Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.745 (15/I/2016), p.
4.
En la actualidad las previsiones del tiempo meteorológico
detalladas en internet o en televisión dejan poco margen a la sorpresa. Desde
tres días antes los pantallazos y los mapas del tiempo nos advierten de la
llegada de una borrasca, un temporal de lluvia y frío o de un calor asfixiante
casi con el cien por cien de probabilidades de acierto, y no por la capacidad
de adivinación de los meteorólogos, sino por el avance de la ciencia a este
respecto. Pero allá en 1739
conceptos como isobara, alta y baja
presión o frente frío no existían en el vocabulario de los humildes
habitantes de Béjar. Si acaso la presencia de los aguanieves, esos pájaros de cierto tamaño blancos y negros y con
ciertos toques de azul en sus alas, podía anunciar el advenimiento del temido
manto blanco en las calles de la villa o la dirección del viento hacía presagiar, junto con densas nubes
negras, la llegada de una potente tormenta estival. La mayoría de las gentes de
entonces creían que fenómenos
meteorológicos extremos no podían ser sino una advertencia del Altísimo por
los pecados cometidos en la villa y eran frecuentes las plegarias a Santa Bárbara para que alejase con su
influencia allá en los cielos la terrible acción de los rayos y los truenos.
"Vista de Toledo" de El Greco
Sin embargo, durante los días 3, 4 y 5 de diciembre de 1739 parece que Santa Bárbara no escuchó
las peticiones de los humildes habitantes de la villa y Dios descargó sobre
Béjar una tempestad digna de
reseñarse en los libros, aunque de ésta poco menos que nos queda la anotación
de un párroco aún asustado en el libro de bautismos de 1735-1756, folio 64
vuelto. Don Pedro Ramón de Tapia, el
párroco de la iglesia de El Salvador, dejó de anotar partidas de bautizados de
su feligresía en aquella jornada para dejar constancia de aquel magno suceso,
cosa nada habitual, pues en la visita pertinente y anual, el visitador del
obispado de Plasencia bien pudiera advertirle de la presencia inoportuna de esa
crónica dentro un libro destinado a la constancia de los recién nacidos que
habían recibido las aguas del bautismo.
Una enorme mano
dibujada en el margen del folio advierte de la reseña del suceso y su dedo
índice señala a la posteridad el interés que esa nota deja traslucir.
Nubes sobre Béjar
“En el año de 1739
en los dias 3,4 y 5 del mes de Diciembre se lebanto tal y tan fuerte borrasca
de agua y aire q. de ella dimano fuera el gran temor de los vivientes
raçionales con que tenian (especialmente en el dicho dia 5 en q. se aumento mas
la tempestad) q. Dios queria poner fin al mundo por sus delitos, la ruina de
algunas casas, de muchas paredes, despojo de los mas de los tejados, desarraigo
y quebranto de muchos arboles y temblor de los mas fuertes edificios, pues esta
yglesia de El Salvador se consentia de tal modo q. pareçia quererse salir de
sus cimientos. Pero Su Magestad, por su misericordia y piedad, quiso q. por
medio de su Madre y Santisima Sra Ntra, con el titulo del Carmen Yris de Paz,
darnosla, pues apenas se coloco en la yglesia de San Juan esta Señora en
novena, q. fue tal el dicho dia 5, se experimento remision en la fuerza de
dichos elementos y en el dia 6 total tranquilidad”.
Y lo firma Tapia, Esclavo de María Santísima (lo que quiere decir que formaba parte de la Esclavitud de la Virgen del Rosario, una hermandad surgida en la villa precisamente en el siglo XVIII). Nos
imaginamos el terror de aquellas gentes
que casi nada poseían ante la furia de la naturaleza, refugiándose dentro
de los muros de las iglesias por ser los únicos construidos en piedra,
resistentes a la posible furia de Dios por ello y por ser lugar sagrado.
Desconocemos el alcance total del desastre pero seguro es que ninguno de los
que lo vivieron pudieron olvidarlo.
Es verdad que ahora se acierta más con los pronósticos del tiempo; pero también es cierto que ahora los comunicadores de los medios se dedican a preocuparnos no sólo con la prima de riesgo y la crisis, sino hasta con la noticia de que se acerca una borrasca y hay que tener sumo cuidado porque va a llover. Cualquier cosa es noticia hoy.
ResponderEliminarUn saludo.
Qué interesante Carmen, y cuanta historia nos regalas a través también del tiempo y maravillosas fotos, la de nubes sobre Béjar es preciosa, así lo recuerdo yo, era invierno y con mucho frío...
