Autor: Alberto Bravo Martín, Blog Reinado de Carlos II
En una reciente excursión a Plasencia pude finalmente
visitar el interior del Palacio de los Marqueses de Mirabel que junto a la
catedral constituye el edificio más representativo de la ciudad. El Palacio fortificado
fue construido en el siglo XVI por los Duques de Plasencia don Álvaro de Zúñiga
y doña Isabel de Pimentel, y constituye un magnífico ejemplo de arquitectura
renacentista nobiliar. Actualmente pertenece a la familia Falcó, depositarios
del título de Marqueses de Mirabel, siendo la actual titular Alejandra Falcó y
Girod por cesión de su padre, el famoso Carlos Falcó, V Marqués de Griñón y
XIII de Mirabel.
En la visita al Palacio de Mirabel destacan, entre otros
espacios, el patio renacentista decorado con los blasones de los
Zúñiga-Mirabel; el conocido como Salón de Carlos V, dominado por un busto del
Emperador, obra de Pompeo Leoni; el Salón de Firmas, decorado con los retratos
del Conde de Gondomar y su familia; el amplio mirador, con pintoresco jardín
colgante que se asoma a la plaza de San Nicolás, decorado con numerosas
esculturas y restos romanos; o el salón de los trofeos de caza del VIII Duque
de Arión, con la colección de piezas cobradas en la primera mitad del siglo XX
y que incluye además un carruaje de época isabelina.
Palacio de los marqueses de Mirabel (Plasencia)
Pero volvamos a uno de los espacios anteriormente
enumerados: el Salón de Carlos V. Flanqueado el busto marmóreo del césar Carlos
se encuentran algunos lienzos de autor anónimo con vistas romanas y además,
sobre la pared derecha, uno de mayor tamaño que representa a un personaje
ecuestre del que no se da ninguna información. ¿Quién es este misterioso jinete?
Misterioso personaje
Parece muy probable que el retratado pertenezca a alguna de
las ramas de la familia Zúñiga. Igualmente, si nos fijamos en su indumentaria y
larga melena, podemos situarle entre finales del reinado de Felipe IV y primera
mitad del de Carlos II, es decir, entre 1650 y 1685. Ateniéndonos a estos
hechos se podría identificar a tres Zúñigas con estas características en dicho
período histórico: don Manuel Diego López de Zúñiga, X Duque de Béjar
(1657-1686), muerto durante el sitio de Buda contra los turcos (1686); el
hermano del anterior, don Baltasar de Zúñiga, II Marqués de Valero y I Duque de
Arión (1658-1727), que fue virrey de Navarra, Cerdeña y la Nueva España, así como
Presidente del Consejo de Indias; y finalmente don Manuel Pimentel y Zúñiga, VI
Marqués de Mirabel (1664-1716).
Salón de Carlos V del palacio
Como podemos comprobar, los tres personajes tenían hacia
1685 entre 20 y 30 años que parece la edad del representado en el lienzo.
Gracias a un grabado del X Duque de Béjar sacado a la luz recientemente por
Emiliano Zarza (1) en su obra sobre la participación del mismo en el sitio de
Buda (1686) podemos descartar a don Manuel Diego debido a su escaso parecido
con el retratado en el Salón Carlos V del Palacio de Mirabel, además de ser el
Duque de Béjar parecería extraño que no se hubiese hecho retratar con el Toisón
de Oro, el más alto honor que entregaba el Rey de España y orden de la que don
Manuel Diego era miembro y con la que de hecho aparece retratado en el citado
grabado.
Don Baltasar de Zúñiga, Marqués de Valero y Duque de Arión
Quizás la lógica podría hacernos pensar que el retratado
debería ser el VI Marqués de Mirabel al ser un cuadro situado en el palacio que
fue su residencia , sin embargo, hay un dato que nos hace inclinarnos por el I Marqués
de Valero y es que la mayor parte de obras pictóricas que se alojan en el
Palacio provienen de la colección del Duque de Arión, título que emparenta con
los de Mirabel y Griñón, y cuyo primer depositario fue el Marqués de Valero por
concesión de Felipe V en 1725. Tendría pues mucha lógica que la familia
poseyese un cuadro del fundador de esa rama, además la banda de general indica
algún rol militar como los que pudo desempeñar Valero en sus años de juventud.
Si nos fijamos bien en el retrato es obvio que nos
encontramos ante un lienzo de gran calidad que, si quizás no fuera realizado
por alguno de los grandes pintores de la Corte, sí podría pertenecer a su
taller o alguien de su entorno. Esto nos podría hacer pensar que el retratado
tenía un cierto acceso a los círculos cortesanos del momento, como de hecho así
tenía don Baltasar de Zúñiga gracias principalmente al prestigio de su hermano.
Por desgracia, sin fechas precisas, autor u otro tipo de
referencia tendremos que esperar algún tipo de documento para poder identificar
100% al protagonista del cuadro, pero un paso queda dado.
