la más antigua de cuantas existen en España, 1981; MARTÍN FLORES, L.:
Tauromaquia Bejarana, 2003; V.V.A.A.: Andanzas y visiones taurinas. La
Asociación de Amigos de la Plaza de Toros de Béjar (3 vols), 2009, 2010 y
2011.
[5] MUÑOZ GARCÍA, J.: La plaza de toros de Béjar es la más
antigua de cuantas existen en España, 1981, p. 18.
[6] Ruta de los conventos. Salamanca- Cáceres. Cuaderno de
viaje. Ed. Fundación PREMYSA, 2007, p. 143.
[7] MUÑOZ DOMÍNGUEZ, J.: “Los sistemas de representación en
la investigación histórica. Un método para obtener información objetiva a
partir de la «Vista de Béjar» de Ventura Lirios”. Revista de Estudios
Bejaranos, nº 9. Dic. 2005, p. 17. Ver también GARCÍA MARTÍNEZ, C.: Un paseo
por el Béjar del siglo XVIII, 1987 y MUÑOZ
DOMÍNGUEZ, J., SÁNCHEZ SANCHO, J. F. y DOMÍNGUEZ GARRIDO, U.: Catálogo de la exposición De Lirios, Venturas y
Desventuras, La Villa
de Béjar desde el siglo XVIII, Caja Duero, Béjar, 2008. Entre las
obras perdidas de este pintor destacan la serie de 16 lienzos encargados por el
duque de Béjar.
[8] MARTÍN LÁZARO, A.: "La fábrica de paños de Béjar,
documentos para su historia", BenM 200-241, (1925-26), pp. 21 y
22.
[9] ROS MASSANA, R: La industria textil lanera de Béjar
(1680- 1850). La formación de un enclave industrial. Junta de Castilla y
León, 1999, f. 40-41.
[10]
MUÑOZ GARCÍA, J: “Cronología de los
Estúñigas, señores de Béjar, y de los Duques, sus sucesores”. Ofrenda a
la Santísima Virgen del Castañar (II), 1963, f. 49.
Interesante historia,Carmen, querida Historiadora, cuantas cosas no sé, cuando veo tus post.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu blog, y lo bien que lo haces reina, muchas gracias y un beso.BFDS.
Tú sabes muchísimas cosas de Barcelona, que para eso es la ciudad donde vives. Por mi parte hago lo que puedo con Béjar y ambas lo compartimos en internet para que la gente pueda saber un poco más de su tierra.
EliminarMuchas gracias, amiga. Bon dia
Un beso
Me gusta este desglose de nuestra historia que a veces pasa desapercibida. Espero nuevos capítulos, me encantaría algo de lo que sucedió entre 1868 y 1931, que es de la parte que menos conozco.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te desvelo que en elpróximo tomo de la Historia de Béjar editada por el CEB habrá un capítulo dedicado enteramente a la historia de Béjar en el siglo XIX y dos exclusivos de la industria textil, uno para el XIX y otro para el XX.
EliminarUn abrazo y feliz domingo
Excelente artículo, Carmen. Enhorabuena a los dos autores. Don Juan Manuel me parece un personaje interesante como mecenas y parece que hay materia de estudio (aunque algunas cosas se hayan perdido). Las fundaciones de niñas o doncellas son toda una costumbre entre las obras pías de los poderosos y don Juan Manuel no iba a ser menos.
ResponderEliminarUn saludo,
Alegra
Mecenas de las artes y las letras, don Juan Manuel intentaba retomar la estela dejada por sus antepasados, a uno de los cuales, don Alonso I, había dedicado Cervantes su primera parte de El Quijote. Sin embargo, creo que destacó más por ser el impulsor de las manufacturas que por otros menesteres, como ya hemos visto.
EliminarUn beso
Fin de un buen artículo sobre un personaje completamente desconocido de la "gran" Historia. Si esto es intrahistoria, como diría Unamuno, qué gran intrahistoria. Un personaje de gran interés desde diferentes puntos de vista. También desconocía el aspecto artístico y de mecenas. Ventura Lirios se formó nada más y nada menos que con Luca Giordano, conocido como "fa presto" y pintor al servicio de Carlos II, como apuntáis. No es moco de pavo, precisamente.
