27 de febrero de 2017

Entre la Medicina y el Derecho: Nicolás Sánchez de las Matas, un bejarano en el balneario de Archena (1803-1869)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid,  nº 4.762 (7/10/2016), p. 4.

El nombre de Nicolás Sánchez de las Matas nos es, quizá, desconocido en el entorno bejarano, pero eso no quiere decir que este nacido en Béjar resulte extraño en el territorio nacional. De hecho, en Murcia existen varias publicaciones centradas en este personaje[1]. La marcha de su ciudad natal le privó de ser recordado, quizá solo acaso por su familia, y ese fenómeno de olvido les es común a muchos otros bejaranos que vagan aún navegando en la leve línea que divide el reconocimiento de la más absoluta de las desmemorias. Y lo podemos fácilmente comprobar a través de la consulta de la bibliografía: aquí ni una línea; en Murcia, como digo, varios artículos, al margen de los libros que él mismo publicó en vida, reeditados algunos de ellos recientemente. 

Foto antigua de la fachada de las Escuelas Mayores de la universidad de Salamanca
Foto sacada de todocolección.net


Nicolás Sánchez de las Matas vio la luz en Béjar a principios del siglo XIX, en 1803, imaginamos que en el seno de una familia pudiente que bien le pudo costear su marcha a Salamanca y sus estudios en la Facultad de Medicina y de Filosofía de la Universidad. Sólo poseyendo este dato tan escueto podemos vislumbrar la curiosidad por saberes tan dispares, ciencias y letras, que demostró a lo largo de su vida nuestro biografiado, lo cual demostró a través de distintas publicaciones. Sus ansias por aprender parecían no  tener límites y podía compaginar estudios variados de manera simultánea. Comprobémoslo a través de su currículum: en 1826 se licenció en Medicina por la Universidad de Salamanca y un año más tarde conseguía de manos de la misma institución académica el título de catedrático de Instituciones Filosóficas. Por fin, en 1828 se doctoró en Medicina en el Real Colegio de San Carlos de Madrid

 Foto actual del balneario de Archena (Murcia)
Foto sacada de aquí


Solo un año transcurrió entre su doctorado y las oposiciones a médico- director que aprobó en 1829, como resultado de las cuales fue destinado al balneario de Saelices (Cuenca), propiedad de la Real Orden de Caballeros de San Juan de Jerusalén. Poco tiempo ostentaría el cargo porque en 1836 fue trasladado por Real Orden con idéntico puesto a Archena (Murcia), donde existía y existe un balneario de gran prestigio a nivel nacional. Sin embargo para conseguir esta mejora en su currículum y, en general, en su vida, fue obligado a renunciar a su título de catedrático de Instituciones Filosóficas por incompatibilidad con el nuevo cargo. La vida nunca es fácil. 


El panorama que se encontró en Archena superó sus expectativas, aunque no precisamente en el sentido positivo del término. Perteneciente el balneario desde la Edad Media a la Orden de San Juan de Jerusalén, ésta no había hecho grandes dispendios en sus instalaciones y carecía de lo más básico. El mal estado de los edificios obligó a Nicolás Sánchez de las Matas a elaborar un concienzudo informe que remitió a la reina gobernadora Mª Cristina de Borbón con el fin de que se concediesen la no desdeñable suma de 110.000 reales para el arreglo de las bóvedas y las cañerías, al margen del camino de llegada, muy maltratado por el paso del tiempo. A pesar de conseguir esta fantástica suma, las obras fueron desgraciadamente suspendidas más tarde. En todo caso la afluencia de bañistas iba acrecentándose con el tiempo, sobre todo de militares de la cercana ciudad de Cartagena

 Foto antigua de la Sala de los Leones del balneario de Archena, de todocolección.net


Nicolás Sánchez de las Matas proseguía, al margen de su empeño por mejorar en cuanto pudiera las instalaciones a su cargo, con sus ansias por ampliar conocimientos y fue por ello reconocido con el nombramiento en 1830 de socio extranjero de la Academia Linneana de Ciencias Físicas y Químicas de París, y de la Academia de Emulación de Ciencias Médicas de Madrid. Al margen, consumía parte de su tiempo en la traducción de obras científicas al castellano, como es el caso de Compendio Elemental de Química aplicada a la medicina de R. Julia-Fontenelle, obra que llevó a cabo junto al licenciado José Benito y Lentijo, y que fue publicada en 1831[2]
 
Solo un año más tarde publicó la obra de su autoría Elementos de medicina legal y un oficio de seis páginas que remitió al Secretario de la Real Junta Superior Gubernativa de Medicina y Cirugía, Memoria sobre los baños y las aguas de Archena, manuscrito y firmado en Archena el 16 de octubre de 1838, en el que daba de la inundación de los baños por una crecida del Segura ocurrida a las doce de la noche del 3 de octubre. 

 
Por su lealtad a la corona y su trabajo científico la reina Isabel II le concedió la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica en 1845. Lo gracioso es que la solicitud la remitió él mismo al Ministro de la Gobernación, justificando tal nombramiento “por los servicios prestados a miles de militares enfermos” que eran tratados con la misma deferencia que los pacientes pudientes aun sin tener medios para ello[3]
 

Y para que veamos que la cercanía de la vejez no es excusa para dejar los estudios, la década de los años 60 significaron la espoleta en los estudios de Nicolás Sánchez de las Matas. En 1860 escribió un tratado sobre el cólera morbo, Monografía del cólera-morbo epidémico ó asiático. Pero es que además al final de su vida estudió Derecho Constitucional y publicó en 1862 en Madrid Carácter y Principios de la instrucción de los Príncipes. Por fin, en 1867 publicó Memoria sobre los baños y aguas minerales de Archena, reeditado en 2007.