ResponderEliminarTe diré que aquí en Barcelona, ha cambiado el tiempo otra vez, y parece que los abrigos no los podemos guardar de momento, hace un frío que pela, y lleva tres días lloviendo, esta mañana me levanté pronto y cayó una tormenta fuerte, anteanoche, con truenos y relámpagos...Y después de la tormenta viene la calma, ahora hace un sol que "espatrega"...
Un abrazo y muchas gracias y BFDS.
Realmente debían de pensar que llegaba el fin del mundo. Qué horror, vivir constantemente pendiente de los santos y con temor a desatar su furia y que nos quiten el mundo. Menos mal que con una novena podía arreglarse todo!
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Bisous
Imagino el terror de las gentes, las plegarias, los rosarios rezados entre lagrimas de los que habían podido refugiarse en la iglesia, el pánico por sus vidas y por la pérdida de todo lo que les permitía vivir, las cosechas, los animales, sus casas...
ResponderEliminarHas contado muy bien esta historia.
Saludos
Pues vaya borrasca la de aquel año, que hasta el párroco tuvo que dejar sus quehaceres habituales. Santa Bárbara debía tener problemas de oído esos dias. Interesante esta aportación. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarRecuerdo la plegaria: "Santa Bárbara bendita/que en el cielo estás inscrita/ con papel y agua bendita..."
ResponderEliminarDebió ser un temporal tremendo, desde luego, si volaron casi todos los tejados como dice la crónica y salían los árboles volando. Con todo, las tempestades atmosféricas terminan por pasar en unos días. Las tempestades político-económicas que vivimos ahora mucho me temo que nos calen hasta los huesos y nos dejen al albur de una pulmonía. Para éstas tempestades tendríamos que invocar a Mercurio, ya sabes, el dios del dinero.
Me ha encantado esta entrada, carmen, tiene ese punto de proximidad que nos hace sentirnos cerca de los bejaranos de antaño. Besazos.
Que sensación se percibe en este relato y no quisiera ver las caras de espanto de estas gentes y más por su apego a las creencias religiosas.Vamos que esto era un castigo por sus muchos pecados...Santa Bárbara...es la del tiempo y si es cierto que se acierta más en cuanto a los diagnóstico atmosféricos pero parece...cuando se tira de una manta que se tapa de un lado y se destapa del otro; me refiero a la economía que no damos ni media.
ResponderEliminarUn relato muy interesante mira que teneis historias en Bejar y a cual más interesante.
Un beso feliz fin de semana Carmen.
A veces cuando la Naturaleza se desencadena no hay quien la pare, menos mal que el pàrroco pudo dejar constancia. En aquella época no se tenia constancia de todos adelantos meteologicos, pero la gente sabia leer los signos de la naturaleza anunciadores de lluvia: cuando la luna tiene cerco, las hormigas con alas...
ResponderEliminarUn abrazo
Ciertamente cada poco Santa Barbara tiene trabajo y creo que con el cambio climatico va a tener que hacer mas de un dia horas extras.
ResponderEliminarUn beso.
Interesante historia que pone de manifiesto los ancestrales temores del hombre ante las fuerzas de la naturaleza. En todo caso, ahora lo tenemos peor ya que la pobre Santa Bárbara fue apeada del Santoral a raíz del Concilio Vaticano II debido a que las distintas variantes de su historia resultaban a cual más fabulosa. La pobre ahora está sin trabajo y puede encontrársela una vez al mes en las colas de INEM a firmar su tarjeta. Dicen que había encontrado un trabajillo a tiempo parcial como contadora de nubes pero que la despidieron para dárselo a un señor que, al parecer, había sido presidente de algún gobierno terrenal.
ResponderEliminarCuriosa nota impropia de ese espacio, pero que gracias a ella tenemos constancia de lo que sucedía por aquellos días entre el bautizo anterior y el posterior a ese otro diluvio que afortunadamente acabó por remitir. Todo un documento histórico. Gracias, Carmen.
ResponderEliminarBesos.
Casi nunca, nunca, nunca me preocupo por el tiempo que va hacer más allá de mirarlo en la tv, si es que en ese momento dan "el parte". También las tormentas tiene su encanto aunque te metan miedo en el cuerpo.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Carmen:
ResponderEliminarInteresante reseña del siglo XVIII. Ya creo que sería severa para invocar la protección de los santos, novena de por medio.
En estos días de borrascas invernales a final de la primavera, no sé que connotación tendría en aquellos años.
