24 de septiembre de 2018

Recordando, tras ciento cincuenta años, la revolución de 1868 en Béjar (3ª Parte y final)

Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas 2018.


        Lo que sí sabemos con absoluta certeza es que el contingente del ejército profesional de la reina Isabel II (que exhibe una impecable artillería cuyos disparos, desde temprano, sobrevuelan la población textil), enviado para amedrentar, con tropas a caballo y de infantería, a la bisoña milicia local y, tal vez, con la consigna de no emplearse a fondo sobre ella, es rechazado por esta cada vez que intenta penetrar al interior de la ciudad.  Por la puerta de San Nicolás o por Campopardo, cuando lo pretende. O por la de la Villa o de Ávila, en múltiples y renovadas ocasiones. Y por supuesto, todas infructíferas. 

Batalla del Puente Alcolea


       Es posible que los que contendían en Béjar, especialmente las unidades del brigadier Nanetti, estuviesen muy pendientes del resultado de la batalla de Alcolea en la que se enfrentaban, al mismo tiempo que en nuestra ciudad, los sublevados de Cádiz con las tropas del ejército gubernamental. Horas antes que finalice el asedio local, el combate junto al Guadalquivir se decide con el triunfo de los revolucionarios y su posterior marcha hacia la capital del país donde se impone el triunfo de la revolución
 
        También los del brigadier Nanetti, en el ámbito local, cansados de tantos embates sin éxito y dando por perdida la causa, deciden su retirada dejando su huella de muerte y pillaje entre los más desprotegidos para escarnio del ejército que tendrá su juicio posterior por tales desmanes. Juicio en el que apenas se dilucidan responsabilidades para los responsables de los hechos.



 Calle de La Libertad

       No existen cifras oficiales de bajas producidas en la jornada del 28 y de los días posteriores en ambos bandos; sí las oficiosas, entre los represaliados del barrio de La Corredera, que se cierran en veinte y tantos, casi la treintena, incluido un joven mendigo de 10 u 11 años. Luego, en octubre y noviembre se registran algunas defunciones —2 ó 3— entre los soldados gubernamentales hospitalizados por heridas de diversa consideración (alguno, incluso, por impacto de bala de cañón, posiblemente de aquellos construidos artesanalmente por los defensores, que guarda hoy el Museo del Ejército) en los hospitales bejaranos. 

       Al día siguiente, ya ha triunfado la Revolución Gloriosa, y desde San Sebastián, donde pasaba sus vacaciones la reina Isabel II, en cuanto vio perdida su causa, toma un tren y se exilia a Francia amparada por Napoleón III y Eugenia de Montijo

 Placa con algunos nombres de los caídos en aquellas jornadas

    A Béjar le llegaron reconocimientos —ahora heroica ciudady honores de casi toda España; muchas ciudades y pueblos dieron su nombre a calles y plazas. Los miembros de la Junta Revolucionaria llegaron, incluso, a solicitar del general Prim —el hombre fuerte y más destacado de la revolución— como recompensa a su heroica gesta, la capitalidad provincial. Y aunque esto no llegara a producirse, sí que quedó, registrada en la historia contemporánea la proeza singular de aquel 28 de septiembre de 1868, hace siglo y medio. Que ahora, con la brevedad del texto que antecede, he pretendido rememorar. 



8 comentarios:

  1. Y con esta gesta pensaban los liberales progresistas que se habían quitado de encima para siempre a los borbones. Pobres ilusos. Pobre Prim.
    Un saludo.

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  2. Una gran gesta, que siempre tendrá presente la población con la difusión de esta historia.

    Besos

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  3. Aunque sea una historia de Béjar pero con connotaciones nacionales.

    Saludos.

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  4. Deseo a los bejaranos que el día 28 tengan un feliz y pacífico día de celebración.
    Un saludo,

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  5. Hola Carmen:
    Béjar propuesta como capital provincial.
    Una gesta que después no llegó a los objetivos iniciales...

    Besos

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  6. Da gusto siempre que tu ciudad sea destacada en heroísmos y honores, está bien que otras ciudades hayan dado nombre a ciertas calles en conmemoración de las personas que perdieron su vida.
    Un abrazo.

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  7. Tenía una amiga del colegio en Barcelona de familia salmantina, que su madre y su tío se llamaban Libertad y Liberto. Según me contaron era en recuerdo de la revolución.
    Besos.

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  8. Repasar la historia y celebrar pacificamente sucesos acaecidos. No estaría mal que en su exilio se hubiera llevado a todos.
    Besos.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.