Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
Parece utópico
relacionar ciudades tan distintas y distantes (más de 4.000 kilómetros mediando
países de culturas diversas prácticamente en dos continentes) como son San
Petersburgo en Rusia, y Béjar en España, pero la relación, aunque incidental, existe
y es a través de un retrato… y algo más.
Hermitage desde
el Neva. Wikimedia.org
A orillas del
rio Neva, San Petersburgo fue fundada en 1703 por el zar Pedro el Grande para que fuera la ventana de su imperio
hacia el mundo occidental, y por más de dos siglos fue la capital de Rusia.
Es hoy la ciudad más poblada después de Moscú, y en lo cultural alberga más de doscientos museos de los
cuales el Hermitage es el más grande.
Es aquí donde
está la relación con Béjar porque en la Sala de Pintura Española del Hermitage se puede disfrutar del retrato del autor de La Araucana,
Alonso de Ercilla y Zúñiga, de cuyo abuelo materno testificaba el expediente de incorporación a la Orden de
Santiago que el dicho Alonso de Zúñiga
descendió de los Reyes de Navarra, de adonde descienden los Duques de Béjar.
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Solicitado el
retrato en 1585 por la Casa Imperial de
Alemania para la Colección de
Españoles Contemporáneos e Ilustres (el emperador Maximiliano y la reina de España Ana de
Austria apadrinaron a Ercilla en su boda), el poeta lo encargó, parece ser aunque los investigadores no se ponen de acuerdo, a El Greco y
finalmente dio en manos de mercaderes, que lo vendieron a alguno de los monarcas
rusos que iniciaron e incrementaron la colección del Hermitage (Pedro el
Grande, Catalina II, Nicolás I).
Mariano
Téllez-Girón, XV duque de Béjar.
Museo del Romanticismo, Madrid
El algo más es
que en el mismo escenario, frente al puente Nikolai, vivió Mariano Téllez-Girón y Beaufort (y Zúñiga por
algún lado), XV duque de Béjar y XII duque de Osuna, cuando fue embajador
de España en Rusia entre 1856 y 1868, que hacía abrevar en cubos
de champaña los caballos de sus invitados, y en una fiesta ante el zar hizo
poner vajilla de oro y después de cada plato la hacía arrojar por sus criados
al río Neva.
Fuentes:
-Medina Zavala,
José Toribio. La Araucana. Vida de
Ercilla, 1914.
Montaner y
Simón: Diccionario Enciclopédico
Hispano-Americano, 1887-1899.
-Sánchez Sánchez,
Antonio. Con la Z de Stúñiga, 2012.
-Otras en la red
Sí que viajó el cuadro para aquellos tiempos en que los medios de locomoción que distaban bastante de lo que hay ahora.
ResponderEliminarBesos
Siempre me sorprendes...Béjar en Hermitage.
ResponderEliminarBesos
Vaya anécdota más curiosa, la del retrato del poeta que cantó a Chile y acabó en Rusia.
ResponderEliminarLeí hace años un breve perfil del duque de Béjar y me fascinó. Otro personaje de esa rara estirpe que aparecen de vez en cuando, auténtico romántico y bohemio.
Curioso destino el de este cuadro al no finalizar en palacio de los Zúñiga o en Chile termino en Rusia.
ResponderEliminarSaludos.
Para dejar constancia de que somos importantes
ResponderEliminarCariños a través de mi móvil y mar cantabrico.
Kasioles
Curioso donde terminó el cuadro, y sorprendente e increíble, lo de los cubos de champaña y los platos de oro.
ResponderEliminarSaludos, Carmen.
·.
ResponderEliminarFíjate tú. Y yo pensaba que la relación era otra. Que yo había dormido en ambas ciudades, y paseado por sus calles y avenidas... museo incluido, claro. :)
Estuve horas en el museo pero no recuerdo haber establecido relación alguna con Béjar. Debido a mi ignorancia, claro. De todos modos, tanto cuadro y tanta belleza hace que dejes de percibir muchos detalles. Stendhal, supongo.
Un abrazo
.·
LMA · & · CR