Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid nº 4.752 (06/05/2016), p. 6.
Una
calle y un retrato retienen en la memoria colectiva el apellido de un general
gallego que defendió Béjar y a sus habitantes de un peligro real y palpable
llamado carlismo. El 3 de mayo de 1838 las tropas del general carlista Basilio
García se dirigían con prontitud desde Extremadura a refugiarse entre las
defensas amuralladas de Béjar. La plaza era segura, pues pocos meses antes
había sido ocupada por facciones rebeldes que en ese momento campaban a sus
anchas por las calles bejaranas. La razón de tanta premura era tan urgente como
que una división del ejército del norte al mando del general Ramón Pardiñas les
perseguía a uña de caballo.
Retrato del general Ramón Pardiñas
según un grabado de la época
La
confluencia de ambos contingentes militares el día 3 de mayo de 1838 acabó
convirtiendo las plazas y calles de nuestra localidad en un campo de batalla,
en el escenario de sangrientas luchas entre los partidarios del Antiguo Régimen
y del pretendiente al trono, Carlos María Isidro, el hermano del difunto rey
Fernando VII por un lado, y de la reina niña Isabel II, la heredera legítima, y
su madre, la reina regente Mª Cristina, por otro. Los escasos miembros de la
Milicia Nacional de Béjar poco podrían haber hecho ante la amenaza de las
tropas carlistas, unos 3.000 hombres, bien pertrechados y armados, sin el
concurso y auxilio del ejército real [1].
El general carlista Basilio García
El
éxito de la neutralización de la facción subversiva fue considerado desde el
mismo momento de su obtención como uno de los hitos históricos más
sobresalientes de la villa y, de hecho, se celebraría año tras año en la fecha
significativa del 3 de mayo hasta que otro hecho de armas, la revolución del
68, adquirió tintes aún más épicos. Es curioso que ambos acontecimientos fueran
antagónicos: el 3 de mayo de 1838 los bejaranos derramaron su sangre en defensa
de la reina niña Isabel II y exactamente treinta años después, el 28 de
septiembre de 1868, esos paisanos o quizá sus hijos lucharon a brazo partido
para que la misma reina saliese hacia la frontera del exilio.
Pero volvamos al general Ramón Pardiñas de Villardefrancos
y más concretamente a su retrato. Por ofrecer alguna pincelada sobre su vida
diremos que nació en Santiago de Compostela en 1802 y que con catorce años
decidió hacer carrera en el ejército, tomando partido en favor de Isabel II y
de su madre la reina regente Mª Cristina. Luchó en la Primera Guerra Carlista y
logró por méritos bélicos los rangos de maestre de campo y brigadier; incluso
ejerció como diputado en 1834 y 1837. Poco después de haber combatido en Béjar,
donde se le consideró un héroe como hemos relatado, falleció en el campo de
batalla el 1 de octubre de 1838, concretamente en Maella (Zaragoza), a la edad
de 37 años[2]. El
general carlista Ramón Cabrera, el llamado Tigre del Maestrazgo, el azote de
los cristinos junto a Zumalacárregui, fue su digno contendiente en aquella
batalla luctuosa para él y su familia.
Muerte del general Pardiñas
en la acción de Maella. Litografía de "Vida Militar y Política de
Cabrera" de Buenaventura de Córdoba
Los
datos que hemos ofrecido nos van a servir para comprender mejor los hechos que
dieron lugar a que su retrato luzca hoy en la Sala de Concejales del
ayuntamiento de Béjar. Retrotraigámonos a 1871, al Sexenio Democrático, justo
después de los hechos de 1868. Es curioso que sea entonces, destronada aquella
niña, cuyo nombre se había defendido en las calles de Béjar en 1838, cuando se
decida hacer un homenaje público en forma de retrato al general cristino Ramón
Pardiñas. Pienso que quizá se quería con ello rememorar unos hechos de armas que
se consideraban un precedente militar, treinta años atrás, de lo acaecido poco
antes en los hechos revolucionarios de La Gloriosa. En ambos, aunque con
intereses contrapuestos, habían ofrendado su sangre los bejaranos al plantar
cara a los símbolos contrarios al progresismo y en defensa de la transformación
del país, bien frente a los carlistas y sus programas de vuelta al Antiguo
Régimen, bien frente a los gobiernos podridos y en decadencia del régimen
isabelino.
Retrato del general carlista Ramón Cabrera, llamado el Tigre del Maestrazgo
Decididos
los representantes de los ciudadanos en 1871 a homenajear al general Ramón
Pardiñas se procede a aprobar en sesión de 12 de mayo[3] el
encargo de su retrato con el fin de que penda en la sala de sesiones del
edificio consistorial. En este sentido se estima un desembolso de la no
desdeñable suma de 4.000 reales en un pleno posterior, concretamente el del 18
de julio[4].
Sin embargo, al año siguiente aún no lucía en nuestro ayuntamiento; es más, aún
se discute si debe ser al óleo o simplemente una fotografía, para lo cual se precisa
hacer dos rondas de votaciones entre los concejales, siendo el resultado de la
primera un empate técnico a cinco votos contra cinco y de la segunda una
preferencia de nuestros ediles por el óleo[5].
Continuará
[1] Para saber más
ESTEBAN DE VEGA, Mariano. “Política y sociedad en Béjar durante el siglo XIX”.
En HERNÁNDEZ DÍAZ, José Mª y AVILÉS AMAT, Antonio (coords.). Historia de Béjar, vol. II. Diputación
de Salamanca y Centro de Estudios Bejaranos, 2013, p.193.
[2] JAM-BÉJAR.
Béjar, Ciudad de cuatro entradas. Especial de Béjar en Madrid, Diciembre de 2009.
[3] Archivo
Municipal de Béjar. Actas de sesiones del ayuntamiento. Sesión de 12 de mayo de
1871, f.210v.
[4] AMB Actas de
sesiones del ayuntamiento. Sesión de 18 de julio de 1871, f. 231v.
[5] AMB. Actas de
sesiones del ayuntamiento. Sesión de 19 de enero de 1872, f. 313.
Un hombre valiente que murió en el campo de batalla. Me parece muy curioso Carmen, el hecho de votar para decidir la procedencia de la obra. Buen trabajo amiga. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarMe imagino que en la parte segunda nos enteraremos de la forma que se resolvió el desempate.
ResponderEliminarBesos
No sabes las ganas que tengo de leer la segunda parte.
ResponderEliminarBesos
Esto de las batallas, y de la lectura de la historia siempre dos caras. Lo que para unos es un héroe para otros es todo lo contrario. Pero alguien que arriesga su vida por un ideal merece todo los respetos. Bss
ResponderEliminarSiempre es de agradecer que se tenga en consideración a los héroes con un homenaje que se le va a recordar en la sala de concejales.
ResponderEliminarUn feliz fin de semana.
Como siempre una interesante historia que me deja con ganas de saber más. Ya vermeos como le va al caballero.
ResponderEliminarBesos
Béjar fue valerosa batiéndose en las dos ocasiones. Tanto cuando esperaba mejorar la vida de su tierra facilitando el poder a unos, como al comprender que estos no lo merecían.
ResponderEliminarUn abrazo