ResponderEliminarSaludos de tus amigos anónimos.
El cuadro más conocido de Ventura Lirios para los bejaranos es una Vista de Béjar a principios del siglo XVIII, un documento histórico de valor incalculable que atesora el actual duque de Béjar en Sevilla. Sobre este cuadro se podría escribir un libro entero, incluo varios tomos, sólo hablando del autor, del duque que lo auspició y del urbanismo de Béjar en fecha tan temprana. Incluso aparece nuestra plaza de toros, construída en piedra en 1711, abarrotada de público en plena corrida, con su planta cuadrada.
EliminarSaludos para todos
Ha sido un placer leer de forma tan amena la historia y vicisitudes de este duque bejarano.
ResponderEliminarSaludos a ambos.
Muchas gracias, caballero. Me alegro de que te haya gustado. A veces no es fácil presentar la historia de mamenra amena.
EliminarSaludos
Vaya, al hombre le gustaba casarse. Para un hombre que se considera prácticamente obligado a dejar descendencia debió de ser frustrante tener que esperar al tercer matrimonio para tener hijos. Curioso que solo lo lograra con una de las cuatro esposas.
ResponderEliminarUna gran labor la que han hecho con esta biografía, enhorabuena.
Feliz fin de semana
Bisous
Parece ser que la sangre de los Zúñiga no se propagaba fácilmente. No en vano don Juan Manuel sólo tuvo dos hijos de su tercer matrimonio y su hijo, el duque don Joaquín no pudo tener descendencia. De ahí que el titulo recayera en la duquesa de Osuna, la famosa dona Josefa Pimentel retratada por Goya, sobrina del último duque.
EliminarGracias y feliz domingo
Un hombre ambicioso y no falto de criterios y bajo esta apariencia de benefactor (?) lo digo por las casas de acogida.Es una forma de encubrir sus tiranias con el pueblo llano.
ResponderEliminarCuatro matrimonios...y los tres primeros sin descendencia?.Y solo tuvo dos hijos de su tercer enlace.
-Lo que no me explico y dado que la Santa Inquisición condenaba el parentesco y mas en primera línea como el primer y tercer matrimonio del subsodicho...Lo que hace el dinero que bien se pueden comprar los silencios.
Carmen os felicito por este artículo es una labor de investigación muy interesante.
Besos feliz fin de semana.
El matrimonio por consanguineidad estaba prohibido por la Iglesia, ciertamente, pero el permiso se compraba con dinero... Sólo hay que ver la cantidad de casos que se produjeron en la monarquía española a lo largo de los siglos para darse cuenta que era un problema menor para la nobleza. Y no era la Inquisición quien los prohibia, sino la Santa Iglesia Católica.
EliminarEn cuanto a lo de los matrimonios y la descendencia, hay que decir que el hijo de don Juan Manuel, don Joaquín, no tuvo descendencia de sus tres matrimonios.
Un besito
Querida Carmen, broche de oro para esta interesantísima historia; me sorprende bajo cuántas advocaciones estaban estas escuelas femeninas. ¡Pobres niñas, demasiados santos y santas ejerciendo el patronazgo!
ResponderEliminarMil biquiños.
Sí, me las imagino al cuidado algunas de las mujeres que regían aquellos colegios de huérfanas con mano de hierro. Aunque, por lo menos, se les enseñaba un oficio (sobre todo a hilar) y se les procuraba un matrimonio acorde a su estatus. Menos es nada en una sociedad donde campaba la muerte y la injusticia a sus anchas.
EliminarUn beso
Hola Carmen, como esta la ambicion de desatada (por lo menos por estos lares) yo saldre en defensa del Duque: por lo menos hizo algo, dejo algo bueno para el querido pueblo de Bejar. Que se yo, hoy en dia quizas solo harian figurones de carton pintado.
ResponderEliminarFelicito a los dos autores por la gran biografia que dieron a conocer.