 

  Foto antigua de la fachada del balneario de Archena, de todocolección.net

 


En cuanto a su vida familiar  sabemos que se casó y tuvo dos hijas, de nombres Damiana y Rufina[4], y que murió en Archena en 1869. En todo caso, es probable que los investigadores murcianos nos puedan ofrecer datos más completos y extensos sobre la vida y obra de este “desconocido” bejarano.







[1] Muchas de estas notas que tomo hoy las he sacado del blog http://archenanews.blogspot.com.es/p/historia.html y de LISÓN HERNÁNDEZ, L. y LILLO CARPIO, M. Los aprovechamientos termales en Archena, Volumen 2. Univ. Murcia, 2003. También de FA de CASTRO. “Análisis Químico de las aguas Mineromedicinales en España”. Revista Balnea nº 5, 2012, p. 244. 

[2] R. Julia-Fontenelle. Compendio Elemental de Química aplicada a la medicina, traducido por Nicolás Sánchez de las Matas y José Benito y Lentijo. Imprenta D.F. Pascual. Calle Jardines, Madrid, 1831

[3] Archivo Histórico Nacional, ESTADO, 6334, Exp.54 – 27. 26 de junio de 1846. Le apoya la Junta Suprema de Sanidad del Reino.


[4] AGA_TOPOGRÁFICO,12, 51-60,CA,21432 (1879).

14 comentarios:

  1. No es de extrañar que tuviera su figura más repercusión entre los murcianos dado que su gran labor se hizo para beneficio de los archeneros y su balneario.
    Un saludo.

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  2. Impresionante su capacidad de trabajo, dirigir un el balneario, analizar sus carencias - creo que también estudió las enfermedades endémicas de la población de Archena - seguir estudiando y ademas casarse y tener hijos. Verdaderamente admirable.
    Besos Carmen

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  3. Un hombre con una gran ansia de saber y, nunca es demasiado tarde; al contrario mientras se tenga curiosidad y vocación por el estudio y la cabeza rija ya es más que suficiente.

    Es normal que donde prestó sus servicios sea reconocido.

    Un abrazo carnavalero Carmen.

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  4. Aunque nunca he estado en Archena ni en su balneario, es de sobra conocido.

    Seguro que en ese balneario debe haber documentos del trabajo que realizó en su larga estancia en esta tierra.

    Besos

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  5. Damiana y Rufina, nombres sonoros aquellos. Pues, aunque parezca mentira, yo he conocido a dos mujeres que ostentaban esos nombres, la señora Damiana y la señora Rufina, ambas en la zona de Béjar.
    Un abrazo,

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  6. Hombre metódico a la vez que perfeccionista. Las ganas de hacerlo, se nota en el balneario.

    Besos Carmen. Interesantisima entrada

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  7. Siempre es un placer rescatar biografías de hombres que nunca dejaron de aprender y enseñar. Son un ejemplo.

    La última vez que vi a Joan Bassegoda antes de dejarnos, me señaló con un dedo, preguntándome: "¿Cómo va el alemán?" "Parado,- le dije." "No me venga con excusas. Mi amigo tal, que tiene 90 años, está aprendiendo ruso".
    Besos.

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  8. Por lo visto era hombre de gran capacidad para aprender y buena dedicación a la ciencia, con el balneario de Archena allí está su labor.
    Un abrazo.

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  9. Creo que por no haber llevado a cabo su obra en esta tierra no es escusa para tenerlo olvidado. Por cierto parece que ese viejo refrán de el saber no ocupa lugar lo llevo bien en practica.

    Saludos.

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  10. Muy interesante tu entrada Carmen, su afán de aprender y llevar a cabo mejoras en el balneario de Archena dicen mucho de el, lástima que no se realizaran las obras para las que le adjudicaron los 110,000 reales.

    Besos y feliz fin de semana.

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  11. Lástima lo de la renuncia obligada al título, pero me gustó lo de la la autorrecomendación para la distinción que le resultó. Hay que saber valorarse.

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  12. Encomiable su curiosidad y ansias de aprender en cualquier disciplina. Nunca se es lo bastante mayor como para dejar de querer aprender. No recuerdo si fue a Laín Entralgo el que preguntó una vez a Menendez Pidal o a quién, qué más da, cómo era que a su edad, avanzadísima, aún se mostrará tan activo en su trabajo y curiosidad por todo, contestó: No hay viejo que no pueda vivir un día más ni joven que pueda morir mañana.
    Un abrazo Carmen.

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  13. Como siempre, un articulo de gran interés. Buena labor y mérito la de este hombre.
    Las fotos elegidas son estupendas. Supongo que ese balneario estará en pleno uso y rendimiento.

    Un abrazo

    · LMA · & · CR ·

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  14. D. Nicolás Sánchez de las Matas fue el médico que más tiempo ejerció en el Balneario de Archena. Le cogió la desamortización y el paso a manos privadas, aunque no pudo ver todas las obras que se hicieron si participó activamente en la reforma de las instalaciones termales. Las memorias estaban obligados los médicos directores de los balnearios a realizarlas anualmente.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.