Besote
Castigo Divino eran considerados todos esos fenómenos atmosféricos. Lo de santa Bárbara me hizo recordar una "oración" que mi abuela y sus hermanas solteras solían recitar cuando había tormenta y que decía algo así como: "Santa Bárbara bendita, que el el cielo estás escrita, en el árbol de la Cruz digamos tres veces Jesús, Jesús y Jesús". Añoro aquellos tiempos de la infancia...
ResponderEliminarSaludos, doña Carmen.
Ahora esto del Tiempo es una comedia. Es un espacio de una hora (En la Primera), sacan libros y, encima, nos acongojan con ciglogénesis y demás historias...¡¡¡Ufffff!!!
ResponderEliminarOtra cosa...La mayor parte de la audiencia son personas que van a andar por su ciudad, no tienen cosechas y suelen ver tres o cuatro previsiones por que ninguna coincide.
Muy buen Post.
Abrazos.
HOLA CARMEN
ResponderEliminarSOY DE ARGENTINA Y VENGO DEL BLOG DE MANOLO.
ME GUSTÓ MUCHO ESTA HISTORIA PORQUE TODOS SABEMOS LO QUE SIGNIFICAN LAS BORRASCAS INTEMPESTIVAS. EN ARGENTINA NO HACE FALTA REMONTARSE A TANTO TIEMPO PARA SABER QUE NOS QUEDAMOS BAJO LAS AGUAS SIN UNA POSIBILIDAD DE OCULTARNOS O DE HUIR A ALGUN SITIO MEJOR PORQUE EL AGUA TAPO LAS CIUDADES, FUE UNA CATÁSTROFE Y HUBO MUCHOS MUERTOS.
UN BESO
ME QUEDO POR ACÁ.
lujanfraix.blogspot.com
MI BLOG PRINCIPAL POR SI QUIERES VISITARME.
Hola Carmen,
ResponderEliminarpobrecitos los bejaranos de aquellos años, que susto, cuantos rosarios habran rezado, cuantas promesas uh, puro terror. Nadie dudaba que era un enojo divino, para colmo las iglesias permanecian intactas... todo hacia pensar en la ira de Dios.. :)
Pero a pesar del susto de aquellos antiguos pobladores, te dire que la entrada me encanto, esta llena de belleza.
Un beso.
Ciertamente tuvo que ser una tormenta de las que dan miedo. Me imagino a la gente del pueblo refugiada en la iglesia, rezando para que acabase cuanto antes el castigo divino.
ResponderEliminarFue algo excepcional y como tal lo reseñó el párroco en el libro que tenía a mano, el de los bautismos. Gracias a eso ahora nos puedes ofrecer la noticia.
Tiene que ser emocionante encontrarse con apuntes así revolviendo libros y legajos antiguos.
Buen domingo, Carmen.
Abrazos!
Estos hallazgos son un verdadero regalo de la fortuna.
ResponderEliminarUna excelente crónica, Carmen. Como decimos en Murcia: ¡Vaya tronaera! Creo que en Béjar deben ser frecuentes las tormentas por la confluencia especial de los sistemas montañosos de los alrededores. En cualquier caso, como bien dices, no solo determinados males religiosos eran culpados de estas inquietantes tormentas, la experiencia de los fenómenos reiterativos, como pájaros, tiempo en tal o cual época, e incluso crecimiento de plantas, podían suponer una predicción para el agricultor o sus conciudadanos. Espléndida investigación.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querida Carmen.
Hoy ya no se sienten esos temores prque ya se sabe con antelación, pero etntonces debía pensarse que llegaba el fin del mundo. Una crónica muy original, que debió de ser impresionante para que quedara reflejada en un libro de bautismos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Carmen Interesante leyenda que pone de visible los hereditarios cuidados de las fuerzas del ecosistema feliz tarde de domingo Saludos
ResponderEliminarEspectacular tormenta bejarana la de ese diciembre de 1739 para que el párroco dejara constancia escrita de ese estallido del cielo y atribuido a la mano de Dios que castiga al mundo por sus delitos...
ResponderEliminarAfortunadamente, los avances en meteorología ya casi no dejan pie a este tipo de sorpresas. Pero esa sabiduría popular de las gentes que viven en el campo en lo que concierne a predicciones meteorológicas no debería subestimarse... muchas veces predicen a largo plazo con más exactitud que nuestro perfecta AEMET...
Un beso, Carmen.