En eso tienes razón Carolina. En Béjar existía la manufactura de paños bastos desde la Edad Media, pero era una producción artesanal y de pequeño calado, sólo apta para el consumo interno. El duque consiguió impulsarla mediante el asentamiento de los maestros extranjeros aunque fuera por intereses un tanto egoístas.
EliminarMuchas gracias y un abrazo
Me llama la atención que sólo en Béjar hubieran tres colegios de niñas huérfanas; sin dudas las expectativas de vida no son las de ahora y por otra parte muchas mujeres morían de parto. Pero hay otra cosa que quiero señalar: los prohombres de antaño lavaban sus conciencias, como el Duque de Béjar, sufragando estos tres colegios; en cambio los prohombres de hoy lavan el dinero en paraísos fiscales y se quedan tan panchos.
ResponderEliminarBesos, Carmen.
En eso tienes razón, Francisco. Nos reímos de aquellos escrúpulos piadosos, de los nobles que lavaban sus conciencias con actos en beneficio de la sociedad y de su alma. Con una mano llevaban el garrote y en la otra el pan. Ahora los políticos reciben sueldos más suculentas dietas y pluses en su labor para con el resto de los ciudadanos y encima se enriquecen durante su estancia en el poder, sin devolver el favor a la sociedad. No muy distantes están de aquellos patricios romanos reflejados en los cómics de Astérix en el que un senador o gobernador aparecía llevándose un arca de sextercios mientras dejaba en las del estado tres o cuatro monedillas.
EliminarUn beso
No emparentó mal el duque, no. Veo que sus dos últimas esposas fueron duquesas de Gandia. Con la última no tuvo descendenciay creo que con ella se extinguió la rama de los Borja que se remontaba a nuestro papa Alejandro VI Borgia. Un nombre de resonancias míticas, la verdad.
ResponderEliminarEstupenda serie, carmen. Felicidades a tí y a tu compañero coautor. Besazos.
Don Juan Manuel, por tanto, te es de interés por la parte que te toca, Isabel. Imagino que nunca pisaría tierras valencianas pues residía fundamentalmente en la corte, cerca del rey. Qué pena entonces que no lograran descendencia para unir la sangre de los Zúñiga con la de los todopoderosos Borgia o Borja.
EliminarUn besazo y muchas gracias
Bueno Carmen, leído este último capítulo de la serie y confesado mi pecado de ignorancia, me atrevo a decir que, a través del personaje que nos has descrito y analizándolo en el contexto temporal, històrico y social, al menos tuvimos en Béjar un Duque que no sería un hombre grande, pero sí un gran hombre. Saludos,
ResponderEliminarPor lo menos hemos intentado desvelar sus entresijos vitales y contextuales para desentrañar y comprender qué pensaba cuando impulsó las manufacturas textiles en Béjar. Para los historiadores de otro tiempo fue, por encima de todo, un noble altruista; para otros un tirano incomprensible; para nosotros una persona con sus luces y sombras, como todos.
EliminarUn saludo
Luces y sombras en la vida del duque. En todo caso, todo un personaje importante de su tiempo.
ResponderEliminarUn saludo.
Por lo menos importante para los bejaranos.
EliminarSaludos
Hola Carmen:
ResponderEliminarMuy interesante. No solo se limitó a ganar dinero sino además lo dedicó a la educación de las niñas. Ahora eso de tener tantos patrones en las escuelas...
Estas historias de la misma historia son las que enriquecen aún más el acervo cultural de la sociedad.
Besos
Es parte de nuestra intrahistoria, como bien diría don Miguel de Unamuno.
EliminarUn beso, doc
Ya podrían copiar los poderosos de nuestra época y dejar parte de su fortuna a tantos necesitados momo existe en nuestra sociedad.
ResponderEliminarVeo que el mundo de los toros no levanta polémica solamente en nuestros días, por lo que cuentas, va de lejos!...