Notas:
( 1) “La participación del X Duque de Béjar, D.Manuel
de Zúñiga, en el sitio de Buda (1686).”, obra de Emiliano Zarza Sánchez. CEB,
2014.
No lo se, no entiendo mucho de estas cosas pero, en mi ignorancia, me parece raro que un retrato como ese no figure inventariado en algún registro, testamento, etc. de las familias implicadas.
ResponderEliminarUn abrazo,
Has logrado despertar el interés sobre la autoría del cuadro y sobre quién es el retratado. Me pasa como a Miguel, me parece extraño que no figure inventariado.
ResponderEliminarUn beso Carmen
¡Qué maravilla, Carmen! Tengo la sensación, en este momento, de haber estado haciendo contigo esa visita palaciega, atento a cada una de tus explicaciones: gracias por ellas y por las numerosas imágenes que de tanta ayuda me han resultado.
ResponderEliminarBesos.
El mérito es de Alberto Bravo, no mío. Tengo pendiente una visita a Plasencia, ciudad cercana, pero en la que no me dejo caer desde hace tiempo.
EliminarUn saludo
Muy interesante esta entrada y muy hermoso el palacio. Respecto de la pintura, independientemente de la gran importancia que sin duda tiene, me llama la atención la desproporción entre caballo y jinete, o bien el primero era muy grande, o bien el segundo muy pequeño. Seguramente es cosa del pintor...
ResponderEliminarSaludos.
Es posible que la desproporción entre jinete y montura se deba a un recurso pictórico para resaltar al retratado si se colocaba el lienzo en una posición elevada, con el espectador en una posición baja. De esta forma, ambos adquirían uans proporciones justas. O quizá el artista no era demasiado hábil a la hora de plasmar caballos.
EliminarUn saludo
Pues quizás tengas razón y se trate de un efecto del pintor.
EliminarSalud.
Ya el palacio exteriormente es muy bonito y con la otra toma completa que vale la pena visitarlo, siempre un gran interés tuyo en saber a quién pertenece cada obra, seguro que lo consigues.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Carmen:
ResponderEliminarInteresante artículo. A mi me llama la atención la pintura en si. Es interesante, pero algo no me cuadra...No logro saber qué es.
En todo caso conocer la identidad del caballero es un reto bastante interesante.
Beso
De regreso de algún viaje al Sur, he pasado varias veces por Plasencia, pero nunca me he adentrado en la ciudad.
ResponderEliminarDespués de leer tu entrada, me encantaría visitar ese palacio, admirar de cerca las obras pictóricas que guarda y ya de estar allí, no dejar de ver la Catedral. Lo recordaré para otra vez.
Cariños y buena semana.
kasioles
Pasé por este palacio cuando estuve por Plasencia pero no llegué a entrar en su interior.
ResponderEliminarBesos
Muy buen artículo, felicitaciones. Desde Chile, Jorge Zúñiga Rodríguez.
ResponderEliminarHOla Carmen me acerco por aquí porque tu te hiciste seguidora de mi blog, por eso quiero darte las gracias y visto lo visto yo decido hacerme seguidora del tuyo, y en concreto esta entrada me parece muy interesante, el palacio es precioso, yo estuve hace años y no me percaté de todo esto que nos cuentas, por eso quiero felicitarte por proporcionar toda esta información que ayuda a saber más cosas sobre nuestra historia.
ResponderEliminarUn saludo y volveré en otra ocasión.
Puri
Si que parece extraño que un cuadro de un personaje ilustre no solo no se sepa quien es el autor, que incluso se desconozca el personaje en cuestión.
ResponderEliminarSaludos.
Carmen, leyendo la entrada se aprecia el buen equipaje documental preciso para autentificar y datar cualquier representación artística. De los símbolos a la vestimenta, de los cabellos a la factura del lienzo. Pinceladas, fondo, entorno, contraste de los rostros, calidad de las telas representadas.
ResponderEliminarUna investigación apasionante que, supongo, aún con toda su minuciosidad no será fácil concluir con éxito.
Supongo que el enigma aún habrá de proporcionar a Alberto más momentos apasionantes, una investigación que espero seguirá compartiendo con nosotros.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Bisous
Mira que he pasado veces por delante de la entrada del citado palacio (a la izquierda, subiendo un poco, está el Parador de turismo) y nunca se me ocurrió visitar el famoso cuadro, motivo de esta entrada.
ResponderEliminarUn saludo.
Está claro que sacas petroleo de pozos nuevos. Me encanta el Palacio, no lo conocía. Bss y buen finde
ResponderEliminarBueno, al margen de la incógnita, de lo que nadie nos puede privar es de su contemplación.
ResponderEliminarUn abrazo.
No he visitado nunca Plasencia, pero me encantaría ver ese palacio y naturalmente el cuadro. Una magnifica entrada Carmen.
ResponderEliminarUn beso y feliz fin de semana.