Autora: Carmen Cascón Matas
Después de los graves sucesos que tuvieron
lugar en Béjar el 28 de septiembre de 1868, la ciudad parecía despertar de una
pesadilla envuelta en gloria. Los bejaranos comenzaban a salir de sus casas
para recuperar sus vidas, bruscamente interrumpidas por una mezcla de
patriotismo y fulgor revolucionario. Con el triunfo en la batalla de Alcolea,
el alzamiento de las principales plazas militares de las ciudades del
Mediterráneo y la marcha hacia el exilio de la depuesta Isabel II la revolución
en favor de la democracia y la libertad daba a luz un nuevo régimen a nivel
nacional y Béjar había puesto su peculiar granito de arena. Contadas fueron las
ciudades en las que sus habitantes, los civiles y no los militares, habían demostrado su lealtad a ese nuevo
proyecto y una de ellas fue Béjar.
Grabado de la época que muestra la barricada de Campopardo.
A caballo Fronsky, el Polaco.
Grabado publicado en "El Museo Universal".
De manera organizada las
barricadas se alzaron en los principales puntos de acceso y plazas, se formó
una Junta Revolucionaria, se fundieron cañones bajo la atenta mirada del
herrero Víctor Gorzo y se formalizaron los pertrechos militares con la
experiencia en el ejército austro-húngaro Fronsky, el Polaco. Nada se dejó al azar aunque bien pudiera parecerlo.
Personajes como Vicente Valle, Domingo Guijo, Juan Muñoz Peña o Aniano Gómez habían soñado que
aquel momento ocurriría, que la lucha por la libertad y la democracia no estaba
perdida, que el oscurantismo en España podía ser alguna vez atajado y cortado
de raíz gracias al empuje imparable del pueblo. Las pequeñas disensiones por su
disparidad de opiniones entre aquellos decididos 300 hombres se disiparon para
unir voluntades. Una revolución no podía triunfar sin que el huracán del
progresismo hiciera tambalear los muros de un sistema caduco, corrupto e
inmovilista. Progresistas, demócratas, unionistas, republicanos, federalistas,
cantonalistas marcharon tras el proyecto de los generales Prim, Serrano y
Topete, y políticos como Ruiz Zorrilla, Castelar y Sagasta. Prim lo había
proclamado: “Ha llegado la hora de pelear
y de concluir con los que os viene oprimiendo. La dignidad de la patria lo
exige, el triunfo de la libertad lo reclama. Sólo el deseo de asegurar el éxito
ha podido evitar que no hayamos dado antes la batalla. […] A las armas, pues compatriotas. Un pequeño
esfuerzo de parte de cada uno y habrá concluido el caciquismo de los pueblos[1]”.
Foto tomada por el fotógrafo Juan Cambón de la Puerta de Ávila con la barricada alzada durante La Gloriosa.
A sangre y fuego se enfrentaron
en aquel día glorioso, un día de feria por celebrarse en Béjar a su patrono
San Miguel en la jornada siguiente, 300 paisanos mal armados frente a un ejército bien
organizado de 1.500 hombres. El barrio del Puente Viejo, cuya calle principal luego recibiría el sonoro nombre de calle de la Libertad fue asaltado por unos soldados que
dieron muerte a ciudadanos inocentes que solo fueron capaces de arrojar tiestos
por los balcones y hacer algún que otro disparo. La Puerta de Ávila fue el
símbolo de aquella resistencia idealista. Y quién sabe qué hubiera podido
ocurrir si la libertad y la democracia no se hubieran alzado con la victoria en
puntos tan distantes como Cádiz, Málaga, Cartagena, Alicante, Valencia,
Barcelona, todas ellas bajo la égida del general Prim, a las que se unieron
Sevilla, Córdoba y Madrid. Quizá Béjar hubiera desaparecido de la faz de la
tierra bajo el martilleo incesante de los cañones del ejército isabelino.
Al día siguiente era hora de
hacer balance del número de muertos, de llorar por aquellos que habían dado su
vida por un ideal, de creerse lo que había sucedido. Pronto llegaron cartas de
admiración desde toda España. Béjar se había convertido en uno de los símbolos
de la gloria porque habían sido sus ciudadanos los que habían plantado cara al
ejército de la opresión. Tales palabras de agradecimiento fueron publicadas en
los periódicos y corrieron de mano en mano en hojas volanderas.