Un beso
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
El duque llevaba a cabo esas obras de caridad para salvar su alma, que no en bien de la sociedad, concepto más de nuestro tiempo. Lo suyo no era altruista, sino que obtenía compensación espirritual, digamos. Pero mejor eso que no que se lo gastase en otros lujos... que de esos ya tendría bastantes...
EliminarSí, desde luego. La polémica vienen de lejos, por lo menos en Béjar. Y eran las duquesas las que no querían toros en Béjar. Se ve que no eran de su gusto.
Besos
Interesante toda la labor de Don Juan Manuel , Duque de Bejar. Está muy bien eso de mantener niñas con dificultades y el embellecimeinto de la ciudad, así como su papel de mecenas. Brillante colofón para esta serie de entradas. Abrazos, Carmen.
ResponderEliminarDon Juam Manuel tenía a quien parecerse en sus ancestros, sobre todo en la duquesa Teresa de Zúñiga, Francisco II, Francisco III y Alonso I que embellecieron Béjar y la transformaron en una ciudad ducal, como bien estudió y publicó Esther Alegre Carvajal, además de ser grandes mecenas de literatos y artistas de la talla de Lope de Vega, Góngora o Cervantes.
EliminarGracias y un abrazo
Bueno, era consustancial a los nobles dedicar parte de sus bienes al mantenimiento de obras sociales con el comportamiento feudal, exigiendo más impuestos. Aun faltaban más de cien años para que aquello cambiase un poco.
ResponderEliminarQué bonita la plaza de toros del Castañar. Cuanto más la veo más me gusta.+
Besos Carmen.
Se trata de la plaza en piedra más antigua de España. Acabada en 1711 y construída sobre un coso de madera de 1669, se alza en el monte de El Castañar, monte sagrado para los bejaranos donde se encuentra el santuario de la patrona. Se considera documentalmente la más antigua por varias cosas: porque la documentación así lo indica en comparación con otras, porque tiene graderío y porque en ella se siguen celebrando corridas de toros desde su construcción. Además hay que tener en cuenta que se ha dedicado en exclusividad a esta función.
EliminarUn beso
Me gusta mucho la foto de la cabecera y la iniciativa del duque de ayudar a esas crías que habían tenido tan mala suerte, comparto el razonamiento de Francisco, mala cosa cuando los poderosos comprendieron que lavar su dinero era mucho más barato que lavar su conciencia. Un beso, Carmen
ResponderEliminarLavar dinero, buena definición y actual de un comportamiento propio del Antiguo Régimen. Al fin y al cabo no se trataba de una función social, sino de compra del cielo.
EliminarBesos
¡Caray, ese incremento de las rentas anuales exigidas a Capilla me ha tirado un poco la buena imagen del duque! Lo cierto es que, ya se ha comentado, al menos su obra fue de enorme importancia para toda la villa.
ResponderEliminarSaludos, Carmen
Efectivamente, el duque tuvo sus luces y sus sombras. Lo importante es intentar pesar los hechos positivos frente a los negativos y calibrar su importancia de unos frente a otros, como Anubis pesando almas.
EliminarSaludos
Muy buen artículo, Carmen.
ResponderEliminarMe quedo con la conclusión. Tuvo muchos aciertos y también muchos errores. Imagino que como cualquier noble de la época. Al menos el duque tuvo iniciativas que seguramente otros nobles contemporáneos no tuvieron.
Después de tanto tiempo,...abrazos!!
Con eso nos quedamos también nosotros y con la idea de que gracias a él se impulsó una actividad económica que todavía hoy da trabajo a los bejaranos.
EliminarSaludos y bienvenido de nuevo por aquí
Comienzo a leer las partes anteriores que me he perdido y volveré.
ResponderEliminarUn abrazo.
Con toda libertad.
EliminarAbrazos
Interesante la vida del duque de Béjar. Aunque hoy lo juzgaríamos como prepotente y dominador, seguro que no fue diferente a los nobles de su época, además consiguió convertir a Béjar en una ciudad industrial.
EliminarUn abrazo.
Un buen trabajo, Carmen. Esta última entrega tiene un epílogo que rara vez se encuentra en las crónicas y que muchas veces suelo echar en falta. Me refiero a la mirada crítica que busca el dorso del personaje.
