Autora: Carmen Cascón Matas
El libro José Mª Blázquez de Pedro. Un anarquista
entre dos mundos (Béjar, Panamá, Cuba), de Ignacio C. Soriano Jiménez y Miguel Íñiguez, está
editado por la Asociación Isaac Puente de Vitoria y el Centro de Estudios
Bejaranos, a propuesta de los autores, organizó su presentación en Béjar al ser
ésta una biografía de un bejarano casi desconocido para el gran público. El
acto tuvo lugar en el Casino Obrero el 24 de noviembre.
Portada del libro
Antonio Gutiérrez Turrión, miembro del CEB, en una
charla amena con Ignacio Soriano Jiménez, propuso una serie de eventos
trascendentales en la vida de José María Blázquez de Pedro, desgranando entre
ambos su intensa trayectoria vital y salpicándolos con la lectura de fragmentos
de sus artículos. Así los presentes pudimos transportarnos a aquel Béjar de
1875 en que nació en el seno de una familia conservadora y religiosa; asistimos
a su transformación de ideas a raíz de su estancia militar en Cuba donde fue
testigo de las injusticias que cometía el ejército contra el pueblo llano y
sufrió las privaciones del soldado raso; volvimos con él a Béjar y después a
Salamanca a estudiar tres años de Filosofía y Letras en la Universidad; sin
acabar la carrera llevamos nuestros pasos con él a Madrid durante un tiempo,
donde fue encarcelado y conoció a otros anarquistas; regresamos de nuevo a
Béjar, donde abre la librería “La Racional” en los portales de Pizarro y somos
testigos de una actividad frenética a la hora de publicar artículos en revistas
y periódicos nacionales e internacionales, de fundar periódicos como “Patria y
Letras” (de ahí su apodo de Patriletras), “La Dinamita” o “Cultura y Tolerancia” y de asentar las bases del
Ateneo Bejarano; asistimos en suma a la predicación de sus ideas anarquistas
basadas en la tolerancia, la defensa del débil y de la mujer, y la lucha
frenética contra el clericalismo.
Mantiene contactos con Miguel de Unamuno (con quien se entrevista numerosas veces en Salamanca y Béjar, además de cartearse con él), Pío Baroja (al que acompaña en su visita a Béjar y que se inspira en nuestra ciudad, probablemente, para escribir César o nada), Eduardo Zamacois (también él ambienta su Historia de un hombre pequeñito en Béjar), Benito Pérez Galdós, José Ortega y Gasset, Carmen de Burgos (a quien dedicamos unas entradas en este blog y que vino invitada por Blázquez de Pedro a conferenciar a su Ateneo Bejarano) o Mateo Morral (quien parece ser que estuvo en la ciudad antes del famoso atentado contra el rey Afonso XIII).
Blázquez de Pedro con uniforme militar en los tiempos de la guerra de Cuba
Su mensaje es tan revolucionario que le lleva
a la crítica social, a la excomunión y el libelo, en un Béjar en el que el
anarquismo era proclamado por unos pocos individuos, escasamente organizados y
sin amplios apoyos sociales. Después de morir sus padres, él y sus hermanos
deciden marcharse a Panamá en 1814, donde son acogidos calurosamente por el
gran reconocimiento que le dispensan por sus artículos. Pocos años más tarde serían
represaliados, tanto él como su hermano Martín, por el estado norteamericano y
deportados a Cuba, pues su mensaje había calado entre las clases populares de
tal manera que se le reconoce en el país como fundador del sindicalismo
panameño. En 1927 muere en tierras cubanas debido a la tuberculosis.
Su biografía, que damos a conocer a grandes rasgos, se
perfila en el libro, pero sobre todo su obra y pensamiento en sus 360 páginas y
en una separata titulada Multiplicidad del placer – El derecho al amor.
**********
Recogemos un artículo suyo rescatado hace pocas semanas por Antonio Gutiérrez Turrión en
su blog http://antoniogt1.blogspot.com.es/
"Nuestras bases ideológicas
Aspiramos a la Fraternidad
Universal, sin amos y sin fronteras.
Ser bueno vale más que ser
sabio. Para nosotros, la suprema sabiduría es la bondad.
No tememos a nada ni a nadie.
Obrar pensando en castigos y en premios ulteriores, lo consideramos inmoral y
encadenador. Laboramos, sobre todo, por el placer de laborar. Amamos el bien
por ser el bien, y nada más.