Llegada apoteósica de Prim a Madrid.
Junto a la dfachada del palacio de congresos se puede leer una pancarta con la palabra BÉJAR. Imagen sacada del blog Archivo Fotográfico y documental de Béjar
La Junta del Distrito de La
Latina de Madrid envió esta proclama admirativa a la Junta Revolucionaria
de Béjar:
“Bejaranos
Ciudadanos esforzados, fabricantes
liberales, obreros patriotas, entusiastas revolucionarios, salud y fraternidad
por la revolucionaria Junta de La
Latina en nombre de todo este liberal Distrito.
Como buenos os habeis portado en el
alzamiento nacional antiborbónico que ha de regenerar la Nación.
Como leones habeis combatido contra la
fuerza de las huestes de la tiranía denonados y serenos, intrépidos y
arrojados.
Ya en enero de 1866 indicasteis lo que
valeis,
Probasteis vuestro esfuerzo en junio del
mismo año.
Como un solo hombre os lanzasteis al combate
en Agosto de 1867 también,
Bravos y entusiastas habeis tremolado el
estandarte santo de la insurrección en Setiembre ultimo, sellando con vuestra
sangre lo patriótico de vuestros juramentos, escribiendo altivos vuestros
nombres en el inmortal libro de las glorias patrias como buenos y leales a la
idea revolucionaria que sois.
Dignos hijos sois del liberal pueblo de 1812
y 1820.
No habeis olvidado vuestras gloriosas tradiciones
de 1808.
Muñoz- Torrero, Argüelles, Riego y Quiroga,
Calatrava y el Empecinado escribieron las primeras páginas del gran libro cuyo
prólogo firmaron en el patíbulo Padilla, Brabo, Maldonado y Acuña.
Vosotros habeis leído ese libro de la
libertad española firmado por los anales de sus glorias que son sus martirios.
Bejaranos, desde hoy vuestro nombre
pertenece a la historia del movimiento regenerador de nuestra patria.
Derrotado habeis a los pretorianos de un
poder moribundo auxiliando enérgicos y eficaces al movimiento de los Topetes,
los Prim, los Serranos y todos los héroes de esta santa revolución.
Vuestras son nuestras simpatías liberales.
Liberales Bejaranos, recibid el abrazo
cariñosísimo de vuestros hermanos de La Latina de Madrid.
Revolucionarios Bejaranos, en nombre de la
patria, salud y fraternidad.
Bejaranos antidinásticos, el Distrito de La Latina os llama sus
hermanos mas predilectos, sus compañeros más esforzados.
Bejaranos ¡Viva la Libertad!
¡Viva la Soberanía Nacional!
¡Viva la Marina Española!
¡Viva el Ejército Revolucionario!
¡Viva el valiente, el liberal, el ilustrado,
el intrépido Béjar!
Madrid, 4 de Octubre de 1868
El Presidente
Vicente Rodríguez.
Juan Antonio Sánchez,
Alfonso Sánchez y Talavera, José Cortés, Manuel Prieto y Puerto, Fermín Arias,
Salvador Echevarría, Francisco Vicario, Julián Sevilla, Francisco Quella y
Gutiérrez, Eduardo Gasset Artime, Agustín de Francisco y Vela, Ramón Muela
García, Serafín Mena y López, Enrique Echevarría, Tomás Fernández y Porta,
Telesforo Asensio, Antonio Selgar, Primitivo A. Cariñano, Antonio Ruiz y Rezo,
Julián Fernández, Pedro Sánchez Blanco, Nicolás Barrera, Ramón López Llop,
Pedro Martínez Luna, Francisco Sanfiz, Policarpo Corralón, Antonio Martín,
Manuel Llanos Necin. Secretarios, Eduardo Echevarría, Feliz Sánchez Blasco,
Cirpiano Moreno López, Eduardo Calahorra[2]".
Desde
entonces, en memoria de aquellos bejaranos que nos precedieron en nuestros
ideales democráticos, se les rinde homenaje con la convicción de que su sangre
no fue derramada en vano.
[1] ANGUERA, Pere: El general Prim. Biografía de un conspirador. Edhasa, Barcelona
2003, pp. 487-489.