ResponderEliminarEn éste caso después de cuatro capítulos hay suficiente información para aproximarse a la realidad del duque y aquilatar qué tipo de gobernante fue. Mi análisis casero es que lo hizo bastante bien, con mano izquierda, capeando aquí y allá y sacando beneficios para él y para su tierra lo mejor que pudo.
La canción de los impuestos ya nos la sabemos en todos los colores, no es nada nuevo y él no iba a ser diferente. Pero tu lo has estudiado a fondo y me gustaría saber que conclusión has sacado.
Enhorabuena a los dos.
Me oarece que tu opinión al respecto es totalmente acertada. Don Juan Manuel no podía escapar de su tiempo y de las concepciones y formas de pensamiento propias de su estamento nobiliario. Así continuó sacando todo el beneficio de unos estados que seguía gobernando con mano de hierro pues eran suyos por derecho, así como la vida y las haciendas de sus pecheros. Aun con todo, supo continúar con la labor iniciada por su padre el duque don Manuel y por su abula y su madre. Bien pudiera, ante el fracaso de las primeras experiencias, haberse dado por vencido, pero no fue así. Reinició las experiencias fabriles apoyando al candidato Borbón y su jugada arriesgada dió sus frutos. Las manufacturas textiles progresaron, se implantaron y acabaron por ser el motor económico de la villa al implicarse en ellas los bejaranos, aprendiendo de los maestros extranjeros. Y así ha continuado, con sus avances y retrocesos durante todo el siglo XIX y XX, y aún hoy continúan funcionando varias fábricas aunque con porducciones modestas.
EliminarMuchas gracias y un abrazo.
P.D. Te recomiendo que si tienes un hueco leas "Breve historia de la industria textil de Béjar" en varias entradas colgadas en este mismo blog hace unos añitos
Vaya un trabajo de documentación y de estudio concienzudo. Creo que este hombre además de inteligente y emprendedor fue muy generoso. En los tiempos que corrían no debió de ser fácil. Y nadie es perfecto!!!.
ResponderEliminarBss
No, nadie. Don Juan Manuel, en muchas cosas rompedor, en otras no lo era tanto, pero es que estamos hablando de principios del siglo XVIII y las reglas noeran tan fáciles de romper entonces.
EliminarUn besazo
Carmen, esta serie dedicad a D. Juan Manuel II y a Béjar, ha sido un placer leerla y he disfrutado con una narrativa viva, precisa, documentada y muy interesante. Lo extraño de este gran hombre y su acción en Béjar es lo que invirtió en la ciudad. Si bien, posiblemente, su objetivo pudiese ser otro, el poder, como siempre, y no el cuidado de sus trabajadores y arrendatarios, las inversiones en causas nobles y su influencia en medios cortesanos favorecieron el bienestar de una gran parte de la población de un extenso territorio, no sólo de Béjar. Es interesante que hayan quedado para la posteridad diseños, construcciones y beneficios urbanísticos que han favorecido durante muchos años el comercio y el bienestar de sus conciudadanos.
ResponderEliminarCreo que no todo el mundo realiza una labor de investigación tan precisa y tan importante para el conocimiento de una gran extensión de territorio con pueblos y ciudades populosas e industrializadas. Mi gran y sincera admiración y consideración.
Un fuerte abrazo, querida Carmen.
Al final, como hemos podido comprobar en esta breve biografía, don Juan Manuel con sus luces y sus sombras supo implantar una medida en sus dominios que acabó triunfando y fue el motor de Béjar durante siglos. Por interés particular o no, las consecuencias fueron beneficiosas para todos.
EliminarMuchas gracias por tus elogiosos comentarios. Eres muy amable.
Abrazos
Muy bueno como siempre. Aquí aprendemos historia pasada de la cuidad, que aunque vivimos en ella desconocemos.Nos quedaremos con lo bueno que hizo el duque y pasaremos por alto sus manejos.
ResponderEliminarEspero que pasaras un buen fin de semana:))
Un beso