Buscaremos todos los fondos, a
través de todas las formas.
En lo sustancial, somos egoístas
como todo ser viviente; pero nos esforzamos por que nuestro egoísmo no choque,
sino que armonice, con el egoísmo de los demás.
Queremos que todo el mundo
produzca en la medida de sus potencias, y que todo el mundo consuma y goce
según sus necesidades y gustos.
Seremos defensores denodados de
la mujer, víctima todavía de numerosas preocupaciones propias, de abundantes
injusticias sociales y del imperialismo del varón.
El estudio atento de la realidad
nos ha hecho deterministas. Por eso llamamos irresponsables a los llamados
delincuentes, en la firmeza de que todos son frutos del desorden social que se
atreve a titularse orden. Los tenidos por malos no lo serían si se les diesen
medios para evitarlo.
Para juzgar y estimar a las personas,
no miraremos el color de su piel; nos atenemos a la nobleza de sus sentimientos
y a la elevación de sus ideas.
Sin libertad, no estimamos
completa ninguna ventura.
Cuanto más desdichado es un ser,
más conmiseración nos infunde. Todos los caídos, todos los que sufren son
nuestros hermanos.
Lo discutiremos todo, pero
siempre con razones. No porfiaremos nunca. No publicaremos ningún escrito que
contenga injurias contra cualquiera, por más que se nos pagase cada línea con
un puñado de oro.
De los artículos firmados serán
responsables sus autores. De todo escrito que no tenga firma, responderá el
Director. No aceptamos más colaboración que la solicitada expresamente por
nosotros”.
Un anarquismo teórico y humanista que está más cerca de del idealismo filantrópico y romántico que de la práctica radical de algunos que, como Mateo Morral, no dudaron en "echarse al monte" para solucionar las cosas de forma violenta. Un producto de una época terrible donde escaseaban los derechos de los trabajadores.
ResponderEliminarSaludos, Carmen.
Un gran trabajo,Carmen, recuperar la memoria y los ideales por los que aún en nuestros días hay que seguir luchando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Su desconocimiento en parte creo se debe a sus ideas, aunque murió antes de la república y en extranjero, motivo suficiente a que en los años posteriores a la guerra lo silenciaran.
ResponderEliminarSaludos.
Una figura desconocida y silenciada, que ahora rescata del olvido.
ResponderEliminarBesos
Interesante personaje. Ideas claras, adelantadas a su época, como la defensa de la mujer (es decir sus derechos como ciudadanas) y sobre la libertad.
ResponderEliminarBesos
Parece ser que le bejarano José María Blazquez de Pedro era más un teórico de la defensa de los derechos sociales y un filósofo del anarquismo que un auténtico practicante del mismo, perteneciendo, tal vez, a ese grupo de anarquistas pacíficos defensores de la soberanía individual.
ResponderEliminarNo os falta de nada de Béjar.
Un beso Carmen
Un personaje interesante. Y aunque su vida no fue demasiado larga, le dio tiempo a plantar su semilla ideológica en más de un lugar.
ResponderEliminarFeliz semana
Bisous
Una persona que dejo huella allí por donde pasó.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues por ser anarquista tenía un buen pensar y sus frases eran profundas y muy buenas.
ResponderEliminarMe alegro que otro personaje ilustre salga de tu tierra.
Un abrazo
Frente al anarquismo más violento (representado por ejemplo, por el nombrado Mateo Morral) siempre hubo una corriente más filosófica, filantrópica incluso, que hoy permanece muy olvidada. Los escritos de Blázquez de Pedro son un buen ejemplo.
ResponderEliminarSaludos, Carmen
Malos tiempos para esos hombres.Siempre ha sido una constante esa lucha de unos pocos contra el opresor : en favor de la libertad,igualdad y solidaridad.
ResponderEliminar¡Felices Fiestas Carmen!
Besos.
Siempre han existido idealistas, quizás no tuvieron más remedio que echarse al monte para proteger sus vidas, pero eran minoría y no se les escuchaba.
ResponderEliminarDefensor de los derechos de los trabajadores ha dejado huella en la historia de Béjar.
Cariños y buen fin de semana.
kasioles
·.
ResponderEliminarAhora, que estaba escuchando a Noam Chomsky, que bien viene leer esos postulados anarquistas.
La bondad como valor supremo es un bello enunciado. Llevarlo adelante roza con la utopía.
Un abrazo
· LMA · & · CR ·