La romería de la Peña de la Cruz

Autora: Carmen Cascón Matas

        Desde la Edad Media, y a pesar de que en Béjar no existía catedral alguna sino que dependía del obispado placentino, sus curas rectores y beneficiados de sangre hidalga se organizaban en un Cabildo Eclesiástico que siempre estuvo en pugna con sus colegas de Plasencia a pesar de los intentos del obispo por suprimir una institución que, con el paso del tiempo, fue quedando obsoleta y vacía. En la Edad Moderna para poder entrar en tan selecta institución se exigían documentos de limpieza de sangre que eximiesen a los sacerdotes entrantes de cualquier tara judía o musulmana. Un abad nombrado cada dos años presidía el Cabildo y su organización estaba minuciosamente establecida a través de una regla en la que se especificaban las procesiones, misas y festividades a las cuales sus miembros debían asistir, incluso el pago por la asistencia a ellas y las penas impuestas a aquellos que no obedecían las órdenes de su abad, entre otras muchas disposiciones.

 Fotografía antigua de la romería.

 Foto extraída de Documentos Béjar

            Así, mirando la tabla de procesiones y misas del mes de junio correspondientes a San Juan Bautista de la regla establecida en 1736 aparece anotado:

            “Tercero día de Pascua de Pentecostés tenemos procesión a las 6 de la mañana. Sale de la iglesia de El Salvador y va a la ermita de Nuestra Señora del castañar a donde se dice primero una misa de la Cofradía de la Cruz, rezada. Y después dice el Señor Abad otra cantada por los buenos temporales. Y el sacerdote que dijo la misa de la cofradía, que habrá sido el nombrado por el Señor Abad, con el sacristán de Santa María sale a bendecir los camino a la Peña de la Cruz.”

 

 Foto del día de la inaguración de la Cruz

 Foto extraída de Documentos Béjar

   

         Hoy mismo, y tres siglos después de esta anotación, los bejaranos aún nos seguimos concentrando en la iglesia de San Juan Bautista a las 9 de la mañana para subir en romería a la Peña de la Cruz. Entonces no sería más que una pequeña cruz de hierro alzada en mitad del monte, allá en las alturas. Desde hace unas décadas preside el lugar una gran cruz de piedra de 20 metros de altura y un mirador que deja con la boca abierta a aquel incauto senderista que asciende hasta el lugar. Los romeros, encabezados por el abad de la Cofradía de la Santa Vera Cruz, suben por Los Rodeos hasta el Castañar rezando el vía crucis en cada cruz de piedra colocada al efecto de trecho en trecho y después dan un trago a la bota y tiran un cohete para que sepan los rezagados dónde se encuentran. En el santuario oran ante la Virgen del Castañar. Una vez conseguido el primer tramo se continúa hasta el paraje de Llano Alto y de allí a la Peña de la Cruz entre piornos florecidos con su inconfundible color amarillo intenso, haciendo un alto en la Cruz del Peladillo donde se degustan perrunillas y sangría. En la Peña el párroco de San Juan Bautista celebra una misa de campaña y bendice los campos desde las alturas, dando paso a una jornada de fiesta en la que no es extraño ver a grupos de bejaranos cocinando el rico calderillo (el plato típico) a la lumbre al mismo tiempo que el abad del año invita a los asistentes a un refrigerio. Este año se ha contado con la presencia de Ángel Rufino de Haro, “el Mariquelo” quien, con su flauta y tamboril, ha subido al monte a caballo acompañado de una pareja de charros. 

 

 Foto del paraje de la Peña de la Cruz con su gran roca inestable. Béjar.biz

 

 Los romeros y "El mariquelo" por La Corredera

 Por La Corredera

 Bailando en el Mirador de la Virgen. Foto de Raúl Hernández

 

A punto de llegar al Castañar. Foto de Raúl Hernández