[2] Archivo Municipal de Béjar: Documentación
suelta. Carta de 4 de octubre de 1868. Sign. 118.
Este es uno de esos episodios bejaranos sobre los que creo que es necesaria una información objetiva y desapasionada. Siempre que he oído hablar de él ha sido desde un punto de vista idealizado y en el que la pasión domina sobre los hechos fríos y concretos. En mi imaginario juvenil Víctor Gorzo y Juana de Arco se movían en la misma esfera e imaginaba a aquel, antorcha en mano, prendiendo la mecha de los cañones que previamente había construido con sus propias manos hasta que uno de ellos estallaba y cientos, qué digo cientos, miles de bravos luchadores bejaranos morían destrozados por la metralla.
ResponderEliminarUn abrazo,
Muchos mitos irán cayendo con el tiempo. Por ejemplo, en muchos artículos mal documentados se pone a Béjar como pilar fundamental de la caída de Isabel II cuando es absolutamente falso. Poco podían hacer 300 hombres contra todo un ejército y si Béjar no fue bombardeada y reducida a cenizas fue por el triunfo de la revolución en el resto de España. Béjar fue un ejemplo de insurrección civil con muertos que fue ensalzado como modelo de arrojo y valentía. Otra pregunta que está por dilucidar es el papel de la burguesía industrial en todo esto. Parece ser que la mayoría se marchó de Béjar o se encerró en sus casas: no toda la población era partidaria de la revolución. Y Víctor Gorzo no fue el único bejarano importante en sublevarse. Más trascendental fue el papel de Aniano Gómez o de Fronsky, desde luego.
EliminarAbrazos
Este pueblo nuestro -y no me refiero solo, claro está, a Béjar- es capaz de cometer las mayores atrocidades y las gestas más nobles y heroicas. En esta ocasión, participar en el movimiento de "la España con honra" frente al corrupto modelo isabelino.
ResponderEliminarUn saludo.
Aquella era la España de "a sangre y fuego", de bandos irredentos, de tortilla y pandereta, no lo olvides. Los gobiernos se alzaban y deponían con las armas y no había año tranquilo para aquellos infelices españolitos.
EliminarSaludos
Es digna de consideración la referencia a los héroes y próceres de la Guerra de la Independencia. El patriotismo de los revolucionarios de 1868 era evidentemente inflamado y sincero.
ResponderEliminarSaludos.
La sinceridad y el brío crecían ante la falta de libertades y aquella "Corte de los mIlagros" y de camarilllas que tan bien ridiculizaron Valle- Inclán o los Bécquer.
EliminarSaludos
Una gran historia para honrar la memoria de aquellos bejaranos muertos por la libertad en su lucha contra la corrupta España isabelina. Os debe llenar de orgullo a los lugareños esa estampa con el cartelón 'Béjar' recibiendo al héroe nacional Prim a las mismas puertas del Congreso, centro de la soberanía nacional.
ResponderEliminarUn beso, me ha gustado mucho esta entrada
Las crónicas así lo citan. Se dice que el revolucionario Juan Muñoz Peña fue el encargado de enarbolar en aquel día una bandera negra de luto por los caídos con el lema "Béjar". Y ahí están, a los pies del Congreso.
EliminarBesos y me alegro por ello.
Un homenaje muy emotivo el que dedica a sus paisanos ahora que está a punto de celebrarse el aniversario de aquellas jornadas. Un gran texto, madame.
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
Ya es habitual en este espacio que le dediquemos una entrada, amadame. ¿Se acuerda de la que le hicimos de Fronsky, el Polaco, de la mano de Ignacio Coll? ¿O los discursos de Sánchez Paso y Avilés Amat? Quizá estemos hablando d euno de los hechos históricos más trascendentales de la historia de Béjar por tener eco a nivel nacional.
EliminarUn beso
Un hermoso y merecido homenaje a tus paisanos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, José Manuel.
EliminarUn abrazo
Hola Carmen:
ResponderEliminarInteresante texto. Me ha gustado mucho como cuentas este episodio donde Béjar y sus habitantes fueron protagonistas de estos intensos momentos de la historia española. Guardando distancias, ahora hacen falta gente así.
Besos
Gente comprometida y valiente que luche por un ideal. Es posible que estas personas existan pero me temo que su lucha puede estar salpicada por muchos intereses y prebendas. La mayoría de revolucionarios del 68 luchaban por mejorar unas vidas condenadas a la miseria.