La santa tenía que estar cabreada de veras porque además la fecha del suceso coincide con la de su celebración :D Santa Bárbara se celebra el cuatro de diciembre y en León es fiesta universitaria mayor porque es la patrona de la ingeniería de Minas y los de Minas son o solían ser, al menos, de los más brutos y los más divertidos del campus... Hay un refrán que me gusta mucho que es : "Acordarse de Santa Bárbara cuando truena", es decir no darle importancia a las cosas hasta que nos ahogan. Me gustó mucho el post, Carmen. Un beso
ResponderEliminar¡Qué bueno, Carmen! Todas estas cosas se perderían si no estuvieras tú ahí para descubrirlas. Lo de las frases sobre el clima todavía nos queda a muchos. Cuantas veces digo eso de "va a nevar porque ha templado". Bueno, yo lo digo hasta en verano, para no perderlo.
ResponderEliminar¿Cómo se vivirían este tipo de hechos en aquella época, con la poca información que se tenía de las cosas y la incultura que había? Debió ser un momento de puro terror, casi apocalíptico. No hay más que leer el texto de Tapia, donde dice que parecía que Dios quería poner fin al mundo... Imagina cómo estaría la gente, resguardada en la Iglesia pensando en que el mundo se desplomaba. Saludos!!
ResponderEliminarMenudo terror los pobres. No conocemos el desastre, y no me extraña que se refugiaran en la iglesia, las construciones de sus casas, no tenían tan fuertes muros.Hoy nos dicen hasta a la hora que va a llover.
ResponderEliminarUn beso.
Se me olvidó...Gracias por llevarte Las Batipuertas. Que se vean:))
ResponderEliminarSalieron dos:((
Querida Carmen, ¡qué terror han experimentado siempre los hombres por si "el cielo se desplomase sobre sus cabezas", como decían los galos de una aldea irreductible! Los fenómenos atmosféricos han estado siempre en el negociado de los dioses, ya sea Zeus, Júpiter, Thor..., encolerizados con los pobres humanos y dispuestos siempre al pronto castigo.
ResponderEliminarLa que nos cuentas debió de ser de esas que aquí en Galicia llamamos "treboadas" que meten miedo y que obligarían a poner en novena no sólo a Sta. Bárbara sino al santoral completo.
Una interesantísima entrada, cara amica.
Mil bicos.
Hola Carmen, pues te felicito por darnos a conocer cómo lo pasó de mal los ciudadanos de Béjar, esa monumental tormenta, forma parte de su historia y es de agradecer que la hayas traído a tu espacio.
ResponderEliminarCiertamente aún hay esa costumbre de culpar al cielo de todos los males de la tierra y tardaremos en cambiar esa idea, pues la vieja teología así lo enseñaba.
Hoy tenemos muy avanzado el sistema de meteorología, pero aún es insuficiente, no todo lo podemos predecir.
Un abrazo
Sor.Cecilia
Impresionante. Contra los elementos de la naturaleza poco podemos hacer. Solo que afortunadamente no se le atribuye a Dios, sino que la ciencia tiene su explicación.
ResponderEliminarBss
Esa mano que cuentas, la que en el margen señalaba la nota, puede que fuese la del cronista observador que iba revisando esos retazos de la vida real de su villa. Gracias a gente como el párroco Tapias que un día sintieron el arranque de convertirse en reporteros de su tierra, la historia dio un vuelco y empezó a quedar constancia de que por debajo de coronas, uniformes y crucifijos también había vida. Cuántas historias podrían tejerse si dejamos correr la imaginación ante una anotación en el margen de una página..
ResponderEliminarTienes toda la razón, Ana Mª, por eso me parecen tan importante que quede constancia de esa intrahistoria que tanto nos dice de la sgentes del pasado, de su vida cotidiana, de sus pesares, sus vivencias y pensamientos. Tanto me gusta la gran Historia como la pequeña, porque nosotros, humildes, sólo participamos de nuestras historias cotidianas.
EliminarUn beso
El mejor lugar para pasar tales circunstancias era la iglesia como bien dices, y el miedo y el terror acompañado de los rezos para que acabe el castigo divino, encomendándose a la virgen del cielo. Muy buen articulo gracias por compartirlo.
ResponderEliminarEl mejor lugar para pasar tales circunstancias era la iglesia como bien dices, y el miedo y el terror acompañado de los rezos para que acabe el castigo divino, encomendándose a la virgen del cielo. Muy buen articulo gracias por compartirlo.
ResponderEliminarBuen articulo y buena recreación de situaciones que ahora nos parecen hasta casi de cuento pero que no eran ni son tan lejanas en el tiempo.
ResponderEliminarun saludo y gracias.