La pintura es
ilustrativa porque muestra al emperador Carlos V llegando a su retiro de Yuste sobre
una litera, similar a la réplica que hoy se muestra a los visitantes del
palacio adjunto al monasterio, a hombros de cuatro portadores. Lo acompaña una
breve comitiva de asistentes domésticos, y es recibido en la puerta del cenobio
por una procesión de monjes jerónimos ataviados litúrgicamente. No obstante en
el Museo del Prado existe otra pintura, de José María Alarcón Suarez, que muestra
al monarca llegando a pie acompañado de una numerosa comitiva de nobles y cortesanos,
y recibido bajo palio, en esta ocasión, por los monjes. Ambas pinturas son del
siglo XIX.
Entrada del Rey Carlos V (sic) en el Monasterio de Yuste, por Antonio
Casanova y Estorach. Museu Nacional d´Art
de Catalunya. elmundo.es
En los tres meses que duró la terminación del palacio, el
emperador se había alojado a pocos kilómetros de allí en el castillo de los
condes de Oropesa, más tarde marqueses de Jarandilla, título el primero que su
abuela la reina Isabel I había otorgado en 1475 a Fernando Álvarez de Toledo y
Zúñiga, nieto de Álvaro de Zúñiga, I duque de Béjar.
Castillo-palacio de los Condes de Oropesa, Jarandilla de la
Vera, hoy parador nacional de turismo. Foto de Frederic Baiges
Varios autores, entre ellos Ramón Menéndez Pidal en el tomo
XX de la monumental Historia de España, señalan que la elección de Yuste le fue
sugerida a Carlos V por su fiel compañero y cronista Luis de Ávila y Zúñiga,
marqués consorte de Mirabel por matrimonio con su prima María de Zúñiga, hija
de Fadrique de Zúñiga, que conocía el lugar por la cercanía con su palacio en
Plasencia (40 kms).
Palacio de Mirabel en Plasencia. Foto de Jerónimo Gomato
Algunos agregan que el marqués era sabedor de ciertos
experimentos medicinales que los monjes de Yuste realizaban con hongos, que
podrían curar la gota del emperador, y lo cierto es que esa posibilidad se veía
reforzada en el ánimo de don Carlos por el recuerdo de las alegres cacerías de
azor que había compartido en Plasencia con don Fadrique de Zúñiga. También
recordaría las visitas al palacio del ya fallecido duque Álvaro de Zúñiga en
Béjar, a menos de cien kilómetros de Yuste, en una de las cuales había
reclutado a otro de sus compañeros de viaje por Europa, y deslenguado cronista,
el decidor Francés de Zúñiga, como asimismo la generosa contribución de 10.000
ducados que algunos años antes le había hecho la actual III duquesa, doña María
de Zúñiga, que ahora le enviaba presentes desde Béjar con motivo de su llegada
a Oropesa.
Palacio ducal de Béjar. Foto de S. Hoya
El emperador no se curó de la gota en Yuste, pero allí le fue
presentado por primera vez su hijo bastardo
Jeromín, el futuro Juan de Austria,
cuando el niño ya tenía doce años. Lo había concebido en 1545 en Regensburg,
Ratisbona, con la joven burguesa alemana Bárbara de Blomberg, veintisiete años
menor que Carlos, y a los tres fue enviado a España para educarse.
Presentación de Jeromín, Juan de Austria, a su padre el
emperador Carlos V en Yuste, por Eduardo Rosales Gallina. Museo del Prado
Nacido en 1500,
Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico falleció en Yuste a
los cincuenta y ocho años de edad, pero no de gota ni de ninguna de las otras
enfermedades que padecía, sino de la picadura de un mosquito proveniente de las
aguas estancadas de una de las albercas del palacio, que le produjo fiebre
palúdica. Así al menos se desprende de los estudios realizados en el siglo XX
sobre el dedo meñique de su cuerpo que se conserva en el Panteón de los Reyes
del Escorial, adonde fue trasladado desde Yuste por el conde de Oropesa en 1573,
por expresa voluntad de Felipe II.
Momia de Carlos
V en El Escorial. Espanaeterna.blogspot.com
Del responsable
de la permanencia del emperador en Yuste desde el 11 de noviembre de 1556 hasta
el día de su muerte el 21 de septiembre de 1558, el marqués consorte de Mirabel
Luis de Ávila y Zúñiga, natural de
Plasencia y bisnieto de Álvaro de Zúñiga, I duque de Béjar, escribió en
2015 una obra divulgativa de su vida,
actos y hazañas el licenciado en Derecho de la Universidad de Salamanca Jerónimo
Mateos Calvo, parte de la cual se puede leer en la red. En la portada aparece
la figura ecuestre de Carlos V, pintada por Tiziano.
