Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2017, pp. 52-57.
La euforia colectiva, mezclada
con la impresión fijada para siempre en la retina de paisanos asesinados por
las calles, continuaba desde septiembre de 1868. Béjar se había trocado en una
suerte de símbolo de La Gloriosa mientras en España se vivía una situación de expectante
incertidumbre. La revolución había resultado triunfante en la contienda militar
de Alcolea, el pronunciamiento de la Armada en la bahía de Cádiz y la marcha a
Francia de una Isabel II destronada por su propio pueblo.
Puerta del Sol de Madrid el 29 de septiembre de 1868.
El Museo Universal
Los engranajes de un
nuevo sistema, desconocido hasta el momento en nuestro país y basado en la
democracia y el sufragio universal, se ponían lentamente en marcha en los
ámbitos políticos. Lejos permanecían, aunque no demasiado, los debates sobre la
conveniencia de instaurar una monarquía o una república y las luchas enconadas
entre los vencedores divididos en partidos (republicanos, unionistas,
demócratas y progresistas) que no tardarían en estallar.
Un Gobierno
Provisional, formado por las figuras icónicas de los hechos de septiembre, aspiraba
a reconducir una situación confusa en un territorio nacional gobernado a nivel
local por Juntas Revolucionarias incomunicadas entre sí. Urgía poner en marcha
una nueva constitución que dotara al estado de los mimbres necesarios para administrar
aquel caos eufórico que planeaba sobre los ciudadanos.
Barricada de Campopardo
Grabado a partir de una fotografía de Juan Cambón
Béjar y sus hechos heroicos formaban parte del lenguaje
revolucionario y en el imaginario colectivo nacional e internacional la ciudad
y sus habitantes habían ascendido a la sublimidad de los altares de los caídos
por la causa. Las loas y escritos[1] dando
muestra del sentimiento que había brotado en los corazones de los españoles ante
el arrojo de los bejaranos se sucedían en la prensa. Pocos casos se habían
producido de apoyo a La Gloriosa a nivel civil, más allá de Alcoy o Santander,
con el peligro, además, de haber sufrido el embate de las tropas isabelinas. El
resto habían sido pronunciamientos militares.
Placa dedicada a los Mártires de la Libertad.
Béjar, Puerta de Ávila
Béjar destacaba tanto por el
número de fallecidos como porque los bejaranos implicados en la defensa de la
libertad eran individuos de a pie, sin apoyo institucional, aislados,
organizados por hombres cuyos nombres quedarían grabados a fuego (Domingo
Guijo, José Fronsky, Aniano Gómez, Vicente Valle, entre otros). Parapetados
tras las improvisadas barricadas, armados de escopetas y fusiles, regados sus
gaznates por el aguardiente, animado el tiempo casi detenido en los naipes, los
paisanos veían con más coraje y valor que discernimiento un posible asalto de
las tropas estatales contra sus humildes casas y familias. El asalto se
produjo, tristemente, y fue el barrio del Puente Viejo, cuya espina dorsal fue
bautizada acertadamente como calle de La Libertad, el que sufrió los estragos
de la bayoneta y el fusil de los soldados isabelinos. ¡Libertad! ¡Libertad!
¡Abajo los Borbones! eran sus consignas y sus mantras frente al miedo en una
especie de comunión colectiva de valor.
No nos detendremos ahora en narrar los sucesos que colocaron
a Béjar en el mapa revolucionario[2],
pues de ello se hablará y escribirá en 2018 en ocasión de su ciento cincuenta aniversario[3].
Viajemos al Madrid de octubre de ese año, el momento exacto en el que la
capital se hallaba inmersa en esa mezcla de embriaguez colectiva y caos organizado
por lo acontecido sólo un mes antes.
Gobierno Provisional de 1868
Dos bejaranos, Luis Olleros y Rafael
Lozano[4],
habían sido designados representantes de la Junta Revolucionaria de Béjar, que
hacía las veces de Ayuntamiento improvisado ante una situación extraordinaria
como aquella. Ambos gozaban de la responsabilidad de entrevistarse con los
iconos de la revolución enarbolando la bandera impregnada en sangre de los
paisanos caídos por la causa. Su misión consistía tanto en obtener
indemnizaciones para los fallecidos y sus familias como en conseguir el máximo
beneficio general ciudadano aprovechando la fama de su nombre. Sus testimonios,
valiosísimos, se conservan y asombran por describirnos en primera persona sus
encuentros con figuras tan relevantes como los generales Prim o Serrano.
Continuará
[1] Consultar COLL TELLECHEA,
Ignacio: “El día en que la prensa internacional se interesó por Béjar”. Revista
de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar, 2015.
[2] Sobre los sucesos de 1868
existen algunas publicaciones de cabecera que he utilizado para extraer algunos
datos de este artículo. La más cercana a los acontecimientos es Béjar: reseña al vapor de sus hechos
políticos pasados y presentes, escrito por MUÑOZ PEÑA, Juan, en 1868 y
editado por la imprenta Oliva. Puede descargarse libremente en internet.
También ESTEBAN DE VEGA, Mariano. “Política y sociedad en Béjar durante el
siglo XIX”, en HERNÁNDEZ DÍAZ, José Mª y AVILÉS AMAT, Antonio (coords.) Historia de Béjar, volumen II, pp.
187-213. Y AVILÉS AMAT, Antonio. “Un acercamiento a la revolución de 1868 en
Béjar”. Revista Estudios Bejaranos nº
15, diciembre de 2011.
[3] De ello se ocupa la Asociación
Béjar 68, a la cual animamos a inscribirse a los lectores de este artículo como
socios. Para más información consultar la página web http://bejar68.com/.
[4] Muy posiblemente se trate de
Luis Olleros Mansilla, nacido en Béjar en 1841, abogado, vicecónsul de Alemania
en Badajoz entre 1872 y 1873 (reinado de Amadeo de Saboya), y vecino de Madrid
durante largas temporadas. En todo caso se trataría de personas ligadas al
partido progresista bejarano.
Un sueño frustrado para muchos que pusieron su vida y su futuro en el incierto, pero necesario, camino de la libertad.
ResponderEliminarUn saludo, Carmen.
Gracias a este blog tuyo, y a tus artículos, se ha dado difusión a la importancia que para Béjar tuvo esta "Gloriosa" de cuyos avatares en Béjar nos has hablado.
ResponderEliminarSaludos.
Dos personajes con dos responsabilidades importantes que debieron de ser dificiles de llevar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Parece ser que desde entonces tenemos un gran dilema en este país entre república o monarquía.
ResponderEliminarLo digo porque después se instauro una monarquía con Amadeo I y poco después la primera república ambos regímenes con gobiernos muy cambiantes hasta la restauración.
Saludos.
Épocas convulsas... ¡Cómo si hubiera alguna que no lo sea! y los españolitos siempre enzarzados divididos en luchas fratricidas.
ResponderEliminarUn abrazo,
Disfrutando de su artículo Saludos Carmen
ResponderEliminarSiempre que hay conflictos los terminan pagando los ciudadanos.
ResponderEliminarBesos
Hola Carmen!! De nuevo entre vosotros después de un año de ausencia. LLego a tiempo de leer el primer capítulo de esta nuestra historia tan interesante que hoy nos traes.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Se decía que en este país, la lucha entre monárquicos y republicanos, había hecho derramar más sangre, que las tropas napoleónicas.
ResponderEliminarQuedo a la espera de esa segunda parte.
Abrazos.
Hola Carmen:
ResponderEliminarUna líneas más en la enorme contribución de Béjar a la historia de España.
Besos Carmen.