EliminarUn beso
Merecido recuerdo de quienes lucharon de buena fe, en Béjar y en otros lugares, por recuperar la España con honra, que el régimen Isabelino parecía haber olvidado.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen.
Hacer tambalear y hundir al régimen isabelino costó lo suyo, como bien demuestra la cantidad de intentos fallidos que Prim sufrió sin achantarse. Hacía falta que otros partidos apoyaran su levantamiento y esto no se produjo hasta 1868. Lo malo es que en él se incluyeron demasiados intereses y la España que se construyó a partir de entonces se convirtió en una olla que estallaría de un momento a otro.
EliminarUn beso
Un merecido homenaje a quienes lucharon contra la corrupción y en busca de la libertad. Una estupenda entrada.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarSaludos
Felicitaciones Carmen, por tus bien documentadas entradas y darnos a conocer la historia...
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias.
EliminarUn abrazo
La forma pormenorizada de tu crónica está bien sujeta y era difícil conseguirlo, es uno de esos episodios delicados que precisan de buen pulso y más si uno pertenece a la tierra. Pero tú logras contar con equilibrio lo que por la épica real del alzamiento tenía posibilidades de deslizarse hacia lo emocional, como sucede a menudo. Qué buen texto, didáctico.
ResponderEliminarUn beso.
En esta entrada he intentado, en poca spalabras, transmitir un poco del sentimiento de aquellos valientes mas que describir pormenorizadamente los hechos históricos (eso ya lo han hecho colaboradores míos otros años). Pero, ¡falta tanto por decir! Poco a poco se irá supliendo esa falta.
EliminarBesos
Es admirable el comportamiento y la valentía de unos ciudadanos que creían en unos ideales.
ResponderEliminarUn saludo.
A veces pienso si quedará gente como ellos en estos tiempos oscuros...
EliminarSaludos
Una crónica que debe ser leída por todos los estudiosos de la Historia de nuestra Patria. Béjar, como ejemplo de una firmeza honorable y defensora de la libertad, no tuvo miedo a quien pretendía seguir con mano cruel su imperio de mandato. Alcanzar la libertad ante una regencia inane y podrida debió no acabar jamás. El honor mancillado de los bejaranos y recuperado con su sangre y su afán por la libertad siempre ha sido el faro que siempre alumbrará los pronunciamientos libertarios en paz y racionalidad.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, querida Carmen.
P.E.: a pesar que la ida siempre es buena, la vuelta posee el agradable encuentro con nuestros admirados amigos a través de este, nuestro medio de comunicación. Tras este largo en tiempo pero siempre corto para llenarte los ojos de belleza, volvemos a la normalidad y a poder leer tus excepcionales artículos, Carmen. Como sabes, a pesar de leerte, no he podido comentar durante mi estancia fuera de España.
Antonio, tus palabras reflejan bien el fervor que llenó los corazones de aquellos bejaranos intrépidos que se enfrentaron a 1.500 soldados equipados y organizados.
EliminarTras el verano se vuelve a la normalidad en todos los sentidos, incluso en las visitas a los blogs amigos. Para mí es un privilegio leerte, amigo.
Un abrazo
Merecido homenaje a esos bejaranos que defendieron sus ideas de libertad y muy justo que desde ese día sus nombres quedaran para la historia.
ResponderEliminarEstupenda cronica Carmen.
Buen domingo.
Un beso.
Pd. Saldrán fotos del aguacero, que fue al día cuando acabó todo;)
Estoy deseando ver las fotos, aunque alguna ya la subiste a facebook y pudimos ver el chaparrón casi en directo.
EliminarBesos
Todo iba en contra suyo pero se demostró la valentía de un pueblo que hizo frente a un fuerte ejercito para defender un ideal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ahora sería diferente... ¿o no?
EliminarBesos
Excelente pincelada de una historia y sus huellas. Un ejemplo a seguir, gente defendiendo aquello que fue trazado, un ideal.
ResponderEliminarTe felicito por esta vocación que tienes y que tan bien expresas y publicas.
Besos
Muchas gracias, Luján. Me alegra ssaber que desde el otro lado del charco se leen episodios de mi ciudad como éste que hemos querido traer hoy aquí.
EliminarBesos