Luis de Ávila y Zúñiga marqués de Mirabel, de Jerónimo
Mateos Calvo. 2015
Desde hace
algunos años, el consistorio del ayuntamiento de Jarandilla de la Vera se ha
dedicado a recrear la estancia de Carlos V en el castillo de los condes de
Oropesa, con el fin de potenciar las actividades culturales y turísticas de la
villa.
Recreación de la
estancia de Carlos V en Jarandilla de la Vera 2016. Elperiodicoextremadura.com
Lugares muy cercanos a mí, puesto que tuve durante ocho años casa en Cuacos de Yuste e iba con frecuencia a Plasencia. El Palacio de Mirabel te lo encuentras, lo quieras o no, cada vez que te acercas al Parador de Turismo. También eran frecuentes las visitas al de Jarandilla.
ResponderEliminarUn saludo.
Una relación realmente interesante. Hace apenas quince días que estuvo en Plasencia y por supuesto contemplé el Palacio de Mirabel, me hubiera gustado saber entonces todo lo que nos has contado en ésta entrada.
ResponderEliminarBesos Carmen
De esos tres palacios, solamente conozco el de Plasencia.
ResponderEliminarInteresante todo lo que nos cuenta en tu entrada y que representa un vínculo de unión entre estos hermosos lugares.
Besos
Datos históricos que siempre es interesante conocer. Por cierto, pese a las muchas interpretaciones que se han dado, siempre me he preguntado qué pintaba el Emperador por aquellos lugares que, en su época, debían estar absolutamente solitarios y perdidos.
ResponderEliminarUn abrazo,
Bueno, no tan solitarios y perdidos. Aunque el Monasterio de Yuste sí está medio escondido en la montaña, la comarca de La Vera (de Plasencia)siempre ha sido muy rica, pues tiene un microclima con mucha agua, que facilita la proliferación de huertas, frutales, ganado, pesca, etc. muy importante para la economía de entonces. Y de ahora.
EliminarEn la red está la Ruta de Carlos V camino a Yuste. La Junta de las Siete Merindades de Castilla acordó incluso reparar el camino por el que se trasladaría.
EliminarMuy interesante toda la información y más interesante todavía la recreación que hacen los vecinos de Jarandilla de la Vera.
ResponderEliminarUn saludo.
Hace mucho, tanto como 14 años, que estuve en Béjar y Plascencia. Una comarca que me agradó mucho. Solo vi el Palacio de Mirabel, que no sé si se podía visitar entonces.
ResponderEliminarBesos
La del préstamo de 10.000 ducados y III duqesa de Béjar fue doña Teresa de Zúñiga. Lapsus calamae o lapsus mentis. Excusas, JZR.
ResponderEliminarAclarado
EliminarMuy interesante, y la presentación muy buena.
ResponderEliminarY ellos... Pues definitivamente viviendo como reyes.
Un abrazo, Carmen.
Una muy interesante entrada. ¡Cincuenta y ocho años! Creo que no siempre somos conscientes de lo joven que murió el emperador.
ResponderEliminarSaludos
¿Joven? La expectativa de vida en la Edad Media era de 45 años, lo que quiere decir que vivió 10 años más que la media. A pesar de los "sanadores" que tenía.
EliminarSe ve que la familia Zuñiga tenia mucha proximidad con el emperador recomendandole un lugar para su retiro y dandole aposento mientras terminaban el palacio de Yuste.
ResponderEliminarSaludos.
Tanta que la casa imperial y la corte estaban plagadas, perdón, llenas de miembros de esta familia. La sala Carlos V del palacio de Mirabel en Plasencia, para ilustrar, es testimonio de la amistad del emperador con Fadrique de Zúñiga, tío y suegro del que le recomendó Yuste. JZR.
EliminarEn buenos lugares extremeños vivió y visitó el emperador. Gran iniciativa de Jarandilla, para dar a conocer la historia que hoy, tanto se tiende a olvidar.
ResponderEliminarBuen artículo Jorge
Besos.
Muy buena la referencia histórica Carmen. Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
ResponderEliminarInteresante crónica del porqué de la elección de Yuste por parte de Carlos Iº.
ResponderEliminarY la referencia a Jeromín me trae recuerdos de una lectura infantil donde contaba su historia, que parecía un cuento.
Saluos
Dos años, los últimos vivió allí, el emperador. Comiendo, pese a la gota que lo aquejaba, reparando relojes y con el recuerdo de su esposa Isabel, uno de cuyos cuadros hizo llevar al palacio. Y pese a la maravilla que sé que es y la historia que encierran aquellas paredes, aún no he podido visitar.
ResponderEliminarSaludos.